Antes de entrar en Palacio Quemado "el Goni", invitó a varios periodistas de Cochabamba a un almuerzo para iniciar su campaña, aunque muchos decían que era anticiparse demasiado; después de hablar de algunas menudencias a su gusto y sabor y, casi a los postres, cuando uno de los invitados preguntó qué pensaban hacer, qué planes tenía, respondió: "todavía no sabemos qué hacer, pero algo vamos a hacer" y ya todos sabemos que se hicieron instrumento de la "privatización" que no fue otra cosa que la entrega de recursos y empresas a las transnacionales a precios viles.
Hoy, la campaña también ya ha abierto el hipódromo, aunque al parecer hay más asnos que caballos, con perdón de los cuadrúpedos, tal vez guiados por el refrán que afirma que "al que madruga Dios le ayuda"; pero olvidando el otro que reza; "el que madrugó una moneda encontró; pero el que más madrugó, ese fue el que la perdió". En todo caso, también parecen repetir aquel "no sabemos" porque pareciera que todos quieren honrar su compromiso con el mercado, no con la democracia, y por eso es que no hay proyectos, planes o programas que se den a luz sino simples majaderías o estulticias de marca mayor y menor, especialmente las últimas pues ni para eso sirven y se puede comprobar en las posiciones, fervientes, que adoptan ante la agresión de un senador a su esposa que se maneja como bandera quien sabe de qué.
Mientras ya algunas estaciones de televisión se aprestan para el mercado electoral, hay que recordar que sus espacios se pagan a cientos o miles de dólares por segundo, todavía no aparecen ni las ideas ni los líderes aunque muchos se disputan micrófonos o cuadernos de notas pero sólo para decir: presente, sin más trascendencia que eso.
También dentro de los "movimientos sociales" o los sindicatos aparecen aspirantes pero ni siquiera con esos eslogans que se usaban antaño y, al parecer, contentos con tratar de liderar el sectarismo que es contrario a toda democracia; por eso es que mineros u obreros intentan resucitar el proletariado para la tiranía de que hiciera gala Stalin en la muerta URSS.
Lo que hay que honrar es la democracia; no el mercado. Pero la apresurada apertura de la campaña preelectoral, así sea desde el oficialismo o la oposición, apunta más bien a lo último que lo primero y, antes que una esperanza, es una amenaza que no sabemos si el pueblo podrá soportar que, como alguien dijera, no está para bollos.
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