miércoles, 31 de octubre de 2012

FUGA DE CEREBROS

Un aspecto que no se ha estudiado mucho en las condiciones de dependencia y colonización que han mantenido a la América Latina en el subdesarrollo, en la periferia y la dependencia, es el de la fuga de cerebros.
Algo que podríamos indagar hasta entre los primeros "espécimenes" que fueron embarcados de "las indias" a España, para que sean parte de la curiosidad de la corona en cuyas extensiones nunca se ponía el sol y tampoco se fomentaba el conocimiento o el trabajo; a no ser, claro, en condiciones de explotación y esclavitud.
Y es que, desde entonces, los cerebros que han alimentado nuevas tecnologías, conocimientos y concepciones filosóficas o religiosas ha sido continua. Desde aquellos que hicieron "florecer el desierto" con tecnología de microclimas aymaras, hasta los empleados que fueron absorbidos por las transnacionales como un favor o una distinción, hay una amplia gama de ejemplos y sujetos.
Entre los que habría que contar a los inventores del motor circular y alimentado por agua que, hasta el momento, no se pone en producción por los intereses de las petroleras y que ha supuesto una concepción totalmente revolucionaria a eso que se tiene como símbolo de orgullo nacional, ciencia y tecnología: el automóvil.
Que haya latinoamericanos en la NASA es apenas un chiste por la enorme cantidad que los nativos de este lado del río Bravo hemos aportado a la humanidad y no hay mejores ejemplos que mucha de la dieta actual del mundo se basa en algunos de nuestros productos como la papa, el cacao, el tomate, la quinua, el amaranto o, incluso, la coca que es el principal componente de la bebida internacional por antonomasia y se esconde en la perogrullada de "fórmula secreta".
Esta sangría no ponderada que significa la fuga de cerebros, que no hay que circunscribir a los extraordinarios sino hasta al de los profesionales académicos, albañiles o artesanos, es muy significativa para variar la concepción misma del mundo entre un norte rico y un sur pobre que sólo se basa en al manejo especulativo del vil metal.
Si se nos ocurriera hacer una recuperación de estos cerebros en el ámbito del mundo, los ayes lastimeros de otros continentes por la crisis económica sería apenas un maullido; a no dudarlo.

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