Hoy se inicia el ritual de inscripciones en el sistema escolar boliviano y decimos ritual porque la costumbre ha consagrado una serie de conductas que está por encima de las disposiciones ministeriales. Es el caso de las listas, que se elaboran durante el año anterior de acuerdo al número de vacantes y las influencias respectivas entre directores de los establecimientos; se ha tratado de poner freno a la cuestión pero no se ha logrado.
Y es que los establecimientos de educación se categorizan de acuerdo al "prestigio" de cada uno de ellos y, aunque no lo crean, si tiene banda de música o no; de este modo, mientras en unos las vacancias son disputadas o no existen, en otros, la falta de alumnos es un fantasma que atemoriza a los profesores que pueden perder sus ítemes por falta de ellos. Claro que eso del prestigio es algo que se acomoda a los gustos pues casi nunca se hace de eficiencia y se basa más bien en tolerancia, facilidad, actividades extraescolares o la práctica del deporte.
Hay otra categorización, si el término cabe, entre establecimientos fiscales y "de convenio" que también lo son pero cuentan con el apoyo de la Iglesia y, por lo tanto, con mejor infraestructura, actualización casi permanente del plantel docente, laboratorios o talleres que, los puramente fiscales no los tienen, como sus "maestros" se niegan a actualizarse, por mucho que sus dirigentes hacen aparecer las cosas al contrario.
Pero del período de inscripciones a las actividades mismas, no hay mucho trecho y el siguiente mes los alumnos estarán de retorno a las aulas. ¿Cómo? Hay que ser adivino para saberlo o recurrir a la hoja de coca para predecirlo porque estando un proceso de reforma en vigencia, se ha propuesto el aumento de horas de actividad en las aulas y las reacciones han sido más bien viscerales que oportunas, tanto de parte de las autoridades como de los profesores en general que, según sus dirigentes sindicales, depende del pago y no de otra cosa.
Este último factor es el que afea y torna preocupante el panorama porque por mucho que se aumente el salario con el consiguiente aumento del presupuesto, los resultados serán los mismos porque no se toma en cuenta algo fundamental en educación: La calidad; de los profesores como de la infraestructura de los establecimientos.
En una ocasión anterior y cuando se dotó de talleres y laboratorios a varios establecimientos, de acuerdo al convenio conocido como CAMER-ENOSA, la realidad nos mostró que los "maestros" no sabían para qué sirve un tubo de ensayo o una retorta y por tanto, todo fue a los almacenes de donde desapareció con el tiempo.
Se abre pues un nuevo período de inscripciones como simple ritual; pero nadie está en condiciones de aclarar el panorama que les espera a los niños y jóvenes y, menos, al sistema como tal.
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