Cuando a un marinero norteamericano le preguntaron qué pensaba de la pornografía; respondió: "no sé, ni siquiera tengo pornógrafo".
Al estudio de la prostitución, que etimológicamente es la pornografía, generalmente lo confundimos con el cine de escenas sexuales explícitas y hay quienes amplían la definición a todo lo vulgar, a lo que choca con los sentidos y la razón o, al menos, el sentido común.
Por eso es que puede ser pornográfico ver a personas buscando en los basureros su alimento, como en muchos países del mundo, o accediendo a situaciones de gobierno con magros porcentajes de votación como también se da en muchos Estados del planeta, o prometiendo el cielo y la tierra para alcanzar esos fines.
Como la definición se ha distorsionado hasta por la propia RAE y, algunas veces, ya no sabemos qué es qué; es siempre bueno volver a las lecturas de Unamuno para sorprendernos, por ejemplo, con la actitud que muchos creían debían tomar los europeos ante las portadas de "Life" la revista que en ciertos años se hizo famosa y que, ni de lejos, refleja lo que ahora se puede ver en las portadas de revistas frívolas o serias o en las películas del séptimo arte.
Y, al asociar la pornografía con el vicio, admite que es propio de "imbéciles morales" y se sorprende de la actitud de los jóvenes diciendo: "Desde hace algún tiempo hay un grupo de jovencitos decrépitos, o que fingen estarlo, que a todas horas nos están moliendo los oídos con eso de la vida y repitiéndonos que cuantos pensamos y sentimos de modo opuesto a ellos somos unos misántropos, tétricos, fúnebres y odiadores de la vida".
Pero es justo preguntarse: ¿Se hace cada vez más pornográfica la vida? Porque no sólo hay que percibir el aumento de las escenas vulgares hasta en las mejores películas sino sentir que también son pornográficas las que vemos en las ciudades, con jovencitos emborrachándose con alcoholes de pésima calidad y sólo por el gusto de deprimir su cerebro, o niñas o señoritas siguiendo la moda que puede llegar a la grosería extrema o jóvenes consumiendo drogas en calles o parques públicos ante la vista y paciencia de todos y, de cuando en cuando, convirtiéndose en delincuentes que roban, asaltan y matan, tal y como sucede con los llamados "polillas" que consumen klefa y van en aumento.
"Si por cada escuela que se abra no se logra cerrar una casa de juego, una casa de prostitución y una taberna, es que la escuela no sirve", nos dice Unamuno en las líneas finales de su análisis de la pornografía y que debíeramos leer para tomar una actitud positiva en cuanto a un tema político que se está tratando por los pelos: La prohibición de consumir alcohol los lunes en Cochabamba.
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