sábado, 14 de diciembre de 2013

PANORAMA ELECTORAL

El panorama electoral empieza a enrarecerse en Bolivia porque, si bien no faltan candidatos o candiditos, la ausencia de propuestas sigue siendo la constante.
Por lo demás, sigue igual. Todos los autodenominados opositores se organizan, se agrupan, se quieren entender; pero siempre bajo la premisa: el candidato soy yo que, directa o indirectamente, es una imposición por mucho que se hable de congresos, reuniones, pactos o lo que fuera.
Del otro lado, del oficialismo, las cosas van cada vez peor porque no sólo que ya la división entre los que quieren pensar y los que han renunciado a ello parece definitiva sino porque van surgiendo disputas al interior de sus máximos aliados como los campesinos o los tildados como "indígena-originario" y se empecinan en hacer sombra ex colaboradores o ex dirigentes que, en realidad, les mueve sólo la nostalgia y que no arrastran ni a su círculo más íntimo.
Y tampoco se ve un planteamiento en cuanto a la propuesta de cambio que se ha estancado de una manera vergonzosa, hasta casi revertirse en una simple sustitución de viejas maneras y formas de gobernar que se critican en la "derecha" pero que siempre han sido también tono de la "izquierda".
Si en Chile el ausentismo de la primera vuelta ha sido preocupante y lo es más todavía en la segunda, proyectada para mañana, hay que convenir que puede ser también una característica de las que se producirán el año que viene en el país porque no sólo que faltan candidatos sino, fundamentalmente, propuestas.
Y lo que está sucediendo, paralelamente, no es lo más conveniente ni saludable ya que las disputas por integrar las listas de unos y otros se están planteando como conflictos donde los únicos perjudicados son los ciudadanos; tal es el caso de los explotadores del transporte público que han empezado a postularse por medio de paros y huelgas que sólo buscan integrarlos en las candidaturas ganadoras o perdedoras; pero donde el sectarismo se haga presente.
Lo malo es que el pueblo en su conjunto, el ciudadano común, el elector, no encuentra espacios por donde expresarse, imponer los derechos del bien común pues, al parecer, todos concuerdan que la mejor oferta es la democracia de mercado y que hay que alienarse a ella, por mucho que estemos atentando contra la continuidad del sistema de representación al que tanto se echan loas y flores; pero se desconoce en los hechos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario