lunes, 7 de mayo de 2012

MENTIRAS Y VERDADES

Se ha vuelto una costumbre que la politiquería base su accionar en las mentiras; ya sea sobre el desarrollo nacional, la revolución o las reivindicaciones, se maneja convenientemente una variedad de falsedades que hacen cada vez más imposible distinguir entre un impostor y un verdadero representante de lo que fuere; porque tampoco ya es posible discriminar entre un izquierdista o un derechista pues se han mezclado de tal modo que la línea de separación no sólo es difusa sino también arbitraria. Hay derechistas que lucran con la manipulación de la izquierda, como hay izquierdistas que hacen lo mismo.
En cuanto al bien común, a la colectividad, las mayorías, las masas o el pueblo, son apenas eufemismos o sofismas que para nada cuentan en la generación de conflictos o de sus "soluciones". Lo mismo pasa con aquello del desarrollo nacional que se ve de acuerdo a la mentalidad de cada quien; para unos con alma de esclavo, los latinoamericanos en general somos incapaces de crecer sin la ayuda del "hermano mayor", de las transnacionales o la usura de los capitalistas y la "seguridad jurídica" que hay que ofrecer a los invasores pasa por bajarse los pantalones; para los otros, basta con la demagogia o las buenas intenciones y, generalmente, son los que caen en las trampas del economicismo y del propio "imperialismo" al no tener en cuenta que la improvisación no es lo mejor para fundar el desarrollo y que tiene que haber personal calificado; así sea contrario ideológicamente.
Tenemos varios problemas actuales que podrían servir de ejemplo para contrastar con la realidad y, sin ir más lejos, ahí están conflictos de los que no quieren trabajar 8 horas como todo el mundo y reclaman privilegios discriminatorios; los que se generan alrededor de una marcha de "indígenas" que hace rato ha dejado de ser tal o los que quieren pescar en río revuelto como los transportistas que se estornudan en las necesidades del pueblo.
Lo que es ya sumamente difícil encontrar es la verdad. No sólo en torno a las reivindicaciones sino alrededor de los mismos conflictos; porque viendo a los actores eventuales uno no termina de sorprenderse sobre cómo es posible que se unan derechistas e izquierdistas junto a la mentira o ex funcionarios públicos al lado de supuestos reclamos que dejan muy mal parados a los profesionales de la salud. Pero ahí están: generando un clima de enfrentamiento que, convenientemente, le achacan a quien quiera que sea pero que esconde su propia manipulación. Todavía nuestras "grandes ciudades", incluso, son comunidades pequeñas donde nos conocemos entre todos como para quedar sorprendidos por la impostura; pero no faltan los que caen en la trampa, alimentada también por la irresponsabilidad y el mercantilismo o amarillismo de varios medios de comunicación social que sirven otros intereses.
Y no se puede construir sobre la mentira. Pero también ahí está como una prueba de la declinación de la cultura occidental o de la propia humanidad.

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