La posición de los explotadores del transporte público para, supuestamente, no pagar "doble sanción" no es tal por muchos motivos; primero, por los expuestos en la misma ley municipal que no quieren acatar; segundo, porque ellos casi nunca han pagado sus boletas de infracción pues, de acuerdo a convenios con regímenes anteriores, varios de ellos con gobiernos tiránicos a los que sus dirigentes pidieron la medida de sus pantalones, no sólo que se beneficiaban de cierta participación en las multas sino que hasta tenían cuotas en la venta de licencias de conducir, certificados médicos y otros; tercero, porque al control del pago de multas y sanciones sale de su control que, se hacía o sigue haciéndose, desde sus oficinas ubicadas en las mismas instalaciones de la Unidad Operativa de Tránsito.
De lo que se trata, por tanto, es de la defensa de privilegios ilegales, inconstitucionales y antidemocráticos porque tampoco hay que olvidar que esos explotadores recurren frecuentemente al castigo corporal o el atentado contra la vida y la propiedad, en sus medidas de opresión que se ejecutan en las calles y caminos. Que nadie hace nada por la ley, desde los fiscales hasta los uniformados, es otra cosa que habría que añadir a los componentes del actual falso conflicto como un ingrediente alevoso más, en contra del pueblo y de la institucionalidad.
Esta es pues otra demostración que estamos viviendo una serie de "falsos problemas", porque no implican defensa de la democracia, del bien común, de la colectividad o la sociedad y, por el contrario, significan el desconocimiento de esos conceptos y una tendencia hacia el sectarismo que no puede excusarse siquiera en ningún régimen que se precie de demócrata.
De lo que se trata es de mantener feudos de explotación; de una parte los "transportistas" en caminos, calles y avenidas; de otra, los que no quieren perder sus privilegios en la administración de hospitales y otros centros de salud o aquellos que quieren seguir medrando del presupuesto universitario a título de "autonomía"; todo es falsedad, desconocimiento artero de los derechos ciudadanos, del bien común que nunca será suficiente reiterarlo.
Lo curioso de estas movilizaciones sectarias es que encontramos recalcitrantes trotskistas, comunistas, movimientistas, adenistas y otras yerbas, alegremente reunidos para sabotear la teoría del sistema de representación; para lo que, paradógicamente, cuentan con el aporte de algunos oficialistas que imitan el sectarismo de sus, dizque, oponentes.
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