Según algunos analistas, Chuquisaca mantiene su precariedad en el desarrollo pese a sus ingresos por los hidrocarburos. La conclusión no sabemos si calificarla de perogrullada o de simple majadería.
Porque la precariedad, la incertidumbre, ha sido la constante en la vida de los latinoamericanos sujetos a los vaivenes de gobernantes que unas veces eran esto y otras aquello; de derecha o de izquierda, supuestamente, porque tampoco se han portado como tales sino como simples sirvientes.
Cuando en el Brasil las cosechas de cereales eran buenas y los precios podían subir dándole más oportunidades al crecimiento; pero en los EEUU la cuestión era el revés; entonces, se obligaba a los brasileños a venderle al norte a precios "preferenciales", que es mejor decir así para no decir regalado, y con los recursos y sacrificios de paulistas o cariocas se aliviaba la vida de los yankis. Lo mismo podía suceder en la Argentina y el juego era el mismo, agravado por el hecho que si las cosas tornaban de color, entonces esos países estaban obligados a comprar su propios cereales a precios elevados y así tenían que hacerlo.
Ha sucedido lo mismo con el petróleo, con los minerales, con las frutas y hasta las artesanías dentro de un sofistico mercado libre, donde lo único libre es la especulación, mientras los pueblos languidecen sentados, como se dice, en tronos de oro, o están sometidos a las políticas de los que gobiernan por detrás o debajo de los palacios respectivos de Washington, Moscú, Pekín o La Habana.
Todavía hoy la precariedad es un hecho pues a pesar del esfuerzo de mucha gente por salir de la pendulación: derecha-izquierda, hay "teóricos", así entrecomillado pues no son más que agitadores, que pretenden resucitar muertos o hacernos creer que el socialismo es la igualdad hacia abajo, para el pueblo, mientras los jerarcas ingresan en las burguesías del monetarismo y así se conducen.
Los varios escritos de Galeano, de Furtado, de Cardozo, Luis García, Bairoch, Faletto y muchos otros descubren esta realidad que no siempre es conocida porque, además, se ha fomentado y fomenta entre nosotros la pereza intelectual o la nadería para entregarnos al consumismo simple y llano.
Decir pues que Chuquisaca mantiene su situación de precariedad desde hace más de 200 años si no es una perogrullada o una majadería, no es más que la muestra de la ignorancia sobre nuestra realidad e historia.
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