Quien haya tenido el aguante suficiente para ir a la feria, convendrá en algunas conclusiones si las hace sinceramente.
En primer lugar, es más un evento de simple comercio que de oferta o presentación de ciencia o tecnología; en segundo lugar, la contaminación acústica puede hacer escapar a cualquiera; en tercer lugar, que sean los jóvenes quienes asistan más es preocupante.
Porque de lo que se trata no es de adoptar, y entrar en el gran comercio del mundo es eso, sino de adaptar, es decir, adecuar la ciencia o la tecnología a nuestras propias necesidades de la industria o la economía. No se trata pues de comprar lo nuevo en celulares, automóviles, equipos de sonido o beber cerveza o café en diversas formas; lo que hay que hacer es conseguir transferencia de tecnología. El Japón, para mencionar un claro ejemplo, no se limitó a copiar la tecnología sino a adaptarla a sus necesidades de crear su propia industria; en cambio, han sido repetidos los experimentos de la simple copia o la apertura de sucursales de empresas extranjeras en naciones vecinas como Brasil, Argentina o Chile, para sólo mencionar unas cuantas de esas adopciones pero no adaptaciones y los resultados los hemos lamentado más de una vez.
Puede tener la feria gran diversión, miles o millones de vendedores, enorme cantidad de azafatas para todos los gustos y comida para hartarse; pero mientras no tenga un objetivo claro de alcanzar la tecnología o la ciencia para recrear, fortalecer o dinamizar la industria regional y nacional; no pasa de vanidad de vanidades y todo es vanidad y, de paso, consumismo
Uno de los errores del europeo común ha sido precisamente, según Unamuno y Ortega y Gasset, la adopción; o sea la simple adscripción al mercado de la tecnología, sin preocuparse por conocer los fundamentos físicos o químicos de lo que se consumía, como ser, el teléfono, la radio o la televisión y eso ha provocado su estancamiento.
Lo mismo puede pasar entre nosotros si no despertamos del sueño de las ferias, porque nuestra necesidad no es saber quién vende más o mejor sino ver qué podemos comprar para procurar esa transferencia de tecnología de la que tanto se habla pero poco se hace.
La cuestión no es adoptar sino adaptar. Hasta las mismas ferias.
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