Está causando cierto revuelo un artículo en el Wall Street Journal, en que se afirma que Bolivia sería la próxima Afganistan. No es la primera vez que EEUU recurre a los "free lance", "think thank" o "periodistas empotrados", como denomina el Pentágono a los que siguen sus "hazañas" por el mundo entero, por lo que es necesario analizar algo de este intento de agresión.
Lo que, en definitiva, anuncia es la existencia de una conspiración para invadir Bolivia y desestabilizar otros gobiernos de la América Latina; entonces, nada tiene que ver con el narcotráfico pues no hay que olvidar que cuando los talibanes se hicieron del poder, gracias a los organismos de inteligencia norteamericanos, el cultivo del opio prácticamente cayó a cero y, lógicamente, creó la desgracia de los seguidores de Bin Laden con las consecuencias de la invasión de su país y la muerte del él mismo. Pero el proceso de desinformación en cuanto a Afganistan, Irak o Irán continúa y hay incautos que creen lo que aparece en las páginas de algunos diarios o canales de televisión.
En cambio, cuando se trata de aclarar las denuncias sobre conspiraciones existentes y en curso en contra de otros gobiernos o el espionaje de mandatarios de naciones aliadas o contrarias, todo se reduce a "especulaciones conspiranoides" y hasta se hace burla de ellas cuando, por ejemplo, se anuncia que la Comisión Internacional de Derechos Humanos recomendará "regular" el espionaje.
El aviso de las intenciones de invasión no es tema nuevo; hace bastante tiempo que se viene anunciando con supuestas amenazas terroristas, la eliminación de financiadores e, incluso, la toma de algunas poblaciones como una existente entre el Brasil, la Argentina y Paraguay, dizque, en manos de árabes. En Bolivia mismo hemos sufrido ya un aparente episodio regionalista que más bien fue separatista y que contó con una amplia red de financiamiento que, seguramente, se volverá a reactivar para condicionar la invasión anunciada; lo que ratifica nuestro comentario de ayer sobre delfines o felipillos ya que muchos de ellos se deben estar relamiendo porque habrá dinero que recibir y repartir y "el que parte y reparte..."
En lugar de no darle importancia al comentario oficioso, sería mejor denunciar la descara intención de invadir el sur del continente, por parte de los pies de barro de un imperio que está en plena decadencia y caída y que nada ha significado en comparación de otros de Oriente u Occidente.
Lo que hay que reiterar es que nada tiene que ver con el narcotráfico cuyo control y dirección corresponde a los que se dicen potencias; no por nada hay paraísos fiscales, lavado de dólares o secreto bancario, que no están al alcance de los "subdesarrollados".
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