Tal como decíamos en un comentario, los miembros del Tribunal Electoral piensan que las leyes de la física o la química valen igual en politiquería y han dado muestras de ello, al restar un curul a la provincia más habitada de Cochabamba, El Cercado, y adjudicárselo al campo por medio de Colcapirhua, además de transformar un uninominal en plurinominal.
La cuestión parece no tener mayor importancia y hasta sería deseable siempre que fuera el producto de un proyecto de crecimiento regional donde la ruralización o la recuperación del agro sea el objetivo mayor. Pero no, Cochabamba es una ciudad hipertrofiada en todos los aspectos y receptora de cientos o miles de migrantes que huyen de la desertización o erosión del área rural o de las condiciones menos favorables a la vida que ofrecen otras ciudades; hay barrios enteros que están poblados por orureños o potosinos y, curiosamente, es allí donde la hectárea de terreno se cotiza más alto.
Por eso es que resulta ridículo que, en lugar de sumarle un uninominal, se les reste y aunque se diga que sólo se transforma, que cambia de ropa, ahí está la trampa, el ardid que los nuevos alquimistas no quieren reconocer; independientemente que el voto de las ciudades más pobladas y consideradas como el eje troncal, no vale más que una parte ridícula de los votos de otros departamentos, es decir, que aquello de un hombre un voto, es un sarcasmo.
Según la historia del mundo alquimistas siempre han habido aunque uno real y verdadero, tal vez no; pero farsantes, impostores, esos se han reproducido como ciertas bacterias y, lógicamente, sus efectos han sido los que se esperan.
En el caso de Bolivia, el voto y la democracia; no hay duda que hay que sentarse a pensar seriamente si lo que estamos haciendo es fortalecer el sistema de representación o lo estamos saboteando; porque un sistema donde haya parlamentarios "especiales" o se distribuyan entre "uninominales" (de un solo nombre o, como define el diccionario, "existe sólo de nombre pero no en la realidad") y "plurinominales" (o de varios nombres) no es precisamente de igualdad y equidad sino fundamentalmente discriminatorio y no nos vengan con eso de discriminación positiva o negativa, discriminación es eso y basta.
Lo lamentable de la situación es que no hay defensores de la democracia; ni entre los que se definen como oficialistas u opositores y, por consiguiente, no hay demócratas.
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