lunes, 24 de marzo de 2014

NORMAL - PARANORMAL

Llamamos paranormal a lo que no entendemos, a lo que los autodenominados científicos no le hallan explicación posible. Pero ahí están; desde la sorpresa que se llevaron los investigadores al indagar sobre la facultad de telepatía de unos "aborígenes" que, para mejorar su comunicación se dirigían a un árbol, y que respondieron sencillamente que lo hacían así porque no tenían teléfono; hasta los campesinos que ven el cielo al empezar su jornada, no para ver si lloverá o no, sino como una forma de respeto, de comunión, de identidad. Y hay un mar de ejemplos que sería, tal vez, más amplia que una enciclopedia científica.
El tema viene a cuento porque la desaparición del avión malayo en, probablemente, el mar Indico, está dando pie a todo, desde el secuestro, el suicidio o la abducción. Una muestra más de nuestra impotencia científica y tecnológica que es cada vez más evidente, por detrás de los bombos y los platillos de la propaganda o de la industria tal o cual que esconde o "descubre" que los alimentos así o asa son saludables o que los medicamentos lo pueden todo.
Por detrás de la sofistería cientificista, porque eso es, están los intereses de la avaricia y el materialismo, así se trate de antibióticos o suplementos, "ataráxicos" o estimulantes, para tratar de curar el cuerpo o el alma.
La cura o la prevención del cáncer, verbigracia, fue anunciada repetidas veces, las más, a cargo no de especialistas, de médicos académicos sino de "naturistas" o "herbolarios" y, aunque no se crea, hay resultados "paranormales".
Lo que en el fondo hay que considerar es el estilo de vida; si uno está completamente alienado a la industria "alimenticia" o mantiene cierto grado de afinidad con la alimentación natural; si piensa en el progresismo, el esnobismo o esos ismos que nos impone la moda o actúa más espontáneamente y en lugar de una hamburguesa prefiere un mote de habas, para dar un ejemplo de estas tierras donde fracasó la multinacional de los emparedados.
Lo normal o paranormal, como todo, está pues en la mentalidad de cada uno, en la forma de ver las cosas, en el color de la lente que con que se mira, en lo supuestamente "moderno" que se cree o en la militancia "conservadora"; no es más que eso.
Lo cierto es que nuestras facultades mentales las vamos perdiendo por la sofisticación de la civilización y es cada vez más preocupante.

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