En estos días mucho se va a hablar sobre la vida y muerte del Ché, sobre Vado del Yeso, Ñancahuazú, Valle Grande; pero seguramente nadie dirá nada sobre la otra batalla, esa que fue más destructiva y sangrienta y que se desarrolló en las ciudades, en los cafés y hasta en los recovecos de la politiquería; pues lo que fácilmente se quiere olvidar es que tanto el PC chino como pro soviético eran parte de la "clase política" que tanto daño ha hecho a nuestros pueblos.
Por eso es que la lucha entre las fracciones "marxistas" -entre comillado por que es mucho decir- se dio por el manejo de los "quivos", del dinero, del vil metal y no tenía nada que ver con otras situaciones que, aparentemente, eran sostenidas por unos y otros. Y también en esta lucha interna hubo muertos y desaparecidos que, eventualmente, se achacaron al gobierno boliviano o " la mano negra" pero que, en realidad, respondía sólo a la ambición y a la avaricia.
Lejos, muy lejos, de las acciones guerrilleras, esta otra batalla entre el materialismo de los seguidores de la hoz y el martillo y los adeptos al billete verde, tuvo repercusiones más funestas que la muerte y derrota de los propios guerrilleros porque descubrió que el amor al vil metal no tiene fronteras y que muy bien puede penetrar, y penetró, detrás de la "cortina de hierro" y de las barricadas de los farsantes del anticapitalismo.
Varias veces hemos sostenido que cuando se escriba la verdadera historia de nuestros pueblos, habrá que hacer un balance sobre a quién le debemos una mayor cantidad de nuestros males; si a los de la izquierda o la derecha y quienes nos decepcionaron más; porque ambos lo hicieron ya que nunca fueron apuestas de libertad o independencia sino de simple cambio de amo aparente porque esa misma historia universal nos puede desvelar que siempre estuvieron coludidos los polos de la pendulación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario