La posibilidad de entablar un juicio civil en contra de Sánchez de Lozada y algunos de sus ministros ha abierto la esperanza entre los bolivianos; aunque todavía es difícil ver cuál será el resultado final.
Porque de juicios y de falta de justicia está plagado el mundo; sólo hay que recordar Nuremberg para revelar cómo se armó el espectáculo donde, como dice el dicho, no estaban todos los que eran ni eran todos los que estaban. Porque hasta el momento no sólo las causas sino el proceso y las consecuencias de la denominada guerra mundial, no se han develado completamente y, es más, se mantiene mucho en la obscuridad y hay muchísimas interrogantes como una fundamental, podríamos decir, cuando se juntan comunistas y anticomunistas y los primeros sacan suculentas ventajas no únicamente económicas sino, particularmente, políticas a tal punto que dividen la tierra entre estos y aquellos en una "guerra fría" que más bien fue "fríos negocios".
Lo que caracteriza al hombre en el planeta es su falta de ecuanimidad, de justicia, de solidaridad y es a raíz de esta falta que no puede consolidar un proceso de evolución y crecimiento; desde la manipulación siniestra del mercado, hasta la guerra, pasando por las devaluaciones, los patrones monetarios, los "know how", "royalties", controles aduaneros, el lavado de dinero y un largo etcétera todo es falta de justicia.
Seguramente no hay corte donde no se denuncien excesos, enredos o chicanas como se llaman en Bolivia o donde, finalmente, la fama o la fortuna no tengan su influencia y su poder; por eso es que confiar en que se instaure un verdadero juicio penal en contra de ex mandatarios es un poco levantar falsas expectativas. Porque, además, sabemos dónde y por qué están.
Para los políticos y los politiqueros es fácil llenarse la boca de justicia, de legalidad y otras demagogias; pero el mundo está como está es por ausencia de las virtudes e hipertrofia de las taras porque se ha hecho una costumbre que la "justicia" se relacione con el poder siendo que muchos se preguntan: ¿quién ha hecho al hombre juez de otros hombres?
A lo que habría que responder: el poder. Y el poder no está en buenas manos casi, casi, a lo largo y ancho del planeta y si se asienta en algo es en el vil metal.
Pero como la esperanza es lo último que se pierde; quizá el juicio civil pueda avanzar aunque el penal siga postergado.
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