sábado, 15 de marzo de 2014

¿Y DESPUÉS QUÉ?

Ha ocurrido muchas veces, después que personas o instituciones han hecho escándalo sobre algo, se han desgarrado las vestiduras y echado ceniza en la cara, todo ha vuelto a la "normalidad".
En lugar de repetir y repetir las imágenes de la última tragedia automovilística o de presentar reportajes "exclusivos", harían bien quienes tanto se preocupan, aparentemente, por estos hechos. recapitularlos y ver qué normas se han infringido, aparte de las de tráfico.
 Y podemos llegar a la conclusión que la primera salta a la vista: Son doce los muertos, en una movilidad que no sólo se ha construido sino dispuesto para llevar un máximo de 6 pasajeros. Lo que es una infracción evidente, se ha hecho práctica corriente en la realidad pues nadie controla que los vehículos del servicio público cumplan con sus especificaciones técnicas y legales y hasta los propios policías nada hacen cuando ven que minibuses, buses o microbuses llevan una cantidad mayor de pasajeros que la permitida y autorizada y ocurre en el transporte urbano como interprovincial o interdepartamental.
Hecha la ley, hecha la trampa dice una suerte de adagio que, más que anorgullecernos, debiera avergonzarnos pero que, paradójicamente, empieza entre los encargados de la administración de justicia y las leyes: los abogados. Ayer nomas, supimos de la risa que le causó a cierto sinvergüenza la amenaza de iniciarle juicio por estafa, en la venta de un inmueble, de una impotente víctima de este estado de cosas. "Ja,ja, no se olvide que soy abogado, su juicio va a durar veinte años", fue la cínica respuesta de un sujeto que, como varias veces lo hemos dicho entró, a Derecho pero salió al revés.
Y esta tendencia a burlar la ley se acentúa más todavía cuando se hace a nombre del sindicato, del gremio o, finalmente, de la impostura. Los ejemplos son claros, como el de los "cooperativistas" mineros que no quieren pagar los impuestos de ley y, sin embargo, ganan como nuevos "barones del estaño", entre 70.000 y más de 100.000 Bs., mientras que los profesionales universitarios que contratan no llegan a los 7.000 y tienen que aceptar no sólo porque no hay fuentes de trabajo sino porque decir algo sería "ir contra el sindicato", esa "sagrada" institución que la inmoralidad ha convertido en trinchera.
Y estas cosas son las que no aparecen en los reportajes, informativos y hasta "trabajos de investigación" con que quieren sorprendernos los que incursionan en los medios de comunicación que cada vez dejan más dudas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario