miércoles, 1 de enero de 2014

UN AÑO NUEVO

Empieza un nuevo año, aunque recogiendo los gastados vestidos del anterior, y muchos se dejan llevar por supersticiones, más que cábalas, y afirman que vestir de tal o cual color atrae el amor, la suerte o la esperanza sin fijarse bien dónde ponen esos colores o a sabiendas de dónde van a dar pues en la mayoría de los casos se trata de calzones.
Una muestra más de cómo hemos caído en las garras del consumismo pues para que este o aquel año sea realmente positivo, uno tiene que poner en él, antes que esperar que el calendario le depare algo.
Si uno pone esfuerzo, los 365 días pueden ser fructíferos; si no pone nada, nada espere.
Lo malo del año que empieza en Bolivia es que es electoral, es decir, más de mercado; porque la superstición democrática se finca, como muchos dicen, en la compra de votos más que en la concientización de doctrinas, ideologías o programas, así se desgarren las vestiduras los candidatos diciendo que no es cierto.
Cada vez hay más críticas a la democracia que se funda en el mercado y los resultados los estamos viendo en varios países europeos donde la crisis es para los gobernados pero el usufructo sigue siendo para los gobernantes que cobran salarios y otras canonjías bajo mesa, o sobre mesa, como se suele decir para dar entender lo obvio: que están robando.
Este año puede pues no ser tan esperanzador si únicamente lo vemos desde ese ángulo ya que cualquiera que sea el resultado, las consecuencias seguirán siendo las mismas: falta de crédito y creciente desprestigio. Pero como es necesario que no nos dejemos involucrar en la politiquería, respondamos haciendo lo que ellos no hacen: política. Y pidiendo que nos aclaren su ideología, si tratan efectivamente de ser libres e independientes o sólo quieren cambiarnos el amo; porque para ser independiente hay que ser, o procurar ser, auténtico y ya estamos cansados también con que nos vengan que tal o cual ideología fracasada en el mundo nos va a salvar de la alienación o la colonización ideológica o demagógica.
Que el mundo no siga siendo lo que nos anticipara ese tango famoso llamado "Cambalache" y que tantas veces hemos tenido que soportar porque hasta las esperanzas perdimos. Lo que hay que empecinarse por hacer es ya no perder la esperanza o poner los bueyes detrás de la carreta; no porque los brutos siempre deben ir atrás sino porque la fuerza, el motor, lo ideales, deben estirar la cuerda de la democracia o cualquier sistema de gobierno porque una cuerda no se puede empujar.
El éxito o el fracaso del año que se inicia depende pues de nosotros y de que dejemos ese absurdo que no somos políticos o que no comemos de la política; porque, de lo contrario, seguirán los politiqueros sembrando nabos en nuestras espaldas.
Felicidades y éxitos.

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