La fuga de capitales, capitales golondrina, corralitos; todos los males del vil metal se ciernen sobre los pueblos denominados no desarrollados, precisamente, porque no están completamente dominados por el dinero.
El último ejemplo lo estamos viviendo en Bolivia donde se repite una operación que dio al traste con las esperanzas de los bolivianos: tener una buena línea aérea. Porque tanto el LAB como AEROSUR han sido desangradas por sus propios directivos que no sólo fugaron sino que se llevaron el dinero ajeno hasta el exterior y decimos ajeno, porque no únicamente se trata de cuotas o ganancias sino también el producto de la venta fraudulenta de pasajes o la forma dudosa en que los aviones prestan eventualmente servicios. Claro, con las "excusas" de la mala acción del "Estado", que no se prestó a las malas maniobras y es víctima de los malos manejos porque hay también defraudación fiscal; todo es reiterativamente malo mientras conviene.
Los casos similares en la América Latina son miles, desde la época de la "atracción de capitales" que llevó a la quiebra la industria o la economía de varios países, hasta la quiebra de empresas que parecen regirse por el nuevo y artero axioma: es más beneficioso quebrar un banco que fundarlo. Mientras tanto, la población no sabe qué partido tomar porque la manipulación que se hace de los medios, con informaciones falsas o a medias, y no permite saber quién es el real culpable. Si la empresa misma por su accionar fraudulento o el Gobierno por una supuesta falta de apoyo, que se reclama enfáticamente mientras hay inestabilidad pero no se permite su intervención u opinión a la hora de hacer cuentas y pagar impuestos.
Lo malo es que esta práctica fraudulenta de manejar las "inversiones" puede generar también efectos más nocivos todavía cuando lo que se frustra es una industria; como sucede actualmente con el hierro del Mutún o se dio cuando el Acuerdo de Cartagena nos adjudicó generosamente la industria pesada y no producíamos un clavo independientemente.
Hay pues algo siniestro que siempre se maneja tanto en el crédito como en la ayuda internacional que sorprende no sólo nuestra inteligencia sino nuestra ingenuidad. ¿Quiénes, por ejemplo, se beneficiaron con el "corralito" que creó más pobres que hambruna o las plagas repetidas en la Argentina? Habría que preguntarles a los que, horas antes, retiraron en camiones sus capitales con destino desconocido y nunca se dieron por enterados de la operación que puso en vilo a la nación hermana, gobernadores de entonces incluidos.
Tampoco hay que olvidar que, muchas veces, los "tecnócratas" más acreditados por el propio sistema son quienes ponen la cadena de la esclavitud y del entreguismo, como ha sucedido dentro de la patria como en Argentina, Uruguay, Chile y muchos otros. ¿Será que con todas estas lacras que hay que achacarlas al materialismo del vil metal, todavía los capitalistas piensan que no hay que buscar caminos alternativos y, entre ellos, el socialismo? ¿Así sea otro fracaso internacional como el marxismo de la ex URSS? ¿Y todavía tienen el cinismo de pedir garantías y hay tontos que les creen?
Fuga de capitales, fuga de cerebros, fuga de estafadores; todo parece coordinado para causar daño a los que queremos vencer el subdesarrollo, aunque sea economicista.
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