Muchas veces se escucha decir a las personas, para aparecer como radicales o revolucionarias, que vamos a dar un giro de 360 grados. Lo que la gente no entiende es que esta amenaza nos lleva al mismo sitio, sin cambio, sin esperanza.
Mucho de esto ocurre en los procesos "revolucionarios" de imitación, de contrabando o de mentiritas que, simplemente, nos llevan a la sustitución de unos por otros. Ocurrió en la "revolución nacional", que de la oligarquía minera nos llevó a la dependencia de la embajada norteamericana, y hoy mismo podemos percibir que algo similar se está cociendo puesto que es difícil identificar si el gobierno está yendo hacia la derecha o la izquierda o confunde ambas o ya no sabe qué son o si los revolucionarios quieren cambiar algo o sustituir a los desplazados y entrar en las nuevas oligarquías.
En todo caso es una lástima que el cambio haya durado tan poco y que esté produciendo la desbandada de quienes votaron en las urnas por esa esperanza; aunque algunos llevan su discrepancia simplemente a la pérdida de algún cargo y actúan más como resentidos que frustrados. Pero, la esperanza vuelve a languidecer porque del sectarismo de la "clase política" hemos tornado al sectarismo de los "movimientos sociales" y sí hemos dado un giro de 360 grados.
Hay signos alentadores, o los hubo, como la recuperación de los recursos naturales y algunas empresas que nos inducirían a pensar que el cambio se imponía; pero cuando volvemos a escuchar la tradicional demagogia de la izquierda estalinista o trotskista sobre lo que pudo haber sido y no fue, la gente se limita a ver qué puede percibir y lo que ve es lamentable.
Que hay algunos avances, también es cierto; pero insuficientes cuando se sigue manteniendo la existencia de poderes paralelos, como el "poder sindical", que no hacen sino enterrar el fin de toda democracia y toda sociedad: el bien común.
Y no es simple teoría pues se ve en el cotidiano acontecer, con la actitud de los explotadores del transporte, la "evaluación" del gobierno por este o aquel sectario, las declaraciones de los dirigentes sindicales que han llevado el sindicato al partidismo, por mucho que la experiencia nos muestre que siempre ha sido así, o la actitud soberbia de pensar que porque no hay opositores ni oposición, las cosas tienen que seguir como están.
Preguntarse cuántas veces han ocurrido estos giros de 360 grados en la historia de la humanidad, no es consuelo, ya que se supone que también la revolución debe tener memoria y orientación definida.
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