Uno de los peores azotes de la humanidad es eso de la moda. Pese a que la era moderna empezó y terminó hace siglos, la sofistería no termina nunca de afirmar que la moda es esto o lo otro obligándonos, simplemente, a que esclavicemos nuestro espíritu o vivamos como idiotas. Y nada escapa al sofisma, la ciencia como al consumismo.
Hace tiempo varios escritores latinoamericamos se quejaban reiteradamente que nuestros países no se incorporaron efectivamente a la civilización o la ciencia; con todo lo relativos que pueden ser algunos conceptos y conclusiones, no hay duda que, casi, casi, vivimos siempre tratando de subir al último vagón y nos jactamos de ello. Un argentino decía que nos hemos beneficiado del teléfono y la televisión, por ejemplo, pero nada hemos hecho para conocer su funcionamiento, es decir, nos hemos quedado en el disfrute pero no hemos ido al conocimiento de la tecnología.
Lo mismo podemos decir de la nanotecnología o ese arsenal atómico y nuclear que, en cualquier momento, puede arrasar la tierra; pero nada decimos de eso porque nos han negado su conocimiento. ¿Sabe usted cuántas bombas per cápita existen en el mudo? ¿Conoce su poder? ¿Sabe cuánta hambre o sufrimiento podrían mitigar esos gastos estúpidos? Aunque hay varios libros con esos datos estadísticos la gente no los lee o no quiere mirarlos porque la moda le obliga más bien a ver cómo huele, qué viste, cómo se intoxica y qué facilidad tiene para estupidizarse. Basta ver cómo algunos viven "ensimismados" con sus celulares o no saben qué hacer con ellos mientras mascan chicle, para darnos cuenta que la moda es la estulticia.
Llega a tanto que hasta es risible como cuando dos enamorados chatean por su celulares y son incapaces de decirse algo, estando uno al lado del otro. Lo que nos hace concluir que más que aprovecharnos de algún avance estamos perdiendo facultades o permitiendo que nos hagan más imbéciles. Si hace décadas atrás los investigadores de una universidad le preguntaban a una residente en cierta isla por qué se dirigía a un árbol para ponerse en contacto telepático con su marido y ella respondía que porque no tenía teléfono; imagínense ahora lo que podrían demostrar otras investigaciones y averiguaciones sobre el cientificismo, el consumismo y la estupidización.
Pero es la moda; ya no se puede hablar, incluso, de tal o cual libro o pintura o escultura sino que hay que hablar, para ser moderno, de las "lolas", por no llamarlas tetas, de la fulana de los pompis, por no llamarles culo, de la mengana o de la patada de burro del crack de turno.
La moda no incomoda, dice otro sofisma, y entre sofisma y sofisma vamos perdiendo la vida.
Reflexiones y noticias desde un ángulo absolutamente personal y que no compromete a nadie sino a mí mismo. Puede ser ampliado con fotografías sobre la actualidad; no siempre esas "importantes" sino de la vida cotidiana.
martes, 31 de diciembre de 2013
lunes, 30 de diciembre de 2013
MENÚ VARIADO
Hace pocos días hablábamos de "la clima" y cómo había cambiado que ya no podemos reconocer a la "llajta". Pues resulta que anoche, en una tormenta que se hizo sentir con rayos, truenos y demás elementos, cayó una granizada que, según unos, alcanzó a 20 cms., mientras otros afirman que a 50; sea cual sea la altura no hay que olvidar que estamos en verano y casi nunca veíamos no sólo granizo sino nevada como la que hizo presencia en las cumbres del Tunari ha pocos días. Por lo demás tener temperaturas o sensaciones que rozan los 12 o 13 grados es como para sospechar que alguien nos cambió de sitio.
Y así como el cambio climático, el calentamiento global o lo que fuera amenaza el ambiente, así también, más que como una promesa como una amenaza, los partidos y candidatos amagan con amargarnos el año desde el mismísimo 1 de enero.
De todas maneras seguramente tendremos un año movido no sólo porque han quedado cuestiones pendientes, como el tema de la restricción del consumo de alcohol los lunes, sino porque los vivos empiezan a alistar sus acciones para hacerse un lugarcito en las listas de candidatos de "movimientos sociales" o partidos y nada mejor que aparecer como que se puede mover masas.
El panorama en general no es halagüeño porque a la probable mejora en los niveles económicos le sigue este período preelectoral que no tiene nada que ver con la democracia sino más bien con el mercado y se introducirá en todos los resquicios sin otro ropaje que el desparpajo, la desvergüenza y la hipocresía.
Los separatistas ya aparecen como unionistas; los sectarios lo mismo, los demagogos como políticos y hasta filósofos y los lobos como corderos; cualquiera diría que la gente no les a a creer y no se dejará sorprender, pero es como esperar peras del olmo o que se congele el infierno.
Y, si acudimos al sentido común o a la razón, podemos preguntarnos, por ejemplo, ¿para qué sirven los gobiernos municipales? Porque tengan autonomía o no siguen siendo simples oficinas prebendales donde se puede negociar todo; desde la hipertrofia de la ciudad, hasta la explotación del mal llamado transporte público, pasando por una variedad de asuntos como el recojo de basuras, el negociado en las compras, la intervención del gobierno central para hacer obras, el aumento de los impuestos y las tasas sin que nadie pueda reclamar, el pago de dietas y otros beneficios a los que nada hacen o esa majadería de aparecer enfrentados entre oficialistas y opositores sin otra cosa que la duda de saber quién se lleva la corona de la estulticia.
Así estamos a fin de año y, con seguridad, seguiremos en el año que viene porque a nadie le interesa el bien común, la democracia o la ley o la inteligencia porque la inversión se ha hecho moda en el planeta donde en muchas partes ocurre lo mismo y no es ningún consuelo sino signo de alarma.
Y así como el cambio climático, el calentamiento global o lo que fuera amenaza el ambiente, así también, más que como una promesa como una amenaza, los partidos y candidatos amagan con amargarnos el año desde el mismísimo 1 de enero.
De todas maneras seguramente tendremos un año movido no sólo porque han quedado cuestiones pendientes, como el tema de la restricción del consumo de alcohol los lunes, sino porque los vivos empiezan a alistar sus acciones para hacerse un lugarcito en las listas de candidatos de "movimientos sociales" o partidos y nada mejor que aparecer como que se puede mover masas.
El panorama en general no es halagüeño porque a la probable mejora en los niveles económicos le sigue este período preelectoral que no tiene nada que ver con la democracia sino más bien con el mercado y se introducirá en todos los resquicios sin otro ropaje que el desparpajo, la desvergüenza y la hipocresía.
Los separatistas ya aparecen como unionistas; los sectarios lo mismo, los demagogos como políticos y hasta filósofos y los lobos como corderos; cualquiera diría que la gente no les a a creer y no se dejará sorprender, pero es como esperar peras del olmo o que se congele el infierno.
Y, si acudimos al sentido común o a la razón, podemos preguntarnos, por ejemplo, ¿para qué sirven los gobiernos municipales? Porque tengan autonomía o no siguen siendo simples oficinas prebendales donde se puede negociar todo; desde la hipertrofia de la ciudad, hasta la explotación del mal llamado transporte público, pasando por una variedad de asuntos como el recojo de basuras, el negociado en las compras, la intervención del gobierno central para hacer obras, el aumento de los impuestos y las tasas sin que nadie pueda reclamar, el pago de dietas y otros beneficios a los que nada hacen o esa majadería de aparecer enfrentados entre oficialistas y opositores sin otra cosa que la duda de saber quién se lleva la corona de la estulticia.
Así estamos a fin de año y, con seguridad, seguiremos en el año que viene porque a nadie le interesa el bien común, la democracia o la ley o la inteligencia porque la inversión se ha hecho moda en el planeta donde en muchas partes ocurre lo mismo y no es ningún consuelo sino signo de alarma.
domingo, 29 de diciembre de 2013
LA OBJETIVIDAD
Uno de los sofismas que más se usa en el mundo es eso de la objetividad. Cuando alguien no quiere escuchar lo que le dicen, hay que ser "objetivos"; cuando la realidad golpea a la ficción, hay que apegarse a la "objetividad". En los medios de comunicación se machaca mucho sobre el tema; pero la realidad es que son "objetivos" sólo cuando son sumisos a quien les financian directa o indirectamente; Don Demetrio Canelas decía que su diario era independiente pero no imparcial y era una forma de definir eso de la libertad de expresión que, forzosamente, tiene un punto de vista que es influenciado por varios factores y no una entelequia que se usa para defender la sumisión, la dependencia.
Los empleados del BM y el FMI asolaron parte de la tierra y entre sus "apóstoles" que plagaron el mundo los más sólo reclamaban objetividad, es decir, sumisión incondicional a unas fórmulas en las que, probablemente, ni ellos mismos creían porque nadie las había puesto a prueba y, además, contradecían el sentido común.
Cuando en un seminario al respecto se dijo tantos sofismas y mentiras descaradas sin que nadie se atreviera a contradecir nada por no aparecer como no objetivo; ya en el almuerzo pudimos aconsejar a quienes así actuaban y proclamaban que si querían ser fieles a su objetividad, empezaran por bajarse los pantalones a los que respondieron con muestras de fastidio pero nada más; nadie salió en defensa de su dignidad o, al menos, de sus pantalones.
Esta es la objetividad del cientificismo donde se trata de sustituir el clero religioso por uno cientificista y hasta se arman inquisiciones donde la verdad asume, teóricamente, su más elevado grado de objetividad, de verdad revelada, de indiscutible, cuando no de sagrada. Antepónganle el sentido común a cualquier cientificista y les reclamará que hay que ser "objetivos"; por eso es que se admira y sacraliza, la televisión, la radio, las computadoras, la cibernética, por mucho que quienes tienen su uso conozcan lo mínimo de su funcionamiento y, la mayor parte de las veces, ni eso.
Cuando la politiquería ha sustituido a la política es cuando quiso ser objetiva, es decir, práctica, útil para el usufructo, para la avaricia, para el sectarismo, porque hasta la democracia se ha convertido en algo "objetivo" aunque no alcance los suficientes votos para ser tal, por mucho que se diga en los reglamentos, en las leyes, en las supersticiones.
Y, a propósito, como la moral también se ha convertido en algo objetivo; ha firmado su propia acta de defunción.
Los empleados del BM y el FMI asolaron parte de la tierra y entre sus "apóstoles" que plagaron el mundo los más sólo reclamaban objetividad, es decir, sumisión incondicional a unas fórmulas en las que, probablemente, ni ellos mismos creían porque nadie las había puesto a prueba y, además, contradecían el sentido común.
Cuando en un seminario al respecto se dijo tantos sofismas y mentiras descaradas sin que nadie se atreviera a contradecir nada por no aparecer como no objetivo; ya en el almuerzo pudimos aconsejar a quienes así actuaban y proclamaban que si querían ser fieles a su objetividad, empezaran por bajarse los pantalones a los que respondieron con muestras de fastidio pero nada más; nadie salió en defensa de su dignidad o, al menos, de sus pantalones.
Esta es la objetividad del cientificismo donde se trata de sustituir el clero religioso por uno cientificista y hasta se arman inquisiciones donde la verdad asume, teóricamente, su más elevado grado de objetividad, de verdad revelada, de indiscutible, cuando no de sagrada. Antepónganle el sentido común a cualquier cientificista y les reclamará que hay que ser "objetivos"; por eso es que se admira y sacraliza, la televisión, la radio, las computadoras, la cibernética, por mucho que quienes tienen su uso conozcan lo mínimo de su funcionamiento y, la mayor parte de las veces, ni eso.
Cuando la politiquería ha sustituido a la política es cuando quiso ser objetiva, es decir, práctica, útil para el usufructo, para la avaricia, para el sectarismo, porque hasta la democracia se ha convertido en algo "objetivo" aunque no alcance los suficientes votos para ser tal, por mucho que se diga en los reglamentos, en las leyes, en las supersticiones.
Y, a propósito, como la moral también se ha convertido en algo objetivo; ha firmado su propia acta de defunción.
sábado, 28 de diciembre de 2013
EL GRAN CIRCO
No vamos a referirnos a esos centros de diversión donde los payasos, malabaristas, trapecistas o maromeros hacen reír a la gente, la inquietan y hasta atemorizan con sus audaces actos. No, el gran circo de hoy está en las transnacionales de "deportes" o espectáculo que se han convertido en verdaderos superpoderes, superestados o supraestados, que se han puesto fuera de la ley voluntariamente y por sus propios estatutos e intenciones.
La gente hoy se olvida del hambre, de la miseria, de la pobreza en general porque lo primero que hacen los pobres, antes de comprar una buena cama o hacer un pozo séptico es comprarse un televisor, una radio para sumergirse en la ficción, en la ilusión, en la evasión forzosa o voluntariamente aceptada.
Los jóvenes están pendientes de lo último para vestir, bailar, escuchar, ver o divertirse y mientras más hablan de rebeldía, de libertad, más se esclavizan; tanto, que la moda es drogarse o embriagarse de la forma más rápida y brutal posible. Es tenebroso hablar del "cocodrilo", en drogas, o de las enemas de alcohol que se promueven como diversión y modernidad.
Mientras tanto, otros están pendientes de su equipo de fútbol, de baloncesto o lo que fuera y pendientes también del balón de oro, de la bota de oro, del aro de campeón, de su personaje, su ídolo, su fetiche y no sólo de cómo juega en cancha sino también de cuánto gana, a quien ama, qué promueve en el comercio o dónde y con quien piensa ir de vacaciones.
Pese a que se nos repite y repite que la ciencia se ha convertido en el nuevo dios o ídolo que hay que adorar, nuestros sentidos son atosigados por arte de mal gusto, espectáculos que llegan a la pornografía no sólo por lo que muestran sino por lo que son y un cientificismo que tiene sus propios apóstoles, como manda su propia inquisición.
Este es el nuevo circo, el gran circo, que nos tiene atados a las pantallas de los televisores, a la audiencia de las radios, a las páginas de los diarios que, en mucho mayor porcentaje de lo que uno puede creer, se dedican al comercio que otra cosa y han dejado de informar, de orientar, de educar.
Y es precisamente ahí donde bailan, se contonean, se desnudan los ídolos de papel y de corcho y donde la gente les rinde tributo, adoración, sacrificio y donde pierde su propia conciencia, su realidad, su percepción del mundo.
El circo ha salido de las carpas y se ha sustituido por lo más soez del engaño; mientras los artistas circenses están en extinción o sobreviven apenas.
La gente hoy se olvida del hambre, de la miseria, de la pobreza en general porque lo primero que hacen los pobres, antes de comprar una buena cama o hacer un pozo séptico es comprarse un televisor, una radio para sumergirse en la ficción, en la ilusión, en la evasión forzosa o voluntariamente aceptada.
Los jóvenes están pendientes de lo último para vestir, bailar, escuchar, ver o divertirse y mientras más hablan de rebeldía, de libertad, más se esclavizan; tanto, que la moda es drogarse o embriagarse de la forma más rápida y brutal posible. Es tenebroso hablar del "cocodrilo", en drogas, o de las enemas de alcohol que se promueven como diversión y modernidad.
Mientras tanto, otros están pendientes de su equipo de fútbol, de baloncesto o lo que fuera y pendientes también del balón de oro, de la bota de oro, del aro de campeón, de su personaje, su ídolo, su fetiche y no sólo de cómo juega en cancha sino también de cuánto gana, a quien ama, qué promueve en el comercio o dónde y con quien piensa ir de vacaciones.
Pese a que se nos repite y repite que la ciencia se ha convertido en el nuevo dios o ídolo que hay que adorar, nuestros sentidos son atosigados por arte de mal gusto, espectáculos que llegan a la pornografía no sólo por lo que muestran sino por lo que son y un cientificismo que tiene sus propios apóstoles, como manda su propia inquisición.
Este es el nuevo circo, el gran circo, que nos tiene atados a las pantallas de los televisores, a la audiencia de las radios, a las páginas de los diarios que, en mucho mayor porcentaje de lo que uno puede creer, se dedican al comercio que otra cosa y han dejado de informar, de orientar, de educar.
Y es precisamente ahí donde bailan, se contonean, se desnudan los ídolos de papel y de corcho y donde la gente les rinde tributo, adoración, sacrificio y donde pierde su propia conciencia, su realidad, su percepción del mundo.
El circo ha salido de las carpas y se ha sustituido por lo más soez del engaño; mientras los artistas circenses están en extinción o sobreviven apenas.
viernes, 27 de diciembre de 2013
LA MAJADERÍA
Una de las características de este año y el anterior y el de más antes ha sido, sin duda, la majadería que aunque es más patente en eso que se hace llamar oposición, también está presente en el oficialismo.
Y es que eso de desgarrarse las vestiduras y echarse ceniza en la cara por el más nimio motivo o sin él u oponerse a todo con tal de oponerse; no es más que majadería que llega, incluso, a la designación de candidatos para las siguientes elecciones y que, en cierto modo, empieza diciendo: Detrás de mí.
En el oficialismo es majadería eso de insistir en lo de plurinacional o indígena-originario que, semántica o filosóficamentre, no se adecúan ni a la realidad ni al lenguaje; pero, además, están las "disertaciones" del vice en cualquier ocasión que se presente, para sorprender a sus oyentes con sofismas, eufemismos o nostalgias de regímenes que, al parecer, no sólo que no llega a comprenderlos sino que tampoco los asimila con la realidad. Como quienes lo escuchan o ignoran de qué está hablando o no tienen la oportunidad de contradecirle, pasa como catedrático.
Pero hay una majadería que no se percibe mucho y que ha demostrado tener efectos más profundos o nocivos: La intervención de las llamadas ONGs que lo mismo que aparecen hoy, dizque, conspirando contra el gobierno de Morales, ayer estuvieron metiendo sus narices donde nadie los llamó: La Constituyente, pues a ellas se deben las contradicciones, las confusiones, las ampulosidades, las pésimas interpretaciones de la realidad nacional y la imposición de modelos o recetas sobre derechos o lo que fuere que son la forma como se manejan estas instituciones en el ámbito mundial, se hagan llamar ambientalistas, de derechos o izquierdos humanos o de apoyo a la justicia, la policía o la perrera municipal. Si vemos y analizamos lo que está aconteciendo en el mundo no hay donde perderse y así como los papeles del BM o el FMI están ya más que descubiertos, hay muchísimas sospechas sobre el papel de las ONGs en el planeta a tal grado que, en determinado momento, en España, verbigracia, ni Médicos sin Fronteras se salvo del inventario negativo y hubo que hacer una revisión para rescatarla.
Poco se habla sobre esta realidad de dependencia, porque eso es, que imponen los organismos no gubernamentales porque dentro de ellos están los "analistas" y un sin fin de operadores que se reparten buena parte de la torra de sus presupuestos en salarios que no ganarían en ninguna parte por criticar la pobreza del país en que actúan y aparecen como salvadores.
La majadería se está convirtiendo en la cara de la politiquería y la única manera de erradicarla es descubriendo dónde y cómo actúa.
Y es que eso de desgarrarse las vestiduras y echarse ceniza en la cara por el más nimio motivo o sin él u oponerse a todo con tal de oponerse; no es más que majadería que llega, incluso, a la designación de candidatos para las siguientes elecciones y que, en cierto modo, empieza diciendo: Detrás de mí.
En el oficialismo es majadería eso de insistir en lo de plurinacional o indígena-originario que, semántica o filosóficamentre, no se adecúan ni a la realidad ni al lenguaje; pero, además, están las "disertaciones" del vice en cualquier ocasión que se presente, para sorprender a sus oyentes con sofismas, eufemismos o nostalgias de regímenes que, al parecer, no sólo que no llega a comprenderlos sino que tampoco los asimila con la realidad. Como quienes lo escuchan o ignoran de qué está hablando o no tienen la oportunidad de contradecirle, pasa como catedrático.
Pero hay una majadería que no se percibe mucho y que ha demostrado tener efectos más profundos o nocivos: La intervención de las llamadas ONGs que lo mismo que aparecen hoy, dizque, conspirando contra el gobierno de Morales, ayer estuvieron metiendo sus narices donde nadie los llamó: La Constituyente, pues a ellas se deben las contradicciones, las confusiones, las ampulosidades, las pésimas interpretaciones de la realidad nacional y la imposición de modelos o recetas sobre derechos o lo que fuere que son la forma como se manejan estas instituciones en el ámbito mundial, se hagan llamar ambientalistas, de derechos o izquierdos humanos o de apoyo a la justicia, la policía o la perrera municipal. Si vemos y analizamos lo que está aconteciendo en el mundo no hay donde perderse y así como los papeles del BM o el FMI están ya más que descubiertos, hay muchísimas sospechas sobre el papel de las ONGs en el planeta a tal grado que, en determinado momento, en España, verbigracia, ni Médicos sin Fronteras se salvo del inventario negativo y hubo que hacer una revisión para rescatarla.
Poco se habla sobre esta realidad de dependencia, porque eso es, que imponen los organismos no gubernamentales porque dentro de ellos están los "analistas" y un sin fin de operadores que se reparten buena parte de la torra de sus presupuestos en salarios que no ganarían en ninguna parte por criticar la pobreza del país en que actúan y aparecen como salvadores.
La majadería se está convirtiendo en la cara de la politiquería y la única manera de erradicarla es descubriendo dónde y cómo actúa.
jueves, 26 de diciembre de 2013
EL ABSTENCIONISMO
Una vez más la oligarquía chilena vuelve a la carga con sus engaños en la cuestión marítima que reivindica Bolivia; que no ha ofrecido nada, que no va a ceder soberanía y otras estulticias.
Se dice que esa será la posición oficial del nuevo gobierno de la Bachelet. ¿Pero qué puede significar con el poco número de votos que le han dado un mandato, legal sí, pero no legítimo.
El tema es que este abstencionismo se puede contagiar en nuestro territorio, pese a que todos tenemos la obligación de ir a las urnas, no sólo por lo que dice la ley sino por compromiso, por responsabilidad con la patria y la sociedad.
Hay que dejar completamente de lado eso de "yo no soy político", "yo no recibo nada del gobierno" o "yo vivo de mi trabajo". Porque esos son los sofismas que han condicionado que la politiquería, el abuso, la corrupción se hayan asentado firmemente y tengamos las consecuencias que tenemos: Pobreza, marginación, inseguridad y, en general, frustración.
En unos días más vamos a entrar, oficialmente, en el año electoral y no sólo hay que exigir a los candidatos que muestren sus propuestas programáticas, ideológicas, filosóficas y dejen de lado tanto la demagogia como la soberbia. Que los que han estado empujando el carro del separatismo, tengan el coraje de decirnos por qué; que los que gobiernan nos digan y aclaren qué es eso de plurinacional o indígena-originario o esas lucubraciones sobre doctrinas muertas como el marxismo o el o trotskismo.
No se trata de nombres sino de hombres; ya no se puede esconder más que lo que llevó al poder a Morales no sólo fue la ausencia de competidores sino la decadencia del partidismo; que si las ONGs hicieron su labor fue desde la derecha como de la izquierda, desde el oficialismo como de la oposición, por el salario y no por otra cosa y ya no vale desgarrarse las vestiduras ahora que nos duele esto o lo otro.
Pero es el ciudadano común el que más debe responder; exigiendo a los candidatos y haciendo valer su voto así sea blanco, nulo, pifiado o confiado. Lo que ya no podemos seguir soportando es que sigan sembrando nabos en nuestras espaldas diciendo que lo hacen bien o que todo está mal. Que los candidatos muestren no sólo que no son inmoralmente financiados sino que piensan y que sienten.
Ojalá el abstencionismo no nuble el porvenir; pero para que ello sucede depende más de nosotros que de ellos.
Se dice que esa será la posición oficial del nuevo gobierno de la Bachelet. ¿Pero qué puede significar con el poco número de votos que le han dado un mandato, legal sí, pero no legítimo.
El tema es que este abstencionismo se puede contagiar en nuestro territorio, pese a que todos tenemos la obligación de ir a las urnas, no sólo por lo que dice la ley sino por compromiso, por responsabilidad con la patria y la sociedad.
Hay que dejar completamente de lado eso de "yo no soy político", "yo no recibo nada del gobierno" o "yo vivo de mi trabajo". Porque esos son los sofismas que han condicionado que la politiquería, el abuso, la corrupción se hayan asentado firmemente y tengamos las consecuencias que tenemos: Pobreza, marginación, inseguridad y, en general, frustración.
En unos días más vamos a entrar, oficialmente, en el año electoral y no sólo hay que exigir a los candidatos que muestren sus propuestas programáticas, ideológicas, filosóficas y dejen de lado tanto la demagogia como la soberbia. Que los que han estado empujando el carro del separatismo, tengan el coraje de decirnos por qué; que los que gobiernan nos digan y aclaren qué es eso de plurinacional o indígena-originario o esas lucubraciones sobre doctrinas muertas como el marxismo o el o trotskismo.
No se trata de nombres sino de hombres; ya no se puede esconder más que lo que llevó al poder a Morales no sólo fue la ausencia de competidores sino la decadencia del partidismo; que si las ONGs hicieron su labor fue desde la derecha como de la izquierda, desde el oficialismo como de la oposición, por el salario y no por otra cosa y ya no vale desgarrarse las vestiduras ahora que nos duele esto o lo otro.
Pero es el ciudadano común el que más debe responder; exigiendo a los candidatos y haciendo valer su voto así sea blanco, nulo, pifiado o confiado. Lo que ya no podemos seguir soportando es que sigan sembrando nabos en nuestras espaldas diciendo que lo hacen bien o que todo está mal. Que los candidatos muestren no sólo que no son inmoralmente financiados sino que piensan y que sienten.
Ojalá el abstencionismo no nuble el porvenir; pero para que ello sucede depende más de nosotros que de ellos.
miércoles, 25 de diciembre de 2013
V. H. VISCARRA
Cuando recordábamos las viejas navidades y, al ver el comercio de libros, recordamos también a Víctor Hugo, cuya producción se está vendiendo bien en estos días pues aumenta la cantidad de gente que quiere conocer sus escritos. No sabemos quienes están haciendo el negocio y, seguramente, tampoco a él le importa porque se ha repetido muchas veces en la historia que se alcanza la fama sólo después de morir.
Era un tipo especial "el marginal"; cuando llegaba a esta ciudad acostumbrara decir por teléfono: "Eh, maleante, ya estoy aquí, nos vemos en tal parte dentro de tantos minutos" y había que ir a su encuentro para, luego del abrazo, espetar: ¿Dónde me vas a llevar a comer? o ¿dónde vamos a tomar unas chichas o una cervezas? Así era, vivía al día, sin preocuparse por el pasado ni por el futuro y si, alguna vez, llegaba para vender su última producción, aparte de la obligación de comprarla, había que acompañarlo a gastar lo recaudado que no guardaba nada. Y cuando en raid por los "bajos fondos" con él como cicerone, bastaba un: "es mi amigo", para tener asegurada la protección y los tragos.
Tenía varias demandas judiciales en los estrados de La Paz que sorteaba con gran indiferencia pues, como no tenía domicilio conocido, era difícil ubicarlo para las notificaciones o sus comparecencias ante el juez y, además, decía, estaba ante la justicia ordinaria, es decir, de baja calidad y no temía las reacciones de quienes pensaban que debían enjuiciarlo por difamación o calumnias pues se habían visto retratados o nombrados en algunas de las muchas páginas que escribía en hojitas sueltas de cuaderno o uno ajado que siempre llevaba consigo y que luego trasladaba a la imprenta.
Sabía que iba a morir joven y casi tenía asegurada la cuestión por su estilo de vida que no pensaba cambiar ni tenía voluntad para hacerlo, como no pensaba recurrir al "cementerio de los elefantes" que nos descubrió y que todavía debe existir; no era de los que expresaban: nunca más. Y, como él, hubieron y todavía deben haber muchos como cierto ex cantor de una prestigiosa orquesta paceña que ha hecho su vivienda, por lo menos hasta hace un tiempo, bajo los puentes de Cochabamba o un buen pintor de acuarela que murió al pie del cañón, como se suele decir.
Víctor Hugo tuvo el empeño de demostrarnos que, pese a nuestra ceguera conveniente, existe un submundo que habita junto a nosotros y que está ahí; tal vez, no a la espera de soluciones o de atención sino simplemente como un estilo de vida, de mirar las cosas y hacerse a un costado para no complicarse con la potiquería que nos ofrece el cielo y el paraíso o las preocupaciones humanas, demasiado humanas, que nos fatigan en el diario vivir.
Hoy su producción es más fácil de conocerla y donde quiera que esté debe estar escribiendo en su cuadernito doblado, con un lapiz ya gastado o un bolígrafo "decomisado" ipso facto y cuídense santos o demonios porque era particularmente iconoclasta en su modo de escribir como de portarse frente a los que tuvimos la suerte de conocerlo y compartir algunas horas con él que, como decía cierta vez en las oficinas de un diario donde trabajábamos, le estaba "dando de comer" al eventual entrevistador de los reportajes que tuvo a bien aceptar.
¿Se le puede desear paz en su tumba? ¿Alguien sabe dónde está? ¿Le importará que lo recordemos o que estén haciendo buen negocio con su producción? Cosas de la vida.
Era un tipo especial "el marginal"; cuando llegaba a esta ciudad acostumbrara decir por teléfono: "Eh, maleante, ya estoy aquí, nos vemos en tal parte dentro de tantos minutos" y había que ir a su encuentro para, luego del abrazo, espetar: ¿Dónde me vas a llevar a comer? o ¿dónde vamos a tomar unas chichas o una cervezas? Así era, vivía al día, sin preocuparse por el pasado ni por el futuro y si, alguna vez, llegaba para vender su última producción, aparte de la obligación de comprarla, había que acompañarlo a gastar lo recaudado que no guardaba nada. Y cuando en raid por los "bajos fondos" con él como cicerone, bastaba un: "es mi amigo", para tener asegurada la protección y los tragos.
Tenía varias demandas judiciales en los estrados de La Paz que sorteaba con gran indiferencia pues, como no tenía domicilio conocido, era difícil ubicarlo para las notificaciones o sus comparecencias ante el juez y, además, decía, estaba ante la justicia ordinaria, es decir, de baja calidad y no temía las reacciones de quienes pensaban que debían enjuiciarlo por difamación o calumnias pues se habían visto retratados o nombrados en algunas de las muchas páginas que escribía en hojitas sueltas de cuaderno o uno ajado que siempre llevaba consigo y que luego trasladaba a la imprenta.
Sabía que iba a morir joven y casi tenía asegurada la cuestión por su estilo de vida que no pensaba cambiar ni tenía voluntad para hacerlo, como no pensaba recurrir al "cementerio de los elefantes" que nos descubrió y que todavía debe existir; no era de los que expresaban: nunca más. Y, como él, hubieron y todavía deben haber muchos como cierto ex cantor de una prestigiosa orquesta paceña que ha hecho su vivienda, por lo menos hasta hace un tiempo, bajo los puentes de Cochabamba o un buen pintor de acuarela que murió al pie del cañón, como se suele decir.
Víctor Hugo tuvo el empeño de demostrarnos que, pese a nuestra ceguera conveniente, existe un submundo que habita junto a nosotros y que está ahí; tal vez, no a la espera de soluciones o de atención sino simplemente como un estilo de vida, de mirar las cosas y hacerse a un costado para no complicarse con la potiquería que nos ofrece el cielo y el paraíso o las preocupaciones humanas, demasiado humanas, que nos fatigan en el diario vivir.
Hoy su producción es más fácil de conocerla y donde quiera que esté debe estar escribiendo en su cuadernito doblado, con un lapiz ya gastado o un bolígrafo "decomisado" ipso facto y cuídense santos o demonios porque era particularmente iconoclasta en su modo de escribir como de portarse frente a los que tuvimos la suerte de conocerlo y compartir algunas horas con él que, como decía cierta vez en las oficinas de un diario donde trabajábamos, le estaba "dando de comer" al eventual entrevistador de los reportajes que tuvo a bien aceptar.
¿Se le puede desear paz en su tumba? ¿Alguien sabe dónde está? ¿Le importará que lo recordemos o que estén haciendo buen negocio con su producción? Cosas de la vida.
martes, 24 de diciembre de 2013
SAUDADE DE NATAL
Cuando un sobrino expresó su insatisfacción por no encontrar una definición de saudade, nos recordó aquellos versos que dicen: "Saudade, sombra fantasma/ algo de nos que alguien leva/ algo de alguien que en nos fica" y, paralelamente, nos descubrió lo que sentimos por la Navidad
Porque ha quedado en eso: En saudade. Y no por los regalos sino más bien por la obligación de ofrecerlos o recibirlos, que han desplazado el verdadero espíritu de la Navidad, de las tradiciones y las costumbres reemplazándolas con hasta obscenos actos de caridad que se difunden por la televisión como propaganda y con un estilo consumista que ha falsificado la emoción.
¿Qué esperábamos los niños de antes de la Navidad? No era el regalo solamente sino algo más; la picana, los buñuelos, los pasteles, el chocolate, los villancicos, la adoración frente al pesebre, las rondas, los zapateos, en fin, la alegría que desprendía espontáneamente la fecha sin obligación de ninguna clase.
Hoy, si no hay regalos no hay navidad; si no hay pavo, no hay noche buena, si no hay el árbol de plástico o de lo que sea, no hay celebración; si no está papa noel no hay nacimiento, si no hay lucecitas de colores, todo es negro.
Y la culpa la tenemos todos; desde los curas hasta los creyentes porque nos hemos dejado llevar por el mercado, la moda y la estulticia en general. Especialmente por esta última porque lo hemos sustituido todo por nada, de la espiritualidad hemos hecho materialismo, de la fe superstición, de la doctrina chabacanería, de la tradición soez consumo.
Ya no hay la Navidad, así, con mayúscula, seamos creyentes o no, aceptemos que Jesús era el hijo de Dios o no, aceptemos que era el producto de una madre virgen o no. Sólo queda saudade, nostalgia, recuerdo de otros días, no por el paso de los años sino por las pérdidas espirituales o las perfidias del consumismo.
La navidad tiene precio; que va inserto o implícito en el regalo mismo y que hasta los más pequeños saben reconocerlo y es causa de desazón o falta de sosiego del que lo da. Hace años se mostraba la imagen de un niño furioso ante su regalo, ropa, y con toda la bronca por no haber recibido un juguete; hoy seguramente son muchos más los frustrados por muy costosos que sean sus presentes porque también a ellos empieza a afectarlos esa saudade de Natal que tomamos prestado del portugués para enviarles un saludo en recuerdo y nostalgia de otros tiempos.
Porque ha quedado en eso: En saudade. Y no por los regalos sino más bien por la obligación de ofrecerlos o recibirlos, que han desplazado el verdadero espíritu de la Navidad, de las tradiciones y las costumbres reemplazándolas con hasta obscenos actos de caridad que se difunden por la televisión como propaganda y con un estilo consumista que ha falsificado la emoción.
¿Qué esperábamos los niños de antes de la Navidad? No era el regalo solamente sino algo más; la picana, los buñuelos, los pasteles, el chocolate, los villancicos, la adoración frente al pesebre, las rondas, los zapateos, en fin, la alegría que desprendía espontáneamente la fecha sin obligación de ninguna clase.
Hoy, si no hay regalos no hay navidad; si no hay pavo, no hay noche buena, si no hay el árbol de plástico o de lo que sea, no hay celebración; si no está papa noel no hay nacimiento, si no hay lucecitas de colores, todo es negro.
Y la culpa la tenemos todos; desde los curas hasta los creyentes porque nos hemos dejado llevar por el mercado, la moda y la estulticia en general. Especialmente por esta última porque lo hemos sustituido todo por nada, de la espiritualidad hemos hecho materialismo, de la fe superstición, de la doctrina chabacanería, de la tradición soez consumo.
Ya no hay la Navidad, así, con mayúscula, seamos creyentes o no, aceptemos que Jesús era el hijo de Dios o no, aceptemos que era el producto de una madre virgen o no. Sólo queda saudade, nostalgia, recuerdo de otros días, no por el paso de los años sino por las pérdidas espirituales o las perfidias del consumismo.
La navidad tiene precio; que va inserto o implícito en el regalo mismo y que hasta los más pequeños saben reconocerlo y es causa de desazón o falta de sosiego del que lo da. Hace años se mostraba la imagen de un niño furioso ante su regalo, ropa, y con toda la bronca por no haber recibido un juguete; hoy seguramente son muchos más los frustrados por muy costosos que sean sus presentes porque también a ellos empieza a afectarlos esa saudade de Natal que tomamos prestado del portugués para enviarles un saludo en recuerdo y nostalgia de otros tiempos.
lunes, 23 de diciembre de 2013
VIAJE A ORURO
El pasado fin de semana estuvimos en Oruro con el fin de cumplir compromisos sociales y es bueno hacer algunos comentarios en torno a la ciudad, no al viaje, aunque también en cuanto al traslado mismo. De Cochabamba a Oruro, uno tarda más en caminatas dentro del aeropuerto, corretajes del avión y otras fatigas porque el vuelo real se reduce a 18 minutos que se usan en cruzar la cordillera o parte de ella. Llegados al Juan Mendoza lo primero que tuvimos que enfrentar es el capricho y abuso de los taxistas que, por el conflicto que hay entre explotadores y usuarios, ante la indiferencia de las autoridades, hacen lo que les viene en gana y cobran su servicio más caro que en otras ciudades del mundo, incluidas algunas bolivianas.
El tema mismo, como en otras ciudades, tiene su gran componente de politiquería que divide a los ciudadanos; mientras unos afirman que la culpa es del gobierno central porque el ministro fulano o zutano no dice nada; otros, con más inteligencia, apuntan que es una lamentable irresponsabilidad y omisión de las autoridades comunales que no supieron, en su momento, dar solución al problema y que salen por peteneras al autorizar un pasaje de 1,40 Bs. que, en los hechos será del 1,50 que impusieron los "choferes" porque muy pocos, o ninguno, devolverá los 10 centavos, como sucede en Cochabamba por la misma estulticia de los burócratas ediles, aunque no sea correcta la referencia.
Como se puede ver, el ciudadano de a pie o engañado por la politiquería no es sino la víctima de las conveniencias y negociaciones entre militantes de determinado partido y los explotadores del transporte público que hace mucho que tienen partido aunque no tengan ni sigla ni símbolos porque se acomodan fácilmente a demócratas o tiranos y se han acostumbrado a vivir al margen de la ley; no sólo porque la desconocen sino que mantienen una serie de beneficios de antiguo que no quieren perder para seguir sembrando nabos en las espaldas de todos. El retorno, en bus, lo comentaremos después.
En cuanto a la ciudad misma y el poco tiempo que tuvimos para caminar por sus calles, es lamentable lo que se percibe, lo que se ve claramente y no se puede desmentir ni con declaraciones chauvinistas ni con amenazas de juicio sobre lo que fuera; porque está ahí: contundente, indesmentible y que nos hace sospechar o demasiada irresponsabilidad y omisión o que se ha perdido la creatividad, la inteligencia. Pero será mejor hacerlo en otras oportunidades.
El tema mismo, como en otras ciudades, tiene su gran componente de politiquería que divide a los ciudadanos; mientras unos afirman que la culpa es del gobierno central porque el ministro fulano o zutano no dice nada; otros, con más inteligencia, apuntan que es una lamentable irresponsabilidad y omisión de las autoridades comunales que no supieron, en su momento, dar solución al problema y que salen por peteneras al autorizar un pasaje de 1,40 Bs. que, en los hechos será del 1,50 que impusieron los "choferes" porque muy pocos, o ninguno, devolverá los 10 centavos, como sucede en Cochabamba por la misma estulticia de los burócratas ediles, aunque no sea correcta la referencia.
Como se puede ver, el ciudadano de a pie o engañado por la politiquería no es sino la víctima de las conveniencias y negociaciones entre militantes de determinado partido y los explotadores del transporte público que hace mucho que tienen partido aunque no tengan ni sigla ni símbolos porque se acomodan fácilmente a demócratas o tiranos y se han acostumbrado a vivir al margen de la ley; no sólo porque la desconocen sino que mantienen una serie de beneficios de antiguo que no quieren perder para seguir sembrando nabos en las espaldas de todos. El retorno, en bus, lo comentaremos después.
En cuanto a la ciudad misma y el poco tiempo que tuvimos para caminar por sus calles, es lamentable lo que se percibe, lo que se ve claramente y no se puede desmentir ni con declaraciones chauvinistas ni con amenazas de juicio sobre lo que fuera; porque está ahí: contundente, indesmentible y que nos hace sospechar o demasiada irresponsabilidad y omisión o que se ha perdido la creatividad, la inteligencia. Pero será mejor hacerlo en otras oportunidades.
sábado, 21 de diciembre de 2013
EL SATÉLITE
El acontecimiento de ayer fue el satélite Tupac Katari que dio pié a toda clase de especulaciones e ingenuidades o inocentadas. Mientras algunos se desgarraban las vestiduras porque habiendo tantos pobres no se puede gastar millones en un artefacto que está a miles de kilómetros de la tierra y no saben para qué sirve; otros, no pudieron dejar al lado ciertas susceptibilidades o temores y alguna dijo que se sentía feliz; pero que ojalá no se nuble el cielo.
La cuestión es que el gasto está hecho y no depende tanto del satélite mismo lo útil o inútil que pueda ser sino de lo que se haga en la tierra pues, paralelamente, se debe poner en marcha toda una infraestructura que haga posible sacar el mayor beneficio de la comunicación satelital y no es cierto que, por ejemplo, la velocidad o el costo del internet suba y baje, precisamente, porque las obras de la tierra no lo permiten, es decir, la fibra óptica que se usa para la transmisión y que, además, no está en nuestras manos.
Que se va a mejorar la información en general, no sólo la periodística, es cierto; pero si se instala todo lo que sea necesario para que personas comunes y autoridades puedan acceder a los servicios y ello no sólo requiere aparatos y energía sino también conocimiento. Si hiciésemos un inventario en el mundo sobre el uso de la nueva tecnología de la comunicación no hay duda que nos encontraríamos que la subutilizamos para cosas tan superficiales como "chatear", mandar mensajes de texto ramplones o buscar lo que dijo o no dijo cierto personaje más fugaz que la espuma de la mala cerveza.
Pero de verdadera información, de ciencia, aunque sea de cientificismo, la búsqueda es escasa, lo mismo que de arte o de filosofía, para sólo citar algunas importantes que no tienen el lugar que les corresponde porque la propia tecnología nos envuelve en el consumismo más que en la explotación de sus ventajas.
Hace muchísimo tiempo, verbigracia, que hay quienes postulan que los museos, las bibliotecas, los laboratorios debieran poner al alcance de todos los usuarios del mundo lo que poseen; pero siempre se han alzado obstáculos porque también la tecnología está sumergida en la economía de mercado que, como sabemos, responde a todo menos al mercado.
Que el satélite ya está allá, que hay que esperar que funcione eficazmente, es lo de menos; ahora corresponde empezar o continuar trabajar en la tierra para que no sea un elefante blanco volando y no sólo depende de las autoridades sino también de nosotros.
La cuestión es que el gasto está hecho y no depende tanto del satélite mismo lo útil o inútil que pueda ser sino de lo que se haga en la tierra pues, paralelamente, se debe poner en marcha toda una infraestructura que haga posible sacar el mayor beneficio de la comunicación satelital y no es cierto que, por ejemplo, la velocidad o el costo del internet suba y baje, precisamente, porque las obras de la tierra no lo permiten, es decir, la fibra óptica que se usa para la transmisión y que, además, no está en nuestras manos.
Que se va a mejorar la información en general, no sólo la periodística, es cierto; pero si se instala todo lo que sea necesario para que personas comunes y autoridades puedan acceder a los servicios y ello no sólo requiere aparatos y energía sino también conocimiento. Si hiciésemos un inventario en el mundo sobre el uso de la nueva tecnología de la comunicación no hay duda que nos encontraríamos que la subutilizamos para cosas tan superficiales como "chatear", mandar mensajes de texto ramplones o buscar lo que dijo o no dijo cierto personaje más fugaz que la espuma de la mala cerveza.
Pero de verdadera información, de ciencia, aunque sea de cientificismo, la búsqueda es escasa, lo mismo que de arte o de filosofía, para sólo citar algunas importantes que no tienen el lugar que les corresponde porque la propia tecnología nos envuelve en el consumismo más que en la explotación de sus ventajas.
Hace muchísimo tiempo, verbigracia, que hay quienes postulan que los museos, las bibliotecas, los laboratorios debieran poner al alcance de todos los usuarios del mundo lo que poseen; pero siempre se han alzado obstáculos porque también la tecnología está sumergida en la economía de mercado que, como sabemos, responde a todo menos al mercado.
Que el satélite ya está allá, que hay que esperar que funcione eficazmente, es lo de menos; ahora corresponde empezar o continuar trabajar en la tierra para que no sea un elefante blanco volando y no sólo depende de las autoridades sino también de nosotros.
viernes, 20 de diciembre de 2013
"LA CLIMA"
Estamos a horas de entrar en el verano y el frío se hace sentir. Ya no hay más "la clima", como se referían los cochabambinos a ese ambiente de una media de 18 grados centígrados que se mantenía casi todo el año; ayer nomás la temperatura mínima, o al menos la sensación térmica, era de alrededor de 14 o 15 grados, que sólo se conocía, antes, cuando el frío era un azote inesperado.
Además, las inundaciones están causando pérdidas y desgracias que se podían haber previsto; pero que es también una tónica de las autoridades el no hacerlo; como si fuera insuficiente, los trabajos para una "plaza de comidas", que reemplazará los puestos precarios donde se sirven una variedad de sandwiches y comida chatarra, avanzan ante la indiferencia o el estupor de quienes ven cómo se pierde el espíritu del valle, la identidad, la característica de habitantes de estos sitios que se preciaban de saber comer y divertirse. Hoy ya no; la comida chatarra invade puestos callejeros y hasta restaurantes "de lujo" y sólo en determinados lugares se puede hallar una buena "chanka" de conejo, un picante de gallina o un chicharrón suculento; el pollo de granja, las "broasterías", las pastas italianas, las hamburguesas o variedades de lo mismo, son lo corriente. Ya no hay "gourmets", "gourmands" o, incluso, sibaritas; hay comelones y se acabó. Y, para divertirse, se acude a locales donde la contaminación acústica deprime el cerebro o se busca la embriaguez rápida y brutal por el consumo de toda clase de tragos a cual más nocivos. Si por estas latitudes alguien trajera la nueva droga que está haciendo estragos en Rusia, sólo por imitar, ya tendríamos varios adeptos.
No es pues sólo el cambio climático o la capa de ozono o el aumento del dióxido de carbono sino algo más que está introduciendo factores de incertidumbre en la sociedad y el futuro regional y nacional porque no es sólo "la clima" que se ha perdido sino que se va perdiendo la identidad en beneficio del simple consumismo o la imitación.
Si solicitáramos la opinión de algunas personas entendidas seguramente nos dirían que es la educación que ha fracasado y fracasa permanentemente y debe ser así porque también en el comportamiento de la gente se ve; especialmente los jóvenes sean los de la universidad o los que pasan frente a ella o se dicen rebeldes.
Si el frío se puede contrarrestar con más mantas; ¿cómo contrarrestar los otros efectos negativos?
Además, las inundaciones están causando pérdidas y desgracias que se podían haber previsto; pero que es también una tónica de las autoridades el no hacerlo; como si fuera insuficiente, los trabajos para una "plaza de comidas", que reemplazará los puestos precarios donde se sirven una variedad de sandwiches y comida chatarra, avanzan ante la indiferencia o el estupor de quienes ven cómo se pierde el espíritu del valle, la identidad, la característica de habitantes de estos sitios que se preciaban de saber comer y divertirse. Hoy ya no; la comida chatarra invade puestos callejeros y hasta restaurantes "de lujo" y sólo en determinados lugares se puede hallar una buena "chanka" de conejo, un picante de gallina o un chicharrón suculento; el pollo de granja, las "broasterías", las pastas italianas, las hamburguesas o variedades de lo mismo, son lo corriente. Ya no hay "gourmets", "gourmands" o, incluso, sibaritas; hay comelones y se acabó. Y, para divertirse, se acude a locales donde la contaminación acústica deprime el cerebro o se busca la embriaguez rápida y brutal por el consumo de toda clase de tragos a cual más nocivos. Si por estas latitudes alguien trajera la nueva droga que está haciendo estragos en Rusia, sólo por imitar, ya tendríamos varios adeptos.
No es pues sólo el cambio climático o la capa de ozono o el aumento del dióxido de carbono sino algo más que está introduciendo factores de incertidumbre en la sociedad y el futuro regional y nacional porque no es sólo "la clima" que se ha perdido sino que se va perdiendo la identidad en beneficio del simple consumismo o la imitación.
Si solicitáramos la opinión de algunas personas entendidas seguramente nos dirían que es la educación que ha fracasado y fracasa permanentemente y debe ser así porque también en el comportamiento de la gente se ve; especialmente los jóvenes sean los de la universidad o los que pasan frente a ella o se dicen rebeldes.
Si el frío se puede contrarrestar con más mantas; ¿cómo contrarrestar los otros efectos negativos?
jueves, 19 de diciembre de 2013
ABSURDOS Y COTIDIANOS
La fuga del judío norteamericano, haya o no intervenido la CIA, no sólo nos pone en ridículo sino que destapa una serie de absurdos que se dan todos los días y los vemos como algo normal.
Según la CPE todos tenemos derecho a la identidad y, por lo tanto, a hacerla valer; pero acérquese a una institución pública o privada para hacer un nimio trámite y lo primero que le exigen es que presente su cédula de identidad y fotocopias de ella. ¿Dónde queda aquello, aunque se diga que es exagerado, de presumir la inocencia del individuo mientras no se pruebe lo contrario?
Ahora, si se trata de pagar tributos tampoco hay equidad, igualdad pues los explotadores del transporte privado, que funciona como público, no lo hacen y tienen una serie de ventajas que hacen patente la discriminación, igual que los cocaleros o los autodenominados "cooperativistas" que son los nuevos barones de las minas.
Y, como no puede ser de otra manera, donde también se ve esta discriminación y autoritarismo es en los partidos de la politiquería nacional donde, verbigracia, uno de los militantes del candidato Doria Medina ha sido despedido y expulsado por éste en desconocimiento total de la democracia y los derechos individuales; lo mismo que, en el ámbito internacional, ha advertido la Canciller alemana a sus aliados: "las decisiones las tomo yo".
Ni para qué hablar de los monumentos al absurdo que escuchamos en la televisión o la radio o se deslizan hasta en los impresos; desde el recojo del cadáver muerto de una persona hasta las cintas de la caja negra de un avión siniestrado que fueron "lecturadas" en el Brasil, hay un amplio y copioso muestrario de cómo no deben ser los españoles los que peor hablan el idioma, como afirmaba Gracian hace varios siglos atrás, sino los que lo hemos adoptado pero no logramos adaptarlo.
Tan absurda es la realidad que tenemos un transporte público en manos de unos pocos explotadores que se aferran a una serie interminable de beneficios; pero ellos mismos los burlan a sus explotados: sus colegas choferes. O el comercio que está en manos de contrabandistas, piratas o lavadores que han hecho de la Universidad un mito porque ya no garantiza nada a nadie y porque es mejor dedicarse a "minorista", "gremialista" o cualquiera de esos eufemismos que se usan para esconder la economía informal e ilegal, que tratar de vivir de un título.
Y, y como si no fuera suficiente, tenemos burocracias administrativas de todo tipo; pero se quedan en eso: la burocracia, porque no cumplen sus funciones gubernamentales y, es más, negocian con todo y por todo so capa de democracia, de predisposición al diálogo o lo que fuere.
Si quisiésemos escribir una antología de todos los absurdos que vivimos diariamente en el país y el mundo no abastecería la producción actual de papel ni el tiempo de varias vidas porque el trabajo es de colosos que, nada raro, se dejen llevar también por al absurdo como eso de escribir la historia.
Según la CPE todos tenemos derecho a la identidad y, por lo tanto, a hacerla valer; pero acérquese a una institución pública o privada para hacer un nimio trámite y lo primero que le exigen es que presente su cédula de identidad y fotocopias de ella. ¿Dónde queda aquello, aunque se diga que es exagerado, de presumir la inocencia del individuo mientras no se pruebe lo contrario?
Ahora, si se trata de pagar tributos tampoco hay equidad, igualdad pues los explotadores del transporte privado, que funciona como público, no lo hacen y tienen una serie de ventajas que hacen patente la discriminación, igual que los cocaleros o los autodenominados "cooperativistas" que son los nuevos barones de las minas.
Y, como no puede ser de otra manera, donde también se ve esta discriminación y autoritarismo es en los partidos de la politiquería nacional donde, verbigracia, uno de los militantes del candidato Doria Medina ha sido despedido y expulsado por éste en desconocimiento total de la democracia y los derechos individuales; lo mismo que, en el ámbito internacional, ha advertido la Canciller alemana a sus aliados: "las decisiones las tomo yo".
Ni para qué hablar de los monumentos al absurdo que escuchamos en la televisión o la radio o se deslizan hasta en los impresos; desde el recojo del cadáver muerto de una persona hasta las cintas de la caja negra de un avión siniestrado que fueron "lecturadas" en el Brasil, hay un amplio y copioso muestrario de cómo no deben ser los españoles los que peor hablan el idioma, como afirmaba Gracian hace varios siglos atrás, sino los que lo hemos adoptado pero no logramos adaptarlo.
Tan absurda es la realidad que tenemos un transporte público en manos de unos pocos explotadores que se aferran a una serie interminable de beneficios; pero ellos mismos los burlan a sus explotados: sus colegas choferes. O el comercio que está en manos de contrabandistas, piratas o lavadores que han hecho de la Universidad un mito porque ya no garantiza nada a nadie y porque es mejor dedicarse a "minorista", "gremialista" o cualquiera de esos eufemismos que se usan para esconder la economía informal e ilegal, que tratar de vivir de un título.
Y, y como si no fuera suficiente, tenemos burocracias administrativas de todo tipo; pero se quedan en eso: la burocracia, porque no cumplen sus funciones gubernamentales y, es más, negocian con todo y por todo so capa de democracia, de predisposición al diálogo o lo que fuere.
Si quisiésemos escribir una antología de todos los absurdos que vivimos diariamente en el país y el mundo no abastecería la producción actual de papel ni el tiempo de varias vidas porque el trabajo es de colosos que, nada raro, se dejen llevar también por al absurdo como eso de escribir la historia.
miércoles, 18 de diciembre de 2013
ELECCIONES EN CHILE
La última cita en las urnas en Chile nos deja varias sensaciones. En primer lugar, y fuera de las simpatías o antipatías por Bachelet, la incertidumbre es real porque puede dar paso a muchas cosas: La frustración por la democracia de mercado en varios países, el sectarismo o partidismo que continúa sin que pareciera que fue la causa de la defenestración de la "clase política", la posibilidad de retorno a regímenes no constitucionales, por las causas anteriores, y, en el caso chileno, la estabilidad y permanencia de la oligarquía de ese país en el poder, pese a los aparentes cambios en los ocupantes de La Moneda.
Si bien los ínfimos porcentajes reales de la victoria de Bachelet deben preocupar a todos sus conciudadanos internamente también hay motivos de preocupación, principalmente, porque no hay oposición y porque el oficialismo parece dedicado exclusivamente a desgastarse; no únicamente por disensiones entre sus aliados o seguidores sino también por un cierto discursito marxistoide que ya no va con los tiempos en que vivimos y más que simpatías provoca rechazo o estupor ante la persistencia de la alienación y la sofistería.
Estos factores pueden hacer que el ausentismo en las urnas también esté presente, pese al voto obligatorio, o se den opciones de voto no siempre saludables como el pifiado, el nulo o el blanco, que no son otra cosa que demostrar descontento.
Ojalá que no nos suceda como en Chile, donde al conocer los magros resultados, la victoriosa proclamó que eran las reglas del juego y se subió al tren que conduce la oligarquía y que no tiene visos de cambiar en todo ese sistema de privilegios y discriminación que se sostiene hace siglos y que ha hecho de sus gobiernos simples intermediarios de intereses ajenos.
En el caso de Bolivia es también preocupante la vulnerabilidad que se traduce no sólo en que no estamos fortaleciendo un sistema de gobierno que persiga el bien común sino que las frecuentes fugas de implicados en delitos penales o contra el Estado, nos recuerdan amargamente que nuestras instituciones no funcionan y que es fácil hacerse instrumento de manipulaciones foráneas para hacer aparecer "refugiados", "perseguidos políticos" o "inocentes" que aparecen fuera de nuestras fronteras como si no habrían hecho nada. Y, como si fuera poco, persistimos en el error de legislar de acuerdo a las olas, las presiones onegesistas o la simple sofisticación, interprétese como mentira o como tendencia al esnobismo.
Y, si miramos el panorama electoral, nos encontraremos que no tenemos respuestas a estas incertidumbres por lo que el porvenir puede ser tan o más incierto que en Chile.
Si bien los ínfimos porcentajes reales de la victoria de Bachelet deben preocupar a todos sus conciudadanos internamente también hay motivos de preocupación, principalmente, porque no hay oposición y porque el oficialismo parece dedicado exclusivamente a desgastarse; no únicamente por disensiones entre sus aliados o seguidores sino también por un cierto discursito marxistoide que ya no va con los tiempos en que vivimos y más que simpatías provoca rechazo o estupor ante la persistencia de la alienación y la sofistería.
Estos factores pueden hacer que el ausentismo en las urnas también esté presente, pese al voto obligatorio, o se den opciones de voto no siempre saludables como el pifiado, el nulo o el blanco, que no son otra cosa que demostrar descontento.
Ojalá que no nos suceda como en Chile, donde al conocer los magros resultados, la victoriosa proclamó que eran las reglas del juego y se subió al tren que conduce la oligarquía y que no tiene visos de cambiar en todo ese sistema de privilegios y discriminación que se sostiene hace siglos y que ha hecho de sus gobiernos simples intermediarios de intereses ajenos.
En el caso de Bolivia es también preocupante la vulnerabilidad que se traduce no sólo en que no estamos fortaleciendo un sistema de gobierno que persiga el bien común sino que las frecuentes fugas de implicados en delitos penales o contra el Estado, nos recuerdan amargamente que nuestras instituciones no funcionan y que es fácil hacerse instrumento de manipulaciones foráneas para hacer aparecer "refugiados", "perseguidos políticos" o "inocentes" que aparecen fuera de nuestras fronteras como si no habrían hecho nada. Y, como si fuera poco, persistimos en el error de legislar de acuerdo a las olas, las presiones onegesistas o la simple sofisticación, interprétese como mentira o como tendencia al esnobismo.
Y, si miramos el panorama electoral, nos encontraremos que no tenemos respuestas a estas incertidumbres por lo que el porvenir puede ser tan o más incierto que en Chile.
martes, 17 de diciembre de 2013
¿MÁS O MENOS?
El presidente Morales acaba de plantear alargar la jornada escolar a 7 horas y, lógicamente, diversas reacciones no se han dejado esperar.
En primer lugar, el Ministro del ramo dice que debiera ser sólo en el ciclo secundario; para los "maestros" les da lo mismo si les pagan; para los niños estaría bien, para los padres de familia, habría que darles almuerzo, para otros, no hay infraestructura.
Pero lo fundamental, si la cuestión se reduce a cantidad, no se está tocando. Porque con los actuales "maestros", la jornada puede ser de dos o veinte horas que el resultado siempre será el mismo: fracaso. Por lo demás, si analizamos los resultados de la ponderación del sistema en varias oportunidades, es decir, que el alumno, lee mal, escribe peor y no tiene razonamiento lógico; la solución no está en la cantidad de horas sino en la calidad docente.
Y, si es la calidad lo importante, las reformas no pueden darse sólo en Secundaria sino que, más bien, tendrían que hacerse en Primera, que es donde debe enseñarse a leer, escribir y razonar con lógica, si por tal entendemos, básicamente, el cálculo matemático y si mental, mejor.
Lo que está mal y ha estado siempre mal, es la calidad docente; son muy pocos, poquísimos, los que responden a las necesidades de los alumnos y, generalmente, son los que menos se fijan en salarios u honorarios, en el vil metal. Y si es éste factor el conflictivo, no lo es menos la sindicalización que es su producto y que ha llegado a tales extremos que hace tiempo se mantienen en manos de los autodenominados trotskistas que, si conoce usted algunos, concordará en que son los que menos piensan y actúan en base a eslogans introducidos a hachazos en su cerebro.
En varios países del mundo las reformas han dejado atrás las teorías y se centran en, aparentemente, pequeños objetivos: leer y entender, escribir apropiadamente y manejar ágilmente las cuatro operaciones fundamentales; lo demás viene por añadidura y, para conseguirlo, no han hecho otra cosa que acudir a las universidades en busca de los mejores egresados.
Y es lo que no se quiere hacer en Bolivia donde el sofisma de las "normales" no sólo que persiste sino que se extiende y se construye en base a la misma tara: la mediocridad docente.
Reducir las cosas a los horarios de los alumnos es una manera ramplona de ver las cosas y aunque el Presidente peca de buena intención, no por eso se puede dejar pasar algunas opiniones que, más que aciertos, son errores.
En primer lugar, el Ministro del ramo dice que debiera ser sólo en el ciclo secundario; para los "maestros" les da lo mismo si les pagan; para los niños estaría bien, para los padres de familia, habría que darles almuerzo, para otros, no hay infraestructura.
Pero lo fundamental, si la cuestión se reduce a cantidad, no se está tocando. Porque con los actuales "maestros", la jornada puede ser de dos o veinte horas que el resultado siempre será el mismo: fracaso. Por lo demás, si analizamos los resultados de la ponderación del sistema en varias oportunidades, es decir, que el alumno, lee mal, escribe peor y no tiene razonamiento lógico; la solución no está en la cantidad de horas sino en la calidad docente.
Y, si es la calidad lo importante, las reformas no pueden darse sólo en Secundaria sino que, más bien, tendrían que hacerse en Primera, que es donde debe enseñarse a leer, escribir y razonar con lógica, si por tal entendemos, básicamente, el cálculo matemático y si mental, mejor.
Lo que está mal y ha estado siempre mal, es la calidad docente; son muy pocos, poquísimos, los que responden a las necesidades de los alumnos y, generalmente, son los que menos se fijan en salarios u honorarios, en el vil metal. Y si es éste factor el conflictivo, no lo es menos la sindicalización que es su producto y que ha llegado a tales extremos que hace tiempo se mantienen en manos de los autodenominados trotskistas que, si conoce usted algunos, concordará en que son los que menos piensan y actúan en base a eslogans introducidos a hachazos en su cerebro.
En varios países del mundo las reformas han dejado atrás las teorías y se centran en, aparentemente, pequeños objetivos: leer y entender, escribir apropiadamente y manejar ágilmente las cuatro operaciones fundamentales; lo demás viene por añadidura y, para conseguirlo, no han hecho otra cosa que acudir a las universidades en busca de los mejores egresados.
Y es lo que no se quiere hacer en Bolivia donde el sofisma de las "normales" no sólo que persiste sino que se extiende y se construye en base a la misma tara: la mediocridad docente.
Reducir las cosas a los horarios de los alumnos es una manera ramplona de ver las cosas y aunque el Presidente peca de buena intención, no por eso se puede dejar pasar algunas opiniones que, más que aciertos, son errores.
lunes, 16 de diciembre de 2013
A PROPÓSITO DE AYER
Ayer se nos quedaron varias cosas en el tintero y la cotidianeidad nos obliga a regresar porque, por ejemplo, en Chile ha ganado Bachelet, que nadie dudaba, pero lo que entra en la pornografía a que hacemos referencia es que se hable que lo ha hecho con un 62% o por amplia mayoría pero, intencionalmente o no, es esconda que la abstención fue de alrededor del 60% que pone muchas dudas no sólo en el sistema de la democracia de voto universal o la democracia de mercado sino también en la legitimidad del futuro gobierno.
Internamente tenemos una repetición que entra no únicamente en la pornografía sino en la extrema estulticia: la actitud de los explotadores del transporte que aceptan reunirse en diálogo con las autoridades; pero que no renuncian al incremento en los pasajes, es decir, diálogo de sordos. El mismo que se instala cuando las posiciones son sectarias e intransigentes y a nadie le interesa ni el bien común ni la legislación vigente o se llega al extremo que las autoridades de turno opten por negociar la ley so capa de "consenso" o capacidad de diálogo.
Lo mismo podemos decir de quienes se alzan como fervientes defensores de los derechos de esto o lo otro; pero al momento de legislar los desconocen. Así ha pasado con la CPE vigente en varios aspectos que por ser amplia más bien restringe y no es el momento para analizarla detenidamente o cuando se dice defender la vida que indudable e implícitamente se inicia en la concepción y sólo se habla del recién nacido por lo que, implícitamente también, la prohibición del aborto deja de ser tal.
Lo peor de estas situaciones es que no sólo rayan con la pornografía sino que en el discurso o la demagogia se supone la estupidez o la incapacidad mental del ciudadano común que muchas veces y equivocadamente dice no hacer política o no ser político que también raya con la estulticia y la irresponsabilidad.
Hay pues muchas cosas que aunque parezcan anecdóticas o circunstanciales llaman la atención por su sinrazón. Con tanta mala propaganda que se ha hecho del matrimonio, no es raro que los jóvenes busquen las relaciones eventuales, al calor de la moda del "amor libre" que es un sofisma de marca mayor, y se dediquen a visitar los tálamos ajenos o recibir en los propios sin trato ni contrato, que es reducir el amor, ese sentimiento que se levanta como excusa, a artículo desechable del consumismo.
Lo mismo pasa con la demagogia de los politiqueros sobre lo que quieren o no quieren, lo que conocen o desconocen y la vulgaridad que significa convocar a los corderos alrededor del lobo y llamarle candidatura electoral aun a sabiendas que no creemos en la república, en el Estado boliviano y lo que buscamos es su disgregación.
Hay pues muchos asuntos más que llegan a la pornografía y cada lector tiene todo el derecho a agregar los suyos a los pocos que hemos mencionado porque la cosecha de la irracionalidad es abundante.
Internamente tenemos una repetición que entra no únicamente en la pornografía sino en la extrema estulticia: la actitud de los explotadores del transporte que aceptan reunirse en diálogo con las autoridades; pero que no renuncian al incremento en los pasajes, es decir, diálogo de sordos. El mismo que se instala cuando las posiciones son sectarias e intransigentes y a nadie le interesa ni el bien común ni la legislación vigente o se llega al extremo que las autoridades de turno opten por negociar la ley so capa de "consenso" o capacidad de diálogo.
Lo mismo podemos decir de quienes se alzan como fervientes defensores de los derechos de esto o lo otro; pero al momento de legislar los desconocen. Así ha pasado con la CPE vigente en varios aspectos que por ser amplia más bien restringe y no es el momento para analizarla detenidamente o cuando se dice defender la vida que indudable e implícitamente se inicia en la concepción y sólo se habla del recién nacido por lo que, implícitamente también, la prohibición del aborto deja de ser tal.
Lo peor de estas situaciones es que no sólo rayan con la pornografía sino que en el discurso o la demagogia se supone la estupidez o la incapacidad mental del ciudadano común que muchas veces y equivocadamente dice no hacer política o no ser político que también raya con la estulticia y la irresponsabilidad.
Hay pues muchas cosas que aunque parezcan anecdóticas o circunstanciales llaman la atención por su sinrazón. Con tanta mala propaganda que se ha hecho del matrimonio, no es raro que los jóvenes busquen las relaciones eventuales, al calor de la moda del "amor libre" que es un sofisma de marca mayor, y se dediquen a visitar los tálamos ajenos o recibir en los propios sin trato ni contrato, que es reducir el amor, ese sentimiento que se levanta como excusa, a artículo desechable del consumismo.
Lo mismo pasa con la demagogia de los politiqueros sobre lo que quieren o no quieren, lo que conocen o desconocen y la vulgaridad que significa convocar a los corderos alrededor del lobo y llamarle candidatura electoral aun a sabiendas que no creemos en la república, en el Estado boliviano y lo que buscamos es su disgregación.
Hay pues muchos asuntos más que llegan a la pornografía y cada lector tiene todo el derecho a agregar los suyos a los pocos que hemos mencionado porque la cosecha de la irracionalidad es abundante.
domingo, 15 de diciembre de 2013
LA PORNOGRAFÍA
Cuando a un marinero norteamericano le preguntaron qué pensaba de la pornografía; respondió: "no sé, ni siquiera tengo pornógrafo".
Al estudio de la prostitución, que etimológicamente es la pornografía, generalmente lo confundimos con el cine de escenas sexuales explícitas y hay quienes amplían la definición a todo lo vulgar, a lo que choca con los sentidos y la razón o, al menos, el sentido común.
Por eso es que puede ser pornográfico ver a personas buscando en los basureros su alimento, como en muchos países del mundo, o accediendo a situaciones de gobierno con magros porcentajes de votación como también se da en muchos Estados del planeta, o prometiendo el cielo y la tierra para alcanzar esos fines.
Como la definición se ha distorsionado hasta por la propia RAE y, algunas veces, ya no sabemos qué es qué; es siempre bueno volver a las lecturas de Unamuno para sorprendernos, por ejemplo, con la actitud que muchos creían debían tomar los europeos ante las portadas de "Life" la revista que en ciertos años se hizo famosa y que, ni de lejos, refleja lo que ahora se puede ver en las portadas de revistas frívolas o serias o en las películas del séptimo arte.
Y, al asociar la pornografía con el vicio, admite que es propio de "imbéciles morales" y se sorprende de la actitud de los jóvenes diciendo: "Desde hace algún tiempo hay un grupo de jovencitos decrépitos, o que fingen estarlo, que a todas horas nos están moliendo los oídos con eso de la vida y repitiéndonos que cuantos pensamos y sentimos de modo opuesto a ellos somos unos misántropos, tétricos, fúnebres y odiadores de la vida".
Pero es justo preguntarse: ¿Se hace cada vez más pornográfica la vida? Porque no sólo hay que percibir el aumento de las escenas vulgares hasta en las mejores películas sino sentir que también son pornográficas las que vemos en las ciudades, con jovencitos emborrachándose con alcoholes de pésima calidad y sólo por el gusto de deprimir su cerebro, o niñas o señoritas siguiendo la moda que puede llegar a la grosería extrema o jóvenes consumiendo drogas en calles o parques públicos ante la vista y paciencia de todos y, de cuando en cuando, convirtiéndose en delincuentes que roban, asaltan y matan, tal y como sucede con los llamados "polillas" que consumen klefa y van en aumento.
"Si por cada escuela que se abra no se logra cerrar una casa de juego, una casa de prostitución y una taberna, es que la escuela no sirve", nos dice Unamuno en las líneas finales de su análisis de la pornografía y que debíeramos leer para tomar una actitud positiva en cuanto a un tema político que se está tratando por los pelos: La prohibición de consumir alcohol los lunes en Cochabamba.
Al estudio de la prostitución, que etimológicamente es la pornografía, generalmente lo confundimos con el cine de escenas sexuales explícitas y hay quienes amplían la definición a todo lo vulgar, a lo que choca con los sentidos y la razón o, al menos, el sentido común.
Por eso es que puede ser pornográfico ver a personas buscando en los basureros su alimento, como en muchos países del mundo, o accediendo a situaciones de gobierno con magros porcentajes de votación como también se da en muchos Estados del planeta, o prometiendo el cielo y la tierra para alcanzar esos fines.
Como la definición se ha distorsionado hasta por la propia RAE y, algunas veces, ya no sabemos qué es qué; es siempre bueno volver a las lecturas de Unamuno para sorprendernos, por ejemplo, con la actitud que muchos creían debían tomar los europeos ante las portadas de "Life" la revista que en ciertos años se hizo famosa y que, ni de lejos, refleja lo que ahora se puede ver en las portadas de revistas frívolas o serias o en las películas del séptimo arte.
Y, al asociar la pornografía con el vicio, admite que es propio de "imbéciles morales" y se sorprende de la actitud de los jóvenes diciendo: "Desde hace algún tiempo hay un grupo de jovencitos decrépitos, o que fingen estarlo, que a todas horas nos están moliendo los oídos con eso de la vida y repitiéndonos que cuantos pensamos y sentimos de modo opuesto a ellos somos unos misántropos, tétricos, fúnebres y odiadores de la vida".
Pero es justo preguntarse: ¿Se hace cada vez más pornográfica la vida? Porque no sólo hay que percibir el aumento de las escenas vulgares hasta en las mejores películas sino sentir que también son pornográficas las que vemos en las ciudades, con jovencitos emborrachándose con alcoholes de pésima calidad y sólo por el gusto de deprimir su cerebro, o niñas o señoritas siguiendo la moda que puede llegar a la grosería extrema o jóvenes consumiendo drogas en calles o parques públicos ante la vista y paciencia de todos y, de cuando en cuando, convirtiéndose en delincuentes que roban, asaltan y matan, tal y como sucede con los llamados "polillas" que consumen klefa y van en aumento.
"Si por cada escuela que se abra no se logra cerrar una casa de juego, una casa de prostitución y una taberna, es que la escuela no sirve", nos dice Unamuno en las líneas finales de su análisis de la pornografía y que debíeramos leer para tomar una actitud positiva en cuanto a un tema político que se está tratando por los pelos: La prohibición de consumir alcohol los lunes en Cochabamba.
sábado, 14 de diciembre de 2013
PANORAMA ELECTORAL
El panorama electoral empieza a enrarecerse en Bolivia porque, si bien no faltan candidatos o candiditos, la ausencia de propuestas sigue siendo la constante.
Por lo demás, sigue igual. Todos los autodenominados opositores se organizan, se agrupan, se quieren entender; pero siempre bajo la premisa: el candidato soy yo que, directa o indirectamente, es una imposición por mucho que se hable de congresos, reuniones, pactos o lo que fuera.
Del otro lado, del oficialismo, las cosas van cada vez peor porque no sólo que ya la división entre los que quieren pensar y los que han renunciado a ello parece definitiva sino porque van surgiendo disputas al interior de sus máximos aliados como los campesinos o los tildados como "indígena-originario" y se empecinan en hacer sombra ex colaboradores o ex dirigentes que, en realidad, les mueve sólo la nostalgia y que no arrastran ni a su círculo más íntimo.
Y tampoco se ve un planteamiento en cuanto a la propuesta de cambio que se ha estancado de una manera vergonzosa, hasta casi revertirse en una simple sustitución de viejas maneras y formas de gobernar que se critican en la "derecha" pero que siempre han sido también tono de la "izquierda".
Si en Chile el ausentismo de la primera vuelta ha sido preocupante y lo es más todavía en la segunda, proyectada para mañana, hay que convenir que puede ser también una característica de las que se producirán el año que viene en el país porque no sólo que faltan candidatos sino, fundamentalmente, propuestas.
Y lo que está sucediendo, paralelamente, no es lo más conveniente ni saludable ya que las disputas por integrar las listas de unos y otros se están planteando como conflictos donde los únicos perjudicados son los ciudadanos; tal es el caso de los explotadores del transporte público que han empezado a postularse por medio de paros y huelgas que sólo buscan integrarlos en las candidaturas ganadoras o perdedoras; pero donde el sectarismo se haga presente.
Lo malo es que el pueblo en su conjunto, el ciudadano común, el elector, no encuentra espacios por donde expresarse, imponer los derechos del bien común pues, al parecer, todos concuerdan que la mejor oferta es la democracia de mercado y que hay que alienarse a ella, por mucho que estemos atentando contra la continuidad del sistema de representación al que tanto se echan loas y flores; pero se desconoce en los hechos.
Por lo demás, sigue igual. Todos los autodenominados opositores se organizan, se agrupan, se quieren entender; pero siempre bajo la premisa: el candidato soy yo que, directa o indirectamente, es una imposición por mucho que se hable de congresos, reuniones, pactos o lo que fuera.
Del otro lado, del oficialismo, las cosas van cada vez peor porque no sólo que ya la división entre los que quieren pensar y los que han renunciado a ello parece definitiva sino porque van surgiendo disputas al interior de sus máximos aliados como los campesinos o los tildados como "indígena-originario" y se empecinan en hacer sombra ex colaboradores o ex dirigentes que, en realidad, les mueve sólo la nostalgia y que no arrastran ni a su círculo más íntimo.
Y tampoco se ve un planteamiento en cuanto a la propuesta de cambio que se ha estancado de una manera vergonzosa, hasta casi revertirse en una simple sustitución de viejas maneras y formas de gobernar que se critican en la "derecha" pero que siempre han sido también tono de la "izquierda".
Si en Chile el ausentismo de la primera vuelta ha sido preocupante y lo es más todavía en la segunda, proyectada para mañana, hay que convenir que puede ser también una característica de las que se producirán el año que viene en el país porque no sólo que faltan candidatos sino, fundamentalmente, propuestas.
Y lo que está sucediendo, paralelamente, no es lo más conveniente ni saludable ya que las disputas por integrar las listas de unos y otros se están planteando como conflictos donde los únicos perjudicados son los ciudadanos; tal es el caso de los explotadores del transporte público que han empezado a postularse por medio de paros y huelgas que sólo buscan integrarlos en las candidaturas ganadoras o perdedoras; pero donde el sectarismo se haga presente.
Lo malo es que el pueblo en su conjunto, el ciudadano común, el elector, no encuentra espacios por donde expresarse, imponer los derechos del bien común pues, al parecer, todos concuerdan que la mejor oferta es la democracia de mercado y que hay que alienarse a ella, por mucho que estemos atentando contra la continuidad del sistema de representación al que tanto se echan loas y flores; pero se desconoce en los hechos.
viernes, 13 de diciembre de 2013
LA VANGUARDIA
La revolución francesa se colocó a la vanguardia del pensamiento de su época y proclamó los derechos humanos; siglos después hizo lo mismo la ONU con gran estruendo; en la década de los sesenta Suecia proclamó la gran sociedad y empezó a colgar de los cuellos de los niños las llaves de sus casas, permitiendo a las adolescentes recibir a sus novios en sus dormitorios, criticando la violencia contra los niños y haciendo la vista gorda al consumo de drogas; las mismas que hasta legalizó hace poco.
El estruendo de las medidas "de avanzada" no ha podido acallar que tales "conquistas" hayan reabierto fábricas de cinturones de castidad, que se hayan cambiado las chapas de las casas o que haya una fuerte tendencia actual a suprimir el libre consumo y venta de la mariguana y otros estupefacientes.
Ya conocemos parte de lo que ha ocurrido con la "revolución rusa", la mexicana, la boliviana o la castrista, aunque la historia se empecina por no revelar algunas cuestiones y tampoco sabemos si Rosas, por ejemplo, o Sarmiento tenían la razón en la Argentina.
En estos días Uruguay está legalizando la producción, venta y consumo de la mariguana y hay algunos que aplauden las "medidas de vanguardia"; lo mismo se decía, otrora, sobre la ley seca, el control del narcotráfico y muchos sofismas más que pasaron sólo siendo eso: sofismas.
Los uruguayos tienen todo el derecho a asumir las medidas que quieran en su país; pero en un ambiente donde la interdependencia no puede ser desconocida, no sólo que hay que respetar tratados y convenios internacionales sino procurar que los vecinos no se sientan afectados por las medidas internas. Aunque no tenemos frontera con ese país pero el consumo de las drogas y la fabricación no es un hecho aislado, ¿nos afectará la medida negativamente?
Lo malo del entusiasmo revolucionario es que no se tienen en cuenta muchos factores a la hora de actuar y se producen graves retrocesos como aquellos que se dieron en la propia revolución francesa o la bolchevique, para sólo citar los más conocidos y sin olvidar a lo que dieron pábulo muchos de esos actos en la América Latina, como en el caso de Bolivia donde los campos de concentración fueron la tónica de las supuestas "banderas de abril".
Si los holandeses están a punto de revisar sus medidas porque son más negativas que positivas, ¿no habría sido mejor esperar para imitar algo que de la vanguardia nos puede llevar a la retaguardia?
El estruendo de las medidas "de avanzada" no ha podido acallar que tales "conquistas" hayan reabierto fábricas de cinturones de castidad, que se hayan cambiado las chapas de las casas o que haya una fuerte tendencia actual a suprimir el libre consumo y venta de la mariguana y otros estupefacientes.
Ya conocemos parte de lo que ha ocurrido con la "revolución rusa", la mexicana, la boliviana o la castrista, aunque la historia se empecina por no revelar algunas cuestiones y tampoco sabemos si Rosas, por ejemplo, o Sarmiento tenían la razón en la Argentina.
En estos días Uruguay está legalizando la producción, venta y consumo de la mariguana y hay algunos que aplauden las "medidas de vanguardia"; lo mismo se decía, otrora, sobre la ley seca, el control del narcotráfico y muchos sofismas más que pasaron sólo siendo eso: sofismas.
Los uruguayos tienen todo el derecho a asumir las medidas que quieran en su país; pero en un ambiente donde la interdependencia no puede ser desconocida, no sólo que hay que respetar tratados y convenios internacionales sino procurar que los vecinos no se sientan afectados por las medidas internas. Aunque no tenemos frontera con ese país pero el consumo de las drogas y la fabricación no es un hecho aislado, ¿nos afectará la medida negativamente?
Lo malo del entusiasmo revolucionario es que no se tienen en cuenta muchos factores a la hora de actuar y se producen graves retrocesos como aquellos que se dieron en la propia revolución francesa o la bolchevique, para sólo citar los más conocidos y sin olvidar a lo que dieron pábulo muchos de esos actos en la América Latina, como en el caso de Bolivia donde los campos de concentración fueron la tónica de las supuestas "banderas de abril".
Si los holandeses están a punto de revisar sus medidas porque son más negativas que positivas, ¿no habría sido mejor esperar para imitar algo que de la vanguardia nos puede llevar a la retaguardia?
jueves, 12 de diciembre de 2013
UNIVERSIDAD CONSERVADORA
Una vez más la Universidad viene recibiendo lo cosechado. En España la Directora General de la Universidad e Investigación de Madrid acaba de entregar un libro sobre esta institución en su país y las declaraciones complementarias son imperdibles.
En primer lugar, admite que la U es conservadora, aunque los que están dentro crean que es "progre"; no tiene verdadera autonomía pues depende del financiamiento gubernamental, es clasista porque sus miembros pertenecen a la política más que al campo académico, no hacen verdadera investigación y lo único que piden es dinero y más dinero. Pero, además y lea bien, sus alumnos tienen dificultades para leer, comprender, escribir y comunicar.
Este diagnóstico puede repetirse en cualquiera de las universidades del mundo si nos quitamos los anteojos del cientificismo y del aburguesamiento que se adquiere en esas aulas. Y, quizá, los resultados son peores entre nosotros donde una de las mayores dificultades de los alumnos es, precisamente, saber leer y escribir y, de la institución, haberse convertido en un feudo del partidismo, del dogmatismo y del conservadurismo, lo mismo entre los estudiantes, los docentes o sus trabajadores que, muchas veces, son más ultras que los otros.
Y es tan real, que ninguna de nuestras universidades, ni públicas ni privadas, aparecen bien colocadas en ese ranking que se suele publicar mundialmente y que, aunque no estemos de acuerdo, sirve de parámetro para saber algo de esa institución tabú para el pueblo que es la Casa Superior de Estudios y no por el acceso pues hoy cualquiera puede entrar sino por el carácter mismo que le dan sus alumnos y profesores que hace tiempo se caracterizan por tener "invulnerable" el cerebro.
Y, como en otras partes, tampoco tienen nuestras instituciones nacionales ni institucionalidad ni autonomía porque su selección de alumnos y profesores no es la mas adecuada y porque, dependiendo económicamente del gobierno, depende de la politiquería. Si ahondásemos en el diagnóstico nos encontraríamos con muchos factores más de desconsuelo y frustración pues sólo basta ver la actitud, la pose, de estudiantes, docentes como trabajadores para percibir que hablamos de una institución plagada de conservadurismo reaccionario y simple vanidad.
Ya son varias las voces que llaman a la alerta sobre la Universidad y nos sumamos a ellas; no por imitación o moda sino porque duele que en países donde las dificultades son mayores, tengamos instituciones tan deficitarias y mediocres donde, supuestamente, se busca el conocimiento, la revolución y el progreso y nada es real.
En primer lugar, admite que la U es conservadora, aunque los que están dentro crean que es "progre"; no tiene verdadera autonomía pues depende del financiamiento gubernamental, es clasista porque sus miembros pertenecen a la política más que al campo académico, no hacen verdadera investigación y lo único que piden es dinero y más dinero. Pero, además y lea bien, sus alumnos tienen dificultades para leer, comprender, escribir y comunicar.
Este diagnóstico puede repetirse en cualquiera de las universidades del mundo si nos quitamos los anteojos del cientificismo y del aburguesamiento que se adquiere en esas aulas. Y, quizá, los resultados son peores entre nosotros donde una de las mayores dificultades de los alumnos es, precisamente, saber leer y escribir y, de la institución, haberse convertido en un feudo del partidismo, del dogmatismo y del conservadurismo, lo mismo entre los estudiantes, los docentes o sus trabajadores que, muchas veces, son más ultras que los otros.
Y es tan real, que ninguna de nuestras universidades, ni públicas ni privadas, aparecen bien colocadas en ese ranking que se suele publicar mundialmente y que, aunque no estemos de acuerdo, sirve de parámetro para saber algo de esa institución tabú para el pueblo que es la Casa Superior de Estudios y no por el acceso pues hoy cualquiera puede entrar sino por el carácter mismo que le dan sus alumnos y profesores que hace tiempo se caracterizan por tener "invulnerable" el cerebro.
Y, como en otras partes, tampoco tienen nuestras instituciones nacionales ni institucionalidad ni autonomía porque su selección de alumnos y profesores no es la mas adecuada y porque, dependiendo económicamente del gobierno, depende de la politiquería. Si ahondásemos en el diagnóstico nos encontraríamos con muchos factores más de desconsuelo y frustración pues sólo basta ver la actitud, la pose, de estudiantes, docentes como trabajadores para percibir que hablamos de una institución plagada de conservadurismo reaccionario y simple vanidad.
Ya son varias las voces que llaman a la alerta sobre la Universidad y nos sumamos a ellas; no por imitación o moda sino porque duele que en países donde las dificultades son mayores, tengamos instituciones tan deficitarias y mediocres donde, supuestamente, se busca el conocimiento, la revolución y el progreso y nada es real.
miércoles, 11 de diciembre de 2013
"NO SON TODOS LOS QUE....."
Ha pasado el homenaje oficial a Mandela y no sabemos si por cumplir o por convicción se han dado cita algunos personajes y otros no tanto.
Los medios han hecho hincapié en algunas anécdotas calificando de "histórico" por ejemplo, el intercambio de saludos entre el presidente de USA y el de Cuba, sin aclarar por qué pues por hipocresía nada tiene de particular en un mundo que se caracteriza por aquel dicho que reza: "A Dios rogando y con el mazo dando" que es la forma cómo los "políticos" en el planeta asumen sus funciones y mientras dicen algo actúan de forma diferente; la guerra, el ambiente, los derechos, la democracia, el bienestar y un amplio abanico de temas nos reiteran que para que algo cambie en el mundo, lo primero que hay que hacer es recuperar la política de la politiquería.
Si miramos la cita para despedir el cuerpo de Mandela hay que admitir que no son todos los que están, ni están todos los que son. Y es que casi siempre al hombre le ha faltado convicción; por eso es que fracasaron tanto la revolución francesa como la bolchevique que, diferentes entre sí, degeneraron en lo mismo: terror.
Y casi absolutamente todos los pueblos del mundo hemos tenido más frustraciones que éxitos dentro de procesos revolucionario, de cambio o de transformaciones que no lograron introducirse en el alma misma de la gente y produjeron esos que se tiene hoy: Incertidumbre.
Porque nadie sabe si al régimen actual, cualquiera que sea y donde sea, lo sustituirá uno mejor u otro peor pues el poder sigue en los recovecos de las logias, los grupículos, las mafias, las sectas que se traducen en oligarquías, plutocracias o monarquías.
Hay el ejemplo de algunos hombres que sería bueno seguir y sólo para citar uno digamos Gandhi; pero la realidad nos golpea frecuentemente con la traición que sus propios seguidores hacen patente después o el abandono de los principios de su lucha para caer en lo mismo: violencia. Y es tan abundante la historia en esta clase de hechos que muchas veces hasta no quiere recogerlos todos, hace de la vista gorda o interpreta a paciencia del historiador.
Por eso es mejor rendir homenaje a los hombres, vivos o muertos, en lo profundo de nuestros espíritus que saltar al espectáculo con escenas de dolor o de llanto que no son más que eso: espectáculo.
Los medios han hecho hincapié en algunas anécdotas calificando de "histórico" por ejemplo, el intercambio de saludos entre el presidente de USA y el de Cuba, sin aclarar por qué pues por hipocresía nada tiene de particular en un mundo que se caracteriza por aquel dicho que reza: "A Dios rogando y con el mazo dando" que es la forma cómo los "políticos" en el planeta asumen sus funciones y mientras dicen algo actúan de forma diferente; la guerra, el ambiente, los derechos, la democracia, el bienestar y un amplio abanico de temas nos reiteran que para que algo cambie en el mundo, lo primero que hay que hacer es recuperar la política de la politiquería.
Si miramos la cita para despedir el cuerpo de Mandela hay que admitir que no son todos los que están, ni están todos los que son. Y es que casi siempre al hombre le ha faltado convicción; por eso es que fracasaron tanto la revolución francesa como la bolchevique que, diferentes entre sí, degeneraron en lo mismo: terror.
Y casi absolutamente todos los pueblos del mundo hemos tenido más frustraciones que éxitos dentro de procesos revolucionario, de cambio o de transformaciones que no lograron introducirse en el alma misma de la gente y produjeron esos que se tiene hoy: Incertidumbre.
Porque nadie sabe si al régimen actual, cualquiera que sea y donde sea, lo sustituirá uno mejor u otro peor pues el poder sigue en los recovecos de las logias, los grupículos, las mafias, las sectas que se traducen en oligarquías, plutocracias o monarquías.
Hay el ejemplo de algunos hombres que sería bueno seguir y sólo para citar uno digamos Gandhi; pero la realidad nos golpea frecuentemente con la traición que sus propios seguidores hacen patente después o el abandono de los principios de su lucha para caer en lo mismo: violencia. Y es tan abundante la historia en esta clase de hechos que muchas veces hasta no quiere recogerlos todos, hace de la vista gorda o interpreta a paciencia del historiador.
Por eso es mejor rendir homenaje a los hombres, vivos o muertos, en lo profundo de nuestros espíritus que saltar al espectáculo con escenas de dolor o de llanto que no son más que eso: espectáculo.
martes, 10 de diciembre de 2013
TORMENTA PREELECTORAL
Aunque a destiempo, se está iniciando el período de lluvias en el país que se espera resuelva varios problemas como la provisión de agua potable, de riego y la vulnerabilidad de algunos lagos. Pero lo que no estaba en el calendario era la tormenta preelectoral que sufrimos anticipadamente y que se traduce en exigencias de los explotadores del transporte público que piden, indirectamente, más de sus representantes en los concejos, en las asambleas departamentales y en el Legislativo.
Porque, a juzgar por la diatriba de uno de sus dirigentes, el problema no es ni de lejos cuestión de precios o tarifas sino la envidia que sienten los dirigentes explotadores por dietas, aguinaldos y otros beneficios que ellos también los tienen y en mayor abundancia, pues no hay que olvidar que no pagan impuestos como cualquier ciudadano común sino discriminatoriamente, lo mismo que en el pago de rosetas, de seguros, de multas donde, incluso, participaban si no siguen haciéndolo, en porcentajes que se dividían con la policía; además que son los directos beneficiarios de la subvención a los carburantes y que no excusan siquiera con la prestación de servicios con unidades pésimamente mantenidas, viejas, obsoletas y con una conducta de los conductores sujeta a la peor demostración de educación.
Lo que hay que reiterar es que la politiquería nos está ganando ya que nos ha puestos entre el fuego cruzado de quienes tienen actualmente el control de la administración comunal, departamental o nacional y de los que aspiran a hacerse de esos cargos para seguir con el sistema de usufructo y beneficio que se arrastra por décadas tanto en gobiernos de democracia de mercado como en tiranías militares como cuando a García Mesa, le pidieron la medida de sus pantalones para permanecer en el abuso de la ciudadanía en general.
Si hacemos un análisis de la situación; en primer lugar, hay omisión de parte de quienes debieran regular los servicios públicos; en segundo lugar, abuso y prepotencia de quienes aparecen como choferes sindicalizados y no son más que explotadores de sus propios compañeros y de las necesidades del ciudadano común; en tercer lugar, hay un olvido ominoso del bien común, en unos como en otros, y lo que se pone en riesgo no es la estabilidad de precios o tarifas sino de la democracia y el estado de derecho que desconocen los "choferes" por acción y las autoridades por omisión.
Si este va a ser al ambiente en que se desarrolle la campaña electoral estamos servidos y nada raro que muchos optemos por el exilio voluntario de ese panorama para no asistir ni a las urnas ni la farsa de la democracia que, como estamos viendo, empieza a disputarse en el sectarismo del mercado neoliberal.
Porque, a juzgar por la diatriba de uno de sus dirigentes, el problema no es ni de lejos cuestión de precios o tarifas sino la envidia que sienten los dirigentes explotadores por dietas, aguinaldos y otros beneficios que ellos también los tienen y en mayor abundancia, pues no hay que olvidar que no pagan impuestos como cualquier ciudadano común sino discriminatoriamente, lo mismo que en el pago de rosetas, de seguros, de multas donde, incluso, participaban si no siguen haciéndolo, en porcentajes que se dividían con la policía; además que son los directos beneficiarios de la subvención a los carburantes y que no excusan siquiera con la prestación de servicios con unidades pésimamente mantenidas, viejas, obsoletas y con una conducta de los conductores sujeta a la peor demostración de educación.
Lo que hay que reiterar es que la politiquería nos está ganando ya que nos ha puestos entre el fuego cruzado de quienes tienen actualmente el control de la administración comunal, departamental o nacional y de los que aspiran a hacerse de esos cargos para seguir con el sistema de usufructo y beneficio que se arrastra por décadas tanto en gobiernos de democracia de mercado como en tiranías militares como cuando a García Mesa, le pidieron la medida de sus pantalones para permanecer en el abuso de la ciudadanía en general.
Si hacemos un análisis de la situación; en primer lugar, hay omisión de parte de quienes debieran regular los servicios públicos; en segundo lugar, abuso y prepotencia de quienes aparecen como choferes sindicalizados y no son más que explotadores de sus propios compañeros y de las necesidades del ciudadano común; en tercer lugar, hay un olvido ominoso del bien común, en unos como en otros, y lo que se pone en riesgo no es la estabilidad de precios o tarifas sino de la democracia y el estado de derecho que desconocen los "choferes" por acción y las autoridades por omisión.
Si este va a ser al ambiente en que se desarrolle la campaña electoral estamos servidos y nada raro que muchos optemos por el exilio voluntario de ese panorama para no asistir ni a las urnas ni la farsa de la democracia que, como estamos viendo, empieza a disputarse en el sectarismo del mercado neoliberal.
lunes, 9 de diciembre de 2013
"DURA LEX, SED LEX"
La sentencia del título no se cumple en el mundo entero; ya sea que se evite su cumplimiento con testigos protegidos, con declaraciones de "no culpable" o negociaciones con fiscales, como en los EEUU, es sólo un recuerdo; lo mismo que en otras naciones donde siempre se pueden encontrar excusas para no cumplir con la ley y la igualdad entre todos los ciudadanos. No es lo mismo, por ejemplo, que sólo sean los pequeños traficantes o los "pisa cocas" que estén en la cárcel, mientras los peces gordos andan felices comiendo perdices.
Pero no sólo en cuanto al delito el clima es diferente sino también en cuanto al trato. En Bolivia, verbigracia, existen sectores de la sociedad que están por encima de las leyes, no porque haya alguna gracia concedida dentro del sistema de derecho sino por los compromisos que la politiquería hace a espaldas del ciudadano común y de la democracia.
No todos pagamos impuestos, los mal denominados cooperativistas están exentos, lo mismo que los cocaleros y los explotadores del transporte público que no sólo que casi no tributan de acuerdo a sus grandes ganancias sino que, discriminatoriamente, son beneficiados además con descuentos en las multas de tránsito, en el pago de tributos, en los costos de los carburantes, en las importaciones libres de lo que quieran y hasta en el menor precio de las rosetas de seguros o de inspección técnica.
Lo mismo pasa con otro sectores que tampoco tributan como deben ya sea porque son latifundistas, contrabandistas, piratas, "gremialistas" o "minoristas" que así se hacen denominar los que manejan grandes sumas de dinero en el comercio y alcanzan acuerdos "estratégicos" con los gobiernos y partidos de la politiquería.
Además, no todos somos iguales ante la ley y las autoridades. Si el ciudadano común busca dónde quejarse por el pésimo servicio del transporte público o la especulación en los mercados, no encuentra ni quien lo escuche ni quien lo atienda. Sin embargo, si es un sector "sindicalizado" no sólo que inmediatamente lo atienden sino que hacen caso a sus majaderías y caprichos porque a las autoridades les interesan más los resultados electorales o las alianzas sectoriales que el bien común y el estado de derecho.
Aquello de la ley es dura; pero es la ley, es pues simple recuerdo o un latinajo más que se usa en referencia al pasado y la historia y para disfrazar un ambiente donde la discriminación no se quiere percibir porque no conviene por el clima que prevalece y que pendula entre anarquismo, neoliberalismo, trotskismo o estalinismo sin rubor alguno.
Pero no sólo en cuanto al delito el clima es diferente sino también en cuanto al trato. En Bolivia, verbigracia, existen sectores de la sociedad que están por encima de las leyes, no porque haya alguna gracia concedida dentro del sistema de derecho sino por los compromisos que la politiquería hace a espaldas del ciudadano común y de la democracia.
No todos pagamos impuestos, los mal denominados cooperativistas están exentos, lo mismo que los cocaleros y los explotadores del transporte público que no sólo que casi no tributan de acuerdo a sus grandes ganancias sino que, discriminatoriamente, son beneficiados además con descuentos en las multas de tránsito, en el pago de tributos, en los costos de los carburantes, en las importaciones libres de lo que quieran y hasta en el menor precio de las rosetas de seguros o de inspección técnica.
Lo mismo pasa con otro sectores que tampoco tributan como deben ya sea porque son latifundistas, contrabandistas, piratas, "gremialistas" o "minoristas" que así se hacen denominar los que manejan grandes sumas de dinero en el comercio y alcanzan acuerdos "estratégicos" con los gobiernos y partidos de la politiquería.
Además, no todos somos iguales ante la ley y las autoridades. Si el ciudadano común busca dónde quejarse por el pésimo servicio del transporte público o la especulación en los mercados, no encuentra ni quien lo escuche ni quien lo atienda. Sin embargo, si es un sector "sindicalizado" no sólo que inmediatamente lo atienden sino que hacen caso a sus majaderías y caprichos porque a las autoridades les interesan más los resultados electorales o las alianzas sectoriales que el bien común y el estado de derecho.
Aquello de la ley es dura; pero es la ley, es pues simple recuerdo o un latinajo más que se usa en referencia al pasado y la historia y para disfrazar un ambiente donde la discriminación no se quiere percibir porque no conviene por el clima que prevalece y que pendula entre anarquismo, neoliberalismo, trotskismo o estalinismo sin rubor alguno.
domingo, 8 de diciembre de 2013
LOS AGOREROS
Es conocida la historia de un rey que acudió a la pitonisa para preguntar sobre la guerra que pensaba emprender y la respuesta que le dio advirtiéndole que destruiría un reino; interpretando como favorable la consulta inició la guerra y destruyó un reino: el suyo.
Hoy las sibilas, las pitonisas y demás adivinadores ya no funcionan como antes, se llaman: analistas y los hay de todo tipo; desde los que ostentan títulos rimbombantes hasta los que pertenecen a corporaciones o universidades. Los resultados no son los mismos; al parecer los antiguos tenían mayor porcentaje de acierto que los actuales, se dediquen o no profesionalmente al tema.
Después que el Gobierno aprobara el pago de un doble aguinaldo como incentivo a la producción, contrariamente a lo que seguramente esperaban, se les vino el mundo encima. No sólo opositores, majaderos, analistas y hasta beneficiarios levantaron la voz sino que se auguraba el inicio de las catástrofes más graves para el país y, dentro de ellas, una "inflación" imparable.
Pues ayer estuvimos por el mercado y no ha sucedido así; los precios si no se mantienen estables incluso han bajado, hay de todo y si alguna molestia queda es la de los explotadores del transporte público que están jugando sus cartas dentro de la politiquería local anticipadamente.
Sin embargo, persisten las críticas por esto o lo otro en extremos que llegan a lo risible ya que los que más critican no renuncian a lo que van a recibir, como en el caso de parlamentarios nacionales, departamentales o locales que se desgarran las vestiduras públicamente pero que seguro que ya están pensando cómo y dónde van a invertir lo recibido. Recuerdo que hace varios años, cuando el neoliberalismo anunció el pago de un bono a los mayores de 60 años, a través de una libreta rosada, con los símbolos del partido de gobierno, que no tuvo empacho alguno es admitir que era una medida "política", varios ciudadanos se negaron a cobrar el soborno y así lo hicieron.
Y es que en Bolivia tenemos problemas con la memoria y con la historia; no es la primera vez que se dispone un doble aguinaldo, como no es primera vez que se acude al Tesoro General para hacer campaña, como tampoco es primera vez que se echan ceniza en la cara los opositores; pero después todo pasa: la bonanza, el régimen de que se trate, el beneficio y el escándalo.
Lo mismo que los agoreros, malos o buenos, cuyas adivinanzas hay que tomarlas también desde el origen de los vientos que les soplan porque tampoco son inmunes a la propaganda o el soborno y si hoy pueden decir que todo es negro, mañana nada raro que digan que es rosa.
Hoy las sibilas, las pitonisas y demás adivinadores ya no funcionan como antes, se llaman: analistas y los hay de todo tipo; desde los que ostentan títulos rimbombantes hasta los que pertenecen a corporaciones o universidades. Los resultados no son los mismos; al parecer los antiguos tenían mayor porcentaje de acierto que los actuales, se dediquen o no profesionalmente al tema.
Después que el Gobierno aprobara el pago de un doble aguinaldo como incentivo a la producción, contrariamente a lo que seguramente esperaban, se les vino el mundo encima. No sólo opositores, majaderos, analistas y hasta beneficiarios levantaron la voz sino que se auguraba el inicio de las catástrofes más graves para el país y, dentro de ellas, una "inflación" imparable.
Pues ayer estuvimos por el mercado y no ha sucedido así; los precios si no se mantienen estables incluso han bajado, hay de todo y si alguna molestia queda es la de los explotadores del transporte público que están jugando sus cartas dentro de la politiquería local anticipadamente.
Sin embargo, persisten las críticas por esto o lo otro en extremos que llegan a lo risible ya que los que más critican no renuncian a lo que van a recibir, como en el caso de parlamentarios nacionales, departamentales o locales que se desgarran las vestiduras públicamente pero que seguro que ya están pensando cómo y dónde van a invertir lo recibido. Recuerdo que hace varios años, cuando el neoliberalismo anunció el pago de un bono a los mayores de 60 años, a través de una libreta rosada, con los símbolos del partido de gobierno, que no tuvo empacho alguno es admitir que era una medida "política", varios ciudadanos se negaron a cobrar el soborno y así lo hicieron.
Y es que en Bolivia tenemos problemas con la memoria y con la historia; no es la primera vez que se dispone un doble aguinaldo, como no es primera vez que se acude al Tesoro General para hacer campaña, como tampoco es primera vez que se echan ceniza en la cara los opositores; pero después todo pasa: la bonanza, el régimen de que se trate, el beneficio y el escándalo.
Lo mismo que los agoreros, malos o buenos, cuyas adivinanzas hay que tomarlas también desde el origen de los vientos que les soplan porque tampoco son inmunes a la propaganda o el soborno y si hoy pueden decir que todo es negro, mañana nada raro que digan que es rosa.
sábado, 7 de diciembre de 2013
CUERVOS Y PALOMAS
Hoy que todo se quiere reducir a una imagen y se confunde intencionalmente publicidad con propaganda, la verdad con el sofisma, la apariencia con la realidad; ya no se puede saber qué es lo que tenemos y dónde estamos.
Ha muerto Mandela y se quiere aprovechar su figura para hacer pasar cuervos por palomas y no viene de hoy sino de antes; de cuando el líder sudafricano agonizaba y no faltaron quienes fueron a su lecho para sacarse la fotografía, para hacer creer que le rendían culto y lo único que perseguían es hacerse ver. Curiosamente, más han sido los negros de alma los que así han procedido.
Y, aunque ya no es raro, la probable futura habitante de La Moneda reitera que el que Bolivia acudiera a un tribunal de justicia, enturbia las relaciones que se puedan tener en el futuro, como diciéndoles a los ingenuos que no crean en su amistad o compromiso con esto o lo otro.
Las palomas de la paz son cada vez más escasas en un mundo donde abundan los cuervos u otras aves de presa que, especialmente desde la obscuridad, atacan para matar. Y no es necesario abastecerse de arsenal alguno sino simplemente de desfachatez, de desvergüenza, de cinismo. Así se puede conquistar o entrar en cualquier palacio sin tener ni el valor ni la templanza de Mandela para hacer frente a la situación; ya no se trata de mostrar afanes ciertos de paz sino simples caretas que esconden las verdaderas intenciones.
Hay una incertidumbre mundial sobre el presente y el futuro de la humanidad que ya no se puede traducir con simples imágenes y, peor todavía, cuando los artificios para manejarlas se multiplican y nos pueden hacer ver siluetas deseables donde sólo hay gordas horrorosas o la cirugía estética llena y rellena huecos o quita sobrantes y defectos. Y como si fuera poco los medios son cada vez más simples vendedores que han renunciado a su papel de informar, orientar o educar y todo se reduce a vender el cafecito que se invita, la moda que se promueve o la silla donde se sientan los protagonistas del fraude.
Imágenes, símbolos y carteles son los arsenales del nuevo enfrentamiento; allí donde algunos ven una paloma no hay sino cuervos para sacarnos los ojos; las pieles de oveja esconden los nuevos y redivivos zorros; las liebres ya no se echan a dormir para dar oportunidad a las tortugas; ya las zorras no renuncian a los frutos inmaduros, igual se lanzan sobre ellos.
Hay tal falsedad que ya uno no sabe si está perdiendo la capacidad de percibir y mirar bien las cosas o los demonios se encargan de hacerle ver que allá donde aparece el brillo del oro, no es más que estercolero.
Ha muerto Mandela y se quiere aprovechar su figura para hacer pasar cuervos por palomas y no viene de hoy sino de antes; de cuando el líder sudafricano agonizaba y no faltaron quienes fueron a su lecho para sacarse la fotografía, para hacer creer que le rendían culto y lo único que perseguían es hacerse ver. Curiosamente, más han sido los negros de alma los que así han procedido.
Y, aunque ya no es raro, la probable futura habitante de La Moneda reitera que el que Bolivia acudiera a un tribunal de justicia, enturbia las relaciones que se puedan tener en el futuro, como diciéndoles a los ingenuos que no crean en su amistad o compromiso con esto o lo otro.
Las palomas de la paz son cada vez más escasas en un mundo donde abundan los cuervos u otras aves de presa que, especialmente desde la obscuridad, atacan para matar. Y no es necesario abastecerse de arsenal alguno sino simplemente de desfachatez, de desvergüenza, de cinismo. Así se puede conquistar o entrar en cualquier palacio sin tener ni el valor ni la templanza de Mandela para hacer frente a la situación; ya no se trata de mostrar afanes ciertos de paz sino simples caretas que esconden las verdaderas intenciones.
Hay una incertidumbre mundial sobre el presente y el futuro de la humanidad que ya no se puede traducir con simples imágenes y, peor todavía, cuando los artificios para manejarlas se multiplican y nos pueden hacer ver siluetas deseables donde sólo hay gordas horrorosas o la cirugía estética llena y rellena huecos o quita sobrantes y defectos. Y como si fuera poco los medios son cada vez más simples vendedores que han renunciado a su papel de informar, orientar o educar y todo se reduce a vender el cafecito que se invita, la moda que se promueve o la silla donde se sientan los protagonistas del fraude.
Imágenes, símbolos y carteles son los arsenales del nuevo enfrentamiento; allí donde algunos ven una paloma no hay sino cuervos para sacarnos los ojos; las pieles de oveja esconden los nuevos y redivivos zorros; las liebres ya no se echan a dormir para dar oportunidad a las tortugas; ya las zorras no renuncian a los frutos inmaduros, igual se lanzan sobre ellos.
Hay tal falsedad que ya uno no sabe si está perdiendo la capacidad de percibir y mirar bien las cosas o los demonios se encargan de hacerle ver que allá donde aparece el brillo del oro, no es más que estercolero.
viernes, 6 de diciembre de 2013
PREPOTENCIA DESCARADA
Ayer se repitió un acto de abuso y prepotencia por parte de los explotadores del transporte público que, como ya se prevía, aumentaron el costo del pasaje sin dar importancia no sólo a las autoridades sino al estado de derecho.
No es primera vez que sucede y seguramente tampoco será la última ante la impotencia, por ramplonería, de las autoridades comunales, departamentales y nacionales y ante la impunidad en que se mantienen esas pocas personas en regímenes de fuerza o de ley, que desconocen cínicamente cuando les conviene y usan y tiran cuando no.
Contradictoriamente a sus sofismas sobre el costo de vida, éste ha bajado en el último mes y ni siquiera el anuncio del doble aguinaldo y la demagogia de analistas y otras yerbas ha provocado que suba, aunque algunos insistan en que sí lo ha hecho, pese al mentís del mercado.
En todo caso, como decimos no es primera vez que no sólo amagan al régimen gubernamental de turno sino comprometen la situación de la ciudadanía en general y, como si no fuera suficiente, es el sector que se beneficia de exenciones, tributos, libre importación y una serie de canionjías que ha hecho ricos a quienes conforman el sindicato al estilo americano. No hace sino unos pocos días que el gobierno actual comprometió un importante crédito para que estos abusivos puedan importar nuevas unidades de transporte y ya vemos cómo responden.
La realidad es que, así hubiese habido un alza del precio de los carburantes, de los repuestos y demás accesorios, que no se dio, subir el costo de los pasajes no se excusa siquiera porque la atención que se brinda es de las más pésimas del mundo; en primer lugar, no se cobra lo impuesto anteriormente porque, de 1,70Bs, se impone 1,80, dizque, por falta de menudo; en segundo lugar, los vehículos son destartalados; en tercer lugar, los conductores no sólo son mal educados sino incapaces de conducir esas chatarras y se nota en frenadas bruscas, arranques violentos y en un desconocimiento olímpico de la señalización y el Reglamento de Tránsito.
Lo que pasa es que se imponen los intereses sectarios y partidistas y a los explotadores del transporte público sólo les superan los trotskistas cuando se trata de maniobrar en el ambiente de la politiquería nacional ya que son capaces de transar con Dios y con el diablo.
¿Dónde están los fiscales que debieran hacer cumplir las leyes?
No es primera vez que sucede y seguramente tampoco será la última ante la impotencia, por ramplonería, de las autoridades comunales, departamentales y nacionales y ante la impunidad en que se mantienen esas pocas personas en regímenes de fuerza o de ley, que desconocen cínicamente cuando les conviene y usan y tiran cuando no.
Contradictoriamente a sus sofismas sobre el costo de vida, éste ha bajado en el último mes y ni siquiera el anuncio del doble aguinaldo y la demagogia de analistas y otras yerbas ha provocado que suba, aunque algunos insistan en que sí lo ha hecho, pese al mentís del mercado.
En todo caso, como decimos no es primera vez que no sólo amagan al régimen gubernamental de turno sino comprometen la situación de la ciudadanía en general y, como si no fuera suficiente, es el sector que se beneficia de exenciones, tributos, libre importación y una serie de canionjías que ha hecho ricos a quienes conforman el sindicato al estilo americano. No hace sino unos pocos días que el gobierno actual comprometió un importante crédito para que estos abusivos puedan importar nuevas unidades de transporte y ya vemos cómo responden.
La realidad es que, así hubiese habido un alza del precio de los carburantes, de los repuestos y demás accesorios, que no se dio, subir el costo de los pasajes no se excusa siquiera porque la atención que se brinda es de las más pésimas del mundo; en primer lugar, no se cobra lo impuesto anteriormente porque, de 1,70Bs, se impone 1,80, dizque, por falta de menudo; en segundo lugar, los vehículos son destartalados; en tercer lugar, los conductores no sólo son mal educados sino incapaces de conducir esas chatarras y se nota en frenadas bruscas, arranques violentos y en un desconocimiento olímpico de la señalización y el Reglamento de Tránsito.
Lo que pasa es que se imponen los intereses sectarios y partidistas y a los explotadores del transporte público sólo les superan los trotskistas cuando se trata de maniobrar en el ambiente de la politiquería nacional ya que son capaces de transar con Dios y con el diablo.
¿Dónde están los fiscales que debieran hacer cumplir las leyes?
jueves, 5 de diciembre de 2013
PLANTAR NABOS
Decía Daniel Salamanca, ex presidente de Bolivia, que en las espaldas de los cochabambinos se podían sembrar nabos, haciendo alusión a la indiferencia con la que casi siempre tomaban los habitantes de este valle los problemas nacionales.
Hoy la prensa nos anuncia que la NASA va a sembrar nabos en la luna lo que nos trae a cuento lo dicho por Salamanca y las sospechas en torno a la llegada al satélite natural de la tierra y que se ha visto en serios cuestionamiento; pero no solo eso, ¿no será que hace tiempo se vienen sembrando nabos en las espaldas de la población mundial? ¿No es una de sus manifestaciones el cientificismo por ciencia? ¿El manejo de la economía mundial no es una cosecha de nabos?
En la propia Cochabamba tenemos varias sospechas. ¿Misicuni se terminará alguna vez? ¿No será simplemente un elefante blanco ante la pérdida de acuíferos que alimenten sus presas? ¿Cuántos de los llamados empresarios de estas tierras apenas si tienen negocios de poca monta e insignificantes para la industria regional? ¿Hasta cuándo la economía en general tiene que esperar para que se la trate y considere realmente, en todos sus riesgos, distorsiones y apariencias? ¿Por qué los autodenominados empresarios, en el ámbito nacional, manejan su actitud como chantaje o apoyo a determinado régimen? ¿Tienen conciencia nacional? ¿Las universidades no son sembradoras de nabos más que de ciencia o tecnología?
En fin, hay una abundante cosecha que se puede hacer con referencia a la siembra de nabos, no en la tierra o la luna, sino en las espaldas de los hombres del planeta. Eso es lo que nos sugiere el recetarismo fondomonetarista y de su aliado el Banco Mundial, la forma acaparadora en que se maneja la tecnología pues mientras unos manejan ya la nanotecnología apenas si otros pueden alcanzar pequeños éxitos son satélites o mejoras en la comunicación pero sin acceso total al conocimiento reciente. Hasta la propia propaganda que tanto infesta los medios no es más que una siembra sistemática y continuada de nabos en las espaldas pues su recurre casi siempre a la cosificación de la mujer y su exhibición vestida o desnuda tenga o no tenga nada que ver con llantas, aceites para motor o cirugías de moda.
Si los de la NASA conocen lo dicho por Salamanca y sus motivos, deben estar de regocijo y riéndose a mandíbula batiente de todos nosotros.
Hoy la prensa nos anuncia que la NASA va a sembrar nabos en la luna lo que nos trae a cuento lo dicho por Salamanca y las sospechas en torno a la llegada al satélite natural de la tierra y que se ha visto en serios cuestionamiento; pero no solo eso, ¿no será que hace tiempo se vienen sembrando nabos en las espaldas de la población mundial? ¿No es una de sus manifestaciones el cientificismo por ciencia? ¿El manejo de la economía mundial no es una cosecha de nabos?
En la propia Cochabamba tenemos varias sospechas. ¿Misicuni se terminará alguna vez? ¿No será simplemente un elefante blanco ante la pérdida de acuíferos que alimenten sus presas? ¿Cuántos de los llamados empresarios de estas tierras apenas si tienen negocios de poca monta e insignificantes para la industria regional? ¿Hasta cuándo la economía en general tiene que esperar para que se la trate y considere realmente, en todos sus riesgos, distorsiones y apariencias? ¿Por qué los autodenominados empresarios, en el ámbito nacional, manejan su actitud como chantaje o apoyo a determinado régimen? ¿Tienen conciencia nacional? ¿Las universidades no son sembradoras de nabos más que de ciencia o tecnología?
En fin, hay una abundante cosecha que se puede hacer con referencia a la siembra de nabos, no en la tierra o la luna, sino en las espaldas de los hombres del planeta. Eso es lo que nos sugiere el recetarismo fondomonetarista y de su aliado el Banco Mundial, la forma acaparadora en que se maneja la tecnología pues mientras unos manejan ya la nanotecnología apenas si otros pueden alcanzar pequeños éxitos son satélites o mejoras en la comunicación pero sin acceso total al conocimiento reciente. Hasta la propia propaganda que tanto infesta los medios no es más que una siembra sistemática y continuada de nabos en las espaldas pues su recurre casi siempre a la cosificación de la mujer y su exhibición vestida o desnuda tenga o no tenga nada que ver con llantas, aceites para motor o cirugías de moda.
Si los de la NASA conocen lo dicho por Salamanca y sus motivos, deben estar de regocijo y riéndose a mandíbula batiente de todos nosotros.
miércoles, 4 de diciembre de 2013
LAS BAJAS PASIONES
Hay una ola en el mundo que también se siente en Bolivia, la insurgencia de las más bajas pasiones que se traducen en crímenes de niños, de grupos de personas o indiscriminadamente.
Ya no sorprende que en los EEUU se produzcan matanzas a cargo de pistoleros que, por esto o lo otro, salen a disparar sin saber a quién matan o hieren y luego se suicidan; tampoco es ya noticia que en algunos países el terrorismo siga siendo una forma de lucha; pero lo que es más difícil entender es que una madre se involucre en el secuestro y muerte de sus hijos.
Pues ha sucedido en nuestra patria donde, aparentemente, los asesinos de una mujer y un bebé actuaron en concomitancia y complicidad de las madres de las víctimas; no es primera vez que sucede pues también se han dado casos donde párvulos han sido estrellados contra las paredes o el piso para deshacerse de ellos por diversos motivos.
¿Qué está sucediendo? Es difícil decirlo porque no se han estudiado la mayoría de los casos o porque no hay voluntad para hacerlo, ya que las implicaciones del mundo actual pueden resultar demasiado dramáticas en un ambiente donde el materialismo se impone no sólo ya en los sistemas de gobierno sino en la vida cotidiana de las personas que, por muy religiosas que aparezca, resultan ser adoradores del nuevo dios: el dinero o el consumismo.
No es el planeta sólo el que está enfermo sino el hombre, la sociedad y aunque se diga que siempre han existido crímenes donde se descubrían las bajas pasiones, el número o la información que se sabe de ellos es preocupante. Claro que todo puede perderse en estadísticas que ya a pocos convencen o no reciben la importancia que debieran; pero los hechos están ahí; peor todavía cuando se dice que la humanidad progresa a la par que la ciencia y la tecnología cuando la realidad nos muestra que no acabamos de salir de las cavernas.
Pero no solo es el hecho más o menos aislado de este o aquel crimen sino la organización del mismo por la guerra, las epidemias, las plagas o las pestes que, varias veces, se sospecha que se ponen al interés de los comerciantes de armas, de drogas o de productos químicos que pasan por benéficos cuando el objetivo es más bien por el lado contrario. Ahí están los ejemplos y sospechas sobre el SIDA y la gripe AH1N1, para sólo citar dos casos; pero que son igualmente, o más, censurables que los crímenes que comentamos.
Ya no sorprende que en los EEUU se produzcan matanzas a cargo de pistoleros que, por esto o lo otro, salen a disparar sin saber a quién matan o hieren y luego se suicidan; tampoco es ya noticia que en algunos países el terrorismo siga siendo una forma de lucha; pero lo que es más difícil entender es que una madre se involucre en el secuestro y muerte de sus hijos.
Pues ha sucedido en nuestra patria donde, aparentemente, los asesinos de una mujer y un bebé actuaron en concomitancia y complicidad de las madres de las víctimas; no es primera vez que sucede pues también se han dado casos donde párvulos han sido estrellados contra las paredes o el piso para deshacerse de ellos por diversos motivos.
¿Qué está sucediendo? Es difícil decirlo porque no se han estudiado la mayoría de los casos o porque no hay voluntad para hacerlo, ya que las implicaciones del mundo actual pueden resultar demasiado dramáticas en un ambiente donde el materialismo se impone no sólo ya en los sistemas de gobierno sino en la vida cotidiana de las personas que, por muy religiosas que aparezca, resultan ser adoradores del nuevo dios: el dinero o el consumismo.
No es el planeta sólo el que está enfermo sino el hombre, la sociedad y aunque se diga que siempre han existido crímenes donde se descubrían las bajas pasiones, el número o la información que se sabe de ellos es preocupante. Claro que todo puede perderse en estadísticas que ya a pocos convencen o no reciben la importancia que debieran; pero los hechos están ahí; peor todavía cuando se dice que la humanidad progresa a la par que la ciencia y la tecnología cuando la realidad nos muestra que no acabamos de salir de las cavernas.
Pero no solo es el hecho más o menos aislado de este o aquel crimen sino la organización del mismo por la guerra, las epidemias, las plagas o las pestes que, varias veces, se sospecha que se ponen al interés de los comerciantes de armas, de drogas o de productos químicos que pasan por benéficos cuando el objetivo es más bien por el lado contrario. Ahí están los ejemplos y sospechas sobre el SIDA y la gripe AH1N1, para sólo citar dos casos; pero que son igualmente, o más, censurables que los crímenes que comentamos.
martes, 3 de diciembre de 2013
LEY SECA
Casi siempre cuando se quiere restringir la venta y consumo de alcohol, se hace referencia a la ley seca de EEUU y su fracaso en manos de las mafias organizadas.
En Cochabamba, especialmente, es costumbre entre los trabajadores no calificados como albañiles, zapateros, pintores de brocha gorda y otros artesanos, cumplir con el ritual de "san lunes" que consiste en continuar la farra que se inició el sábado por la tarde. Tan es así que arquitectos, constructores y hasta gerentes de fábricas, cuentan ese día como festivo y no planifican nada serio; por su parte, los festejantes afirman que el lunes es un "mal día" para cualquier compromiso y siempre lo postergan para otro.
No es pues cuestión de tradición ni mucho menos sino de costumbre a la holganza y la visceralidad porque ni siquiera esos trabajadores tienen para pagar un plato se escabeche o enrollado, que es lo que esgrimen los negociantes de chicha, cerveza u otros tragos que tampoco están al alcance de ellos sino la primera.
Es curioso lo que viene sucediendo en el mundo entero; el negocio de las drogas, de la trata de blancas y de negras, para ser "equitativo", del alcohol, del espectáculo barato, de las armas es lo que más ganancias genera y tiene sus propios anticuerpos para defenderse del sentido común, de la higiene o de la salud aunque sus consecuencias nefastas sigan creciendo en delincuencia, inseguridad, enfermedades degenerativas, de contagio o de muerte directa por las diferentes formas de violencia.
El número de cirróticos, por ejemplo, se ha incrementado no sólo porque hay un mayor consumo de alcohol y falta de alimentación apropiada sino porque las bebidas tradicionales han degenerado o dado paso a la distorsión o adulteración con alcohol metílico incluido; ni qué decir de la inseguridad y de la contaminación acústica que es lo que más molesta y tiene efectos dramáticos que no se quieren ver porque no conviene.
Hoy, ante la posibilidad incierta de restringir el día lunes el consumo de alcohol, que nadie garantiza porque no hay elementos de control eficaces y suficientes y porque existe una conducta "contreras" en parte de la ciudadanía, se vuelven a agitar banderas en uno u otro sentido, a favor o en contra; pero sin ir al fondo del asunto: el tráfico del alcohol y la consiguiente generación de violencia.
Se toman tan superficialmente las cosas que el alcalde, que es parte de un conjunto de música popular que, a veces, actúan los lunes, dice que no está de acuerdo mientras otros dicen que si las agresiones a las parejas o la violencia familiar es mayor el día lunes, con la ley seca, ya se darán modos los violentos de propinar las mismas golpizas los otros días.
Lo peor, es que se quiere hacer debate de la ramplonería.
En Cochabamba, especialmente, es costumbre entre los trabajadores no calificados como albañiles, zapateros, pintores de brocha gorda y otros artesanos, cumplir con el ritual de "san lunes" que consiste en continuar la farra que se inició el sábado por la tarde. Tan es así que arquitectos, constructores y hasta gerentes de fábricas, cuentan ese día como festivo y no planifican nada serio; por su parte, los festejantes afirman que el lunes es un "mal día" para cualquier compromiso y siempre lo postergan para otro.
No es pues cuestión de tradición ni mucho menos sino de costumbre a la holganza y la visceralidad porque ni siquiera esos trabajadores tienen para pagar un plato se escabeche o enrollado, que es lo que esgrimen los negociantes de chicha, cerveza u otros tragos que tampoco están al alcance de ellos sino la primera.
Es curioso lo que viene sucediendo en el mundo entero; el negocio de las drogas, de la trata de blancas y de negras, para ser "equitativo", del alcohol, del espectáculo barato, de las armas es lo que más ganancias genera y tiene sus propios anticuerpos para defenderse del sentido común, de la higiene o de la salud aunque sus consecuencias nefastas sigan creciendo en delincuencia, inseguridad, enfermedades degenerativas, de contagio o de muerte directa por las diferentes formas de violencia.
El número de cirróticos, por ejemplo, se ha incrementado no sólo porque hay un mayor consumo de alcohol y falta de alimentación apropiada sino porque las bebidas tradicionales han degenerado o dado paso a la distorsión o adulteración con alcohol metílico incluido; ni qué decir de la inseguridad y de la contaminación acústica que es lo que más molesta y tiene efectos dramáticos que no se quieren ver porque no conviene.
Hoy, ante la posibilidad incierta de restringir el día lunes el consumo de alcohol, que nadie garantiza porque no hay elementos de control eficaces y suficientes y porque existe una conducta "contreras" en parte de la ciudadanía, se vuelven a agitar banderas en uno u otro sentido, a favor o en contra; pero sin ir al fondo del asunto: el tráfico del alcohol y la consiguiente generación de violencia.
Se toman tan superficialmente las cosas que el alcalde, que es parte de un conjunto de música popular que, a veces, actúan los lunes, dice que no está de acuerdo mientras otros dicen que si las agresiones a las parejas o la violencia familiar es mayor el día lunes, con la ley seca, ya se darán modos los violentos de propinar las mismas golpizas los otros días.
Lo peor, es que se quiere hacer debate de la ramplonería.
lunes, 2 de diciembre de 2013
SALTÓ LA LIEBRE
Tal como sospechábamos, el "acuerdo programático" entre el gobierno actual y la COB, que desistió de hacer partido, se basa simplemente en el reparto de candidaturas a diputados, senadores y otras yerbas menores.
Ya se estarían barajando los nombres de los nuevos "honorables" que de tal no tendrán sino el protocolo porque, entre ellos, por ejemplo, hay uno que tiene más sospechas que cualquier carnicero de épocas de terror y, sin embargo, se ha mantenido siempre en la cresta de la dirigencia que no tiene reparos ideológicos o morales, como puede pensar el ciudadanocomún.
Hace ya décadas que la dirección de los trabajadores en Bolivia, casi, casi, se encuentra en las mismas manos, un monopolio que no ha querido dejar ni el marxismo ni el trotskismo, que hablan mucho de democracia, de libertades y derechos pero que a la hora de la verdad, no las conocen ni por el forro. Quienes hayan seguido alguna vez, la historia del sindicalismo pueden establecer claramente un antes y un después de la lucha por las reivindicaciones de los proletarios que, antes de la "revolución nacional", se hacía a riesgo de la vida y el empleo y, al calor de las "banderas de abril", se corrompieron profundamente en la recepción de comisiones, viáticos, "coimisiones" y otras prebendas que hicieron de la dirigencia sindical todo un camaleón que hoy podía estar convenientemente callada ante la tiranía cobrando de gastos reservados o salir a las calles para protestar por un régimen que había perdido la confianza de la embajada.
Pocos hay que se puedan nombrar sin tacha en la dirigencia de los mineros, que fue el sindicato más fuerte y aguerrido y casi todos son anteriores a la irrupción del "libertador económico"; después es preferible no mirar porque el espectáculo asquea no únicamente por la frustración que deben sentir los propios proletarios sino por la venalidad que se ha ido descubriendo cada vez más descaradamente.
Ni siquiera ya está "el maestro" Lechín que hizo transición entre una y otra época con diferentes matices, desaciertos o sospechas y la realidad nos muestra que no dejó legado alguno, ni de liderato ni ideológico y, peor todavía moral.
Al calor de la nueva campaña electoral serán esos personajes que se disputarán curules y oficinas con los del oficialismo que puede provocar una disminución del voto por aquello de "dime con quién andas, te diré quien eres" o es preferible "solo que mal acompañado". Y no es sólo un anuncio de más sinvergüenzura sino de degeneración de la propia democracia pues el sectarismo de los "proletarios", acostumbrados a ganar sin trabajar, es archiconocido.
Lo que hay que relievar es que no hay "principios programáticos" ni alianzas verdaderas sino contubernios, conchabamientos; lo mismo en quienes se dicen del oficialismo como de la oposición que está haciendo exactamente lo mismo con tal de sumar, aunque sea de a poco.
Ya se estarían barajando los nombres de los nuevos "honorables" que de tal no tendrán sino el protocolo porque, entre ellos, por ejemplo, hay uno que tiene más sospechas que cualquier carnicero de épocas de terror y, sin embargo, se ha mantenido siempre en la cresta de la dirigencia que no tiene reparos ideológicos o morales, como puede pensar el ciudadanocomún.
Hace ya décadas que la dirección de los trabajadores en Bolivia, casi, casi, se encuentra en las mismas manos, un monopolio que no ha querido dejar ni el marxismo ni el trotskismo, que hablan mucho de democracia, de libertades y derechos pero que a la hora de la verdad, no las conocen ni por el forro. Quienes hayan seguido alguna vez, la historia del sindicalismo pueden establecer claramente un antes y un después de la lucha por las reivindicaciones de los proletarios que, antes de la "revolución nacional", se hacía a riesgo de la vida y el empleo y, al calor de las "banderas de abril", se corrompieron profundamente en la recepción de comisiones, viáticos, "coimisiones" y otras prebendas que hicieron de la dirigencia sindical todo un camaleón que hoy podía estar convenientemente callada ante la tiranía cobrando de gastos reservados o salir a las calles para protestar por un régimen que había perdido la confianza de la embajada.
Pocos hay que se puedan nombrar sin tacha en la dirigencia de los mineros, que fue el sindicato más fuerte y aguerrido y casi todos son anteriores a la irrupción del "libertador económico"; después es preferible no mirar porque el espectáculo asquea no únicamente por la frustración que deben sentir los propios proletarios sino por la venalidad que se ha ido descubriendo cada vez más descaradamente.
Ni siquiera ya está "el maestro" Lechín que hizo transición entre una y otra época con diferentes matices, desaciertos o sospechas y la realidad nos muestra que no dejó legado alguno, ni de liderato ni ideológico y, peor todavía moral.
Al calor de la nueva campaña electoral serán esos personajes que se disputarán curules y oficinas con los del oficialismo que puede provocar una disminución del voto por aquello de "dime con quién andas, te diré quien eres" o es preferible "solo que mal acompañado". Y no es sólo un anuncio de más sinvergüenzura sino de degeneración de la propia democracia pues el sectarismo de los "proletarios", acostumbrados a ganar sin trabajar, es archiconocido.
Lo que hay que relievar es que no hay "principios programáticos" ni alianzas verdaderas sino contubernios, conchabamientos; lo mismo en quienes se dicen del oficialismo como de la oposición que está haciendo exactamente lo mismo con tal de sumar, aunque sea de a poco.
domingo, 1 de diciembre de 2013
"LENGUAJE UNIVERSITARIO"
Uno de los argumentos que esgrimen los que postulan repensar la universidad es que, ante el fracaso de la ciencia, la filosofía y la técnica, los universitarios se dieron modos para crear un "lenguaje universitario" que, supuestamente, demostraba sapiencia y progreso pero que no era sino el rótulo del vacío.
Y tan es así que muchos hemos podido comprobar cómo los que menos sabían se daban a "innovar" el lenguaje para disfrazar su ignorancia; desde el cambio de acentos, hasta la adopción de "modismos" extranjeros, por decir algo, la vida en la Universidad se ha caracterizado y sigue caracterizándose, por un lenguaje seudotécnico que sólo esconde la ignorancia y la falta de dominio del idioma nativo o adoptado.
Por eso es que degeneramos el español, por ejemplo, con palabras como implementar, recepcionar, aperturar o usamos muletillas como eso de "por lo cual" que utilizamos indiferentemente al género y las circunstancias o calificamos como "trucho" lo de contrabando, lo falsificado o lo pirateado, pudiendo referirnos mejor con esos términos a lo que queremos significar. Y así como la Universidad ha creado un lenguaje sofistico para engañar sobre su estado de decrepitud, así también los "medios" hoy son los abanderados de la sofisticación por medio del lenguaje adulterado, anarquizado, degenerado.
Por eso también es que los autodenominados "analistas" sean del tipo que sean, se han convertido en una plaga y se han vuelto insufribles. Ayer nomas, mientras viajábamos en transporte público, escuchamos las "disquisiciones" de uno de ellos y no sabíamos si reír o llorar. Porque, ¿cómo es posible que una economía en bonanza tenga inflación? ¿Cómo se puede decir que los precios al consumidor se han elevado cuando el mercado nos responde contundentemente que no? Está bien que estos "analistas" quieran llevar agua a sus propios molinos o los de su partido; pero está mal que recurran al uso caprichoso del lenguaje para mentir a la gente, para engañarla, aunque tengan algún cartón para demostrar que no pasaron por el frente de la Universidad sino por sus aulas; pero sí se hicieron acólitos del sofisma, de los artificios, para esconder su parcialidad o ignorancia.
Así como un buen médico explica claramente a su paciente las causas y consecuencias de su mal y no anda con "tecnicismos"; así también el uso de los últimos no hace sino esconder los grandes vacíos que dejan los pésimos catedráticos que infestan los campos universitarios y recurren al "lenguaje universitario" para defraudar, para corromper.
Y tan es así que muchos hemos podido comprobar cómo los que menos sabían se daban a "innovar" el lenguaje para disfrazar su ignorancia; desde el cambio de acentos, hasta la adopción de "modismos" extranjeros, por decir algo, la vida en la Universidad se ha caracterizado y sigue caracterizándose, por un lenguaje seudotécnico que sólo esconde la ignorancia y la falta de dominio del idioma nativo o adoptado.
Por eso es que degeneramos el español, por ejemplo, con palabras como implementar, recepcionar, aperturar o usamos muletillas como eso de "por lo cual" que utilizamos indiferentemente al género y las circunstancias o calificamos como "trucho" lo de contrabando, lo falsificado o lo pirateado, pudiendo referirnos mejor con esos términos a lo que queremos significar. Y así como la Universidad ha creado un lenguaje sofistico para engañar sobre su estado de decrepitud, así también los "medios" hoy son los abanderados de la sofisticación por medio del lenguaje adulterado, anarquizado, degenerado.
Por eso también es que los autodenominados "analistas" sean del tipo que sean, se han convertido en una plaga y se han vuelto insufribles. Ayer nomas, mientras viajábamos en transporte público, escuchamos las "disquisiciones" de uno de ellos y no sabíamos si reír o llorar. Porque, ¿cómo es posible que una economía en bonanza tenga inflación? ¿Cómo se puede decir que los precios al consumidor se han elevado cuando el mercado nos responde contundentemente que no? Está bien que estos "analistas" quieran llevar agua a sus propios molinos o los de su partido; pero está mal que recurran al uso caprichoso del lenguaje para mentir a la gente, para engañarla, aunque tengan algún cartón para demostrar que no pasaron por el frente de la Universidad sino por sus aulas; pero sí se hicieron acólitos del sofisma, de los artificios, para esconder su parcialidad o ignorancia.
Así como un buen médico explica claramente a su paciente las causas y consecuencias de su mal y no anda con "tecnicismos"; así también el uso de los últimos no hace sino esconder los grandes vacíos que dejan los pésimos catedráticos que infestan los campos universitarios y recurren al "lenguaje universitario" para defraudar, para corromper.
sábado, 30 de noviembre de 2013
JUVENTUD DEPRIMIDA
Aunque parezca una ñoñería o lo que quieran; lo cierto es que hay alarmantes signos sobre la depresión en que está la juventud y todavía nadie se anima a hacer un diagnóstico serio de la situación.
En primer lugar, está el consumo de alcohol; que no es una ocasión para alegrarse un poco, compartir con los amigos o hacer nuevas amistades sino la búsqueda de la embriaguez por sí misma, por su toxicidad, porque cada vez no sólo que hay más tragos adulterados sino que se va recurriendo a un más alto grado alcohólico y una ingesta incontrolada.
En segundo lugar, el ruido que atrae como moscas a la miel en cuanto se anuncia cualquier espectáculo y que no es más que contaminación acústica que, como se ha demostrado científicamente, deprime el cerebro en grados todavía no bien cuantificados.
En tercer lugar, el creciente consumo de drogas, especialmente la mariguana que no se conocía mucho localmente y que ahora es ya una verdadera plaga.
Si solo atendemos estos tres factores de depresión cerebral, por mucho que hayan efectos estimulantes en pequeñas dosis o al principio del consumo, no hay duda que la juventud tiene que ser objeto de estudio y también el mercado que le proporciona abundantemente la ocasión de deprimirse por medio de unos medios de comunicación que hace rato que están forzando una intervención gubernamental que evite las consecuencias negativas que se están dando, como el pandillerismo, el incentivo a la delincuencia, que es lo que se conoce por los primeros informes en Cochabamba y otras ciudades.
Y es lamentable lo que viene ocurriendo porque nos estremecen de miedo y hasta de pavor cuando se anuncia irresponsable o majaderamente una "inflación" o las consecuencias desastrosas de esta o aquella medida y que, al final, no hay naranjas; pero nada se dice ante estos signos evidentes del riesgo en que se encuentra la juventud que, incluso, en los predios universitarios da serios motivos como para preocuparse por ella, verbigracia, cuando se enfrentan con los muebles o los inmuebles en supuestos debates ideológicos que es poco menos que imposible hallar ya en esos ambientes o abren la boca y muestran un deficiente y lamentable manejo del lenguaje.
Lo que está ocurriendo con esta suerte de depresión de la juventud, debiera mover a médicos, psicólogos, psiquiatras y hasta sociólogos, de los verdaderos, para encarar un problema que se da allá donde se encuentra el porvenir o el tesoro; que es normalmente como se refieren muchos a esta etapa de la juventud.
En primer lugar, está el consumo de alcohol; que no es una ocasión para alegrarse un poco, compartir con los amigos o hacer nuevas amistades sino la búsqueda de la embriaguez por sí misma, por su toxicidad, porque cada vez no sólo que hay más tragos adulterados sino que se va recurriendo a un más alto grado alcohólico y una ingesta incontrolada.
En segundo lugar, el ruido que atrae como moscas a la miel en cuanto se anuncia cualquier espectáculo y que no es más que contaminación acústica que, como se ha demostrado científicamente, deprime el cerebro en grados todavía no bien cuantificados.
En tercer lugar, el creciente consumo de drogas, especialmente la mariguana que no se conocía mucho localmente y que ahora es ya una verdadera plaga.
Si solo atendemos estos tres factores de depresión cerebral, por mucho que hayan efectos estimulantes en pequeñas dosis o al principio del consumo, no hay duda que la juventud tiene que ser objeto de estudio y también el mercado que le proporciona abundantemente la ocasión de deprimirse por medio de unos medios de comunicación que hace rato que están forzando una intervención gubernamental que evite las consecuencias negativas que se están dando, como el pandillerismo, el incentivo a la delincuencia, que es lo que se conoce por los primeros informes en Cochabamba y otras ciudades.
Y es lamentable lo que viene ocurriendo porque nos estremecen de miedo y hasta de pavor cuando se anuncia irresponsable o majaderamente una "inflación" o las consecuencias desastrosas de esta o aquella medida y que, al final, no hay naranjas; pero nada se dice ante estos signos evidentes del riesgo en que se encuentra la juventud que, incluso, en los predios universitarios da serios motivos como para preocuparse por ella, verbigracia, cuando se enfrentan con los muebles o los inmuebles en supuestos debates ideológicos que es poco menos que imposible hallar ya en esos ambientes o abren la boca y muestran un deficiente y lamentable manejo del lenguaje.
Lo que está ocurriendo con esta suerte de depresión de la juventud, debiera mover a médicos, psicólogos, psiquiatras y hasta sociólogos, de los verdaderos, para encarar un problema que se da allá donde se encuentra el porvenir o el tesoro; que es normalmente como se refieren muchos a esta etapa de la juventud.
viernes, 29 de noviembre de 2013
LA LOCURA DE LAS OLIGARQUÍAS
Es ya una locura que algunas oligarquías, las más, se contenten con la intermediación del poder entre la riqueza de los foráneos y la pobreza de los suyos. Pero cuando esos individuos tratan de aparecer como defensores de algo que no conocen, mueven no sólo a la compasión sino también a la risa.
Es lo que está pasando con la oligarquía intermediaria chilena que no pierde oportunidad para desconocer la historia, la integración latinoamericana o la verdad. Estos días el canciller de La Moneda dice que no pueden regalarle territorio a Bolivia, en alusión a la reivindicación marítima, lo que no es más que majadería pura, simple y grotesca.
Que esos oligarcas reclamaran por su pueblo, por sus intereses, por su cultura, pasaría; pero cuando lo que se defiende no son otros que los intereses de la hegemonía del capital y el materialismo, la cosa empieza a cambiar de color y de tono. Porque, en primer lugar, el pueblo chileno y el boliviano nunca se enfrentaron en ninguna guerra pues la llamada del Pacífico no fue sino la apropiación indebida de riquezas y territorio boliviano por parte de los que manejaban los hilos de la oligarquía chilena: los ingleses. Ahora tampoco la defensa que hacen de lo usurpado corresponde a los derechos de los mapuches, los araucanos o los aymaras sino a las maquinaciones del Departamento de Estado a quien ya sirvieron en ocasión de la guerra de Las Malvinas.
Lo que hay que admirar, empero, es la fidelidad con el servilismo, la facilidad que tienen entre las vértebras y las rodillas para postrarse de hinojos, su ignorancia supina respecto a la historia de la América Latina y sus ansias de integración.
Lo malo es que estas oligarquías tienen todas las intenciones y la probabilidades de quedarse en los palacios santiaguinos, se definan a sí mismas como derechistas o izquierdistas, porque hace siglos que mantienen a los verdaderos chilenos en la marginalidad, en el olvido, en la desesperanza. No por nada la tradición que más se sigue en sus ciudades es la del té "five o clock".
¿Qué locura! Dirán muchos; pero es la realidad que también se vive en otros lugares del mundo aunque la cuestión no sirve de consuelo sino de acicate.
Es lo que está pasando con la oligarquía intermediaria chilena que no pierde oportunidad para desconocer la historia, la integración latinoamericana o la verdad. Estos días el canciller de La Moneda dice que no pueden regalarle territorio a Bolivia, en alusión a la reivindicación marítima, lo que no es más que majadería pura, simple y grotesca.
Que esos oligarcas reclamaran por su pueblo, por sus intereses, por su cultura, pasaría; pero cuando lo que se defiende no son otros que los intereses de la hegemonía del capital y el materialismo, la cosa empieza a cambiar de color y de tono. Porque, en primer lugar, el pueblo chileno y el boliviano nunca se enfrentaron en ninguna guerra pues la llamada del Pacífico no fue sino la apropiación indebida de riquezas y territorio boliviano por parte de los que manejaban los hilos de la oligarquía chilena: los ingleses. Ahora tampoco la defensa que hacen de lo usurpado corresponde a los derechos de los mapuches, los araucanos o los aymaras sino a las maquinaciones del Departamento de Estado a quien ya sirvieron en ocasión de la guerra de Las Malvinas.
Lo que hay que admirar, empero, es la fidelidad con el servilismo, la facilidad que tienen entre las vértebras y las rodillas para postrarse de hinojos, su ignorancia supina respecto a la historia de la América Latina y sus ansias de integración.
Lo malo es que estas oligarquías tienen todas las intenciones y la probabilidades de quedarse en los palacios santiaguinos, se definan a sí mismas como derechistas o izquierdistas, porque hace siglos que mantienen a los verdaderos chilenos en la marginalidad, en el olvido, en la desesperanza. No por nada la tradición que más se sigue en sus ciudades es la del té "five o clock".
¿Qué locura! Dirán muchos; pero es la realidad que también se vive en otros lugares del mundo aunque la cuestión no sirve de consuelo sino de acicate.
jueves, 28 de noviembre de 2013
SOFISMAS Y EUFEMISMOS
Desde que la política se convirtió en politiquería, el urbanismo en urbanistería o la ciencia en cientificismo, vivimos de sofismas y eufemismos.
Por ejemplo, la Central Obrera Boliviana ha arriado sus banderas independentistas y sectarias y se ha sumado al carro ganador de las siguientes elecciones por "principios programáticos" que deben ser los mismos que hicieron cruzar "ríos de sangre" o entroncarse en el "árbol de las peras" o el móvil principal de las "junthuchas" que se hicieron, y se hacen, por razones electorales y para el simple y vulgar cuoteo de la administración pública y que caracterizaron la empedernida "clase política".
También, a título de integración, igualdad y otras yerbas, se ha posibilitado que algunos tribunales no siempre estén mayoritariamente dominados por hombres sino que se incluyan mujeres; sin embargo, frecuentemente se organizan reuniones de magistradas, concejalas, en una abierta y pública discriminación que, curiosamente, no sólo está prohibida por ley sino que fue aparente motivo de progreso.
Otro caballito de Troya es lo del "consenso", lo reclaman los traficantes de alcohol para seguir reclutando adictos, los delincuentes para elaborar el Código Penal o los explotadores del transporte para seguir siendo dueños de vidas, haciendas, calles y avenidas. Y, lo más curioso, es que es un arma que se esgrime en manos de sectarios, logieros o enemigos comunes de la colectividad.
Entre los eufemismos hay una variedad que depende del gusto y sabor de las personas, ya no se puede decir homosexual al que presenta esas tendencias, hay que decirle "gay" y darle su derecho a optar por el sexo que más le convenga, por mucho que anatómica y fisiológicamente ya tenga uno e irrenunciable; lo mismo pasa con las prostitutas, son "trabajadoras sexuales" cuyos derechos y negocio hay que respetar aunque, paralelamente, nos desgarremos las vestiduras por el aumento del tráfico de personas que terminan hasta en las cárceles, no por delito alguno, sino para satisfacer las necesidades de los presos que pagan por menores o mayores como si estuviesen en las calles.
Al mestizo hay que llamarlo "originario", al marginal "de la calle" o "en situación de calle", lo mismo que a los perros vagabundos que proliferan en las ruas y a cualquier imbécil no se le puede bajar de "magister" o, en un mínimo esfuerzo, "licenciado".
Si estos sofismas y eufemismos contribuyeran a algo, hace rato que la tierra sería un paraíso y no el planeta en riesgo de extinción al que todos quieren seguir exprimiendo como un limón.
Por ejemplo, la Central Obrera Boliviana ha arriado sus banderas independentistas y sectarias y se ha sumado al carro ganador de las siguientes elecciones por "principios programáticos" que deben ser los mismos que hicieron cruzar "ríos de sangre" o entroncarse en el "árbol de las peras" o el móvil principal de las "junthuchas" que se hicieron, y se hacen, por razones electorales y para el simple y vulgar cuoteo de la administración pública y que caracterizaron la empedernida "clase política".
También, a título de integración, igualdad y otras yerbas, se ha posibilitado que algunos tribunales no siempre estén mayoritariamente dominados por hombres sino que se incluyan mujeres; sin embargo, frecuentemente se organizan reuniones de magistradas, concejalas, en una abierta y pública discriminación que, curiosamente, no sólo está prohibida por ley sino que fue aparente motivo de progreso.
Otro caballito de Troya es lo del "consenso", lo reclaman los traficantes de alcohol para seguir reclutando adictos, los delincuentes para elaborar el Código Penal o los explotadores del transporte para seguir siendo dueños de vidas, haciendas, calles y avenidas. Y, lo más curioso, es que es un arma que se esgrime en manos de sectarios, logieros o enemigos comunes de la colectividad.
Entre los eufemismos hay una variedad que depende del gusto y sabor de las personas, ya no se puede decir homosexual al que presenta esas tendencias, hay que decirle "gay" y darle su derecho a optar por el sexo que más le convenga, por mucho que anatómica y fisiológicamente ya tenga uno e irrenunciable; lo mismo pasa con las prostitutas, son "trabajadoras sexuales" cuyos derechos y negocio hay que respetar aunque, paralelamente, nos desgarremos las vestiduras por el aumento del tráfico de personas que terminan hasta en las cárceles, no por delito alguno, sino para satisfacer las necesidades de los presos que pagan por menores o mayores como si estuviesen en las calles.
Al mestizo hay que llamarlo "originario", al marginal "de la calle" o "en situación de calle", lo mismo que a los perros vagabundos que proliferan en las ruas y a cualquier imbécil no se le puede bajar de "magister" o, en un mínimo esfuerzo, "licenciado".
Si estos sofismas y eufemismos contribuyeran a algo, hace rato que la tierra sería un paraíso y no el planeta en riesgo de extinción al que todos quieren seguir exprimiendo como un limón.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
EL FANTASMA QUE SE FUE
Hace ya una ponchada de años, más o menos por estas fechas, se anunció que un fantasma empezaba a recorrer por el mundo. Y así fue; lo curioso es que en manos de los, dizque, materialistas, cuya contradicción es evidente en el anuncio de un espectro, de algo inmaterial, del alma de un difunto, que teóricamente venía a sustituir el capitalismo. La revolución bolchevique llevó al poder al PC a costa de los campesinos y a un costo que la historia contemporánea todavía se niega a revelar y se dice que bordeó más de cuarenta millones de víctimas que hicieron posible la "lucha de clases" y el establecimiento de la tiranía del proletariado porque, semánticamente, no se puede hablar de dictadura.
En todo caso, no sólo que cayó la "cortina de hierro", que sirvió para encubrir los crímenes de una nueva casta de beneficiarios, sino que los discípulos más aventajados, como los chinos, resulta que hoy viran hacia fórmulas del libre mercado mientras el aparentemente inexpugnable Kremlin tiene una serie de controversias y sospechas que resolver sobre su ascenso al poder y la disolución de la URSS.
Curiosamente, dentro de los seguidores del alma de los muertos, en realidad el comunismo no es más que la recopilación de formas de vida ancestrales, fueron los intelectuales, los materialistas, que quisieron poner su sello aunque dentro de posiciones un tanto "folclóricas" como el hacerse adictos al whisky y la organización de camarillas y la vida aburguesada que, como es lógico, no fue general pero sí mayoritaria.
En Bolivia la tiranía del materialismo se ha vivido durante décadas y en manos de pequeños grupos que se dieron modos para sobrevivir a las varias crisis que se dio en las filas del comunismo nacional e internacional sin que, hasta ahora, se haya rendido cuentas a nadie no sólo por la alienación sino por la frustración. Todavía hay nostálgicos que sueñan con resurrecciones y hacen lucubraciones sobre lo que pudo haber sido y no fue.
Y así como los espiritistas convocan a los espíritus para renovarse, así también los "materialistas" siguen convocando la lucha de clases o la tiranía del proletariado como soluciones a un estilo de vida en el mundo que así como no puede seguir siendo simplemente avaricioso, capitalista, monetarista; tampoco puede optar por el sectarismo de una clase, por la sustitución simple y no el cambio, por la teorización llevada al extremo que desconoce la realidad integral del hombre.
Se anunció un fantasma, pasó y se fue y eso fue: un fantasma, una aparición, algo inmaterial.
En todo caso, no sólo que cayó la "cortina de hierro", que sirvió para encubrir los crímenes de una nueva casta de beneficiarios, sino que los discípulos más aventajados, como los chinos, resulta que hoy viran hacia fórmulas del libre mercado mientras el aparentemente inexpugnable Kremlin tiene una serie de controversias y sospechas que resolver sobre su ascenso al poder y la disolución de la URSS.
Curiosamente, dentro de los seguidores del alma de los muertos, en realidad el comunismo no es más que la recopilación de formas de vida ancestrales, fueron los intelectuales, los materialistas, que quisieron poner su sello aunque dentro de posiciones un tanto "folclóricas" como el hacerse adictos al whisky y la organización de camarillas y la vida aburguesada que, como es lógico, no fue general pero sí mayoritaria.
En Bolivia la tiranía del materialismo se ha vivido durante décadas y en manos de pequeños grupos que se dieron modos para sobrevivir a las varias crisis que se dio en las filas del comunismo nacional e internacional sin que, hasta ahora, se haya rendido cuentas a nadie no sólo por la alienación sino por la frustración. Todavía hay nostálgicos que sueñan con resurrecciones y hacen lucubraciones sobre lo que pudo haber sido y no fue.
Y así como los espiritistas convocan a los espíritus para renovarse, así también los "materialistas" siguen convocando la lucha de clases o la tiranía del proletariado como soluciones a un estilo de vida en el mundo que así como no puede seguir siendo simplemente avaricioso, capitalista, monetarista; tampoco puede optar por el sectarismo de una clase, por la sustitución simple y no el cambio, por la teorización llevada al extremo que desconoce la realidad integral del hombre.
Se anunció un fantasma, pasó y se fue y eso fue: un fantasma, una aparición, algo inmaterial.
martes, 26 de noviembre de 2013
LAS CIUDADES
Aunque no se quiera admitir o no se crea, las ciudades van haciendo del hombre un marginal; especialmente en aquellas donde todavía no ha llegado un concepto exacto de lo que deben ser o las revisiones arquitectónicas que se han introducido.
Por eso no es raro que, en Cochabamba por ejemplo, nos anuncien la construcción de un megadistribuidor, así se llaman ahora las obras que priorizan el automóvil y dejan a su suerte al ciudadano común, como un gran emprendimiento del gobierno comunal y nadie tiene posibilidad de decir nada porque no existen los canales respectivos.
Hasta hace un tiempo, bastante, el Colegio de Arquitectos solía participar de la planificación o de la crítica al gobierno municipal y sus opiniones tenían cierto peso, por mucho que otros empujaban las obras "estrella" de los alcaldes decididos a promover sus propias figuras que a favorecer el interés colectivo, a eso le debemos el haber perdido casi todo el patrimonio histórico y arquitectónico del centro de la ciudad y de haber hipertrofiado la misma con las consecuencias que actualmente vivimos en congestionamiento, en contaminación y otros males como la especulación.
Si bien hasta finales del siglo anterior las ideas de Le Corbusier eran las imperantes en cuanto a la construcción de las ciudades, a principios del actual grandes fueron las revisiones y tanto es así que en varias ciudades europeas, verbigracia, se procedió a construir jardines o áreas verdes donde antes existían puentes o se incentiva más el transporte colectivo no contaminante o el uso de la bicicleta. Por estos lados hacemos todo lo contrario porque no podemos dejar de lado nuestra política de imitación y sofisticación.
Los alcaldes de los últimos diez o más gobiernos que han pasado por el Cercado, aunque algunos creen que han hecho buenas obras, no pasarían un riguroso inventario de apego al bien común o al sentido común y se caracterizarían más bien por promover el negocio inmobiliario o favorecerse directamente de él.
Y es que la falta de responsabilidad se ha extendido también a los seguidores de tal o cual urbanistero y la gente se conforma con tener más cemento, aunque no tenga agua potable o alcantarillado o aunque tenga que vivir en una atmósfera contaminante, que es lo que, indirectamente, nos ofrecen los que siguen haciendo de la urbanistería un negocio o una ocupación a tiempo completo.
Y a eso queremos llamarle progreso.
Por eso no es raro que, en Cochabamba por ejemplo, nos anuncien la construcción de un megadistribuidor, así se llaman ahora las obras que priorizan el automóvil y dejan a su suerte al ciudadano común, como un gran emprendimiento del gobierno comunal y nadie tiene posibilidad de decir nada porque no existen los canales respectivos.
Hasta hace un tiempo, bastante, el Colegio de Arquitectos solía participar de la planificación o de la crítica al gobierno municipal y sus opiniones tenían cierto peso, por mucho que otros empujaban las obras "estrella" de los alcaldes decididos a promover sus propias figuras que a favorecer el interés colectivo, a eso le debemos el haber perdido casi todo el patrimonio histórico y arquitectónico del centro de la ciudad y de haber hipertrofiado la misma con las consecuencias que actualmente vivimos en congestionamiento, en contaminación y otros males como la especulación.
Si bien hasta finales del siglo anterior las ideas de Le Corbusier eran las imperantes en cuanto a la construcción de las ciudades, a principios del actual grandes fueron las revisiones y tanto es así que en varias ciudades europeas, verbigracia, se procedió a construir jardines o áreas verdes donde antes existían puentes o se incentiva más el transporte colectivo no contaminante o el uso de la bicicleta. Por estos lados hacemos todo lo contrario porque no podemos dejar de lado nuestra política de imitación y sofisticación.
Los alcaldes de los últimos diez o más gobiernos que han pasado por el Cercado, aunque algunos creen que han hecho buenas obras, no pasarían un riguroso inventario de apego al bien común o al sentido común y se caracterizarían más bien por promover el negocio inmobiliario o favorecerse directamente de él.
Y es que la falta de responsabilidad se ha extendido también a los seguidores de tal o cual urbanistero y la gente se conforma con tener más cemento, aunque no tenga agua potable o alcantarillado o aunque tenga que vivir en una atmósfera contaminante, que es lo que, indirectamente, nos ofrecen los que siguen haciendo de la urbanistería un negocio o una ocupación a tiempo completo.
Y a eso queremos llamarle progreso.
lunes, 25 de noviembre de 2013
LOS TÉRMINOS ECONÓMICOS
Como todo anda revuelto en el mundo, la economía no es la excepción y se usan términos a gusto y sabor de "economistas" o "analistas económicos"; sin darse por enterados que muchas veces se ha recurrido al sofisma o el engaño directo para conseguir beneficios sectarios. Como cuando la UDP nos legó la hiperinflación. que fue más que eso, para entregarnos amarrados de pies y manos al recetarismo fondomonetarista en función de las ganancias de las transnacionales.
Hoy, a propósito del doble aguinaldo se está dando lo mismo y con lo que más se amaga es con la inflación; claro que quienes manejan la amenaza no saben siquiera de qué se trata si nos referimos a la economía como ciencia. Y lo que ya no sorprende es que sean los propios economistas o aficionados que nos vengan con sofismas y de ellos se hagan carne muchos ciudadanos, por más que recibirán con alegría el beneficio anotado. Pero de lo que se trata es de escarnecer al indio de m...
No todo en la economía boliviana está bien; en primer lugar,. no hay equidad en la tributación pues donde mayores ganancias se generan, y ya no es curioso que sean para unos cuantos, es en las autodenominadas cooperativas que ya no son tales o en las empresas ganaderas o agrícolas que se siguen dando modos para evadir impuestos y mostrar la cara real de los que ganan mucho con el auxilio de los gobiernos eventuales que pasan por el Palacio Quemado.
En segundo lugar, hay un amplio sector informal que se disfraza de minorista, gremialista o pequeño empresario y donde las leyes laborales no sólo que no se cumplen sino que se desconocen absolutamente y está generando también buenas ganancias en los últimos tiempos, gracias al apoyo e incentivo del gobierno boliviano.
En tercer lugar, no hay conciencia ni patriótica ni ciudadana en muchos de los "empresarios", acostumbrados a ganar de las subvenciones o exenciones que consiguen a través de la presión de los sectores de poder y la subalternización de los intereses nacionales a los foráneos.
No hay pues un conocimiento perfecto y exacto de la economía boliviana y tampoco las personas o instituciones que, en verdad, se acerquen a un diagnóstico verídico que nos descubra la economía como ciencia y no sólo como política partidista. Mientras tanto, se seguirá confundiendo inflación con índices de precios al consumidor o superávit con ganancias de sectores especuladores.
Hoy, a propósito del doble aguinaldo se está dando lo mismo y con lo que más se amaga es con la inflación; claro que quienes manejan la amenaza no saben siquiera de qué se trata si nos referimos a la economía como ciencia. Y lo que ya no sorprende es que sean los propios economistas o aficionados que nos vengan con sofismas y de ellos se hagan carne muchos ciudadanos, por más que recibirán con alegría el beneficio anotado. Pero de lo que se trata es de escarnecer al indio de m...
No todo en la economía boliviana está bien; en primer lugar,. no hay equidad en la tributación pues donde mayores ganancias se generan, y ya no es curioso que sean para unos cuantos, es en las autodenominadas cooperativas que ya no son tales o en las empresas ganaderas o agrícolas que se siguen dando modos para evadir impuestos y mostrar la cara real de los que ganan mucho con el auxilio de los gobiernos eventuales que pasan por el Palacio Quemado.
En segundo lugar, hay un amplio sector informal que se disfraza de minorista, gremialista o pequeño empresario y donde las leyes laborales no sólo que no se cumplen sino que se desconocen absolutamente y está generando también buenas ganancias en los últimos tiempos, gracias al apoyo e incentivo del gobierno boliviano.
En tercer lugar, no hay conciencia ni patriótica ni ciudadana en muchos de los "empresarios", acostumbrados a ganar de las subvenciones o exenciones que consiguen a través de la presión de los sectores de poder y la subalternización de los intereses nacionales a los foráneos.
No hay pues un conocimiento perfecto y exacto de la economía boliviana y tampoco las personas o instituciones que, en verdad, se acerquen a un diagnóstico verídico que nos descubra la economía como ciencia y no sólo como política partidista. Mientras tanto, se seguirá confundiendo inflación con índices de precios al consumidor o superávit con ganancias de sectores especuladores.
domingo, 24 de noviembre de 2013
ABORTO Y NONATO
Dependiendo de la interpretación de cada uno lo sucedido con el Partido de los Trabajadores de la COB, era previsible desde todo punto de vista, pues no existían las condiciones mínimas como para alzarse como nuevo partido ya que no existen líderes, principios, no tenían norte definido. Todo se redujo, y se puede comprobar, a la demagogia, la soberbia y la majadería.
Mucho ruido con bombos y platillos se hizo en el anuncio, se adoptó un lenguaje beligerante contra el gobierno, se criticaba lo que sí y lo que no, se alzaba la voz sin motivo y por simple estridencia y todo ha quedado en la nada. Como se preveía desde el principio con sujetos apenas oportunistas y sin formación alguna y, lo peor, el anuncio del aborto, ha coincidido, casi, casi, con el del doble aguinaldo, poniendo bajo sospecha los verdaderos motivos de la concepción del partido que, por lo demás, se lo presentaba como excesivamente sectario y vacío de contenido político.
Esto mismo le puede ocurrir a la denominada oposición, en todo su abanico, porque tampoco ofrecen opciones de nada; no hay un manejo ideológico de su propuesta y lo único que se muestra nítidamente es la majadería de los que quieren liderarla. Y el principal obstáculo está en el yo. Porque de eso se trata; todos convocan a alinearse o aliarse, pero detrás de ellos mismos. Hasta el momento tampoco se presentan alternativas a las desgastadas cabezas, sólo es un modo de decir, de los que se desgarran las vestiduras por cualquier ñoñería.
Las consecuencias de esta falta de visión, de concepción política, de búsqueda de ideas e ideologías van a redundar en una agudización del mercado y la democracia; por eso seguramente es que ya algunos insisten en que todos subvencionemos sus aventuras personales y sectarias, es decir, volver al sistema de subvención que ha hecho ricas a algunas personas pues no siempre se ha gastado donde debía gastarse.
Con tanto aborto y teratología, la amenaza es contundente: Se viene más democracia de mercado, donde los votos se los puede conseguir con abalorios, regalitos menores o reparto de la burocracia pública y privada entre los seguidores.
Hemos retrocedido, aunque no se quiera, varias décadas porque no hemos sabido mantener las aspiraciones y necesidades del pueblo, a la altura de las circunstancias y nos hemos contentado con el disfrute de las migajas del banquete de los grandes o la impotencia ha podido más.
Mucho ruido con bombos y platillos se hizo en el anuncio, se adoptó un lenguaje beligerante contra el gobierno, se criticaba lo que sí y lo que no, se alzaba la voz sin motivo y por simple estridencia y todo ha quedado en la nada. Como se preveía desde el principio con sujetos apenas oportunistas y sin formación alguna y, lo peor, el anuncio del aborto, ha coincidido, casi, casi, con el del doble aguinaldo, poniendo bajo sospecha los verdaderos motivos de la concepción del partido que, por lo demás, se lo presentaba como excesivamente sectario y vacío de contenido político.
Esto mismo le puede ocurrir a la denominada oposición, en todo su abanico, porque tampoco ofrecen opciones de nada; no hay un manejo ideológico de su propuesta y lo único que se muestra nítidamente es la majadería de los que quieren liderarla. Y el principal obstáculo está en el yo. Porque de eso se trata; todos convocan a alinearse o aliarse, pero detrás de ellos mismos. Hasta el momento tampoco se presentan alternativas a las desgastadas cabezas, sólo es un modo de decir, de los que se desgarran las vestiduras por cualquier ñoñería.
Las consecuencias de esta falta de visión, de concepción política, de búsqueda de ideas e ideologías van a redundar en una agudización del mercado y la democracia; por eso seguramente es que ya algunos insisten en que todos subvencionemos sus aventuras personales y sectarias, es decir, volver al sistema de subvención que ha hecho ricas a algunas personas pues no siempre se ha gastado donde debía gastarse.
Con tanto aborto y teratología, la amenaza es contundente: Se viene más democracia de mercado, donde los votos se los puede conseguir con abalorios, regalitos menores o reparto de la burocracia pública y privada entre los seguidores.
Hemos retrocedido, aunque no se quiera, varias décadas porque no hemos sabido mantener las aspiraciones y necesidades del pueblo, a la altura de las circunstancias y nos hemos contentado con el disfrute de las migajas del banquete de los grandes o la impotencia ha podido más.
sábado, 23 de noviembre de 2013
COMERCIO Y FOLCLORE
Hace algún tiempo, compartimos nuestras preocupaciones sobre las distorsiones que se están introduciendo en el folclore boliviano y lo poco que se hace para detener esta corriente suicida.
Pues bien, resulta que anoche en un programa de televisión se abordó parte del tema y los resultados fueron realmente frustrantes. Se prefiere el comercio al folclore y no sólo que no hay composiciones nuevas que les hagan frente a las antiguas sino que si se quisiera nombrar un conjunto que lo merezca casi, casi se queda uno en el cero; apenas, tal vez, Amaru, Llajtaymanta y pare de contar y de sufrir.
Y es que lo que estamos haciendo es dramático porque estamos matando la gallina de los huevos de oro; porque en el momento en que el comercio, por su propia saturación, ya nada pueda hacer para vender basuritas, entonces recién podremos comprobar cómo nos quedamos sin nada.
Porque actualmente lo que se hace es comercio y el vídeo sólo sirve para promover el tráfico y también el mal gusto que se va apoderando de algunas obras que más parecen propaganda para el alcohol, las drogas, la infidelidad o la infelicidad. Porque las letras de muchas canciones que pasan como estrellas fugaces en el firmamento son lacrimosas, de una ramplonería increíble y que dice mucho de sus autores y, por lo tanto, contrarias al espíritu mismo de lo que es el folclore, el alma, sentimiento y expresión de los pueblos.
En cuanto a la música si no es una completa distorsión de pasados ritmos, es una triste imitación de corrientes que han causado o están causando daños en otras expresiones como el jazz, para sólo citar un ejemplo patético, que perdió toda su esencia con el surgimiento del rock y de otras perversiones mayores que se pueden ver como éxitos en la televisión.
Hay pues una perdida paulatina del folclore en todos los aspectos y está cargo de seudofolcloristas que se tienen más predilección por el comercio que la música o el arte en general y que es preciso, cuando menos, analizar por todas las personas e instituciones de la sociedad porque el folclore no es un patrimonio de unos pocos sino del pueblo en general. Se ha hecho tan grande este comercio vil que, se afirma, que unos pagan para que sus discos sean reproducidos en algunas emisoras y eso es bastante siniestro para seguir tolerándolo.
Por lo tanto, ya no es sólo la introducción errónea de instrumentos ajenos al propio folclore lo que viene distorsionando este rubro sino la mediocridad, el comercio fácil, la impostura, la moda, muchas veces mal copiada, como de eso que se hace llamare fusión y que no es del agrado de quienes nos consideramos respetuosos, cuando menos, de la música folclórica y autóctona de nuestra patria.
Pues bien, resulta que anoche en un programa de televisión se abordó parte del tema y los resultados fueron realmente frustrantes. Se prefiere el comercio al folclore y no sólo que no hay composiciones nuevas que les hagan frente a las antiguas sino que si se quisiera nombrar un conjunto que lo merezca casi, casi se queda uno en el cero; apenas, tal vez, Amaru, Llajtaymanta y pare de contar y de sufrir.
Y es que lo que estamos haciendo es dramático porque estamos matando la gallina de los huevos de oro; porque en el momento en que el comercio, por su propia saturación, ya nada pueda hacer para vender basuritas, entonces recién podremos comprobar cómo nos quedamos sin nada.
Porque actualmente lo que se hace es comercio y el vídeo sólo sirve para promover el tráfico y también el mal gusto que se va apoderando de algunas obras que más parecen propaganda para el alcohol, las drogas, la infidelidad o la infelicidad. Porque las letras de muchas canciones que pasan como estrellas fugaces en el firmamento son lacrimosas, de una ramplonería increíble y que dice mucho de sus autores y, por lo tanto, contrarias al espíritu mismo de lo que es el folclore, el alma, sentimiento y expresión de los pueblos.
En cuanto a la música si no es una completa distorsión de pasados ritmos, es una triste imitación de corrientes que han causado o están causando daños en otras expresiones como el jazz, para sólo citar un ejemplo patético, que perdió toda su esencia con el surgimiento del rock y de otras perversiones mayores que se pueden ver como éxitos en la televisión.
Hay pues una perdida paulatina del folclore en todos los aspectos y está cargo de seudofolcloristas que se tienen más predilección por el comercio que la música o el arte en general y que es preciso, cuando menos, analizar por todas las personas e instituciones de la sociedad porque el folclore no es un patrimonio de unos pocos sino del pueblo en general. Se ha hecho tan grande este comercio vil que, se afirma, que unos pagan para que sus discos sean reproducidos en algunas emisoras y eso es bastante siniestro para seguir tolerándolo.
Por lo tanto, ya no es sólo la introducción errónea de instrumentos ajenos al propio folclore lo que viene distorsionando este rubro sino la mediocridad, el comercio fácil, la impostura, la moda, muchas veces mal copiada, como de eso que se hace llamare fusión y que no es del agrado de quienes nos consideramos respetuosos, cuando menos, de la música folclórica y autóctona de nuestra patria.
viernes, 22 de noviembre de 2013
"DEMOCRACIA UNIVERSITARIA"
Son varios ejemplos ya los que los universitarios nos ofrecieron de lo que entienden por democracia. A golpes, a pedradas, a cohetazos, a gases o por las greñas, el espectáculo se ha repetido de una manera infame por varios campus.
Y no es que nos moleste que los protagonistas lleguen a las manos o el enfrentamiento para hacer valer algo sino que ese algo no existe. Porque lo que está ocasionando esta violencia es la ausencia de ideas, de ideales, de ideología, en fin, de capacidad y libertad de pensar. Si nos atenemos a los hechos, los que casi siempre están involucrados son los que se dicen trotskistas que, tradicionalmente, han demostrado ser los que menos uso hacen de su materia gris, porque la deben tener ¿o no?.
Y no es sólo lamentable que no encuentren los caminos hacia su cerebro sino que crean que la alienación sea una opción de libertad; porque la alienación al marxismo, al trotskismo, al liberalismo o la social democracia o lo que fuere; no es más que eso: alienación y, por tanto, una nueva forma de colonización.
Hace ya varios años, cuando tuvimos la suerte de recibir varios amautas del altiplano con una invitación que ni sospechábamos y que alguna vez comentamos, pudimos conocer qué piensan realmente los que quieren la libertad y la independencia, los que se sienten verdaderamente bolivianos, los que no viven mirando las costas o el extranjero para saber qué hacer. Cuanta diferencia hay en esa posición y la que asumen los alumnos de nuestras universidades y sus disputas tan a la ramplonería.
Y, para no hablar de porcentajes de votación o de ausencia, si es así cómo entienden la democracia, la confrontación de ideas, la convivencia hay que parar las orejas o poner las barbas a remojar porque se supone, aunque sea mal, que de esos ambientes saldrán los conductores del futuro. Y aunque la realidad nos muestra que el mundo es totalmente contrario a lo que se dice vivir en las aulas y los egresados entran en una suerte de competencia en el aburguesamiento, sólo es para lamentar más la situación.
Y, como si fuera poco, muchas de las agresiones que se producen en esta suerte de competencia de estulticia, van dirigidas o las reciben los inmuebles o los muebles, sin daño personal, como si la cobardía fuese tan grande que no se quiere exponer nada. Y no es que nos guste ver sangre en las calles o los rostros sino en el temperamento, en el coraje, en la voluntad de defender ideales.
¿Puede llamarse esto democracia?
Y no es que nos moleste que los protagonistas lleguen a las manos o el enfrentamiento para hacer valer algo sino que ese algo no existe. Porque lo que está ocasionando esta violencia es la ausencia de ideas, de ideales, de ideología, en fin, de capacidad y libertad de pensar. Si nos atenemos a los hechos, los que casi siempre están involucrados son los que se dicen trotskistas que, tradicionalmente, han demostrado ser los que menos uso hacen de su materia gris, porque la deben tener ¿o no?.
Y no es sólo lamentable que no encuentren los caminos hacia su cerebro sino que crean que la alienación sea una opción de libertad; porque la alienación al marxismo, al trotskismo, al liberalismo o la social democracia o lo que fuere; no es más que eso: alienación y, por tanto, una nueva forma de colonización.
Hace ya varios años, cuando tuvimos la suerte de recibir varios amautas del altiplano con una invitación que ni sospechábamos y que alguna vez comentamos, pudimos conocer qué piensan realmente los que quieren la libertad y la independencia, los que se sienten verdaderamente bolivianos, los que no viven mirando las costas o el extranjero para saber qué hacer. Cuanta diferencia hay en esa posición y la que asumen los alumnos de nuestras universidades y sus disputas tan a la ramplonería.
Y, para no hablar de porcentajes de votación o de ausencia, si es así cómo entienden la democracia, la confrontación de ideas, la convivencia hay que parar las orejas o poner las barbas a remojar porque se supone, aunque sea mal, que de esos ambientes saldrán los conductores del futuro. Y aunque la realidad nos muestra que el mundo es totalmente contrario a lo que se dice vivir en las aulas y los egresados entran en una suerte de competencia en el aburguesamiento, sólo es para lamentar más la situación.
Y, como si fuera poco, muchas de las agresiones que se producen en esta suerte de competencia de estulticia, van dirigidas o las reciben los inmuebles o los muebles, sin daño personal, como si la cobardía fuese tan grande que no se quiere exponer nada. Y no es que nos guste ver sangre en las calles o los rostros sino en el temperamento, en el coraje, en la voluntad de defender ideales.
¿Puede llamarse esto democracia?
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