En Bolivia, tanto la oposición como el oficialismo han entrado en una aguda Evodependencia que, en lugar de beneficiar al alguien, perjudica tremendamente a todos porque no permite percibir bien ni los problemas ni las soluciones, es decir, nos sustrae de la realidad.
Ya se trate de los que creen estar haciendo oposición y no dejan pasar un estornudo del Primer Mandatario y se refieren a él tosa o no tosa; hasta los médicos que exigían reunirse con él o con nadie, hay un amplio espectro de situaciones que, más que nada, son una simple y llana Evodependencia pues también los del oficialismo lo invocan para nombrar sus virtudes como excusar sus flaquezas.
Y, reiteramos, es negativa esta dependencia porque al sustraernos de la realidad nos hace vivir de la mentira o la ficción; la primera por la variedad de cosas que se le endilgan sean ciertas o no y, la segunda, porque la irrealidad de las cosas que se pueden decir sobre el estado de la economía y del país en general; no nos permite ver si, efectivamente, vamos bien o tenemos que hacer urgentes ajustes por todas partes.
A tanto ha llegado esta dependencia que hasta la mismísima Central Obrera Boliviana, que siempre se ha manejado como un partido más de la politiquería, pese a lo que puedan decir sus áulicos, se ha decantado por crear su propio partido y, consiguientemente, hacer su otra particular dependencia como si la simple copia fuese la solución de algo y, lo peor, sin tener líder identificable alguno.
Llega hasta el ridículo en algunas personas o entidades porque sin hacer alguna alusión al Presidente no pueden vivir ni decir nada; que el Evo, que el Evito, que el "indio", son apenas unas muestras más que frecuentes de esta adicción.
Pero por detrás, hay un mar de fondo que no se quiere percibir, precisamente, por la Evodependencia. Ahí está la urgente necesidad de reformas constitucionales para no seguir ese tira y afloja entre sectarismos suicidas y desconocimientos del bien común; esa desatada ambición que se ha creado en algunos "indígenas" que no sólo quieren hacerse cargo de la explotación de minerales sino también de hidrocarburos o del tráfico de madera de nuestros bosques, parques o reservas; la tendencia a seguir los intereses particulares que los del colectivo nacional y, en fin, esta suerte de alienación al neoliberalismo por medio de un discurso "socialista" que varía desde el tinte más extremista y estalinista, hasta la tolerancia con la explotación liberal que nos esclaviza a través de la demagogia y nos quiere entregar al capricho e irracionalidad de grupos minoritarios que ni siquiera saben qué quieren, como el de los trotskistas que aprovechan cualquier cosa para también ellos subirse al carro de la Evodependencia.
Ojalá podamos encontrar el camino para deshacernos de esta alienación y hallar la senda de la justicia, la paz y la concordia, tal vez, recordando también aquella jornada de las heroínas de la Coronilla donde las mujeres no sólo pusieron la razón sino también el brazo en pos de la libertad y de la patria, legándonos esas ansias de independencia que hay seguir para desalienarnos del consumismo y del mercado para homenajear a la madre y regresar a los valores individuales y colectivos.
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