Cuando alguien dice una perogrullada, hay que ponerse a cantar eso de: "oh señor Colón, fíjese cómo está el mundo..." porque no hay nada más obvio que el desastre, que la frustración.
Por eso es que no extraña que la comisión de peritos y fiscales en Oruro, haya dictaminado, previamente, que el accidente de la pasarela se debió al sobrepeso; aunque hay algún despistado o improvisado "periodista" que, dizque, se debió al sobrepeso de las personas, que no es lo mismo.
Pero hayan sido personas gordas o no, las que exageraron el peso en la pasarela, es una cuestión obvia; pero lo que hay que determinar es quién debió controlar que tal no suceda o que el artilugio se use, efectivamente, para pasar y no para quedarse a ver el espectáculo: Este es el quid de la cuestión, independientemente que no se haya calculado la resistencia del adminículo o se haya entregado gato por liebre.
Y dentro de esa responsabilidad está, lógicamente, el organizador oficial que no es otro que el gobierno municipal que debe asumir las responsabilidades no únicamente como escarmiento a la mala gestión sino también como signo de responsabilidad ante la sociedad y los compromisos de un espectáculo que ha dejado de ser local y cuya trascendencia internacional se puede afectar por el accidente.
Decir que la gente es mal educada, es un lugar común pero precisamente por eso debieron adoptarse las medidas necesarias y recomendables y, está visto, que no se hizo.
Y es que no puede seguir la costumbre del clientelismo partidista o nepotista que adjudica obras por amistad y no por concurso técnico; así ha sucedido en esta ciudad donde se ha denunciado que algunos "empresarios" que estaban construyendo, por ejemplo, las canaletas de las calzadas, no eran otros que guitarreros o charanguistas que intentaron afrontar lo que con pala y otras herramientas hay que hacerlo, además, de la respectiva formación profesional. Pero ha ocurrido y sigue ocurriendo porque no se sanciona cuando es debido y como es debido.
Esta es una buena oportunidad para revertir también eso de las construcciones "estrella" o "mega" proyectos con que el partidismo suele sorprender la buena fe de una ciudadanía que todavía no sabe si pertenece a la ciudad o al campo y se aliena al sofisma de la civilización o la urbanistería.
Ojalá en Oruro se siente un precedente no únicamente sobre el hecho lamentable sino también sobre ciertas conductas sectarias o partidistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario