Hay diversas definiciones de lo que es la ecología, desde aquella que, etimológicamente, habla del estudio de la casa, es decir de la vivienda, hasta la que dice que se preocupa por el ambiente y, por lo tanto, hay ecologistas y "ecologistas".
Vivimos en un mundo manejado por sofismas y eufemismos, como lo hemos dicho varias veces, no siempre la verdad corresponde a lo que se dice y, muchas veces, las mentiras convenientes determinan acciones que se siguen sin beneficio de inventario.
Se han creado varias guerras en torno a la explotación de recursos naturales; desde las piedras preciosas en el África hasta el petróleo en distintas partes del mundo; en muchas de estas ocasiones esos recursos estaban prohibidos y, por tanto, dizque, protegidos cuando los dueños de los mismos pretendían explotarlos; pero cuando eran las transnacionales que se hacían cargo de tales tareas no habían objeciones o se pasaba por encima de ellas. Ahí están los ejemplos de Nigeria e Irak, para no hacer una larga lista.
Existen pues muchos ecologistas que actúan de acuerdo a una concepción y mentalidad de interdependencia con la naturaleza y no se arredran ante las amenazas o los chantajes; pero hay otros que viven del ecologismo, es decir, perciben un salario por aparecer como defensores de árboles, de plantas o de animales; pero es como defender la hegemonía de los grandes para tener un arsenal nuclear y el control de los recursos naturales del mundo. Así nació esa izquierda, intermediaria de la derecha, que hizo época en nuestras democracias de mercado con el sofisma de los derechos de fulanos y zutanos y el desconocimiento de menganos.
Hay, como en la mitología, los ejemplos de pueblos que en realidad mueren al lado de sus ricos recursos naturales sometidos por las mentiras de los que quieren arrebatarles su propiedad; en las épocas en que cabalgaba el neoliberalismo en los palacios de gobierno, hemos visto cómo, los mandamases de turno, se dieron modos para burlar lo mismo que pregonaban o hacían pregonar, atentando contra la naturaleza y "compensando" por ello a las "etnias" con una cancha multifuncional, como sucedió en la amazonía boliviana y una de las minas del Goni. Esos "ecologistas" callaron por el salario.
Lo mismo ha pasado con reservas y parques naturales que, de la propiedad y protección nacional, pasaron a la explotación de las transnacionales sin que nadie se desgarre las vestiduras porque los verdaderos ecologistas fueron acallados y reprimidos.
Y así como podemos encontrar distintas definiciones de ecología, podemos también hallar ecologistas y "ecologistas", como vemos diariamente izquierdistas vendidos a la derecha o derechistas disfrazados de izquierdistas. La experiencia y la historia deben enseñarnos a discriminar entre unos y otros.
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