viernes, 21 de marzo de 2014

"DE CONFIANZA"

Es increíble cómo la politiquería nos aparta de la realidad y nos sumerge en sofismas y majaderías. Mientras en otros lugares están preocupados por el destino del planeta, la insostenibilidad de la economía de usura o la decadencia del imperio norteamericano; nosotros nos preocupamos de si fulano era o no de confianza del régimen gobernante o si la falta de tipificación del delito tiene que suponer la impunidad de los que quisieron jugar con la integridad territorial y política de Bolivia y continúan haciéndolo.
Nos olvidamos de Melgarejo que mandó fusilar su camisa porque dijo: "confianza ni en la camisa" y tenía toda la razón en un ambiente donde lo que más hemos perdido es identidad, fidelidad con las tradiciones y, por consiguiente, orgullo nacional.
Nuestra estulticia, aunque es mejor decir la estulticia de unos cuantos, está reponiendo aquello de las "fronteras ideológicas", donde los gobernantes debían someterse a las directrices de tal o cual potencia o, incluso, satélite del poder. Por eso es que se insiste en la corrupción y la impunidad; pero no para detenerlas y vencerlas sino para eternizarlas, para sostener el régimen de dependencia-corrupción e impunidad que nos ha mantenido en el subdesarrollo por décadas y que amenaza continuar dentro de otras realidades que no las conocemos porque nos desinforman y porque queremos ser ciegos.
Se ha hecho una costumbre que el transfugio se premie en nuestro ambiente de politiquería y son precisamente los tránsfugas, los infiltrados, los que se ganan mejor la confianza de mandamases y mandatarios porque saben halagar en la vanidad y sobar las espaldas de quienes mejor pueden; es pues una majadería o perogrullada decir que zutano o mengano es o era del confianza del régimen y ahora aparece en el lado contrario. No hay tal; hace tiempo que en Bolivia y en el mundo los más corruptos se suceden en los palacios de gobierno y no necesitan más que de sofismas para mantenerse en ellos, gracias a que todo lo hemos convertido en mercado.
Por ejemplo: ¿se ha detenido a pensar cuan legítima es la presidente chilena Bachelet que, si hacemos números, apenas tendría un 25% de los votos, pues un gran cantidad de ciudadanos no concurrieron a las urnas? Si embargo, afines y contrarios se felicitan de la "democracia", de la participación ciudadana y así podemos hacer muchos análisis sobre los gobernantes del planeta cuyos "hombres de confianza" resultan sumamente siniestros pues pertenecen a organismos represivos, de "inteligencia" o de espionaje y no hay más que mirar entre quienes se dicen los más poderosos para comprobar el aserto.

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