Decíamos que la denominada "economía informal" en el mundo maneja muchísimos millones de dólares y es todo un atentado terrorista en contra de la economía formal o legal, si usted prefiere. Pues bien se ha revelado que el crimen organizado mueve alrededor de 650.000 millones de dólares y, para ello, cuenta con "paraísos fiscales" que tienen blindadas sus cuentas y cajas a la curiosidad y la legalidad.
Que no hay ninguna novedad, es cierto; pero es cada vez más angustiante cuando vemos sus efectos dentro de la población en general pues se traduce no únicamente en inseguridad sino en una variedad de situaciones que, muchas veces, no las percibimos correctamente.
En los últimos tiempos han aumentado los casos de "ajustes de cuentas" en el país; a tal grado, que incluso un parricida montó un escenario al respecto para despistar a los sabuesos policiales; en la ciudad de Santa Cruz, no hay día en que la violencia no de muestras de su actividad y aunque algunos quieran creer que se debe sólo al incremento de la ilegalidad en el mundo, hay que convenir también que por esos pagos se actuó con demasiada indiferencia ante la descarada actividad de los narcotraficantes y de los corruptos que, incluso, se indicaba alegremente a algún inmueble diciendo: "es de fulano, que se ha dedicado al narco", lo que nos da cuenta que todos lo sabían y las autoridades no hacían nada.
Hay, entonces, una excesiva actitud contemplativa ante el delito y, peor todavía, cuando ciertos gobiernos se animan a convertir sus países en paraísos fiscales donde no se pregunta el origen de las fortunas, siempre que engrosen las bóvedas de estas instituciones. Y así ningún delito en el mundo puede ser combatido y por eso es que también ciertos organismos recurren el lavado, al tráfico de drogas o de armas, para financiar sus acciones en el exterior; recuérdese lo que sucedió con la Operación Irán-Contras o las revueltas que convulsionaron el África para comprender que no hay en la tierra un modelo de economía o de administración sino uno sólo de explotación y se caracteriza por su avaricia, materialismo y codicia.
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