Casi siempre cuando se quiere restringir la venta y consumo de alcohol, se hace referencia a la ley seca de EEUU y su fracaso en manos de las mafias organizadas.
En Cochabamba, especialmente, es costumbre entre los trabajadores no calificados como albañiles, zapateros, pintores de brocha gorda y otros artesanos, cumplir con el ritual de "san lunes" que consiste en continuar la farra que se inició el sábado por la tarde. Tan es así que arquitectos, constructores y hasta gerentes de fábricas, cuentan ese día como festivo y no planifican nada serio; por su parte, los festejantes afirman que el lunes es un "mal día" para cualquier compromiso y siempre lo postergan para otro.
No es pues cuestión de tradición ni mucho menos sino de costumbre a la holganza y la visceralidad porque ni siquiera esos trabajadores tienen para pagar un plato se escabeche o enrollado, que es lo que esgrimen los negociantes de chicha, cerveza u otros tragos que tampoco están al alcance de ellos sino la primera.
Es curioso lo que viene sucediendo en el mundo entero; el negocio de las drogas, de la trata de blancas y de negras, para ser "equitativo", del alcohol, del espectáculo barato, de las armas es lo que más ganancias genera y tiene sus propios anticuerpos para defenderse del sentido común, de la higiene o de la salud aunque sus consecuencias nefastas sigan creciendo en delincuencia, inseguridad, enfermedades degenerativas, de contagio o de muerte directa por las diferentes formas de violencia.
El número de cirróticos, por ejemplo, se ha incrementado no sólo porque hay un mayor consumo de alcohol y falta de alimentación apropiada sino porque las bebidas tradicionales han degenerado o dado paso a la distorsión o adulteración con alcohol metílico incluido; ni qué decir de la inseguridad y de la contaminación acústica que es lo que más molesta y tiene efectos dramáticos que no se quieren ver porque no conviene.
Hoy, ante la posibilidad incierta de restringir el día lunes el consumo de alcohol, que nadie garantiza porque no hay elementos de control eficaces y suficientes y porque existe una conducta "contreras" en parte de la ciudadanía, se vuelven a agitar banderas en uno u otro sentido, a favor o en contra; pero sin ir al fondo del asunto: el tráfico del alcohol y la consiguiente generación de violencia.
Se toman tan superficialmente las cosas que el alcalde, que es parte de un conjunto de música popular que, a veces, actúan los lunes, dice que no está de acuerdo mientras otros dicen que si las agresiones a las parejas o la violencia familiar es mayor el día lunes, con la ley seca, ya se darán modos los violentos de propinar las mismas golpizas los otros días.
Lo peor, es que se quiere hacer debate de la ramplonería.
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