sábado, 24 de mayo de 2014

ARTE Y CULTURA

Generalmente se confunde una de las ramas de la cultura, el arte, con ella misma. Y eso sucede con frecuencia en todas las latitudes del mundo y parece ya no extrañar a nadie.
Aunque, últimamente, esta confusión está llegando a unos excesos que sería preferible prevenir: la vulgaridad en el arte. Y no es que nos opongamos a que el arte llegue a todos sino que la vulgaridad, la procacidad, la chabacanería están invadiendo la música o la literatura so pretexto de modernista o popular, en desmedro del verdadero arte que se puede encontrar, verbigracia, en la música clásica o la poesía de los propios clásicos, entendiendo como tales no lo que hoy se considera clásico sino lo notable, lo principal en las diferentes ramas del arte y la cultura.
Ha causado beneplácito que el último premio Príncipe de Asturias, se haya concedido a la obra del dibujante argentino Quino, conocido más por sus tiras cómicas donde se han hecho famosos, Mafalda, Miguelito, Manolito, Libertad, para citar algunos, y aunque se piensa que la caricatura estaría entrando en el arte, con esta entrega, lo que pasa es que es y ha sido siempre parte del arte porque no sólo es cuestión de dibujar resaltando esto o lo otro sino de darle un contenido al dibujo; que es lo que nos enseñan Leonardo da Vinci o Goya, para citar sólo dos, en un amplio campo donde el dibujo, el retrato, el paisajismo, los bodegones, no están ahí para admirar sólo lo cromático sino para sumergirnos en todo un mundo de posibilidades históricas, de sueños o aspiraciones.
En el caso de Quino, sus personajes son definidos y definitivos, con caracteres diferentes y lo que les da más valor, es la palabra; no es lo mismo ser marciano que imbécil, a decir de Mafalda, y eso es profundizar el mensaje, del que muchas veces se olvidan los artistas llevados simplemente por la búsqueda de fama o dinero.
Y la cultura no es otra cosa que la adaptación del ser al entorno en que se desenvuelve; o sea que se extiende desde su forma de actuar hasta su forma de pensar y concebir las cosas; mientras que el arte es la disposición de manifestarse en una de sus muchas ramas y donde no siempre se hace con acierto e inteligencia y por eso es que muchos poetas son controvertidos, por decir algo, mientras a otros se les reconoce un valor que, incluso, va más allá de las propias letras.
Esta es una reflexión a propósito de la moda de establecer la "noche de los museos" y donde se suele confundir no tanto lo que decimos sino hasta la forma de concebir las cosas y tener por arte, la historia o la gastronomía para sólo citar dos ejemplos, aunque en el último, en cierto modo, sea así; pero no en el primero.

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