domingo, 6 de octubre de 2013

SOFISMAS REPETIDOS

El sofisma, como la mentira, necesita ser repetido hasta el cansancio para seguir como verdad, aunque mentirosa. La cuestión es cuánto cree la gente en esos sofismas y no es tampoco ninguna sorpresa que son más los que caen en la trampa que los que analizan la cuestión.
Un ejemplo de esto viene sucediendo con la cuestión de la legalización del aborto. Hace unos días estuvo en esta ciudad una representante de las mujeres que, como fortín inexpugnable, expuso la teoría de la independencia de la mujer y la libertad de hacer con su cuerpo lo que le venga en gana. Y hay muchísimos bemoles en el tema porque, primero, hay que preguntarse muy seriamente por qué las mujeres han delegado su representación, si es que lo han hecho, en las lesbianas; segundo, ¿no hay una manera menos vulgar de referirse al propio cuerpo y la libertad que confundirlo como mercancía sujeta a la ley de la oferta y la demanda? Tercero, ¿y qué del derecho ajeno?
Porque cuando se trata de la libertad de uno es lógico que sólo tenga que ver con ella el sujeto mismo; pero cuando se trata de otro, a quien se le quiere imponer el capricho o el libertinaje, es otro cantar. Y es esto lo que sucede con la prohibición o no del aborto; nadie puede decidir el derecho ajeno por mucho, o peor todavía, si como dicen las lesbianas, lo han parido (¿?); sea con alegría o con dolor.
El sofisma por muy repetido que se presente no pierde su condición de tal, sigue siendo sofisma. Pero no es el único caso en que se presenta un argumento falso para obtener beneficios sectarios o individuales y, las más de las veces, hasta las autoridades caen en el ardid.
Es lo que está sucediendo con el transporte público en varias ciudades donde, por los reclamos de la gente, se están presentando alternativas a futuro; pero no en función de los usuarios o de los que pagan el servicio sino tendentes a maximizar la ganancia. Se dice, verbigracia, que los nuevos vehículos tendrán combustibles más baratos, que podrán llevar más pasajeros y, a la par, no solo piden el financiamiento del gobierno sino que, igual, anuncian un incremento en los pasajes.
Vistos los prototipos comprobamos que varios de ellos sí llevarán más pasajeros; pero de pie, incómodos, inseguros y expuestos casi a las mismas condiciones que actualmente tienen que soportar a precios prohibitivos; es decir, es un sofisma más.
Lo mismo pasa con los problemas suscitados estos días en relación a los curules o los presupuesto, en un ambiente donde lo que más se critica es la falta de representatividad y la ineficiencia en la administración. Todo un sofisma.

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