miércoles, 16 de mayo de 2012

AL REVÉS DE GRECIA

Una caricatura del diario "Página 12" de la Argentina nos permite escribir con cierto humor porque la escena de la sátira puede darse también en Bolivia; es más, se está dando en nuestro país. Se trata de lo siguiente: Uno de los personajes dice: "En Grecia están al revés de nosotros" y el otro contesta: "¿Por". A lo que responde el primero: "porque allá no logran formar gobierno y acá no logran formar oposición".
Muchos de los errores del oficialismo tenemos que atribuirlos a la falta de oposición. Pero cuando hablamos de tal no es que nos referimos a la cháchara, la diatriba o esa impotencia ideológica y programática que se percibe cuando se personaliza la cuestión y se trata, simplemente, de ridiculizar al primer mandatario sino a la falta de argumentos reales, de planteamientos ideológicos o de distintas ofertas programáticas que se contrasten con la realidad.
Es más, desde la extrema izquierda, si es que se puede hablar así del infantilismo trotskista, por ejemplo, hasta la reacción de su aparente oponente en la derecha, hay una amplia gama de sofismas y eufemismos que tratan de enmascarar este vacío lamentable de la oposición. Se dice, caprichosamente, que el gobierno trata de "judicializar" la protesta, en una repetición de la "clase política" creadora del engaño; cuando lo que estamos viendo es que se está "delictivizando" la reivindicación; porque, a título de cualquier cosa, no se puede conculcar los derechos de los demás, como se ha hecho y se está haciendo al cerrar vías, caminos, calles, avenidas u hospitales y dispensarios y hay una economía jurídica, desde hace décadas, al respecto que no se puede pasar por alto; aunque las autoridades eventuales se hagan a los ciegos y a los sordos.
También, a título de la ley del mercado, la especulación quiere seguir cosechando frutos del sacrificio de los pobres y, para ello, cuenta con el apoyo de ciertas autoridades comunales que nada hacen para controlar ese mercado, tan vital, incluso, en la propia defensa del neoliberalismo.
Aunque conceptos como libertad, fraternidad e igualdad, han quedado como sofismas y eufemismos de la humanidad desde hace siglos; ello no quiere decir que sigamos utilizando la protesta, la reivindicación, la necesidad de cambio, como instrumentos para seguir explotando a la humanidad y, lo que es peor, precisamente en sus sectores más deprimidos, más necesitados, menos reivindicados y el panorama es absolutamente frustrante en el devenir inmediato porque no hay oposición a la vista, no hay líderes, no hay ideas y la simple voluntad de los vacuos intelectuales no basta para hacer frente a una realidad que no responde tampoco sólo al juego entre oficialismo y oposición, cuando ninguno tiene sustento popular.
Habrá que acudir a la imitación de algunas experiencias, como la de los indignados españoles, aunque corramos el riesgo de quedarnos en la simple copia y calco.

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