Cada vez podemos encontrar más certezas en los calendarios mayas y sus pronósticos para los años venideros aunque algunos quieran llevar las aguas al apocalipsis. Pero lo cierto es que dentro de la vida cíclica del universo en general, la tierra no puede escapar y tiene que cumplir sus períodos de decadencia y renovación. Uno de ellos, precisamente, lo estamos viviendo ya con el tiempo del no tiempo, donde no domina la razón sino lo contrario, donde ya no se puede distinguir entre un líder y un impostor, entre la verdad y la mentira y hasta en la "reivindicación" de "derechos" que, más bien, da piedra libre a algunas perversiones y desviaciones.
Y también en nuestra patria se dan estos hechos de falsedad y, uno de ellos, todavía lo vivimos porque la sinrazón se impone en contra de la cordura ya que, pese a los esfuerzos por encontrar soluciones, no sólo que cualquiera puede poner un petardo al preacuerdo entre Gobierno y médicos sino que aún no sale la verdadera razón del movimiento manejado por ex funcionarios públicos: la eliminación de la Ley Financial que pone coto al abuso y manejo arbitrario de los presupuestos universitarios y fiscales.
Porque no hay temas de "dignidad", "docencia" o jornada de trabajo sino un motivo oculto que los mismos profesionales no se animan a destaparlo porque no les conviene someterlo al criterio del ciudadano común: la alienación a la vida burguesa y, por tanto, la hipocresía en cuanto a posiciones socialistas y hasta materialistas.
Y lo mismo sucede con varios otros conflictos como el del TIPNIS pues ya no se trata de una reserva forestal, natural o ambiental sino de ver cómo y quién va a manejar el dinero del tráfico de árboles o cómo se mantiene el salario por explotar sofismas y eufemismos a cargo de las ONGs.
Hasta los propios campesinos están siendo tentados por el economicismo o el monetarismo y de ahí las peleas por la adjudicación o explotación de minas, confundiendo el derecho público con el derecho sectario porque, que sepamos, el suelo, el subsuelo y las fuerzas naturales aprovechables son del Estado y no de particulares, clanes o etnias.
Quiérase o no, estamos viviendo el tiempo del no tiempo, porque es la negación de la realidad, de la ciencia y hasta del arte; porque mientras el cientificismo ha mostrado que es insuficiente para la humanidad, ahora se considera arte cualquier mamarracho y aunque es una muestra de la decadencia del hombre, se dice de "avanzada".
Hay que volver a leer los vaticinios de los mayas y tratar de entender mejor su mensaje para comprender lo que está pasando en el mundo entero y cómo la tiranía de la información, manipulada por las transnacionales, puede distorsionarlo todo y, paradógicamente, ayudar en la decadencia para dar paso a la renovación.
¡Qué tiempo del no tiempo!
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