domingo, 11 de mayo de 2014

ALABANZA EN BOCA PROPIA....

Dicen que: alabanza en boca propia es vituperio; pero nos hemos acostumbrado tanto al eutoelogio que ya no sabemos quién es el distinguido y quién el distinguidor. Ocurre en todas las facetas de la actividad humana, entre los zapateros como en los periodistas y hasta entre los "periodistos".
Y es una lástima porque estamos perdiendo la perspectiva del buen desempeño y de lo que debe significar el reconocimiento o el homenaje. Está bien que en los concursos sobre esto o lo otro siempre haya disidentes porque los gustos son y deben ser diferentes y sería inconveniente cierta uniformidad que no reflejaría más que mediocridad.
Pero cuando se exagera en la distinción y se dejan, intencionalmente, los valores fuera, es que hemos perdido el rumbo; como cuando en el sindicato de la prensa de Cochabamba, se proclamó que habían periodistas éticos y, por consiguiente, no éticos y fueron más los últimos que los primeros que se fueron infiltrando en la dirección sindical haciendo que otros se alejen voluntariamente.
Si bien entre los homenajes no es posible contentar a todos, al menos hay que propender a no dejar muchas dudas pues entonces se ciernen ambientes de incertidumbre sobre la actividad en general de que se trate. Por ejemplo, aunque la teoría y el mito dice lo contrario, la "gloriosa Central Obrera Boliviana" siempre ha funcionado como un partido y no precisamente político sino más bien dentro de la concepción misma del sectarismo; por eso es que se ha subido al carro del poder cuando le convenía o se hacía a los "kellis" (caprichoso) cuando no participaba de la mamadera y así se ha mantenido hasta el día de hoy que, una vez más, hace alianza electoral no por principios ideológicos o programáticos que no los tiene, como el partido que la creó, el MNR, cuyo máximo ideólogo, afirmaba que nunca había tenido ideología. Y es tan real que después de ser simpatizante fascista, se hizo, dizque, marxista o trotskista, aunque su conducta fue siempre liberal y adicta al disfrute de las ventajas y los privilegios. Y si no que presenten algún dirigente de las últimas décadas que siga siendo pobre.
Pero, ay de aquel que se anime a decir estas verdades en público, se arriesga a ser linchado ignominiosamente y de ser catalogado como reaccionario, conservador, clerical o explotador; cuando el sindicalismo se ha hecho también un nuevo sistema de explotación que vive de los proletarios.

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