¿La fuerza del derecho o el derecho a la fuerza? Es la disyuntiva en que se han puesto algunas personas por ignorancia, falta de orientación o intereses personales o sectarios. Lo malo es que hay víctimas inocentes que caen en el engaño y no conocen la sentencia de Juárez que decía: "El respeto al derecho ajeno es la paz" y es también lo que enseñaban los teóricos de la libertad,. la igualdad y la fraternidad y nos hablaron de la voluntad general y la voluntad particular, por ejemplo, Rousseau.
Cuando la última entra en conflicto con la primera, se acaba la soberanía, el sistema de participación en procura del bien común, que es lo que debe primar ante cualquier eventualidad. Por eso, aunque parezca incomprensible, es que encontramos a personas o pequeños grupos de ellas que no quieren pertenecer al Parque Tunari, que no sólo es una cuestión de reserva de flora sino de preservación de muchísimos factores que hacen al ambiente, o amenazan cerrar las válvulas del suministro de agua potable a la ciudad o se oponen a obras que pueden contribuir a rescatar "la clima", en el caso de Cochabamba.
Que es casi común que en río revuelto haya ganancia de pescadores es un hecho; pero para eso están las autoridades; no sólo jurídicas o políticas sino también partidistas o ideológicas: para garantizar el bien común, el bienestar colectivo.
Lo mismo sucede cuando unos pocos energúmenos asesinan a presuntos antisociales so capa de justicia originaria linchándolos cuando esos actos de barbarie no tienen absolutamente nada que ver ni con las costumbres, las tradiciones o la historia. Ergo, la justicia debe aplicarse mucho más todavía en estas distorsiones que afectan la sociedad en general.
Más que policías, fiscales o jueces, lo que necesitamos para parar estas conductas de salvajismo, es la orientación esa que reclamamos y que debe estar a cargo de los dirigentes de los sindicatos, las OTBs, las federaciones o los movimientos sociales que no pueden comprometerse con la ilegalidad, la subversión porque eso es lo que finalmente se expande.
La fuerza del derecho se pierde totalmente cuando es la fuerza la que se quiere imponer a ese derecho que, entonces, resulta una arbitrariedad, un abuso, un acto tiránico que nada tiene que ver ni con el bien común, la sociedad o la democracia.
Ojalá los dirigentes actúen dirigiendo a sus afiliados y no contagiándoles sus intereses personales, familiares o sectarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario