Es curioso ver algunos "constitucionalistas" o "abogados" opinar, muy sueltos de cuerpo, sobre la suspención del decreto de las 8 horas de trabajo para los médicos porque, supuestamente, la figura no existe en la CPE; se olvidan, intencionalmente, de los procedimientos y leyes especiales y del Derecho Comparado o, por su precaria formación, los ignoran. Porque así como se puede decir cualquier cosa en defensa de una posición falsamente expuesta, habría que tener en cuenta que también en la Constitución está en forma explícita que no se puede mentir, robar o ser flojo, de la trilogía incaica que se ha incorporado como norma de moral.
Y lo que ellos hacen, inconstitucionalmente, es mentir pues sólo tangencialmente se refieren a la Ley Financial, que es lo que verdaderamente les importa, no sólo porque limita los gastos administrativos de las instituciones públicas sino porque, proceso judicial mediante, muchos profesionales están obligados a devolver el dinero percibido ilegalmente por meses o años.
De otro lado, se habla muy fácilmente de las deficiencias de las entidades de salud a cargo de los gobiernos departamentales o municipales y se llenan la boca al hablar de carencias e insuficiencias; pero lo que tampoco se dice es que cierta regla, si es que se puede llamar así, dice que "deficiencias públicas, ventajas privadas", pues algunos profesionales recolectan sus pacientes en las clínicas u hospitales para llevarlos a sus consultas o clínicas privadas, aduciendo lo que manejan como una mentira más: las deficiencias, por las que no hacen nada oportuna y eficazmente.
No hay pues un debate real, una justa exposición de motivos, un razonamiento basado en el interés popular y, entonces, se presentan las convulsiones, los problemas, las manifestaciones, los bloqueos que no sólo se pueden achacar a las chambonadas de los del gobierno eventual sino hasta a los cambios climáticos o la capa de ozono.
Porque si lo que les interesa es seguir ganando cuanto les plazca y en forma arbitraria, debieran tener el coraje de formular sus peticiones en forma razonada y explicar por qué se debería dar un trato discriminatorio y preferencial a los profesionales que, la mayoría de ellos, han estudiado con dineros de la gente en general en las universidades públicas; decir, que el estudio de la medicina es costoso y lleva años no es excusa porque, vocacionalmente, uno sabe lo que elige y por qué elige; a menos claro, que lo único que se busque es la satisfacción material, monetaria y se convierta la dedicación al prójimo en una mercancía más del economicismo del mundo. Pero si piensan así, por muy marxistas o trotskistas que aparezcan, lo menos que pueden hacer es decir la verdad, presentarse sin maquillajes ni disfraces y dar la cara.
Claro que para los desvergonzados es simplemente difícil.
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