A raíz de la fuga de un sentenciado por enriquecimiento ilícito y defraudación de caudales públicos y hermano del también prófugo Gobernador de Tarija, mucha gente en esa ciudad dice que en Bolivia todavía está vigente la ley del embudo: ancha para los ricos y angosta para los pobres.
Y no les falta razón; porque si ampliamos la mirada al mundo en general, sin que eso quiera decir que mal de muchos es consuelo de tontos, podemos encontrarnos con algunas sorpresas dignas de mencionar. Es el caso de un estudio que ha establecido que un gran número de "investigaciones" científicas que se publican en importantes medios de ese tipo son fraudulentas, especialmente, en el ramo de la biomedicina. Es pues un caso simplemente patético porque muchos profesionales suelen guiarse por estas publicaciones y se hacen parte del fraude que no se castiga, mientras los pacientes pueden pagar con la vida la estafa o la simulación, por decir lo menos. En general hay mucha controversia respecto no sólo a lo que se denomina medicina académica sino también a la farmacopea internacional; si recordamos, a principios de los años noventa del pasado siglo, se publicó una suerte de inventario de los remedios del mundo y se estableció que alrededor del 98% causaba efectos colaterales, secundarios o no tenía la efectividad que la propaganda enseñaba; mientras tanto, algunos logros de la medicina alternativa, entre ellas la natural u homeopática son silenciados sistemáticamente.
Hay pues una ley del embudo permanente en el mundo y que no sólo implica la administración de los códigos y procedimientos sino aspectos de la vida cotidiana que hasta parecen irrelevantes y no lo son. Como el sentido del humor del presidente chileno que, contradiciendo su propio lema inscrito en su escudo, dice que es un pueblo de paz.
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