miércoles, 2 de octubre de 2013

ACATAREMOS; PERO...

Es interesante, por decir lo menos, la posición que muchos ciudadanos e instituciones han asumido en torno al anuncio de paros cívicos. Así, en Potosí, mientras unos dicen que no acatarán, otros afirman que sí lo harán; pero no por la cuestión de escaños sino por un otro pliego que no se habría satisfecho; en Cochabamba, mientras los dirigentes fabriles se preguntan quién eligió a los del comité cívico y quiénes son, anuncian el acatamiento, pese a los cuestionamientos de la representatividad; otros ciudadanos, más cínicos, dicen que apoyarán el paro, porque así tendremos un largo fin de semana.
Racionalmente, un ciudadano en la sede del gobierno, al cuestionar el paro dice que no hay justificativo ni excusa para tal medida en vista de la inutilidad de los "sinvergüenzas" que componen el legislativo y que no desarrollan ningún papel benéfico a la sociedad en su conjunto.
Y esta es la realidad; si preguntásemos a los de a pie o en vehículo oficial, quiénes son los componentes actuales del parlamento, qué han hecho corporativamente para beneficiar las políticas nacionales o regionales, cómo justifican su salario y demás prebendas; nos quedaríamos en la luna de Babia, incluidos los miembros de los, dizque, comités cívicos.
Porque hace tiempo que la democracia no puede salir de la sofistería, del mercado, del eufemismo porque no logra asumir representatividad aunque sea del mismo partido con que intervino en las elecciones o del barrio que fuere, que no otra cosa es la circunscripción. Y esta ineficiencia es por la que se desgarran las vestiduras los hipócritas, los que se conforman con sus segundos de gloria en los canales de la televisión o los que no tienen otra cosa que hacer.
La misma democracia hace rato que nos viene exigiendo que mejoremos la representación y la representatividad; porque de nada vale tener cientos o miles de diputados, consejeros, concejales o cualquier otra yerba del estilo, si no tienen ni representación ni representatividad y se hace necesario el reiterarlo. ¿Importa el número? ¿No se debe privilegiar acaso la calidad? ¿Cómo justifican su salario? ¿Acaso cuando anuncian mejoras no los criticamos y hasta vilipendiamos, empezando por los cívicos?
Puede usted optar por apoyar, acatar o no hacerlo; lo que nada tiene que ver con la realidad, ni con la del país ni con la de la política.

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