jueves, 26 de diciembre de 2013

EL ABSTENCIONISMO

Una vez más la oligarquía chilena vuelve a la carga con sus engaños en la cuestión marítima que reivindica Bolivia; que no ha ofrecido nada, que no va a ceder soberanía y otras estulticias.
Se dice que esa será la posición oficial del nuevo gobierno de la Bachelet. ¿Pero qué puede significar con el poco número de votos que le han dado un mandato, legal sí, pero no legítimo.
El tema es que este abstencionismo se puede contagiar en nuestro territorio, pese a que todos tenemos la obligación de ir a las urnas, no sólo por lo que dice la ley sino por compromiso, por responsabilidad con la patria y la sociedad.
Hay que dejar completamente de lado eso de "yo no soy político", "yo no recibo nada del gobierno" o "yo vivo de mi trabajo". Porque esos son los sofismas que han condicionado que la politiquería, el abuso, la corrupción se hayan asentado firmemente y tengamos las consecuencias que tenemos: Pobreza, marginación, inseguridad y, en general, frustración.
En unos días más vamos a entrar, oficialmente, en el año electoral y no sólo hay que exigir a los candidatos que muestren sus propuestas programáticas, ideológicas, filosóficas y dejen de lado tanto la demagogia como la soberbia. Que los que han estado empujando el carro del separatismo, tengan el coraje de decirnos por qué; que los que gobiernan nos digan y aclaren qué es eso de plurinacional o indígena-originario o esas lucubraciones sobre doctrinas muertas como el marxismo o el o trotskismo.
No se trata de nombres sino de hombres; ya no se puede esconder más que lo que llevó al poder a Morales no sólo fue la ausencia de competidores sino la decadencia del partidismo; que si las ONGs hicieron su labor fue desde la derecha como de la izquierda, desde el oficialismo como de la oposición, por el salario y no por otra cosa y ya no vale desgarrarse las vestiduras ahora que nos duele esto o lo otro.
Pero es el ciudadano común el que más debe responder; exigiendo a los candidatos y haciendo valer su voto así sea blanco, nulo, pifiado o confiado. Lo que ya no podemos seguir soportando es que sigan sembrando nabos en nuestras espaldas diciendo que lo hacen bien o que todo está mal. Que los candidatos muestren no sólo que no son inmoralmente financiados sino que piensan y que sienten.
Ojalá el abstencionismo no nuble el porvenir; pero para que ello sucede depende más de nosotros que de ellos.

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