Un amigo y auxiliar docente de la Facultad de Medicina, fue invitado cierta vez por los profesores de un establecimiento educativo para dar una charla sobre educación sexual; el resultado fue escandaloso pues fue a decirles a las chicas que la falta de uso atrofia los órganos; ergo, a practicar el sexo.
Independientemente de la visión que tengamos sobre la educación sexual y cuándo hablar de ella, cómo y por qué; un tema queda generalmente fuera: el consumismo.
Mucho de culpa tiene este factor en el embarazo temprano de las adolescentes en el mundo porque, como dijo últimamente cierta estrella de cine, el sexo es consumo, es decir, mercadería y así se trata tanto en las películas actuales, como en las series, los medios de información o los mercados.
En el subtrópico cochabambino hace tiempo que la capacidad de gasto de su poblaciópn se mide por parámetros de consumo y, entre ellos, el alcohol, la diversión o espectáculos y, consiguientemente, el sexo; por mucha miopía que queramos poner en ver las cosas; infelizmente, parte de esta capacidad de gasto también se percibe en el caso de los migrantes cuyos hijos quedan desamparados de la protección, la orientación y la educación familiar y expuestos al consumismo por los dineros que les envían regularmente sus padres y que no tiene restricción y se usa en "diversión", que es lo que más uno encuentra en el mercado.
Es más, el sofisma que se manipula, que el padre debe ser antes que padre amigo, contribuye a cierto relajamiento de las normas y de la moral, por muy liberales que aparezcamos o defensores de los derechos de tal o cual sobre esto o lo otro. Y si añadimos la propaganda profusa y abundante del sexo en el mercado, sea llamando la atención sobre ropa, maquillaje o dietas, el joven es una víctima de la propaganda y los padres han perdido la capacidad de orientarlos porque ellos mismos son víctimas, a su vez, y reproducen los sofismas del comercio.
Es incompleto el informe que se maneja sobre los embarazos entre los adolescentes y antes que seguir con lo mismo; o sea, mover el mercado de los anticonceptivos, abortivos y aun la misma pornografía, habría que aclarar bien el panorama y ponderar cuántos de esos embarazos son el resultado del fomento del consumismo y qué es lo que habría que hacer, para no seguir en el mismo círculo vicioso porque en eso se ha convertido el tema del sexo o la educación sexual y basta recordar la "gran sociedad" sueca de hace décadas atrás y la revisión que se ha dado paulatinamente en varios aspectos y también el cierre y reapertura de las fábricas de cinturones de castidad en el Reino Unido.
Si el sexo deja de ser una mercancía, mucho adelantaremos.
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