martes, 1 de octubre de 2013

DEPENDENCIA

Una de las peores cosas que le sucede a la humanidad, es la de la dependencia que, muchas veces, se transforma en colonialismo. Es lo que ha estado sucediendo en la economía en general ya  sea a través de los organismos internacionales, el patrón de cambio o las inversiones; pero sucede también y quizá de modo más dramático cuando se trata de tecnología.
Es por eso que muchas empresas fracasan; desde las dedicadas a la explotación de recursos no renovables hasta las de las comunicaciones. En muchos países de América Latina, por ejemplo, lo que se conoce como banda ancha no es más que un remedo que escarnece la propia inteligencia; pero nada se puede hacer cuando los que dirigen las empresas se conforman con lo que tienen, no hacen nada ni siquiera para estar al nivel de los adelantos tecnológicos o no les importa más que el sueldo.
En el caso de las empresas de servicio de Internet son variados los reclamos, desde las pésimas condiciones técnicas hasta la indiferencia con que los funcionarios atienden los reclamos. Hasta ahora sólo son promesas de mejora que contrastan con una realidad que nos enfrenta a la dependencia y que, incluso, ni teniendo satélite propio se pueda solucionar porque se trata de estar de acuerdo al conocimiento y obrar en consecuencia.
Pero, además, existe tal ineficiencia burocrática en las empresas públicas o privadas que es difícil saber cuándo se trata de incapacidad y cuándo de sabotaje; porque tampoco somos tan tontos como para no darnos cuenta que, muchas veces, los intereses internacionales de hegemonía se sirven de la ineptitud de los entornos de gobierno de que se trate, para ejercitar sus tácticas de control y dominación.
El caso de las muchísimas guerras provocadas por cuestiones de interés hegemónico serían más que suficientes para demostrar el aserto; pero ahí están también los fracasos industriales en rubros donde la competencia es despiadada y encubierta, se trate de los automóviles, la farmacología o la explotación de hidrocarburos.
Lo que empeora este ambiente es la falta de información y hasta las restricciones que suelen imponer a la misma pues hasta se suele tachar de simple criticón o de majadero cuando se trata de descubrir estos actos de sabotaje. Ya veremos qué sucede con nuestro reclamo por las deficiencias de ENTEL, para seguir comentando el tema.

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