A las denuncias sobre nepotismo en la Caja Nacional de Salud y como parece lógico, ha saltado un personero diciendo que hay que definir lo que se entiende por tal y lanzó la suya.
Muchas veces hemos dicho que en el mundo actual vivimos en una Torre de Babel, no por las muchas lenguas que se hablan sino por que, aparentemente, hablamos la misma lengua pero entendemos cosas diferentes.
Si analizásemos, por ejemplo, nuestra propia Constitución Política del Estado, podríamos hallar definiciones no únicamente ambiguas sobre tal o cual cosa sino hasta contradictorias; el sólo hecho que no se reconozca nuestra identidad mestiza y se hable de "indígenas", "indígena-originario-campesino" y otras monsergas, es ya excesivamente grande para estar dentro de lo que se puede tener como la Carta Magna o la Ley Fundamental que, por eso mismo, debiera tener claras las cosas.
Ya no hablamos pues la misma lengua, así nos expresemos en español, quechua, aimara o inglés porque definimos de modos diferentes las palabras; allí donde debiera decir perversiones, hablamos de opciones; donde debiéramos hablar de derechos hablamos de imposiciones; donde tendríamos que entender como democracia, nos vamos al sectarismo.
En cuanto a la CNS hace décadas que se habla sobre sus deficiencias y males; pero hasta el momento nada se ha hecho porque siempre hay excusas para no hacerlo. Hace décadas, cuando Barrientos era presidente, un médico en Cochabamba se animó a señalar sus taras pero nada pudo hacer porque las termitas están muy dentro de ese organismo. A tal punto llega la corrupción que no sólo se enfrenta al diccionario de cualquier etimología o institucional sino que va en contra de la moral sin rubor alguno. Hay tal nepotismo que se disfraza de varias maneras. Existen familias tan "valiosas" que nadie puede criticar que trabajen en la misma institución con toda la parentela y séquito correspondiente y hasta habría que agradecerles por ello.
Y, como si no fuera suficiente, el partidismo siempre es una constante y se da de tal modo que se pueden manipular las convocatorias de méritos o exámenes de competencia de modo que sean tan específicas que señalen a fulano o zutano como beneficiarios y elegidos.
Dentro de este ambiente de corrupción, lo mismo bailan profesionales que trabajadores, autoridades que controles obreros; los de arriba que los de abajo. Y es que siempre hay algún "vivo" que pide definir las cosas y como no podemos entendernos ya, todo tiende a la postergación y el olvido.
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