jueves, 17 de mayo de 2012

LEGULEYISMOS Y POLITIQUERÍA

Infelizmente, no nos salvamos de la politiquería y consiguiente leguleyismo. Así como hace unos días dábamos cuenta de la sorpresa y risa que nos causó cierta tipificación legal, a cargo de un abogado y docente universitario que afirmaba que los alumnos habían sido: "arremetidos en sus derechos"; hoy tenemos que lamentar que, pese al decreto de suspención, todavía se mantenga artificialmente el conflicto por algunas causas que podemos suponer: 1) Es escasa la inteligencia de algunos "dirigentes"; 2) hay motivos ocultos; 3) se quiere atentar contra la democracia.
Porque la cuestión no queda en el simple oposicionismo que nos caracteriza, politiquería mediante, sino que puede extenderse a una conspiración en que algunos actúan como sirvientes y otros como tontos útiles. Pero, si, incluso, se logra derrocar el actual régimen, ¿cuál es el porvenir? ¿Quién ofrece algo diferente? ¿Quién está detrás de todo? Aunque no es primera vez que la denominada izquierda le tiende la cama a la llamada derecha, la experiencia, el conocimiento de la historia, debiera ya habernos vacunado como para repetir el indigesto plato de las tiranías que nunca han solucionado nada.
Por lo menos, si habría una oposición coherente, ideológica, programática, aunque no incluya a la COB y los sindicatos, como es el caso presente; habría un resquicio de esperanza; pero la falta de oposición, la incógnita de la actuación del "proletariado", el fácil expediente de la violencia por la violencia; son desesperantes para el más optimista.
Lo que está quedando al desnudo en la coyuntura, una vez más, es que el discursito de la izquierda, del socialismo marxista o trotskista, no sirve y habría que abrir una seria investigación de cuánto le debe la izquierda al pueblo, cuánto contribuyó a la frustración y la impostura y qué porcentaje de culpa tiene en el retraso nacional. Seguramente las conclusiones serían muy sorprendentes dentro de una historia nacional y oficial exageradamente manipulada para llevar las aguas a donde les interesaba a los que siempre actuaron detrás de bambalinas.
Lo que también queda patente es que la formación de los universitarios es también cada vez peor. Antes, existía cierta conciencia, cierto alineamiento ideológico y un ambiente de diálogo y discusión de las diversas posturas, aunque otras veces el ambiente era más bien estalinista y no permitía tal; pero ahora se ve que andan en la luna de Babia, en el dogmatismo que la revolución de Córdoba intentó eliminar con la autonomía, en la supina ignorancia y, lo peor, en la impostura
Resultado: Más leguleyismo y politiquería; que nunca han hecho bien a nadie.

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