martes, 15 de mayo de 2012

LA UNIVERSIDAD

Si hacemos un análisis de nuestra historia, en el mundo entero, no hay duda que la Universidad es el caballo de Troya del materialismo y el fin del mundo de la espiritualidad; con razón quienes se oponían a la sinrazón de la razón, hace varios siglos, prefirieron apartarse de la sociedad misma, antes que sucumbir ante el empuje de una "ciencia" que, pese a su misma posición, lo divinizaba todo para sí misma para alzarse en la nueva cuestión de fe. Porque, dígase lo que se diga, desde entonces la universidad, y con ella la ciencia, se convirtió en el nuevo tótem de la tribu, cualquiera que sea, europea, asiática, americana o africana. Se cumplió justo lo que cierto político recomendaba a un presidente norteamericano para no entrar en gastos de una guerra de invasión a México; mejor, decía el asesor, es abrirles las puertas de nuestras universidades y se convertirán en nuestros mejores sirvientes.
Y es que también la ciencia hace esclavos porque ha instaurado el dogmatismo del "ver para creer" aunque se acuda a muchos engaños para tal efecto y ha recolectado fieles por todos lados, entre los creyentes y no creyentes; entre los que querían ser más y los que se contentaban con ser menos; por eso, por ejemplo, se maneja como un sofisma en la historia boliviana que la independencia se debe a los "doctorcitos" universitarios, desconociendo la actividad, la sangre y el esfuerzo de miles de compatriotas que no llegaron ni siquiera a las escuelas; o porque les estaba prohibido o porque no la buscaron para superarse.
Hoy mismo aún se ve la paradoja de tener profesionales universitarios adictos al economicismo y la adoración del vil metal, luego de haber pasado por una "experiencia" socialista en las aulas que, al final de cuentas, no sirvió para nada porque se sigue teniendo a la "U" como un privilegio y, consecuentemente, generadora de lo mismo, y no como una institución donde se busque, efectivamente, conocimiento o tecnología.
Hechas estas consideraciones y viendo lo que sigue ocurriendo al interior de la "autonomía universitaria" de donde sólo excepcionalmente no provienen frustraciones, ¿se justificará que las mismas sigan gastando el dinero del pueblo a su antojo? ¿Podemos seguir manteniendo feudos de explotación para minorías explotadoras? ¿Qué moral tienen los profesionales de exigir nada después de una hipócrita afiliación al socialismo? ¿Qué enseña, en verdad, la universidad?
Y la historia de nuestras universidades nacionales se repite también en otras del mundo entero; pero no por ello hay que cerrar los ojos a la realidad. Con tanta manipulación seudomarxista persistente en las universidades, hace décadas que muchos pueblos deberían estar con regímenes comunistas; incluso, si ese "comunismo" se confunde con simple estalinismo. Pero la realidad nos muestra que más bien, es el liberalismo o el neoliberalismo que se fortalece. ¿Curioso, no? ¿Cuánto le debe la "U" al pueblo?

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