Claro que las transnacionales son intocables porque en el momento en que se empiezan a descubrir sus siniestras conexiones, tienen el 93% de los medios de comunicación para acallar la denuncia o distorsionarla y a eso le llaman "libertad de expresión"; pero hay otras a las que ni siquiera se puede nombrar o poner en la sospecha popular porque se corre el riesgo de quedar fuera de las reglas del juego. Y de eso se trata, precisamente, del juego, claro que para variar lo eufemizan todo con lo de deporte o la ciencia o el arte.
Si el campeón de determinada disciplina se ha hecho abiertamente de forma fraudulenta o nadie se explica cómo y por qué determinado actor o autor ha sido premiado habiendo otros trabajos superiores o tampoco muchos saben por qué cierto trabajo sobre un asunto del cientificismo reinante ha sido galardonado, cuando la razón obliga a revisar muchos de los "conocimientos" y "descubrimientos" del mundo; es que las transnacionales están por detrás.
Y no hay dónde se puede acudir pues los organismos ordinarios están vedados explicítamente; así un jugador o equipo de fútbol no puede llevar a los tribunales judiciales un asunto de sanciones o lesiones pues el anatema está bien escrito al respecto. Aunque las sospechas y acusaciones vienen proliferando en los últimos tiempos, estas transnacionales siguen intocables por mucho que algunos de sus miembros hayan salido por la puerta trasera o defenestrados sin que el "periodismo especializado" diga nada pues su compromiso es también algo que se puede percibir claramente dentro de la "objetividad" que debe tener la "prensa".
Y son precisamente estas transnacionales intocables las que mueven más dinero, más "fanaticada"; pero también más sospechas, más certidumbres que en el mundo todo es negocio así se disfrace de deporte, arte, ciencia, "derechos" de propaganda, transmisión o de autor, cuando los verdaderos actores del drama o la comedia ni siquiera son los que se alzan como dirigentes y virreyes que reinan sobre Estados, gobiernos y pueblos a los que tienen esclavizados por el espectáculo.
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