miércoles, 11 de diciembre de 2013

"NO SON TODOS LOS QUE....."

Ha pasado el homenaje oficial a Mandela y no sabemos si por cumplir o por convicción se han dado cita algunos personajes y otros no tanto.
Los medios han hecho hincapié en algunas anécdotas calificando de "histórico" por ejemplo, el intercambio de saludos entre el presidente de USA y el de Cuba, sin aclarar por qué pues por hipocresía nada tiene de particular en un mundo que se caracteriza por aquel dicho que reza: "A Dios rogando y con el mazo dando" que es la forma cómo los "políticos" en el planeta asumen sus funciones y mientras dicen algo actúan de forma diferente; la guerra, el ambiente, los derechos, la democracia, el bienestar y un amplio abanico de temas nos reiteran que para que algo cambie en el mundo, lo primero que hay que hacer es recuperar la política de la politiquería.
Si miramos la cita para despedir el cuerpo de Mandela hay que admitir que no son todos los que están, ni están todos los que son. Y es que casi siempre al hombre le ha faltado convicción; por eso es que fracasaron tanto la revolución francesa como la bolchevique que, diferentes entre sí, degeneraron en lo mismo: terror.
Y casi absolutamente todos los pueblos del mundo hemos tenido más frustraciones que éxitos dentro de procesos revolucionario, de cambio o de transformaciones que no lograron introducirse en el alma misma de la gente y produjeron esos que se tiene hoy: Incertidumbre.
Porque nadie sabe si al régimen actual, cualquiera que sea y donde sea, lo sustituirá uno mejor u otro peor pues el poder sigue en los recovecos de las logias, los grupículos, las mafias, las sectas que se traducen en oligarquías, plutocracias o monarquías.
Hay el ejemplo de algunos hombres que sería bueno seguir y sólo para citar uno digamos Gandhi; pero la realidad nos golpea frecuentemente con la traición que sus propios seguidores hacen patente después o el abandono de los principios de su lucha para caer en lo mismo: violencia. Y es tan abundante la historia en esta clase de hechos que muchas veces hasta no quiere recogerlos todos, hace de la vista gorda o interpreta a paciencia del historiador.
Por eso es mejor rendir homenaje a los hombres, vivos o muertos, en lo profundo de nuestros espíritus que saltar al espectáculo con escenas de dolor o de llanto que no son más que eso: espectáculo.

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