La alquimia es una ciencia o sabiduría que nadie puede decir cuándo empezó ni qué logro tuvo; sin embargo, se comenta de muchos episodios que tampoco acepta la "ciencia".
A lo largo de la historia han habido personajes tipificados como alquimistas y a los que se adjudica larga vida y fortuna, es el caso del Conde de Saint Germain; pero también han habido impostores y farsantes que lo han distorsionado todo.
Pues ahora resulta que estos últimos han aparecido en nuestra patria haciendo fórmulas alquímicas dentro de la politiquería criolla y dándonos gato por liebre, como se puede comprobar fácilmente en el caso de las nuevas asignaciones de diputados uninominales, que no sólo cambiarían de asiento sino también de calidad, pues pasarían a ser plurinominales, es decir, elegidos de la cola del presidente.
No es tampoco nada excepcional o raro pues se han dado muchos ejemplos en nuestra historia donde la realidad se ha pintado de ficción y se ha actuado en consecuencia; el caso más patético es el de la llamada "revolución nacional" que nos entregó a la dependencia, amarrados de pies y manos, y al saqueo interno y externo, por los "compañeros" o las transnacionales, llegando, incluso, a la paradoja pues siendo un gobierno compuesto por movimientistas (sin ideología conocida) y supuestos comunistas, se convirtió en el juguete preferido de la embajada del norte que no sólo que financió sus desmanes sino que socapó la violación de los derechos más elementales.
Tampoco es primera vez que nos quieren hacer furgón de cola y la historia nacional es rica en muestras de traiciones, claudicaciones y perversiones en lo que a la identidad y misión de los bolivianos se refiere. Y es que los alquimistas de hoy, tuvieron viejos ancestros en los de ayer y es el mal mayor tanto de los bolivianos como de los latinoamericanos. No nos animamos a ser nosotros mismos y preferimos ser como los franceses, los italianos, los ingleses o los cubanos y dejamos en el camino la identidad como tal.
Que es parte del fracaso del sistema educativo es cierto; pero es que también dentro de la educación es donde se ejercen las presiones más fuertes y los fracasos son más estruendosos y la prueba está en el hecho mismo que los trotskistas sigan siendo los usufructuarios del sistema de salarios y de cuotas, que es a lo que se ha reducido la educación.
Pero es hora de poner freno a los usurpadores de los alquimistas y demás farsantes.
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