El poder y el joder, son lo mismo en el mundo, lo dijo alguna alguien que, tal vez, fue Cela. En todo caso razón no le faltaba si nos atenemos a la acepción de estropear que tiene joder en el diccionario y el habla y la forma cómo se maneja el poder por detrás de pueblos y gobiernos.
Clinton también advirtió que en realidad él no gobernaba su país y que otro tenía el poder; en la América Latina si no era "la embajada" quien tenía el poder generalmente, y a su nombre, lo ostentaban las oligarquías o plutocracias eventuales; de tal modo que muchos gobiernos o cayeron víctimas de su ineptitud o de su intento de independencia o sirvieron para un cruel manejo del poder que hizo que naciones supuestamente en la cresta, adquirieran algo de tecnología y mercados, mientras no surgiera otro para competir con ellos y llevarse la tanda de poder o de joder.
Los programas de desarrollo o de progreso que se han intentado en esta parte del mundo, durante décadas, no respondían sino al manejo arbitrario y abusivo del poder porque las asignaciones variaban de acuerdo al humor del embajador de turno o las suspicacias de los espías que creían controlarlo todo; sea mediante el "control político", como en Bolivia, o los organismos de inteligencia del ejército o la policía, como en otras partes. Ejemplos dramáticos de esta manipulación los tenemos especialmente en el Brasil y la Argentina por medio de gobiernos militares o civiles y que no sólo causaron frustración entre sus habitantes sino también considerables pérdidas en su economía. Pero también hay otros, como en los países denominados bananeros, que la historia no ha revelado completamente porque no quiere.
Paradójicamente esta manejo abusivo y subterráneo del poder se da en todas partes; en estados Unidos de Norte América, por la Reserva Federal o las mafias, entre los africanos por la explotación de varios recursos, lo mismo que en Asia y en muchos otros por logias que manejan los hilos de la economía y el monetarismo de donde tampoco escapa Europa.
La democracia, en realidad, es un mito y el sistema de participación una utopía; no nos engañemos pues aunque lo neguemos las formas en cómo se ha manejado la derecha y la izquierda, la pendulación, la guerra fría, el militarismo o el civilismo, el armamentismo o el pacifismo son muchas y variadas y por eso es que ya uno no sabe dónde empieza una y termina la otra.
Para peor, el mercado lo distorsiona todo y hasta hay "independentistas" que creen que es mejor ser cerdo satisfecho que hombre en lucha y por eso abogan por el retorno, en el caso de Bolivia, de algunos prófugos para hacer de candidatos.
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