Lo que ha ocurrido hace unos días en la población de Challapata, en Oruro, es apenas un signo menor de lo mucho que la economía ilegal se ha introducido subrepticiamente entre nosotros.
Y es que hay todo un amplio abanico al respecto, desde el tráfico mismo, sea de drogas o armas, hasta la reventa de ropa usada; y, en el medio, lavado, especulación, ocultamiento, acaparamiento, piratería, tráfico de menores o de mujeres, explotación laboral, quiebra fraudulenta, evasión de impuestos y sólo estamos hablando de los más rentables.
Y todo este andamiaje de irregularidades, so capa de neoliberalismo. Porque, al menos en el caso de Bolivia, las denominadas "zonas francas" no únicamente sirvieron o sirven para introducir más contrabando sino también para el ingreso de basura industrial procedente de otros países; así sea automóviles, ropa de desecho o partes de aparatos de tecnología actual.
Si se investigara con un mínimo de sentido común e inteligencia lo ocurrido en Pando, particularmente con el incidente de El Porvenir, seguramente que destaparíamos sólo negocios sucios porque lo que se manejaba desde algunas esferas y gracias al contrabando y la administración de "zonas francas" era realmente grande y se componía de explotación ilegal de madera y de oro, especialmente, sin dejar de lado otros menores como la venta de hidrocarburos subvencionados o de artículos de primera necesidad. También de este tipo de intereses estaba compuesto el negocio en Challapata y lo está también en varias poblaciones fronterizas con el Perú, Chile, Brasil, Paraguay o la Argentina.
Lo malo es que mientras exista el sofisma del libre mercado el neoliberalismo seguirá cosechando los males que él mismo siembra y por encima de la razón, la moral y el mínimo sentido común.
La economía ilegal y subversiva se ha hecho más rentable a lo ancho y largo del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario