Dice un viejo adagio que nadie muere en la víspera, haciendo referencia a ese otro mito que se maneja en la humanidad: que todos tenemos fecha fija para nacer y para morir.
Sin embargo, hay asesinatos, suicidios y otras formas de quitar la vida que parecen desmentir esas viejas creencias; aunque también podríamos admitir que todo es parte del "karma". Así la lapidación, el envenenamiento, el ajusticiamiento, pueden ser formas prescritas para dejar el mundo y terminar con la efímera existencia terrena.
En todo caso, para la politiquería y los majaderos no todo está dicho y pueden hacer escándalo donde quieran y donde puedan y es lo que está sucediendo con un ex funcionario público de caminos que falleció a consecuencia de un paro cardíaco que, ahora, quieren achacar a jueces, fiscales o miembros del Ejecutivo y que no es más que la muestra de hasta dónde ha descendido o puede descender esta distorsión de la política. Porque lo que uno menos puede esperar es que, casi, casi, se disputen el cadáver y que mucho nos hace recordar a otros episodios de la historia donde los muertos fueron manipulados al antojo de pequeños grupos de personas y para sus fines.
Que hay muchas causas para el paro cardíaco, nos lo confirma la ciencia; desde los problemas de la dieta hasta el ruido; pero ¿será posible añadir más?
Todo está en la manera de ver las cosas; en cierta época mientras los guerrilleros eran los escarnecidos y los soldados los héroes, ahora se puede ver al revés y se baten tambores de arena como anuncios de guerra y lo mismo ha sucedido con los militantes de partidos que hoy aparecían en éste y mañana en otro; de modo que el pueblo se dio a la idea, por ejemplo, de calificar a los ex movimientistas como "mepacistas", de me pasé y no de MPC, como sucedió en cierta época de nuestra historia republicana.
Lo malo es que, en lugar de respetar nuestros muertos y las personas que, en cierta forma, admiramos, pasamos al lado opuesto y ofrecemos sus restos al escarnio, a la manipulación, a la diatriba y nos olvidamos que otros personajes contemporáneos del mismo de que hablamos, están prófugos, buscados por la ley o en espera del juicio por la justicia ordinaria.
Hay que rescatar el respeto por los muertos, como hay que rescatar la política de los politiqueros, de los majaderos, de los manipuladores y sinvergüenzas porque sólo así lucharemos por la justicia.
Sólo el respeto engrandece.
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