jueves, 18 de octubre de 2012

RAMPLONERÍA

Si quisiéramos decir algo sobre los "gobiernos chilenos", con la misma ramplonería de la cabeza y del corazón, como decía Unamuno, con que un candidato a alcalde se refirió a Bolivia, podríamos decir muchas cosas y acercarnos a la verdad de una historia todavía no contada. Con razón, en varios países han elegido como candidatos a perros, gatos, loros, cabras y burros, pues se ve que en la democracia de mercado no se necesita ser inteligente, con perdón de los animales, para disfrutar de la burocracia administrativa o intermediaria.
Lo coincidente es que esta palabrería se produzca justo cuando los problemas entre el gobierno boliviano y el intermediario chileno, se están agudizando porque se ha decidido acudir a los tribunales internacionales de justicia para zanjar de una vez el asunto de la restitución de territorios y puertos con una clara ventaja, si de justicia hablamos.
Complementariamente, la voluntad boliviana de utilizar las aguas del Silala para varios proyectos ha puesto sobre ascuas a los intermediarios del gobierno chileno que lo que buscan es defender por la fuerza el producto de la rapiña internacional y, colateralmente, servir otra vez de instrumento para que las potencias del materialismo tengan la oportunidad de invadir las naciones latinoamericanas que hace tiempo vienen planificando y que, últimamente, se ha reactivado con la presencia de connotados miembros del gobierno yanki después de la reunión árabe-latinoamericana que se efectuó en el Perú. A la ramplonería le puede seguir pues el cinismo como ya ha sucedido varias veces en el planeta que se mantiene en las manos de unos cuantos que no saben de la misa la media y se han acostumbrado al servilismo soez.

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