martes, 20 de mayo de 2014

LA "U" EN CRISIS

No es nada nuevo; pero en los últimos días se están multiplicando los problemas en las universidades del país pues mientras unos pugnan por la rápida entrega del título, cualquiera que sea y que valga, otros se aferran al usufructo simple y llano de la autonomía para seguir medrando de la mediocridad.
Porque el problema estructural, real, crónico, de la Universidad es desde hace tiempo su anacronismo. No sólo porque no responde a la actualidad, necesidades y aspiraciones de nuestros pueblos sino porque no quiere abandonar el cientificismo y, con él, su alienación al pensamiento foráneo.
Y es anacrónica la universidad porque no crea verdadera tecnología, no hace ciencia y, mucho menos, extensión y, como si fuera poco, su pensamiento se halla polarizado por una supuesta alineación con el marxismo; pero que se deshace apenas se trasponen las puertas de esas instituciones para aspirar nada más que a la burguesía, al materialismo de la avaricia.
Claro que hay excepciones tanto entre los que acceden a la cátedra como entre los que quieren hacer algo; pero es tan grande el croar de las ranas, que se pierden en el horizonte y no tienen el suficiente respaldo para rescatar la Casa Superior y ponerla al servicio del pueblo.
La mediocridad es tan fuerte que, incluso, se va extendiendo hacia la inversión privada que ha visto una buena veta de negocios en el área y no se cuida de disimular la cuestión; existen miles de denuncias en el exterior sobre la pésima calidad de los profesionales que vinieron a nuestras tierras en busca del título, que en algunos casos se ha abierto una severa investigación porque el dolo se ha ampliado a la falsificación de títulos.
Como desde hace tiempo se viene advirtiendo, hay que repensar la Universidad, buscar las causas de su fracaso, de su inactualidad, de su mediocridad y lo mejor que podemos hacer es no esconder los problemas y tratar de resolverlos estructuralmente, es decir, no cediendo a las presiones de alumnos o profesores que quieren mantener las cosas con apenas unos retoques de maquillaje sino ir a la esencia misma de su nacimiento: Hacer ciencia y crear conciencia, que es por donde ha fallado tradicionalmente ya que, aparte de haberse alineado con el cientificismo, no ha sido capaz de responder a las necesidades y aspiraciones de nuestros pueblos en la definición de su identidad, en la elaboración de un proyecto que los haga trascendentes y en la programación del desarrollo.
Por lo demás, en nuestras universidades se ha extendido la guerra fría, la pendulación: O con la derecha o la izquierda, cuando ninguna satisface nuestros ideales.

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