Es realmente increíble e insoportable el grado de injerencia de las organizaciones no gubernamentales en el quehacer nacional y no sólo eso sino que su intromisión es tal, que de defensores de los derechos han pasado a ser conculcadores de los mismos.
Y nos explicamos; con motivo, habría que decir más bien excusa, del TIPNIS, un representante de una de las tantas entidades que ganan dinero so pretexto de cualquier cosa y a nombre de los bolivianos, decía, en supuesta defensa de los "indígenas": "nosotros hemos dicho", "nosotros hemos planteado", "nosotros le hemos mandado una carta al gobierno", "nosotros les hemos indicado a los indígenas". Es decir, todo: nosotros, nosotros y lo que habría que preguntar lógicamente es: ¿Y la opinión o voluntad de los nativos? ¿Y su soberanía? ¿Y sus derechos? ¿Y la democracia?
Y es una muestra más de cómo estas organizaciones se están haciendo odiosas porque si no defienden el salario, defienden la intromisión, la conculcación de los derechos de soberanía, autodeterminación y libertad que todos aspiran tener; pero no para que hablen por ellos o hagan por ellos y en su nombre.
Las respuestas pues se tradujeron en ese bla, bla,bla indigno, intrascendente que se está haciendo una norma porque también muchos "constituyentes" tuvieron que soportarlos en la asamblea respectiva o por ingenuidad o por estulticia y el resultado lo estamos viviendo en tremendas contradicciones y situaciones confusas donde, por ejemplo, se habla del "territorio de los indígenas", mientras en otro articulo se manifiesta que el territorio con sus riquezas del suelo y el subsuelo, son del Estado. La misma confusión se fomenta cuando se habla de consulta o referéndum y lo importante sería viabilizar el segundo para que así todos los bolivianos digan su opinión respecto a la carretera entre Cochabamba y el Beni, sin los prejuicios de daño, de destrucción o lo que fuere, cuando ya todo eso se ha estado dando hace décadas, de la mano no únicamente de la entrega del destino de los "indígenas" a organismos externos sino también por el alto tráfico y contrabando de maderas que han iniciado la deforestación y la agresión al ambiente hace mucho tiempo y lo que se dice ahora es puro sofisma.
Las organizaciones no gubernamentales están pues distorsionando su actividad hacia la cínica intromisión y si ya han conseguido que la izquierda se derechice, ahora lo que se quiere hacer es que la democracia se desvirtúe y, con ella, la vigencia del estado de derecho.
Todos los bolivianos tenemos la libertad de expresar nuestro criterio respecto a los problemas de la nación y es este derecho que se coarta con la intervención de las ONGs porque quieren centrar todo en lo que ellos dicen respecto a los "indígenas", el ambiente o los sofismas y eufemismos puestos de moda por el neoliberalismo.
¿En qué quedamos? ¿Se trabaja por los derechos o por conculcarlos? ¿Dónde queda la autodeterminación con tanta injerencia?
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