Un amigo y auxiliar docente de la Facultad de Medicina, fue invitado cierta vez por los profesores de un establecimiento educativo para dar una charla sobre educación sexual; el resultado fue escandaloso pues fue a decirles a las chicas que la falta de uso atrofia los órganos; ergo, a practicar el sexo.
Independientemente de la visión que tengamos sobre la educación sexual y cuándo hablar de ella, cómo y por qué; un tema queda generalmente fuera: el consumismo.
Mucho de culpa tiene este factor en el embarazo temprano de las adolescentes en el mundo porque, como dijo últimamente cierta estrella de cine, el sexo es consumo, es decir, mercadería y así se trata tanto en las películas actuales, como en las series, los medios de información o los mercados.
En el subtrópico cochabambino hace tiempo que la capacidad de gasto de su poblaciópn se mide por parámetros de consumo y, entre ellos, el alcohol, la diversión o espectáculos y, consiguientemente, el sexo; por mucha miopía que queramos poner en ver las cosas; infelizmente, parte de esta capacidad de gasto también se percibe en el caso de los migrantes cuyos hijos quedan desamparados de la protección, la orientación y la educación familiar y expuestos al consumismo por los dineros que les envían regularmente sus padres y que no tiene restricción y se usa en "diversión", que es lo que más uno encuentra en el mercado.
Es más, el sofisma que se manipula, que el padre debe ser antes que padre amigo, contribuye a cierto relajamiento de las normas y de la moral, por muy liberales que aparezcamos o defensores de los derechos de tal o cual sobre esto o lo otro. Y si añadimos la propaganda profusa y abundante del sexo en el mercado, sea llamando la atención sobre ropa, maquillaje o dietas, el joven es una víctima de la propaganda y los padres han perdido la capacidad de orientarlos porque ellos mismos son víctimas, a su vez, y reproducen los sofismas del comercio.
Es incompleto el informe que se maneja sobre los embarazos entre los adolescentes y antes que seguir con lo mismo; o sea, mover el mercado de los anticonceptivos, abortivos y aun la misma pornografía, habría que aclarar bien el panorama y ponderar cuántos de esos embarazos son el resultado del fomento del consumismo y qué es lo que habría que hacer, para no seguir en el mismo círculo vicioso porque en eso se ha convertido el tema del sexo o la educación sexual y basta recordar la "gran sociedad" sueca de hace décadas atrás y la revisión que se ha dado paulatinamente en varios aspectos y también el cierre y reapertura de las fábricas de cinturones de castidad en el Reino Unido.
Si el sexo deja de ser una mercancía, mucho adelantaremos.
Reflexiones y noticias desde un ángulo absolutamente personal y que no compromete a nadie sino a mí mismo. Puede ser ampliado con fotografías sobre la actualidad; no siempre esas "importantes" sino de la vida cotidiana.
jueves, 31 de octubre de 2013
miércoles, 30 de octubre de 2013
CONSUMISMO
La autoridad del sistema financiero boliviano, ha determinado reducir el crédito familiar sobre electrodomésticos y otros gastos que no son imprescindibles, lógicamente, con la protesta de algunos banqueros.
Donde más se nota la estabilidad o buena perspectiva de la economía boliviana es en el consumismo y que se traduce en gasto en rubros u objetos completamente prescindibles, como la compra de celulares, equipos de juegos electrónicos, de sonido o, incluso, automóviles. Pero la gente que siente que tiene unos pesos más en el bolsillo lo primero que hace es tratar de demostrarlo adquiriendo una tarjeta de crédito, comprando un teléfono móvil, atronando el vecindario con su nuevo equipo de sonido o haciendo gala de su automóvil, aunque sea de segunda o tercera mano y yendo a los supermercados donde cae como víctima en los mil y un ardides que se usan para vender chucherías.
La práctica del ahorro está siendo olvidada no sólo porque los incentivos o intereses que los bancos ofrecen son prácticamente nulos sino porque tener una tarjeta de débito se ha hecho "status", aunque lleve a dolores de cabeza a fin de mes. Pero ahorrar, es contra la economía de mercado.
El consumismo cabalga más frenéticamente todavía entre la juventud que no sólo que hace gala de los nuevos productos de la tecnología sino que ingresa más tempranamente en el consumo de alcohol, droga, tabaco o sexo y por eso es que hay más cantidad de embarazos entre las adolescentes o de madres jóvenes que tienen que hacer frente a la realidad buscando trabajo e ingresando prematuramente en eso que se hace llamar mercado pero que no es sino consumismo.
Lo mismo pasa en el comercio de la vanidad; se trate de ropa "de marca", pintado de las uñas, maquillaje, perfumes o bisutería, que es por donde va la moda o esclaviza el consumismo.
Pero destinar un porcentaje del salario o las ganancias del comercio a adquirir, por ejemplo, un seguro de salud o mejor educación, es lo que menos se hace, a menos que se opte, por la falsificación de títulos o la compra de los mismos en pos grado o cualquiera de las variantes que el comercio universitario ha abierto aprovechando, precisamente, el consumismo.
Y así como ya no hay esas cholas enjoyadas que eran la envidia de las mismas chotas o "de vestido"; ya no hay los intelectuales que demostraban que algo habían aprendido.
Todo es consumismo.
Donde más se nota la estabilidad o buena perspectiva de la economía boliviana es en el consumismo y que se traduce en gasto en rubros u objetos completamente prescindibles, como la compra de celulares, equipos de juegos electrónicos, de sonido o, incluso, automóviles. Pero la gente que siente que tiene unos pesos más en el bolsillo lo primero que hace es tratar de demostrarlo adquiriendo una tarjeta de crédito, comprando un teléfono móvil, atronando el vecindario con su nuevo equipo de sonido o haciendo gala de su automóvil, aunque sea de segunda o tercera mano y yendo a los supermercados donde cae como víctima en los mil y un ardides que se usan para vender chucherías.
La práctica del ahorro está siendo olvidada no sólo porque los incentivos o intereses que los bancos ofrecen son prácticamente nulos sino porque tener una tarjeta de débito se ha hecho "status", aunque lleve a dolores de cabeza a fin de mes. Pero ahorrar, es contra la economía de mercado.
El consumismo cabalga más frenéticamente todavía entre la juventud que no sólo que hace gala de los nuevos productos de la tecnología sino que ingresa más tempranamente en el consumo de alcohol, droga, tabaco o sexo y por eso es que hay más cantidad de embarazos entre las adolescentes o de madres jóvenes que tienen que hacer frente a la realidad buscando trabajo e ingresando prematuramente en eso que se hace llamar mercado pero que no es sino consumismo.
Lo mismo pasa en el comercio de la vanidad; se trate de ropa "de marca", pintado de las uñas, maquillaje, perfumes o bisutería, que es por donde va la moda o esclaviza el consumismo.
Pero destinar un porcentaje del salario o las ganancias del comercio a adquirir, por ejemplo, un seguro de salud o mejor educación, es lo que menos se hace, a menos que se opte, por la falsificación de títulos o la compra de los mismos en pos grado o cualquiera de las variantes que el comercio universitario ha abierto aprovechando, precisamente, el consumismo.
Y así como ya no hay esas cholas enjoyadas que eran la envidia de las mismas chotas o "de vestido"; ya no hay los intelectuales que demostraban que algo habían aprendido.
Todo es consumismo.
martes, 29 de octubre de 2013
LA PRÓXIMA AFGANISTAN
Está causando cierto revuelo un artículo en el Wall Street Journal, en que se afirma que Bolivia sería la próxima Afganistan. No es la primera vez que EEUU recurre a los "free lance", "think thank" o "periodistas empotrados", como denomina el Pentágono a los que siguen sus "hazañas" por el mundo entero, por lo que es necesario analizar algo de este intento de agresión.
Lo que, en definitiva, anuncia es la existencia de una conspiración para invadir Bolivia y desestabilizar otros gobiernos de la América Latina; entonces, nada tiene que ver con el narcotráfico pues no hay que olvidar que cuando los talibanes se hicieron del poder, gracias a los organismos de inteligencia norteamericanos, el cultivo del opio prácticamente cayó a cero y, lógicamente, creó la desgracia de los seguidores de Bin Laden con las consecuencias de la invasión de su país y la muerte del él mismo. Pero el proceso de desinformación en cuanto a Afganistan, Irak o Irán continúa y hay incautos que creen lo que aparece en las páginas de algunos diarios o canales de televisión.
En cambio, cuando se trata de aclarar las denuncias sobre conspiraciones existentes y en curso en contra de otros gobiernos o el espionaje de mandatarios de naciones aliadas o contrarias, todo se reduce a "especulaciones conspiranoides" y hasta se hace burla de ellas cuando, por ejemplo, se anuncia que la Comisión Internacional de Derechos Humanos recomendará "regular" el espionaje.
El aviso de las intenciones de invasión no es tema nuevo; hace bastante tiempo que se viene anunciando con supuestas amenazas terroristas, la eliminación de financiadores e, incluso, la toma de algunas poblaciones como una existente entre el Brasil, la Argentina y Paraguay, dizque, en manos de árabes. En Bolivia mismo hemos sufrido ya un aparente episodio regionalista que más bien fue separatista y que contó con una amplia red de financiamiento que, seguramente, se volverá a reactivar para condicionar la invasión anunciada; lo que ratifica nuestro comentario de ayer sobre delfines o felipillos ya que muchos de ellos se deben estar relamiendo porque habrá dinero que recibir y repartir y "el que parte y reparte..."
En lugar de no darle importancia al comentario oficioso, sería mejor denunciar la descara intención de invadir el sur del continente, por parte de los pies de barro de un imperio que está en plena decadencia y caída y que nada ha significado en comparación de otros de Oriente u Occidente.
Lo que hay que reiterar es que nada tiene que ver con el narcotráfico cuyo control y dirección corresponde a los que se dicen potencias; no por nada hay paraísos fiscales, lavado de dólares o secreto bancario, que no están al alcance de los "subdesarrollados".
Lo que, en definitiva, anuncia es la existencia de una conspiración para invadir Bolivia y desestabilizar otros gobiernos de la América Latina; entonces, nada tiene que ver con el narcotráfico pues no hay que olvidar que cuando los talibanes se hicieron del poder, gracias a los organismos de inteligencia norteamericanos, el cultivo del opio prácticamente cayó a cero y, lógicamente, creó la desgracia de los seguidores de Bin Laden con las consecuencias de la invasión de su país y la muerte del él mismo. Pero el proceso de desinformación en cuanto a Afganistan, Irak o Irán continúa y hay incautos que creen lo que aparece en las páginas de algunos diarios o canales de televisión.
En cambio, cuando se trata de aclarar las denuncias sobre conspiraciones existentes y en curso en contra de otros gobiernos o el espionaje de mandatarios de naciones aliadas o contrarias, todo se reduce a "especulaciones conspiranoides" y hasta se hace burla de ellas cuando, por ejemplo, se anuncia que la Comisión Internacional de Derechos Humanos recomendará "regular" el espionaje.
El aviso de las intenciones de invasión no es tema nuevo; hace bastante tiempo que se viene anunciando con supuestas amenazas terroristas, la eliminación de financiadores e, incluso, la toma de algunas poblaciones como una existente entre el Brasil, la Argentina y Paraguay, dizque, en manos de árabes. En Bolivia mismo hemos sufrido ya un aparente episodio regionalista que más bien fue separatista y que contó con una amplia red de financiamiento que, seguramente, se volverá a reactivar para condicionar la invasión anunciada; lo que ratifica nuestro comentario de ayer sobre delfines o felipillos ya que muchos de ellos se deben estar relamiendo porque habrá dinero que recibir y repartir y "el que parte y reparte..."
En lugar de no darle importancia al comentario oficioso, sería mejor denunciar la descara intención de invadir el sur del continente, por parte de los pies de barro de un imperio que está en plena decadencia y caída y que nada ha significado en comparación de otros de Oriente u Occidente.
Lo que hay que reiterar es que nada tiene que ver con el narcotráfico cuyo control y dirección corresponde a los que se dicen potencias; no por nada hay paraísos fiscales, lavado de dólares o secreto bancario, que no están al alcance de los "subdesarrollados".
lunes, 28 de octubre de 2013
DELFINES Y FELIPILLOS
Quienes conocen la historia de Felipe, en la América del Sur, o de la Malinche en México seguramente se han cuestionado muchas veces si trataron de aplacar el salvajismo de los invasores o, por el contrario, exacerbaron el ambiente de subversión y traición que se vivía en los imperios respectivos.
Lo mismo podemos decir ahora de la democracia de mercado que nos puede ofrecer delfines o felipillos sin más esperanza que saber los resultados después de la catástrofe, porque se comporten como los primeros o los segundos es difícil trazar una línea entre el legado y el despilfarro, tal como la experiencia nos enseña que ocurre entre abuelos y nietos y donde, generalmente, los últimos se farrean el trabajo de abuelos y padres sin más beneficio que el hedonismo o la soberbia.
Actualmente tenemos ejemplos en Venezuela y la Argentina, para sólo citar los más recientes, donde no sabemos cómo calificar a los emergentes de la muerte de los líderes que dieron pie a regímenes más o menos controvertidos; porque hay tanta mediocridad, claroscuros, tinieblas, más que posiciones bien definidas y definitivas, que es complicado predecir algo del porvenir.
Lo mismo pasa en nuestro ambiente interno, hay un caudillo que gobierna, pero no hay ni pequeñas muestras siquiera de un sucesor, así sea en la oposición o el propio oficialismo. Todo se reduce al acompañamiento o, tal vez, la complicidad; pero de ideas, ideologías, programas, habría que ver en coca o en el tarot.
¿Qué pasaría si Maduro, en Venezuela, termina por volcar la torta por falta de preparación o incapacidad? ¿Qué será de la Argentina si el ex delfín es más bien felipillo? ¿Quién podría llenar el vacío que dejaría Morales en Bolivia? Todo es incertidumbre por mucho que los mercaderes nos quieran hacer ver opciones que no existen, mercancías de contrabando o de piratería.
Y no es que estemos pagando la irresponsabilidad de tantos años de indiferencia o de imitación por imitación que se ha dado tanto en las universidades como entre nuestros "intelectuales"; no, hay algo más profundo que está denunciando que hemos vivido de espaldas a nuestra propia realidad; así como los argentinos admiten que vivieron mirando las costas, de donde venía todo y se olvidaron del interior, de sus espaldas, así también los bolivianos, venezolanos, uruguayos o chilenos hemos estado viviendo y vivimos de espaldas a la historia, a la filosofía, a la razón, por muy intelectuales que nos presentemos.
Esta es la principal razón que tengamos muchas dudas sobre delfines y felipillos; porque el legado se lo puede farrear cualquiera.
Lo mismo podemos decir ahora de la democracia de mercado que nos puede ofrecer delfines o felipillos sin más esperanza que saber los resultados después de la catástrofe, porque se comporten como los primeros o los segundos es difícil trazar una línea entre el legado y el despilfarro, tal como la experiencia nos enseña que ocurre entre abuelos y nietos y donde, generalmente, los últimos se farrean el trabajo de abuelos y padres sin más beneficio que el hedonismo o la soberbia.
Actualmente tenemos ejemplos en Venezuela y la Argentina, para sólo citar los más recientes, donde no sabemos cómo calificar a los emergentes de la muerte de los líderes que dieron pie a regímenes más o menos controvertidos; porque hay tanta mediocridad, claroscuros, tinieblas, más que posiciones bien definidas y definitivas, que es complicado predecir algo del porvenir.
Lo mismo pasa en nuestro ambiente interno, hay un caudillo que gobierna, pero no hay ni pequeñas muestras siquiera de un sucesor, así sea en la oposición o el propio oficialismo. Todo se reduce al acompañamiento o, tal vez, la complicidad; pero de ideas, ideologías, programas, habría que ver en coca o en el tarot.
¿Qué pasaría si Maduro, en Venezuela, termina por volcar la torta por falta de preparación o incapacidad? ¿Qué será de la Argentina si el ex delfín es más bien felipillo? ¿Quién podría llenar el vacío que dejaría Morales en Bolivia? Todo es incertidumbre por mucho que los mercaderes nos quieran hacer ver opciones que no existen, mercancías de contrabando o de piratería.
Y no es que estemos pagando la irresponsabilidad de tantos años de indiferencia o de imitación por imitación que se ha dado tanto en las universidades como entre nuestros "intelectuales"; no, hay algo más profundo que está denunciando que hemos vivido de espaldas a nuestra propia realidad; así como los argentinos admiten que vivieron mirando las costas, de donde venía todo y se olvidaron del interior, de sus espaldas, así también los bolivianos, venezolanos, uruguayos o chilenos hemos estado viviendo y vivimos de espaldas a la historia, a la filosofía, a la razón, por muy intelectuales que nos presentemos.
Esta es la principal razón que tengamos muchas dudas sobre delfines y felipillos; porque el legado se lo puede farrear cualquiera.
domingo, 27 de octubre de 2013
LA CLASE MEDIA
Según organismos internacionales, en Bolivia, la clase media está creciendo; lo que ha dado pie a una diversidad de comentarios.
¿Qué es la clase media o la media clase? ¿Sirve para la 'dictadura del proletariado' o para el fortalecimiento de las oligarquías? Hace tiempo que los sociólogos y antropólogos andan especulando respecto al tema sin mayores consecuencias porque mientras, para unos, es la clase tampón o amortiguador entre los ricos y los pobres, para otros, no es sino la clase del desconcierto y la alienación.
Y no es para menos porque, por ejemplo, por revelaciones recientes sabemos que en España 30 familias manejan alrededor de 32.000 millones de Euros, de los cuales 11200 corresponden a 3 clanes; entonces, ¿para qué sirve la clase media?
Y la realidad del mundo es eso: Una acumulación de capital que está en pocas manos, mientras la gran mayoría si no está en la pobreza está haciendo méritos para incorporarse a ella. Lo único,pues, que habría que sacar como lección de la revelación del BM es que, contrariamente a la tendencia en el mundo, en Bolivia la clase media crece, mientras en otros países se reduce y es de esperar la violencia de los enfrentamientos que se pueden esperar entre la avaricia y los hambrientos.
Muchas veces hemos dicho que, igual que Churchill, no creemos en las estadísticas mientras no las manipulemos personalmente; en este caso poco importa si los pobres, los del medio o quiénes crecen más porque el acaparamiento, la manipulación del mercado y de los precios, el ocultamiento, el desperdicio están haciendo que crezcan los famélicos para que sean los mismos hombres, desinformados, que apoyen las políticas maltusianas que se pueden dar por la provocación de epidemias o pandemias, el fomento del aborto o las guerras de exterminio por un quítame estas pajas.
¿Por qué tendríamos que analizar el crecimiento de la clase media en Bolivia o el mundo? ¿Hay alguna relación con el espionaje mundial de los EEUU hasta a sus propios aliados? ¿Qué es lo que se esconde detrás de esta manipulación de estadísticas y espionaje? Porque la historia nos enseña que mientras se traen a colación temas aparentemente generales, lo que en realidad se mueve son los intereses particulares, de los pequeños grupos que manejan el mundo a través de la economía, el armamentismo o el narcotráfico.
Que la media clase crezca o se achique, es lo que menos importa, lo que habría que investigar es por qué se mueven estas estadísticas cuando estamos comprobando cómo también se mueve la especulación y el consumismo, para citar sólo dos caballos del apocalipsis.
¿Qué es la clase media o la media clase? ¿Sirve para la 'dictadura del proletariado' o para el fortalecimiento de las oligarquías? Hace tiempo que los sociólogos y antropólogos andan especulando respecto al tema sin mayores consecuencias porque mientras, para unos, es la clase tampón o amortiguador entre los ricos y los pobres, para otros, no es sino la clase del desconcierto y la alienación.
Y no es para menos porque, por ejemplo, por revelaciones recientes sabemos que en España 30 familias manejan alrededor de 32.000 millones de Euros, de los cuales 11200 corresponden a 3 clanes; entonces, ¿para qué sirve la clase media?
Y la realidad del mundo es eso: Una acumulación de capital que está en pocas manos, mientras la gran mayoría si no está en la pobreza está haciendo méritos para incorporarse a ella. Lo único,pues, que habría que sacar como lección de la revelación del BM es que, contrariamente a la tendencia en el mundo, en Bolivia la clase media crece, mientras en otros países se reduce y es de esperar la violencia de los enfrentamientos que se pueden esperar entre la avaricia y los hambrientos.
Muchas veces hemos dicho que, igual que Churchill, no creemos en las estadísticas mientras no las manipulemos personalmente; en este caso poco importa si los pobres, los del medio o quiénes crecen más porque el acaparamiento, la manipulación del mercado y de los precios, el ocultamiento, el desperdicio están haciendo que crezcan los famélicos para que sean los mismos hombres, desinformados, que apoyen las políticas maltusianas que se pueden dar por la provocación de epidemias o pandemias, el fomento del aborto o las guerras de exterminio por un quítame estas pajas.
¿Por qué tendríamos que analizar el crecimiento de la clase media en Bolivia o el mundo? ¿Hay alguna relación con el espionaje mundial de los EEUU hasta a sus propios aliados? ¿Qué es lo que se esconde detrás de esta manipulación de estadísticas y espionaje? Porque la historia nos enseña que mientras se traen a colación temas aparentemente generales, lo que en realidad se mueve son los intereses particulares, de los pequeños grupos que manejan el mundo a través de la economía, el armamentismo o el narcotráfico.
Que la media clase crezca o se achique, es lo que menos importa, lo que habría que investigar es por qué se mueven estas estadísticas cuando estamos comprobando cómo también se mueve la especulación y el consumismo, para citar sólo dos caballos del apocalipsis.
sábado, 26 de octubre de 2013
TRASCENDENTE - INTRASCENDENTE
Hace ya algún tiempo, en un programa en vivo de la televisión, una asidua oyente le lanzó un piropo al conductor diciéndole que era: un buen periodista, "porque sabía combinar bien sus corbatas y sus camisas"; lógicamente que al "homenajeado" se le borró la sonrisa de satisfacción que lucía, aunque no quiso darse cuenta de la ofensa.
La mayoría de los medios de comunicación, las excepciones son excepcionales, aunque usted no lo crea y parezca una redundancia; nos llevan a privilegiar lo intrascendente, lo superficial, lo banal o, peor todavía, a mirar las miserias humanas como si fuesen espectáculos de diversión o de orientación, es el caso de los mal denominados "reality show" o esos dedicados al escándalo como Laura o caso cerrado, para citar sólo los más conocidos o caracterizados y sobre los cuales existen muchas sospechas e interrogantes pero se siguen dando, a veces, con el contento de los espectadores; por eso también hay eso que llamamos "prensa amarilla" o de "crónica roja".
Pero aclarar el fondo mismo de las noticias o sus verdaderas relaciones con la realidad o destapar las causas estructurales de esto o aquello, es lo que menos se hace porque, al parecer, no interesa. Por eso es que cuando recibimos la información sobre enfrentamientos de fuerzas del orden y narcotraficantes, como últimamente ha sucedido en Apolo, nos dejamos llevar por especulaciones como aquellas de si se cumplieron o no las reglas de la "convención de Ginebra" o si se respetaron o no los derechos de los delincuentes.
Pero tratar de averiguar por qué se dio el episodio, quiénes están involucrados y por qué; es lo que menos se persigue; para eso están los "analistas" o especuladores que lo mismo le pueden echar la culpa el gobierno de turno que a la revancha policial.
El narcotráfico es un cáncer que está corroyendo las entrañas de varios Estados y sólo citar México o Colombia es ya decir mucho; pero tampoco sin llegar a nada porque siempre se quiere tapar que es el negocio del mercado, del liberalismo, del materialismo, del hedonismo, del sistema económico acaparador y especulador que tiraniza el planeta entero y que lo mismo se da por mafias criminales bien caracterizadas que por influencias y fomentos de organismos de "inteligencia" o espionaje que lo mismo pinchan teléfonos que crean laboratorios.
Y este tema es apenas una pequeñísima parte de cómo los medios de desinformación nos llevan de lo trascendente a lo intrascendente, de la orientación a la desorientación, de los valores a los antivalores, sin apenas darnos cuenta.
La mayoría de los medios de comunicación, las excepciones son excepcionales, aunque usted no lo crea y parezca una redundancia; nos llevan a privilegiar lo intrascendente, lo superficial, lo banal o, peor todavía, a mirar las miserias humanas como si fuesen espectáculos de diversión o de orientación, es el caso de los mal denominados "reality show" o esos dedicados al escándalo como Laura o caso cerrado, para citar sólo los más conocidos o caracterizados y sobre los cuales existen muchas sospechas e interrogantes pero se siguen dando, a veces, con el contento de los espectadores; por eso también hay eso que llamamos "prensa amarilla" o de "crónica roja".
Pero aclarar el fondo mismo de las noticias o sus verdaderas relaciones con la realidad o destapar las causas estructurales de esto o aquello, es lo que menos se hace porque, al parecer, no interesa. Por eso es que cuando recibimos la información sobre enfrentamientos de fuerzas del orden y narcotraficantes, como últimamente ha sucedido en Apolo, nos dejamos llevar por especulaciones como aquellas de si se cumplieron o no las reglas de la "convención de Ginebra" o si se respetaron o no los derechos de los delincuentes.
Pero tratar de averiguar por qué se dio el episodio, quiénes están involucrados y por qué; es lo que menos se persigue; para eso están los "analistas" o especuladores que lo mismo le pueden echar la culpa el gobierno de turno que a la revancha policial.
El narcotráfico es un cáncer que está corroyendo las entrañas de varios Estados y sólo citar México o Colombia es ya decir mucho; pero tampoco sin llegar a nada porque siempre se quiere tapar que es el negocio del mercado, del liberalismo, del materialismo, del hedonismo, del sistema económico acaparador y especulador que tiraniza el planeta entero y que lo mismo se da por mafias criminales bien caracterizadas que por influencias y fomentos de organismos de "inteligencia" o espionaje que lo mismo pinchan teléfonos que crean laboratorios.
Y este tema es apenas una pequeñísima parte de cómo los medios de desinformación nos llevan de lo trascendente a lo intrascendente, de la orientación a la desorientación, de los valores a los antivalores, sin apenas darnos cuenta.
viernes, 25 de octubre de 2013
"NO SABEMOS"
Antes de entrar en Palacio Quemado "el Goni", invitó a varios periodistas de Cochabamba a un almuerzo para iniciar su campaña, aunque muchos decían que era anticiparse demasiado; después de hablar de algunas menudencias a su gusto y sabor y, casi a los postres, cuando uno de los invitados preguntó qué pensaban hacer, qué planes tenía, respondió: "todavía no sabemos qué hacer, pero algo vamos a hacer" y ya todos sabemos que se hicieron instrumento de la "privatización" que no fue otra cosa que la entrega de recursos y empresas a las transnacionales a precios viles.
Hoy, la campaña también ya ha abierto el hipódromo, aunque al parecer hay más asnos que caballos, con perdón de los cuadrúpedos, tal vez guiados por el refrán que afirma que "al que madruga Dios le ayuda"; pero olvidando el otro que reza; "el que madrugó una moneda encontró; pero el que más madrugó, ese fue el que la perdió". En todo caso, también parecen repetir aquel "no sabemos" porque pareciera que todos quieren honrar su compromiso con el mercado, no con la democracia, y por eso es que no hay proyectos, planes o programas que se den a luz sino simples majaderías o estulticias de marca mayor y menor, especialmente las últimas pues ni para eso sirven y se puede comprobar en las posiciones, fervientes, que adoptan ante la agresión de un senador a su esposa que se maneja como bandera quien sabe de qué.
Mientras ya algunas estaciones de televisión se aprestan para el mercado electoral, hay que recordar que sus espacios se pagan a cientos o miles de dólares por segundo, todavía no aparecen ni las ideas ni los líderes aunque muchos se disputan micrófonos o cuadernos de notas pero sólo para decir: presente, sin más trascendencia que eso.
También dentro de los "movimientos sociales" o los sindicatos aparecen aspirantes pero ni siquiera con esos eslogans que se usaban antaño y, al parecer, contentos con tratar de liderar el sectarismo que es contrario a toda democracia; por eso es que mineros u obreros intentan resucitar el proletariado para la tiranía de que hiciera gala Stalin en la muerta URSS.
Lo que hay que honrar es la democracia; no el mercado. Pero la apresurada apertura de la campaña preelectoral, así sea desde el oficialismo o la oposición, apunta más bien a lo último que lo primero y, antes que una esperanza, es una amenaza que no sabemos si el pueblo podrá soportar que, como alguien dijera, no está para bollos.
Hoy, la campaña también ya ha abierto el hipódromo, aunque al parecer hay más asnos que caballos, con perdón de los cuadrúpedos, tal vez guiados por el refrán que afirma que "al que madruga Dios le ayuda"; pero olvidando el otro que reza; "el que madrugó una moneda encontró; pero el que más madrugó, ese fue el que la perdió". En todo caso, también parecen repetir aquel "no sabemos" porque pareciera que todos quieren honrar su compromiso con el mercado, no con la democracia, y por eso es que no hay proyectos, planes o programas que se den a luz sino simples majaderías o estulticias de marca mayor y menor, especialmente las últimas pues ni para eso sirven y se puede comprobar en las posiciones, fervientes, que adoptan ante la agresión de un senador a su esposa que se maneja como bandera quien sabe de qué.
Mientras ya algunas estaciones de televisión se aprestan para el mercado electoral, hay que recordar que sus espacios se pagan a cientos o miles de dólares por segundo, todavía no aparecen ni las ideas ni los líderes aunque muchos se disputan micrófonos o cuadernos de notas pero sólo para decir: presente, sin más trascendencia que eso.
También dentro de los "movimientos sociales" o los sindicatos aparecen aspirantes pero ni siquiera con esos eslogans que se usaban antaño y, al parecer, contentos con tratar de liderar el sectarismo que es contrario a toda democracia; por eso es que mineros u obreros intentan resucitar el proletariado para la tiranía de que hiciera gala Stalin en la muerta URSS.
Lo que hay que honrar es la democracia; no el mercado. Pero la apresurada apertura de la campaña preelectoral, así sea desde el oficialismo o la oposición, apunta más bien a lo último que lo primero y, antes que una esperanza, es una amenaza que no sabemos si el pueblo podrá soportar que, como alguien dijera, no está para bollos.
jueves, 24 de octubre de 2013
ENSAMBLE DE MOXOS
Una orquesta de la Chiquitania está de gira por Europa y su último concierto, que tuvimos la oportunidad de oír, fue en París donde la gente, en verdad, se entusiasmó con la actuación de los jóvenes y niños de Moxos.
Fue algo así como entrar en la casa ajena y patear el avispero; claro que, como es una descortesía, no fue tal sino que tiene muchas más connotaciones que la simple actuación.
Porque parte de la música ofrecida y rescatada no sólo es de lo que podríamos llamar la antigua Europa sino que, después de la llegada y expulsión de los jesuitas, nuestros compatriotas tuvieron el tino y la inteligencia tanto de adaptar como de adoptar.
Si bien la llegada de esa congregación sirvió para encaminar la música de los feligreses "salvajes" y su incorporación al mundo "civilizado"; no es menos cierto que su expulsión resultó mucho más benéfica porque supuso la libertad de hacer suya cierta música y preservarla y también la posibilidad de usar la técnica aprendida para mejor expresar sus propios sentimientos.
Hasta aquí todo parece muy sencillo; pero si analizamos la historia es, precisamente, lo que no supieron hacer los españoles a su llegada a estas tierras. ¿Se imaginan cuánto de nuestro patrimonio artístico, arquitectónico, arqueológico se hubiera preservado? Lo que más se critica de los Pizarro, los Cortez o los Almagro, es su ignorancia que pesó más que su ambición desmedida por el oro. Si hubiesen podido entender que no se estaban enfrentando a pueblos salvajes sino tan o mejor cultivados que los pueblos de donde provenían, entonces el choque no hubiese sido tan violento y lleno de saña y salvajismo como fue sino una convivencia donde los unos y los otros hubieran reconocido lo mejor de sí mismos para adaptar a sus propias culturas.
El pueblo mojeño, apenas con la escaza muestra que representa la música en sus manifestaciones artísticas, lo que ha demostrado es eso: Una mayor inteligencia, más capacidad para adaptar que adoptar; que es lo que falta en la mayoría de los pueblos del mundo y que se ha traducido en ese mestizaje racial y cultural del que somos parte, aunque todavía haya algunos que se nieguen reconocerlo, y que se puede ver también en ese sincretismo que hace a nuestro folclore, tradiciones y costumbres; que de cosechas o siembras, se cambiaron a santos patronos o compadreríos.
La música barroca que ofrecieron en París, se puede escuchar cada domingo en San Javier, por ejemplo, al mismo tiempo que las piezas vernaculares y autóctonas y por eso es trascendente esta actuación que no es ni será la primera sino la continuidad de algo que nos une mejor que las ideologías: La música.
Fue algo así como entrar en la casa ajena y patear el avispero; claro que, como es una descortesía, no fue tal sino que tiene muchas más connotaciones que la simple actuación.
Porque parte de la música ofrecida y rescatada no sólo es de lo que podríamos llamar la antigua Europa sino que, después de la llegada y expulsión de los jesuitas, nuestros compatriotas tuvieron el tino y la inteligencia tanto de adaptar como de adoptar.
Si bien la llegada de esa congregación sirvió para encaminar la música de los feligreses "salvajes" y su incorporación al mundo "civilizado"; no es menos cierto que su expulsión resultó mucho más benéfica porque supuso la libertad de hacer suya cierta música y preservarla y también la posibilidad de usar la técnica aprendida para mejor expresar sus propios sentimientos.
Hasta aquí todo parece muy sencillo; pero si analizamos la historia es, precisamente, lo que no supieron hacer los españoles a su llegada a estas tierras. ¿Se imaginan cuánto de nuestro patrimonio artístico, arquitectónico, arqueológico se hubiera preservado? Lo que más se critica de los Pizarro, los Cortez o los Almagro, es su ignorancia que pesó más que su ambición desmedida por el oro. Si hubiesen podido entender que no se estaban enfrentando a pueblos salvajes sino tan o mejor cultivados que los pueblos de donde provenían, entonces el choque no hubiese sido tan violento y lleno de saña y salvajismo como fue sino una convivencia donde los unos y los otros hubieran reconocido lo mejor de sí mismos para adaptar a sus propias culturas.
El pueblo mojeño, apenas con la escaza muestra que representa la música en sus manifestaciones artísticas, lo que ha demostrado es eso: Una mayor inteligencia, más capacidad para adaptar que adoptar; que es lo que falta en la mayoría de los pueblos del mundo y que se ha traducido en ese mestizaje racial y cultural del que somos parte, aunque todavía haya algunos que se nieguen reconocerlo, y que se puede ver también en ese sincretismo que hace a nuestro folclore, tradiciones y costumbres; que de cosechas o siembras, se cambiaron a santos patronos o compadreríos.
La música barroca que ofrecieron en París, se puede escuchar cada domingo en San Javier, por ejemplo, al mismo tiempo que las piezas vernaculares y autóctonas y por eso es trascendente esta actuación que no es ni será la primera sino la continuidad de algo que nos une mejor que las ideologías: La música.
miércoles, 23 de octubre de 2013
EL CIRCO ELECTORAL
Definitivamente ha abierto sus puertas el circo de la democracia de mercado; lo malo es que lo ha hecho como circo pobre donde los aprendices, los aventureros o los sin oficio pretenden sorprender la buena fe de los espectadores.
Porque si analizamos el ambiente de la política boliviana, nos encontraremos con que, en los hechos, está desierto; no hay oficialistas caracterizados ni opositores ídem; todo es anecdótico, por decir, algo de la majadería con que actúa de uno u otro lado.
Mientras tanto, los grandes problemas nacionales, como el desarrollo, la educación, las universidades, la salud, la ciencia y la tecnología han quedado en el olvido y la marginalidad y si bien es cierto que hay algunas obras que se están haciendo oportunamente y son necesarias, lo que sigue asombrando es la falta de un plan nacional incluso en el sector donde se ven más: el de las carreteras.
Nuestros políticos, pese a los aspavientos que hacen, no están a la altura de quienes puedan, por ejemplo, enfrentar un debate; si es que hablamos de uno real y no eso que se monta constantemente en beneficio de las ganancias de la televisión y para las menudencias, para ver quién miente mejor o es más cínico. Y es que no sólo que todo transcurre entre la minucia o la filosofía del menor gasto cerebral sino que no se tiene la valentía de abordar temas que se manejan en las sombras. Y el del separatismo, para sólo citar uno, es patético. Los que lo han impulsado en el pasado reciente, aunque actualmente lo nieguen a rabiar, se dicen más unionistas que cualquiera; cuando lo que convendría es que expresen sus posiciones, que digan qué clase de Estado quieren, si el de las oligarquías, las plutocracias o de los sirvientes de intereses foráneos; porque no vamos a negar que dentro de ese "regionalismo" se mueven tanto los tentáculos de la embajada norteamericana como las estrategias de la continentalización mapochina. Porque no por nada, justo cuando la negativa mayoritaria era venderle gas a Chile, los "cambas" no sólo que apoyaban al gobierno que intentaba el absurdo sino que empezó a manipular la conciencia cívica de mucha gente para hacer pasar por regionalismo sus intentos separatistas que ni siquiera eran de ellos sino de otros.
Lo mismo habría que hacer respecto a la asignación presupuestaria donde el departamento de Santa Cruz, que en realidad no era más que su oligarquía o sus logias, recibió durante décadas el 85% y nunca se ha dado cuenta de su gasto.
Hay muchos temas para el debate; pero no para el circo y tampoco para que sean tratados por neófitos o ignorantes de militancia voluntaria.
Porque si analizamos el ambiente de la política boliviana, nos encontraremos con que, en los hechos, está desierto; no hay oficialistas caracterizados ni opositores ídem; todo es anecdótico, por decir, algo de la majadería con que actúa de uno u otro lado.
Mientras tanto, los grandes problemas nacionales, como el desarrollo, la educación, las universidades, la salud, la ciencia y la tecnología han quedado en el olvido y la marginalidad y si bien es cierto que hay algunas obras que se están haciendo oportunamente y son necesarias, lo que sigue asombrando es la falta de un plan nacional incluso en el sector donde se ven más: el de las carreteras.
Nuestros políticos, pese a los aspavientos que hacen, no están a la altura de quienes puedan, por ejemplo, enfrentar un debate; si es que hablamos de uno real y no eso que se monta constantemente en beneficio de las ganancias de la televisión y para las menudencias, para ver quién miente mejor o es más cínico. Y es que no sólo que todo transcurre entre la minucia o la filosofía del menor gasto cerebral sino que no se tiene la valentía de abordar temas que se manejan en las sombras. Y el del separatismo, para sólo citar uno, es patético. Los que lo han impulsado en el pasado reciente, aunque actualmente lo nieguen a rabiar, se dicen más unionistas que cualquiera; cuando lo que convendría es que expresen sus posiciones, que digan qué clase de Estado quieren, si el de las oligarquías, las plutocracias o de los sirvientes de intereses foráneos; porque no vamos a negar que dentro de ese "regionalismo" se mueven tanto los tentáculos de la embajada norteamericana como las estrategias de la continentalización mapochina. Porque no por nada, justo cuando la negativa mayoritaria era venderle gas a Chile, los "cambas" no sólo que apoyaban al gobierno que intentaba el absurdo sino que empezó a manipular la conciencia cívica de mucha gente para hacer pasar por regionalismo sus intentos separatistas que ni siquiera eran de ellos sino de otros.
Lo mismo habría que hacer respecto a la asignación presupuestaria donde el departamento de Santa Cruz, que en realidad no era más que su oligarquía o sus logias, recibió durante décadas el 85% y nunca se ha dado cuenta de su gasto.
Hay muchos temas para el debate; pero no para el circo y tampoco para que sean tratados por neófitos o ignorantes de militancia voluntaria.
martes, 22 de octubre de 2013
LA COCA Y EL NARCOTRÁFICO
No es primera vez pero el narcotráfico se da modos para crear problemas donde vaya. Si antes de ayer fue en México, ayer en el trópico cochabambino y hoy en Apolo, no es porque sea responsabilidad de alguien en particular sino de la sociedad en su conjunto, que se deja llevar por el consumismo, la ostentación, la apariencia de rico que da el dinero.
Cuando en Shinahota se vendía la "merca" a la vista de todos, los días domingo, y despegaban o aterrizaban avionetas por doquier, las autoridades respectivas no decían nada, mientras algunas personas de la ciudad de Santa Cruz o de Punata o Cliza, empezaban a mostrar mansiones, autos de lujo o dispendiosas fiestas sin que la sociedad misma se viera en riesgo o avergonzada sino todo lo contrario pues a casi nadie se le escapa de dónde había surgido el nuevo rico y sólo los administradores de la ley estaban ciegos o miopes por conveniencia o por imposición.
Lo que está pasando en la población yungueña de Apolo no es algo excepcional; hace rato que los narcotraficantes se enfrentan a la ley convenientemente armados no sólo de pistolas o ametralladoras sino de la protección que les pueden brindar los entornos del poder. Y cuando hablamos de estos ambientes no nos estamos refiriendo sólo a los internos sino, más bien, a los externos. Porque para nadie es una sorpresa que el "lavado de dinero" procedente del narcotráfico sea una fuente de suculentas ganancias o estabilidad bancaria, que se complementa con los denominados paraísos fiscales y se auxilia con los organismos de espionaje o "inteligencia" que se reparten por el mundo entero.
No es casual que la pendulación en las naciones latinoamericanas se haya visto sometida también a los vaivenes del control del narcotráfico ya desde la época del "libertador económico", que es cuando empieza el narcotráfico a hacerse público. Y cuando hablamos de control, lo hacemos en su acepción de dirección, dominio, mando y no de inspección o restricción pues ya no se puede esconder su importancia en el financiamiento en el mundo.
Después que algunos majaderos se desgarren las vestiduras por los muertos y heridos que se han presentado en este nuevo episodio, todo quedará en el olvido porque, hasta el momento, no existe una verdadera lucha contra ese mal en todo el planeta porque es parte del sistema económico materialista que rige la tiranía del mercado.
Cuando en Shinahota se vendía la "merca" a la vista de todos, los días domingo, y despegaban o aterrizaban avionetas por doquier, las autoridades respectivas no decían nada, mientras algunas personas de la ciudad de Santa Cruz o de Punata o Cliza, empezaban a mostrar mansiones, autos de lujo o dispendiosas fiestas sin que la sociedad misma se viera en riesgo o avergonzada sino todo lo contrario pues a casi nadie se le escapa de dónde había surgido el nuevo rico y sólo los administradores de la ley estaban ciegos o miopes por conveniencia o por imposición.
Lo que está pasando en la población yungueña de Apolo no es algo excepcional; hace rato que los narcotraficantes se enfrentan a la ley convenientemente armados no sólo de pistolas o ametralladoras sino de la protección que les pueden brindar los entornos del poder. Y cuando hablamos de estos ambientes no nos estamos refiriendo sólo a los internos sino, más bien, a los externos. Porque para nadie es una sorpresa que el "lavado de dinero" procedente del narcotráfico sea una fuente de suculentas ganancias o estabilidad bancaria, que se complementa con los denominados paraísos fiscales y se auxilia con los organismos de espionaje o "inteligencia" que se reparten por el mundo entero.
No es casual que la pendulación en las naciones latinoamericanas se haya visto sometida también a los vaivenes del control del narcotráfico ya desde la época del "libertador económico", que es cuando empieza el narcotráfico a hacerse público. Y cuando hablamos de control, lo hacemos en su acepción de dirección, dominio, mando y no de inspección o restricción pues ya no se puede esconder su importancia en el financiamiento en el mundo.
Después que algunos majaderos se desgarren las vestiduras por los muertos y heridos que se han presentado en este nuevo episodio, todo quedará en el olvido porque, hasta el momento, no existe una verdadera lucha contra ese mal en todo el planeta porque es parte del sistema económico materialista que rige la tiranía del mercado.
lunes, 21 de octubre de 2013
"SAN LUNES"
Si usted quiere contratar los servicios de un albañil, carpintero, zapatero u obrero, casi, casi, en general, cuente los lunes como feriado. Porque se ha hecho una costumbre que se respeta el "san lunes", día no laborable porque hay que "curar la cabeza" y, mejor todavía, si es comiendo un escabeche, un enrollado o la mezcla de ambos, convenientemente acompañados de sus respectivos "cascos", aunque ya éstos están dando paso a la cerveza que va ganando terreno.
En una ocasión, cuando colaboraba con una institucion sindical y debíamos entregar un trabajo y les propuse el lunes como tope máximo, me contestaron que no; que el lunes era "mal día", que era preferible postergar todo hasta el mártes o miércoles. Así son las cosas en estas tierras donde la costumbre de trabajar lo menos posible es el principal legado, aunque no único, que nos han dejado los españoles en un ambiente donde el trabajo era motivo de alegría y entrega total.
Hoy no. Y si usted debe acudir a alguna oficina pública o privada para hacer un trámite podrá comprobar que los empleados están todavía con "los humos" en la cabeza, comentando el fin de semana o haciendo gala de un tufo capaz de hacer escapar al más anósmico.
Si se trabaja, se lo hace a media máquina, esperando el momento oportuno para darse una escapadita y cumplir con el rito del "san lunes", aunque sea sólo con un casquito. Y si en alguna parte del exterior está prohibido trabajar con unos tragos en el coleto; aquí no, es más, si no invita unas chichitas a los albañiles o no agasaja igual a otros trabajadores, lo tendrán como un avaro, un ignorante de las costumbres y tradiciones populares y, en cierto modo, tendrán razón porque las fiestas de la siembra y la cosecha siempre se acopañaban con comidas y bebidas comunitarias en los tiempos del Incario, aunque también hay que aclarar que sólo en esas fechas estaba permitido el uso del alcohol y la sociedad era más bien sobria que dada a los excesos.
Por estas consideraciones es que nos ha provocado risa el anuncio en algunas instituciones de obligar el uso del alcoholímetro entre los empleados para reducir la costumbre de honrar el "san lunes" y mejorar el rendimiento laboral: sería tanto como declarar "ley seca" para los lunes, como se ha hecho varias veces, y que no ha servido sino para fomentaer el espíritu contreras de las personas que, precisamente por eso, tenían que burlar las reglas y era todo un jolgorio.
En una ocasión, cuando colaboraba con una institucion sindical y debíamos entregar un trabajo y les propuse el lunes como tope máximo, me contestaron que no; que el lunes era "mal día", que era preferible postergar todo hasta el mártes o miércoles. Así son las cosas en estas tierras donde la costumbre de trabajar lo menos posible es el principal legado, aunque no único, que nos han dejado los españoles en un ambiente donde el trabajo era motivo de alegría y entrega total.
Hoy no. Y si usted debe acudir a alguna oficina pública o privada para hacer un trámite podrá comprobar que los empleados están todavía con "los humos" en la cabeza, comentando el fin de semana o haciendo gala de un tufo capaz de hacer escapar al más anósmico.
Si se trabaja, se lo hace a media máquina, esperando el momento oportuno para darse una escapadita y cumplir con el rito del "san lunes", aunque sea sólo con un casquito. Y si en alguna parte del exterior está prohibido trabajar con unos tragos en el coleto; aquí no, es más, si no invita unas chichitas a los albañiles o no agasaja igual a otros trabajadores, lo tendrán como un avaro, un ignorante de las costumbres y tradiciones populares y, en cierto modo, tendrán razón porque las fiestas de la siembra y la cosecha siempre se acopañaban con comidas y bebidas comunitarias en los tiempos del Incario, aunque también hay que aclarar que sólo en esas fechas estaba permitido el uso del alcohol y la sociedad era más bien sobria que dada a los excesos.
Por estas consideraciones es que nos ha provocado risa el anuncio en algunas instituciones de obligar el uso del alcoholímetro entre los empleados para reducir la costumbre de honrar el "san lunes" y mejorar el rendimiento laboral: sería tanto como declarar "ley seca" para los lunes, como se ha hecho varias veces, y que no ha servido sino para fomentaer el espíritu contreras de las personas que, precisamente por eso, tenían que burlar las reglas y era todo un jolgorio.
domingo, 20 de octubre de 2013
COMER Y BEBER
Del comer y del beber, es el hombre, afirma el Quijote en algún pasaje de sus narraciones y es tan cierto que, últimamente, se trata de llamar la atención sobre los alimentos excesivamente procesados, las reacciones alérgicas que muchas veces pasan desapercibidas y los deterioros y condicionamientos que pueden provocar pues hasta la leche de vaca está en cuestión.
De lo que no hay duda es que la comida no es el simple acto de llenar el estómago hasta el hastazgo sino un placer que se ha ido perdiendo con eso que se dice, mal, el mundo moderno. Y no es sólo que la comida chatarra es una verdadera pesadilla aunque gran negocio para otros y amenaza con entrar en las "tradiciones" gastrónomicas como el caso del "pique macho" o al "trancapecho" en Cochabamba, sino que se ha ido distorsionando el acto mismo de comer que, otrora, hasta podía tenerse como ceremonia.
Hace unos pocos días, leyendo la obra de Laura Esquivel sobre la Malinche recordábamos precisamente eso, la ceremonia, que antes ocupaba la hora del desayuno, el almuerzo o la cena que no servía únicamente para llevarse a la boca lo poco o mucho que se tenía sino que era también un momento de fraternidad, de comunicación y de comunidad y donde no dejaban de estar presentes lo gustos y los aromas pues se disfrutaba de los alimentos desde la entrada y desde el recuerdo del origen de los mismos, ya sea de la chacra propia o la ajena.
Hace unos días decíamos que no era lo mismo comer un mote de habas en el momento mismo de la cosecha o unas "papas huaycu", que llenarse la panza con edulcorantes, conservantes y otros productos químicos de la cocina masiva y comercial y hay que reiterar que es así pues hasta los "aptapis" o comidas comunitarias o las "watías" o comidas hechas bajo tierra, tenían como objetivo no sólo la alimentación como tal sino el esparcimiento, la concordia, el fomento de las mejores relaciones.
Con la irrupción de la "industrialización" hemos perdido ese contacto tan cercano que teníamos con la comida y la bebida de acompañamiento; tomamos el desayuno de prisa, apenas si nos reunimos para el almuerzo y la cena o está dedicada a los negocios o al prolegómeno de las aventuras sexuales y, todo, sin tener en cuenta que ingerimos productos químicos sobre los que se guarda riguroso silencio en cuanto a sus complicaciones, productos adulterados genéticamente que tienen igual o más observaciones y un predominio de hidratos de carbono y grasas que resultan toda una tiranía y una adicción.
Una tía decía sabiamente que no es lo mismo comer que tragar. Hoy tragamos, no comemos. ¿No será hora de recuperar algunas tradiciones?
De lo que no hay duda es que la comida no es el simple acto de llenar el estómago hasta el hastazgo sino un placer que se ha ido perdiendo con eso que se dice, mal, el mundo moderno. Y no es sólo que la comida chatarra es una verdadera pesadilla aunque gran negocio para otros y amenaza con entrar en las "tradiciones" gastrónomicas como el caso del "pique macho" o al "trancapecho" en Cochabamba, sino que se ha ido distorsionando el acto mismo de comer que, otrora, hasta podía tenerse como ceremonia.
Hace unos pocos días, leyendo la obra de Laura Esquivel sobre la Malinche recordábamos precisamente eso, la ceremonia, que antes ocupaba la hora del desayuno, el almuerzo o la cena que no servía únicamente para llevarse a la boca lo poco o mucho que se tenía sino que era también un momento de fraternidad, de comunicación y de comunidad y donde no dejaban de estar presentes lo gustos y los aromas pues se disfrutaba de los alimentos desde la entrada y desde el recuerdo del origen de los mismos, ya sea de la chacra propia o la ajena.
Hace unos días decíamos que no era lo mismo comer un mote de habas en el momento mismo de la cosecha o unas "papas huaycu", que llenarse la panza con edulcorantes, conservantes y otros productos químicos de la cocina masiva y comercial y hay que reiterar que es así pues hasta los "aptapis" o comidas comunitarias o las "watías" o comidas hechas bajo tierra, tenían como objetivo no sólo la alimentación como tal sino el esparcimiento, la concordia, el fomento de las mejores relaciones.
Con la irrupción de la "industrialización" hemos perdido ese contacto tan cercano que teníamos con la comida y la bebida de acompañamiento; tomamos el desayuno de prisa, apenas si nos reunimos para el almuerzo y la cena o está dedicada a los negocios o al prolegómeno de las aventuras sexuales y, todo, sin tener en cuenta que ingerimos productos químicos sobre los que se guarda riguroso silencio en cuanto a sus complicaciones, productos adulterados genéticamente que tienen igual o más observaciones y un predominio de hidratos de carbono y grasas que resultan toda una tiranía y una adicción.
Una tía decía sabiamente que no es lo mismo comer que tragar. Hoy tragamos, no comemos. ¿No será hora de recuperar algunas tradiciones?
sábado, 19 de octubre de 2013
LOS VAIVENES
En un coloquio organizado por el grupo IDEAS, en la Argentina, los políticos opositores apenas si mostraron "generalidades" para tratar de seducir a los electores, según un reporte de Página 12. El caso no es el único, si nos atenemos a lo que viene sucediendo también en nuestra patria donde, formalmente, no existe oposición y el oficialismo lo agradece con soberbia o vanidad.
Lo que ha ocurrido en ocasión de recordar los diez años de "octubre negro", la huida de Sánchez de Lozada y sus principales colaboradores, después de un enfrentamiento en que hubieron muchos muertos, sirve también para ver lo que sucede en nuestro territorio donde no dejan de aparecer más "héroes" o empiezan a surgir los que "siempre se opusieron", o los que apenas aceptan que fue un simple golpe de Estado.
Y no es que nos preocupe la insurgencia de sinvergüenzas sino que nos recuerda al lamento de Nietzsche: ¿Por qué se pudren nuestros frutos? Porque, se haya cumplido o no la, dizque, agenda de octubre, que incluía la recuperación de recursos naturales y la convocatoria a una Constituyente, fundamentalmente, lo que está pasando es que encontramos una buena época económica que coincide con la declinación de la violencia de las transnacionales y, en lugar de disputar por mezquindades, tendríamos que aprovechar esa bonanza para impulsar la patria chica hacia la consolidación de la patria grande.
Pero no; seguimos en la misma política de, los unos, aspirar a la libertad y, los otros, conformarse con ser cerdo satisfecho que hombre en lucha. Porque, en resumidas cuentas, a unos nos gusta la independencia, la libertad, la autenticidad; mientras a los otros al parecer les gusta el servilismo, la imitación, el consumismo. Por eso es que hasta nuestros "políticos" mientras hacen especulaciones sobre socialismo u otros sofismas, los otros sueñan con ver volver a los mayorales, a los capataces de la intermediación, del coloniaje; pero ninguno recoge fielmente las necesidades y aspiraciones del pueblo en general; de los millones que no quieren ser ni de izquierda ni de derecha, de los que no se conforman con imitar y quieren emular, de los que no quieren parecerse a fulano o zutano sino ser diferentes y, finalmente, de los que quieren construir una nueva humanidad ante el fracaso inminente de la civilización, del materialismo, del cientificismo.
Por eso es que da pena que unos se muestren en la cresta de la ola, mientras otros tratan de llegar a ella y algunos esperan nuevas olas para treparse a ellas, aunque sea nada más que repetir experiencias pasadas.
Lo que ha ocurrido en ocasión de recordar los diez años de "octubre negro", la huida de Sánchez de Lozada y sus principales colaboradores, después de un enfrentamiento en que hubieron muchos muertos, sirve también para ver lo que sucede en nuestro territorio donde no dejan de aparecer más "héroes" o empiezan a surgir los que "siempre se opusieron", o los que apenas aceptan que fue un simple golpe de Estado.
Y no es que nos preocupe la insurgencia de sinvergüenzas sino que nos recuerda al lamento de Nietzsche: ¿Por qué se pudren nuestros frutos? Porque, se haya cumplido o no la, dizque, agenda de octubre, que incluía la recuperación de recursos naturales y la convocatoria a una Constituyente, fundamentalmente, lo que está pasando es que encontramos una buena época económica que coincide con la declinación de la violencia de las transnacionales y, en lugar de disputar por mezquindades, tendríamos que aprovechar esa bonanza para impulsar la patria chica hacia la consolidación de la patria grande.
Pero no; seguimos en la misma política de, los unos, aspirar a la libertad y, los otros, conformarse con ser cerdo satisfecho que hombre en lucha. Porque, en resumidas cuentas, a unos nos gusta la independencia, la libertad, la autenticidad; mientras a los otros al parecer les gusta el servilismo, la imitación, el consumismo. Por eso es que hasta nuestros "políticos" mientras hacen especulaciones sobre socialismo u otros sofismas, los otros sueñan con ver volver a los mayorales, a los capataces de la intermediación, del coloniaje; pero ninguno recoge fielmente las necesidades y aspiraciones del pueblo en general; de los millones que no quieren ser ni de izquierda ni de derecha, de los que no se conforman con imitar y quieren emular, de los que no quieren parecerse a fulano o zutano sino ser diferentes y, finalmente, de los que quieren construir una nueva humanidad ante el fracaso inminente de la civilización, del materialismo, del cientificismo.
Por eso es que da pena que unos se muestren en la cresta de la ola, mientras otros tratan de llegar a ella y algunos esperan nuevas olas para treparse a ellas, aunque sea nada más que repetir experiencias pasadas.
viernes, 18 de octubre de 2013
LA CABEZA DE VASCO
Si se acuerdan, en cuanto se nombró como entrenador de la selección nacional a Azkargorta, hablamos de cómo los responsables de todos los fracasos, habían visto la conveniencia de usar el recuerdo del entrenador para desviar las culpas que sólo son de ellos. Y cuando nos referimos a ellos, no es únicamente a los que fungen de dirigentes sino también a los que lo hacen como entendidos y aparecen como reporteros o comentaristas. Aunque es difícil hacerse seguidor algún programa deportivo por la forma en que se hace, generalmente, y se presenta; son raros los que ponen los puntos sobre las íes y los demás se limitan a bajar y subir con las olas, echando loas a este o criticando al otro; pero sin intentar dar con las verdaderas causas del mal. De otro lado, hay sospechas que muchos de esos dirigentes criticados y mediocres tiene su entorno de "periodistas" que les hacen coro, les protegen. Hay quienes han tenido que enfrentar juicios o presiones por decir la verdad, ante la indiferencia de los más.
Si Bolivia, una vez más, salió última en las tabla de posiciones de la eliminatoria al mundial del Brasil, no es porque el vasco haya tenido algo que ver sino porque no tenemos fútbol nacional, no hay quienes promuevan esta actividad entre los jóvenes y niños con verdadero sentido deportivo y el rubro en general se ha convertido en una forma de hacer negocio, desde poner una "escuela de fútbol", hasta hacerse dirigente profesional de esa camarilla internacional que hace rato que tiene graves sospechas y a la que no se le puede echar el guante porque funciona como una transnacional.
Los que hoy se desgarran las vestiduras por el fracaso del seleccionado nacional y piden la cabeza de turco del vasco, debieran mirar primero la viga que tienen en el ojo, su complicidad con ese estado de cosas de estafa y frustración y hacer una profunda reflexión sobre lo que es y debe ser el deporte y sobre lo que es, en realidad, el fútbol comercial que, en muchas ocasiones, sirve hasta para desviar la atención sobre graves problemas sociales o económicos.
Pueden haber miles de sustitutos para el vasco; pero lo que no se ve es que haya sustitutos para esos dirigentes que varias veces han sido acusados de actuar como una mafia, como simples explotadores de futbolistas y público, que lo que menos conoce es los entretelones del manejo indecoroso y sospechoso de eso que se llama fútbol profesional.
Una vez más: ¿cabeza de turco o de vasco?
Si Bolivia, una vez más, salió última en las tabla de posiciones de la eliminatoria al mundial del Brasil, no es porque el vasco haya tenido algo que ver sino porque no tenemos fútbol nacional, no hay quienes promuevan esta actividad entre los jóvenes y niños con verdadero sentido deportivo y el rubro en general se ha convertido en una forma de hacer negocio, desde poner una "escuela de fútbol", hasta hacerse dirigente profesional de esa camarilla internacional que hace rato que tiene graves sospechas y a la que no se le puede echar el guante porque funciona como una transnacional.
Los que hoy se desgarran las vestiduras por el fracaso del seleccionado nacional y piden la cabeza de turco del vasco, debieran mirar primero la viga que tienen en el ojo, su complicidad con ese estado de cosas de estafa y frustración y hacer una profunda reflexión sobre lo que es y debe ser el deporte y sobre lo que es, en realidad, el fútbol comercial que, en muchas ocasiones, sirve hasta para desviar la atención sobre graves problemas sociales o económicos.
Pueden haber miles de sustitutos para el vasco; pero lo que no se ve es que haya sustitutos para esos dirigentes que varias veces han sido acusados de actuar como una mafia, como simples explotadores de futbolistas y público, que lo que menos conoce es los entretelones del manejo indecoroso y sospechoso de eso que se llama fútbol profesional.
Una vez más: ¿cabeza de turco o de vasco?
jueves, 17 de octubre de 2013
EL MERCADO ELECTORAL
Prematuramente, a juicio de muchos, el mercado electoral ha abierto sus vitrinas para mostrarnos que lo que menos ofrece son ideas, propuestas, proyectos y todo se conforma de acuerdo a las mentiras del propio mercado: baratijas, señuelos, engaños.
Lo peor es que hasta los que se consideran cuerdos y responsables entran en el juego del mercado y siguen la vacuidad de tal o cual, la majadería de fulano o la demagogia de mengano. Por eso es que hacen eco a las reacciones de los que se oponen a su propia fotografía y tienen envidia que se muestre la de otros o a la tendencia de ir por las ramas sin proponer nada; absolutamente nada, con miedo o sin él.
Y, como si fuera poco, se agudizan los "problemas sociales" porque también los dirigentes están interesados en terciar en las nominaciones y quieren ser lo mismo que lo que critican hoy y hay los que desean pescar en río revuelto.
En todo este ambiente lo que menos importa es la patria o la política que es donde hay que presentar las intenciones de lo que se quiere hacer o seguir sistemáticamente y que sea capaz de atraer no sólo la atención sino el entusiasmo del ciudadano común; de ese individuo al que se involucra en el mercado de las baratijas y al que se le da siempre gato por liebre.
Los problemas estructurales, por lo tanto, se postergan o continúan en el olvido. Ahí está la gran tarea de la integración interna y continental o subcontinental, el desafío de enfrentar los mercados del Atlántico y el Pacífico, el reto de hacer posible otra economía que se libre del mercado de la especulación y el engaño, la ocupación de todo el territorio disponible para hacer posible las fronteras vivas, el deshacinamiento de las urbes que son antinaturales por una variedad de razones, la falta de más vías de comunicación que se pueden encontrar en los ríos y lagos haciendo un otro sistema más barato que también integra geográficamente o el de la creación de la cultura latinoamericana, que siendo tan diversa y rica está sufriendo las distorsiones del mercado y de los anzuelos que lanza sobre la fama y la acumulación de dinero.
Ninguna de estas inquietudes se han recogido por el mercado electoral hasta ahora y es posible que nadie las atienda porque un otro problema que hay que analizar y solucionar es el de la alienación, que está acabando con la autenticidad y el pensamiento de la mayoría de los que se dicen políticos.
Lo malo es que lo que más se resiente es la propia democracia y se atenta contra eso que nos hace diferentes: la autenticidad.
Lo peor es que hasta los que se consideran cuerdos y responsables entran en el juego del mercado y siguen la vacuidad de tal o cual, la majadería de fulano o la demagogia de mengano. Por eso es que hacen eco a las reacciones de los que se oponen a su propia fotografía y tienen envidia que se muestre la de otros o a la tendencia de ir por las ramas sin proponer nada; absolutamente nada, con miedo o sin él.
Y, como si fuera poco, se agudizan los "problemas sociales" porque también los dirigentes están interesados en terciar en las nominaciones y quieren ser lo mismo que lo que critican hoy y hay los que desean pescar en río revuelto.
En todo este ambiente lo que menos importa es la patria o la política que es donde hay que presentar las intenciones de lo que se quiere hacer o seguir sistemáticamente y que sea capaz de atraer no sólo la atención sino el entusiasmo del ciudadano común; de ese individuo al que se involucra en el mercado de las baratijas y al que se le da siempre gato por liebre.
Los problemas estructurales, por lo tanto, se postergan o continúan en el olvido. Ahí está la gran tarea de la integración interna y continental o subcontinental, el desafío de enfrentar los mercados del Atlántico y el Pacífico, el reto de hacer posible otra economía que se libre del mercado de la especulación y el engaño, la ocupación de todo el territorio disponible para hacer posible las fronteras vivas, el deshacinamiento de las urbes que son antinaturales por una variedad de razones, la falta de más vías de comunicación que se pueden encontrar en los ríos y lagos haciendo un otro sistema más barato que también integra geográficamente o el de la creación de la cultura latinoamericana, que siendo tan diversa y rica está sufriendo las distorsiones del mercado y de los anzuelos que lanza sobre la fama y la acumulación de dinero.
Ninguna de estas inquietudes se han recogido por el mercado electoral hasta ahora y es posible que nadie las atienda porque un otro problema que hay que analizar y solucionar es el de la alienación, que está acabando con la autenticidad y el pensamiento de la mayoría de los que se dicen políticos.
Lo malo es que lo que más se resiente es la propia democracia y se atenta contra eso que nos hace diferentes: la autenticidad.
miércoles, 16 de octubre de 2013
¿CAMBIAR O RECUPERAR?
Evo Morales afirma que es necesario "descolonizar" los medios de comunicación para acabar con la desinformación y proteger nuestros pueblos.
Ayer, en un paseo por uno de los principales mercados de Cochabamba, se nos ocurrió preguntar por qué había subido el precio de la papa y la mayoría de las respuestas que recibimos se pueden sintetizar en: "han dicho en la televisión".
Ya hace un tiempo atrás, cuando se hablaba de la subida del precio del azúcar hicimos lo mismo y comprobamos que era simple especulación "periodística"; lo que nos hace presumir que los medios de comunicación se han convertido también en factores inflacionarios o promotores de la especulación y el ocultamiento pues, en el caso del precio del pollo, ningún "periodisto" comentó sobre los almacenes donde se encontró gran cantidad de ese alimento y que mostraba contundentemente, como dicen de los paros o manifestaciones, que el ocultamiento es un factor de inflación.
Pero no sólo eso sino que ha bajado tanto la calidad de quienes trabajan en los medios especialmente audiovisuales que, las más de las veces, hacen la pregunta y dan la respuesta. "¿Están molestos,no?" pueden preguntar a los que aparecen en las calles y la respuesta lógica es: "estamos molestos" o, hablando de la sabida contaminación del río Rocha, ¿está contaminado, no? Ya usted sabe la respuesta.
Esta es la realidad de los medios de comunicación en su mayoría y son excepciones las que responden a la regla de informar, orientar y educar. Que casi todos los medios del mundo son más comerciales que otra cosa, no es consuelo porque, precisamente, la prepotencia, la falsedad, de la manipulación del mercado es lo que nos mantiene como subdesarrollados, hambrientos o marginales. Por lo tanto, a la par que dsalienarlos del mercantilismo, hay que recuperar el viejo periodismo, las expectativas en torno al valor de los medios de comunicación como difusores de cultura, de informadores de la verdad, como el espejo de las necesidades y aspiraciones de la sociedad.
Seguro que muchos se van a desgarrar las vestiduras por la intervención de Morales en una universidad argentina y anunciarán intentos represivos o lo que fuera; pero no podemos escapar a una realidad que, en cierto modo, sufre la tiranía de la desinformación.
Hay que rescatar las causas que dieron origen a los medios de comunicación.
Ayer, en un paseo por uno de los principales mercados de Cochabamba, se nos ocurrió preguntar por qué había subido el precio de la papa y la mayoría de las respuestas que recibimos se pueden sintetizar en: "han dicho en la televisión".
Ya hace un tiempo atrás, cuando se hablaba de la subida del precio del azúcar hicimos lo mismo y comprobamos que era simple especulación "periodística"; lo que nos hace presumir que los medios de comunicación se han convertido también en factores inflacionarios o promotores de la especulación y el ocultamiento pues, en el caso del precio del pollo, ningún "periodisto" comentó sobre los almacenes donde se encontró gran cantidad de ese alimento y que mostraba contundentemente, como dicen de los paros o manifestaciones, que el ocultamiento es un factor de inflación.
Pero no sólo eso sino que ha bajado tanto la calidad de quienes trabajan en los medios especialmente audiovisuales que, las más de las veces, hacen la pregunta y dan la respuesta. "¿Están molestos,no?" pueden preguntar a los que aparecen en las calles y la respuesta lógica es: "estamos molestos" o, hablando de la sabida contaminación del río Rocha, ¿está contaminado, no? Ya usted sabe la respuesta.
Esta es la realidad de los medios de comunicación en su mayoría y son excepciones las que responden a la regla de informar, orientar y educar. Que casi todos los medios del mundo son más comerciales que otra cosa, no es consuelo porque, precisamente, la prepotencia, la falsedad, de la manipulación del mercado es lo que nos mantiene como subdesarrollados, hambrientos o marginales. Por lo tanto, a la par que dsalienarlos del mercantilismo, hay que recuperar el viejo periodismo, las expectativas en torno al valor de los medios de comunicación como difusores de cultura, de informadores de la verdad, como el espejo de las necesidades y aspiraciones de la sociedad.
Seguro que muchos se van a desgarrar las vestiduras por la intervención de Morales en una universidad argentina y anunciarán intentos represivos o lo que fuera; pero no podemos escapar a una realidad que, en cierto modo, sufre la tiranía de la desinformación.
Hay que rescatar las causas que dieron origen a los medios de comunicación.
martes, 15 de octubre de 2013
EL DESTINO
Dice un viejo adagio que nadie muere en la víspera, haciendo referencia a ese otro mito que se maneja en la humanidad: que todos tenemos fecha fija para nacer y para morir.
Sin embargo, hay asesinatos, suicidios y otras formas de quitar la vida que parecen desmentir esas viejas creencias; aunque también podríamos admitir que todo es parte del "karma". Así la lapidación, el envenenamiento, el ajusticiamiento, pueden ser formas prescritas para dejar el mundo y terminar con la efímera existencia terrena.
En todo caso, para la politiquería y los majaderos no todo está dicho y pueden hacer escándalo donde quieran y donde puedan y es lo que está sucediendo con un ex funcionario público de caminos que falleció a consecuencia de un paro cardíaco que, ahora, quieren achacar a jueces, fiscales o miembros del Ejecutivo y que no es más que la muestra de hasta dónde ha descendido o puede descender esta distorsión de la política. Porque lo que uno menos puede esperar es que, casi, casi, se disputen el cadáver y que mucho nos hace recordar a otros episodios de la historia donde los muertos fueron manipulados al antojo de pequeños grupos de personas y para sus fines.
Que hay muchas causas para el paro cardíaco, nos lo confirma la ciencia; desde los problemas de la dieta hasta el ruido; pero ¿será posible añadir más?
Todo está en la manera de ver las cosas; en cierta época mientras los guerrilleros eran los escarnecidos y los soldados los héroes, ahora se puede ver al revés y se baten tambores de arena como anuncios de guerra y lo mismo ha sucedido con los militantes de partidos que hoy aparecían en éste y mañana en otro; de modo que el pueblo se dio a la idea, por ejemplo, de calificar a los ex movimientistas como "mepacistas", de me pasé y no de MPC, como sucedió en cierta época de nuestra historia republicana.
Lo malo es que, en lugar de respetar nuestros muertos y las personas que, en cierta forma, admiramos, pasamos al lado opuesto y ofrecemos sus restos al escarnio, a la manipulación, a la diatriba y nos olvidamos que otros personajes contemporáneos del mismo de que hablamos, están prófugos, buscados por la ley o en espera del juicio por la justicia ordinaria.
Hay que rescatar el respeto por los muertos, como hay que rescatar la política de los politiqueros, de los majaderos, de los manipuladores y sinvergüenzas porque sólo así lucharemos por la justicia.
Sólo el respeto engrandece.
Sin embargo, hay asesinatos, suicidios y otras formas de quitar la vida que parecen desmentir esas viejas creencias; aunque también podríamos admitir que todo es parte del "karma". Así la lapidación, el envenenamiento, el ajusticiamiento, pueden ser formas prescritas para dejar el mundo y terminar con la efímera existencia terrena.
En todo caso, para la politiquería y los majaderos no todo está dicho y pueden hacer escándalo donde quieran y donde puedan y es lo que está sucediendo con un ex funcionario público de caminos que falleció a consecuencia de un paro cardíaco que, ahora, quieren achacar a jueces, fiscales o miembros del Ejecutivo y que no es más que la muestra de hasta dónde ha descendido o puede descender esta distorsión de la política. Porque lo que uno menos puede esperar es que, casi, casi, se disputen el cadáver y que mucho nos hace recordar a otros episodios de la historia donde los muertos fueron manipulados al antojo de pequeños grupos de personas y para sus fines.
Que hay muchas causas para el paro cardíaco, nos lo confirma la ciencia; desde los problemas de la dieta hasta el ruido; pero ¿será posible añadir más?
Todo está en la manera de ver las cosas; en cierta época mientras los guerrilleros eran los escarnecidos y los soldados los héroes, ahora se puede ver al revés y se baten tambores de arena como anuncios de guerra y lo mismo ha sucedido con los militantes de partidos que hoy aparecían en éste y mañana en otro; de modo que el pueblo se dio a la idea, por ejemplo, de calificar a los ex movimientistas como "mepacistas", de me pasé y no de MPC, como sucedió en cierta época de nuestra historia republicana.
Lo malo es que, en lugar de respetar nuestros muertos y las personas que, en cierta forma, admiramos, pasamos al lado opuesto y ofrecemos sus restos al escarnio, a la manipulación, a la diatriba y nos olvidamos que otros personajes contemporáneos del mismo de que hablamos, están prófugos, buscados por la ley o en espera del juicio por la justicia ordinaria.
Hay que rescatar el respeto por los muertos, como hay que rescatar la política de los politiqueros, de los majaderos, de los manipuladores y sinvergüenzas porque sólo así lucharemos por la justicia.
Sólo el respeto engrandece.
lunes, 14 de octubre de 2013
CONTRADICCIONES Y DESPRESTIGIOS
Ya desde antes de la concesión de un premio Nobel a un líder árabe que, según la lideresa judía, si no merecía el de la paz, merecía el Oscar; la controversia se ha asentado en torno a la concesión de estos premios o reconocimientos.
Hoy, en la caricatura de Página 12, aparecen los protagonistas de casi siempre diciendo uno al otro: le dieron el Nobel de Literatura a tal; replicando el otro: "debe escribir mal", ¿por qué? "Y, si le dieron el de la paz a Obama".
Y tienen toda la razón, se hace demasiado revuelto en torno a estos premios; pero el resultado es el mismo que cuando se habla del Oscar de la academia de bellas artes; aunque no todos pueden estar contentos, hay quienes sostienen bien la posibilidad de error haciendo cierto aquello de no son todos los que están ni son todos los que aparecen.
Hay también demasiadas influencias que no siempre coinciden con los méritos o valores que debieran mostrar los agraciados. ¿Y tienen impacto? Es difícil saberlo pues en 1994 se concedió el premio en economía a Nash que postulaba que el libre mercado no existía y era una falacia; pero en el 2001 se le concedió también a Stiglitz, crítico del libre mercado y el neoliberalismo pero, a la vez, miembro del FMI.
En realidad, tal como puede suceder con el cine, a veces, los premios alejan a los espectadores más que atraerlos a la taquilla, aunque la propaganda insista en el número de estatuillas conseguidas que, al final, muchos se preguntan cómo hacen para errar tanto.
Alguien dirá sobre gustos no hay disgustos; pero no es lo mismo hablar de los Oscar que de los Nobel pues se supone, por lo menos a través de la intención del creador de la dinamita, que se debiera distinguir lo que es de beneficio colectivo que es lo que la realidad ha desmentido varias veces y el último ejemplo lo tenemos con el caso de Obama.
Por lo demás, así como la calificación o descalificación de los aspirantes es atribución de unos pocos; así también la ciencia y la tecnología son de provecho para minorías que se niegan a contribuir con el bien común, con la sociedad, con el planeta.
Lo único claro es que el espectáculo, en uno u otro caso, está garantizado y siempre hay quienes muerden el anzuelo de la irrealidad de la realidad.
Hoy, en la caricatura de Página 12, aparecen los protagonistas de casi siempre diciendo uno al otro: le dieron el Nobel de Literatura a tal; replicando el otro: "debe escribir mal", ¿por qué? "Y, si le dieron el de la paz a Obama".
Y tienen toda la razón, se hace demasiado revuelto en torno a estos premios; pero el resultado es el mismo que cuando se habla del Oscar de la academia de bellas artes; aunque no todos pueden estar contentos, hay quienes sostienen bien la posibilidad de error haciendo cierto aquello de no son todos los que están ni son todos los que aparecen.
Hay también demasiadas influencias que no siempre coinciden con los méritos o valores que debieran mostrar los agraciados. ¿Y tienen impacto? Es difícil saberlo pues en 1994 se concedió el premio en economía a Nash que postulaba que el libre mercado no existía y era una falacia; pero en el 2001 se le concedió también a Stiglitz, crítico del libre mercado y el neoliberalismo pero, a la vez, miembro del FMI.
En realidad, tal como puede suceder con el cine, a veces, los premios alejan a los espectadores más que atraerlos a la taquilla, aunque la propaganda insista en el número de estatuillas conseguidas que, al final, muchos se preguntan cómo hacen para errar tanto.
Alguien dirá sobre gustos no hay disgustos; pero no es lo mismo hablar de los Oscar que de los Nobel pues se supone, por lo menos a través de la intención del creador de la dinamita, que se debiera distinguir lo que es de beneficio colectivo que es lo que la realidad ha desmentido varias veces y el último ejemplo lo tenemos con el caso de Obama.
Por lo demás, así como la calificación o descalificación de los aspirantes es atribución de unos pocos; así también la ciencia y la tecnología son de provecho para minorías que se niegan a contribuir con el bien común, con la sociedad, con el planeta.
Lo único claro es que el espectáculo, en uno u otro caso, está garantizado y siempre hay quienes muerden el anzuelo de la irrealidad de la realidad.
domingo, 13 de octubre de 2013
VER Y MIRAR
No es lo mismo ver, es decir, percibir con el sentido de la vista, que mirar; o sea, reflexionar sobre lo que se ve, asombrarse. Y la mayor parte de nuestra vida nos la pasamos viendo pero no mirando y en plena época que se dice de la ciencia y la tecnología.
Vemos las cosas del mercado, los edificios multiplicándose, el ambiente cada vez más contaminado en las ciudades y si vamos al campo, a las provincias, lo primero que hacemos es asegurarnos de algún restaurante o sitio donde podamos comer y beber a gusto. Pero de disfrutar de la naturaleza: Nada.
Después contamos de nuestras andanzas pero no de lo que miramos o sentimos sino de lo que comimos y bebimos sin haber reparado que la naturaleza huele, que tiene colores y sabores, que no es lo mismo comer un choclo en la ciudad que al pie de la sementera; como no es lo mismo un "tutumazo" a pie de cántaro que un balón que, casi a escondidas, se sirve hoy en los lugares que uno considera "mejores", precisamente, porque ya no sirven chicha.
Y no sólo eso; si posamos nuestra mirada entre los pasajeros de algún medio de transporte no tardamos en reparar cómo hay más adictos a la tecnología que muestran su estado de esclavitud, de enajenación o de simple y llana estulticia, dejándose absorber por tantos aparatitos que, a título de modernidad, comunicación o lo que sea, los tiene abstraídos hasta de sí mismos. ¡Qué vergonzosa es la esclavitud!
Vamos perdiendo no únicamente calidad de vida sino la vida misma no sólo por que ya no nos preguntamos el por qué de las aves, las plantas y hasta las fieras sino porque, como se pudo evidenciar en cierta investigación universitaria, ya no poseemos el don de la telepatía porque tenemos teléfono.
Y si no reaccionamos ante el entorno más inmediato, ¿cómo hacer para conocer la realidad, percibirla y reflexionar sobre ella para mejorarla? Y ni qué decir del conocimiento o de la propia información en un mundo donde, aparentememnte, estamos bien informados; cosa que no es cierta.
Y, lo peor, es que corremos el riesgo de atrofiar o maltratar y eliminar nuestros sentidos aunque a algunos les parezca un extremo. Pero no podemos dejar de ver que son más los que necesitan anteojos para esto o aquello, que cada vez se incrementa el número de sordos, que se pierde el gusto por la comida chatarra, que ya el tacto no sabe de sedas o de lanas sino de plásticos diversos y nuestro olfato está tan atacado por la contaminación que ya no puede distinguir aromas. Y todo ese déficit tiene que ver en la función y en la estructura cerebral.
Que bueno sería que recuperemos el sentido de nuestros sentidos, fuerza es la reiteración, para que dejemos de seguir siendo esclavos o ajenos al planeta.
Vemos las cosas del mercado, los edificios multiplicándose, el ambiente cada vez más contaminado en las ciudades y si vamos al campo, a las provincias, lo primero que hacemos es asegurarnos de algún restaurante o sitio donde podamos comer y beber a gusto. Pero de disfrutar de la naturaleza: Nada.
Después contamos de nuestras andanzas pero no de lo que miramos o sentimos sino de lo que comimos y bebimos sin haber reparado que la naturaleza huele, que tiene colores y sabores, que no es lo mismo comer un choclo en la ciudad que al pie de la sementera; como no es lo mismo un "tutumazo" a pie de cántaro que un balón que, casi a escondidas, se sirve hoy en los lugares que uno considera "mejores", precisamente, porque ya no sirven chicha.
Y no sólo eso; si posamos nuestra mirada entre los pasajeros de algún medio de transporte no tardamos en reparar cómo hay más adictos a la tecnología que muestran su estado de esclavitud, de enajenación o de simple y llana estulticia, dejándose absorber por tantos aparatitos que, a título de modernidad, comunicación o lo que sea, los tiene abstraídos hasta de sí mismos. ¡Qué vergonzosa es la esclavitud!
Vamos perdiendo no únicamente calidad de vida sino la vida misma no sólo por que ya no nos preguntamos el por qué de las aves, las plantas y hasta las fieras sino porque, como se pudo evidenciar en cierta investigación universitaria, ya no poseemos el don de la telepatía porque tenemos teléfono.
Y si no reaccionamos ante el entorno más inmediato, ¿cómo hacer para conocer la realidad, percibirla y reflexionar sobre ella para mejorarla? Y ni qué decir del conocimiento o de la propia información en un mundo donde, aparentememnte, estamos bien informados; cosa que no es cierta.
Y, lo peor, es que corremos el riesgo de atrofiar o maltratar y eliminar nuestros sentidos aunque a algunos les parezca un extremo. Pero no podemos dejar de ver que son más los que necesitan anteojos para esto o aquello, que cada vez se incrementa el número de sordos, que se pierde el gusto por la comida chatarra, que ya el tacto no sabe de sedas o de lanas sino de plásticos diversos y nuestro olfato está tan atacado por la contaminación que ya no puede distinguir aromas. Y todo ese déficit tiene que ver en la función y en la estructura cerebral.
Que bueno sería que recuperemos el sentido de nuestros sentidos, fuerza es la reiteración, para que dejemos de seguir siendo esclavos o ajenos al planeta.
sábado, 12 de octubre de 2013
LA FUERZA DEL DERECHO O ....
¿La fuerza del derecho o el derecho a la fuerza? Es la disyuntiva en que se han puesto algunas personas por ignorancia, falta de orientación o intereses personales o sectarios. Lo malo es que hay víctimas inocentes que caen en el engaño y no conocen la sentencia de Juárez que decía: "El respeto al derecho ajeno es la paz" y es también lo que enseñaban los teóricos de la libertad,. la igualdad y la fraternidad y nos hablaron de la voluntad general y la voluntad particular, por ejemplo, Rousseau.
Cuando la última entra en conflicto con la primera, se acaba la soberanía, el sistema de participación en procura del bien común, que es lo que debe primar ante cualquier eventualidad. Por eso, aunque parezca incomprensible, es que encontramos a personas o pequeños grupos de ellas que no quieren pertenecer al Parque Tunari, que no sólo es una cuestión de reserva de flora sino de preservación de muchísimos factores que hacen al ambiente, o amenazan cerrar las válvulas del suministro de agua potable a la ciudad o se oponen a obras que pueden contribuir a rescatar "la clima", en el caso de Cochabamba.
Que es casi común que en río revuelto haya ganancia de pescadores es un hecho; pero para eso están las autoridades; no sólo jurídicas o políticas sino también partidistas o ideológicas: para garantizar el bien común, el bienestar colectivo.
Lo mismo sucede cuando unos pocos energúmenos asesinan a presuntos antisociales so capa de justicia originaria linchándolos cuando esos actos de barbarie no tienen absolutamente nada que ver ni con las costumbres, las tradiciones o la historia. Ergo, la justicia debe aplicarse mucho más todavía en estas distorsiones que afectan la sociedad en general.
Más que policías, fiscales o jueces, lo que necesitamos para parar estas conductas de salvajismo, es la orientación esa que reclamamos y que debe estar a cargo de los dirigentes de los sindicatos, las OTBs, las federaciones o los movimientos sociales que no pueden comprometerse con la ilegalidad, la subversión porque eso es lo que finalmente se expande.
La fuerza del derecho se pierde totalmente cuando es la fuerza la que se quiere imponer a ese derecho que, entonces, resulta una arbitrariedad, un abuso, un acto tiránico que nada tiene que ver ni con el bien común, la sociedad o la democracia.
Ojalá los dirigentes actúen dirigiendo a sus afiliados y no contagiándoles sus intereses personales, familiares o sectarios.
Cuando la última entra en conflicto con la primera, se acaba la soberanía, el sistema de participación en procura del bien común, que es lo que debe primar ante cualquier eventualidad. Por eso, aunque parezca incomprensible, es que encontramos a personas o pequeños grupos de ellas que no quieren pertenecer al Parque Tunari, que no sólo es una cuestión de reserva de flora sino de preservación de muchísimos factores que hacen al ambiente, o amenazan cerrar las válvulas del suministro de agua potable a la ciudad o se oponen a obras que pueden contribuir a rescatar "la clima", en el caso de Cochabamba.
Que es casi común que en río revuelto haya ganancia de pescadores es un hecho; pero para eso están las autoridades; no sólo jurídicas o políticas sino también partidistas o ideológicas: para garantizar el bien común, el bienestar colectivo.
Lo mismo sucede cuando unos pocos energúmenos asesinan a presuntos antisociales so capa de justicia originaria linchándolos cuando esos actos de barbarie no tienen absolutamente nada que ver ni con las costumbres, las tradiciones o la historia. Ergo, la justicia debe aplicarse mucho más todavía en estas distorsiones que afectan la sociedad en general.
Más que policías, fiscales o jueces, lo que necesitamos para parar estas conductas de salvajismo, es la orientación esa que reclamamos y que debe estar a cargo de los dirigentes de los sindicatos, las OTBs, las federaciones o los movimientos sociales que no pueden comprometerse con la ilegalidad, la subversión porque eso es lo que finalmente se expande.
La fuerza del derecho se pierde totalmente cuando es la fuerza la que se quiere imponer a ese derecho que, entonces, resulta una arbitrariedad, un abuso, un acto tiránico que nada tiene que ver ni con el bien común, la sociedad o la democracia.
Ojalá los dirigentes actúen dirigiendo a sus afiliados y no contagiándoles sus intereses personales, familiares o sectarios.
viernes, 11 de octubre de 2013
EL TITICACA Y TIWANAKU
Cada vez que sabemos algo del Lago Sagrado o de Tiwanaku, a través de la obra de Guillermo Lange Loma, las experiencias de Don Antonio Portugal o las noticias, que muchas veces pasan desapercibidas, no sólo debemos asombrarnos por lo que nos dan cuenta sino, principalmente, por nuestra ignorancia.
Porque eso es lo que somos en cuanto a eso que se ha vuelto a poner de moda pero que las más de las veces sólo pasa por la demagogia: nuestros ancestros.
Hay más farsantes en escena que conocedores del tema que alcanza el Incario y mucho antes, tampoco sabemos cuánto en el tiempo. ¿Se trata de unos siglos o de unos milenios? ¿Se produjo una ruptura o existe continuidad? ¿Las leyendas traducen algo del pasado? ¿Cuáles son las trascendentales?
Leyendo a Posnaski que fue, tal vez, el primero en acercarnos a los misterios del pasado, muchas veces no quedamos conformes con esas descripciones que parecen tener una restricción profunda y que se esconde en la palabra: ritual. No, hay más, debe haber más porque hasta autores de "realismo fantástico" han incursionado en esos terrenos para darnos cuenta de estilos de vida que, actualmente, los daríamos como casi imposibles, dado su avance extraordinario. ¿Pero acaso el eterno retorno no es una característica del superhombre, como decía Nietzsche?
Hay pues mucho que todavía tenemos que investigar y conocer en cuanto a nuestro pasado, su mitología, su filosofía, sus costumbres y sistemas de gobierno porque nuestra ignorancia es grande. Tan grande que no sabemos de qué nos sentimos orgullosos y tomamos el rábano por las hojas.
Pero, al parecer, no hay la intención. Los últimos descubrimientos sobre el Lago Titicaca apenas si han encontrado espacio en los informativos y proceden de la cooperación internacional, dándonos cuenta de ese gran vacío que han dejado, en su ineficiencia, nuestras propias universidades que, casi, casi, ni forman siquiera arqueólogos o antropólogos y se desenajenan de ese mismo pasado para buscar los privilegios de la burguesía, del consumismo, de la imitación.
Ha llegado a tanto la impostura que hasta los mismos Amautas han tenido que recogerse por la impostura de cualquier demagogo que aparece como tal o como filósofo, que no es más que el recolector de frases de filósofos extranjeros o seguidor de tal o cual. Cuando precisamente lo que nos distingue o nos hace diferentes es la concepción del universo, de la vida, de la realidad.
Y, como si fuera insuficiente, hay el proyecto de construir un puente en el estrecho de Tiquina que puede ser todo un atentado al centro energético del mundo que también lo desconocemos por ignorancia.
Porque eso es lo que somos en cuanto a eso que se ha vuelto a poner de moda pero que las más de las veces sólo pasa por la demagogia: nuestros ancestros.
Hay más farsantes en escena que conocedores del tema que alcanza el Incario y mucho antes, tampoco sabemos cuánto en el tiempo. ¿Se trata de unos siglos o de unos milenios? ¿Se produjo una ruptura o existe continuidad? ¿Las leyendas traducen algo del pasado? ¿Cuáles son las trascendentales?
Leyendo a Posnaski que fue, tal vez, el primero en acercarnos a los misterios del pasado, muchas veces no quedamos conformes con esas descripciones que parecen tener una restricción profunda y que se esconde en la palabra: ritual. No, hay más, debe haber más porque hasta autores de "realismo fantástico" han incursionado en esos terrenos para darnos cuenta de estilos de vida que, actualmente, los daríamos como casi imposibles, dado su avance extraordinario. ¿Pero acaso el eterno retorno no es una característica del superhombre, como decía Nietzsche?
Hay pues mucho que todavía tenemos que investigar y conocer en cuanto a nuestro pasado, su mitología, su filosofía, sus costumbres y sistemas de gobierno porque nuestra ignorancia es grande. Tan grande que no sabemos de qué nos sentimos orgullosos y tomamos el rábano por las hojas.
Pero, al parecer, no hay la intención. Los últimos descubrimientos sobre el Lago Titicaca apenas si han encontrado espacio en los informativos y proceden de la cooperación internacional, dándonos cuenta de ese gran vacío que han dejado, en su ineficiencia, nuestras propias universidades que, casi, casi, ni forman siquiera arqueólogos o antropólogos y se desenajenan de ese mismo pasado para buscar los privilegios de la burguesía, del consumismo, de la imitación.
Ha llegado a tanto la impostura que hasta los mismos Amautas han tenido que recogerse por la impostura de cualquier demagogo que aparece como tal o como filósofo, que no es más que el recolector de frases de filósofos extranjeros o seguidor de tal o cual. Cuando precisamente lo que nos distingue o nos hace diferentes es la concepción del universo, de la vida, de la realidad.
Y, como si fuera insuficiente, hay el proyecto de construir un puente en el estrecho de Tiquina que puede ser todo un atentado al centro energético del mundo que también lo desconocemos por ignorancia.
jueves, 10 de octubre de 2013
EL MERCADO
Alguna vez contábamos cómo, en plena efervescencia de la UDP, los "maestros" de cierta ciudad, le hicieron decir a Marx desde "no contaban con mi astucia" hasta "suerte matador". Era la época en que los candidatos llegaban a las campañas departamentales visiblemente financiados por billetes que lucían cínicamente orgullosos y que daban cuenta que tenían con que pagar aspirantes como votantes; fue el inicio de la agudización de la democracia de mercado que hizo que varios partidos cruzaran "ríos de sangre", se "entroncaran" en el "árbol de las peras" o hicieran ocupante del Palacio Quemado al menos votado por "consenso".
Nadie quería ver quién manejaba los hilos de los títeres sino quién se infiltraba como revolucionario y sacaba partido en la venta de alimentos de las donaciones a "la democracia", especulación con los dólares o el ocultamiento de productos de la canasta familiar.
Toda esa efervescencia revolucionaria, socialista y marxista nos llevó a una hiperinflación que no se quiso controlar hasta que ya no se pudo más que decir: "la patria se nos muere" para darnos un batacazo con el neoliberalismo que nos despojó de empresas y recursos naturales.
Algo de todo esto viene sucediendo nuevamente con un "rendido" culto al Ché; pero no al guerrillero o al ideólogo sino al que se comercializa en el mercado; al que se le puede obtener en camisetas, llaveros, fotografías o cualquier chuchería de la oferta y la demanda y que nada tiene que ver con lo que fue o quiso ser. Se trata de mitificar una figura pero, al parecer, ni siquiera para generar otro culto a la personalidad sino esconder o distorsionar una realidad interna y externa que es diferente a la teoría o la especulación y así como ha visto caer a tiranos ha visto también morir a verdaderos líderes. Lo de mitificar pues puede caer en la mistificación.
Es una lástima y debe serlo aún más para los que, de alguna manera, lo entendieron o creyeron entenderlo porque lo que se hace es escarnecer su impronta antes que respetar su memoria. Que no es el único caso ni para qué decirlo; pero sería bueno que empecemos reflexionando sobre la realidad, la cotidianeidad, la contemporaneidad para no seguir como estamos y no repetir los mismos errores o tropezar en la misma piedra. Eso sería hacerle honor a muchos de nuestros líderes.
Nadie quería ver quién manejaba los hilos de los títeres sino quién se infiltraba como revolucionario y sacaba partido en la venta de alimentos de las donaciones a "la democracia", especulación con los dólares o el ocultamiento de productos de la canasta familiar.
Toda esa efervescencia revolucionaria, socialista y marxista nos llevó a una hiperinflación que no se quiso controlar hasta que ya no se pudo más que decir: "la patria se nos muere" para darnos un batacazo con el neoliberalismo que nos despojó de empresas y recursos naturales.
Algo de todo esto viene sucediendo nuevamente con un "rendido" culto al Ché; pero no al guerrillero o al ideólogo sino al que se comercializa en el mercado; al que se le puede obtener en camisetas, llaveros, fotografías o cualquier chuchería de la oferta y la demanda y que nada tiene que ver con lo que fue o quiso ser. Se trata de mitificar una figura pero, al parecer, ni siquiera para generar otro culto a la personalidad sino esconder o distorsionar una realidad interna y externa que es diferente a la teoría o la especulación y así como ha visto caer a tiranos ha visto también morir a verdaderos líderes. Lo de mitificar pues puede caer en la mistificación.
Es una lástima y debe serlo aún más para los que, de alguna manera, lo entendieron o creyeron entenderlo porque lo que se hace es escarnecer su impronta antes que respetar su memoria. Que no es el único caso ni para qué decirlo; pero sería bueno que empecemos reflexionando sobre la realidad, la cotidianeidad, la contemporaneidad para no seguir como estamos y no repetir los mismos errores o tropezar en la misma piedra. Eso sería hacerle honor a muchos de nuestros líderes.
miércoles, 9 de octubre de 2013
"CONSPIRANOICO"
Casa vez que leemos algún libro sobre las religiones, la fe o la ciencia es común encontrarse con una palabrita que se emplea a conveniencia: conspiranoico, es decir, creyente en una conspiracion mundial por parte de pequeños grupos de intereses materialistas.
Para nada sirve contraponer lo que ha ocurrido realmente en la primera guerra mundial, en la segunda o, más recientemente, en la invasión a Irak, Afganistan o cualquiera de esas "guerritas" que se libran aparentemente por motivos raciales, como en Nigeria o el Congo o que se han dado en la América Latina para mantener el "orden", como los casos de Chile, la Argentina o Bolivia, para sólo citar unos cuantos.
Tampoco se dice nada sobre la manipulación de la economía mundial, donde a rajatabla y con la complicidad de "prestigiosas" universidades, se ha infestado el planeta con el neoliberalismo, pese a las tesis científicas, como la de Nash, que aseguraban que todo iría al fracaso y sólo serviría para mejorar la explotación de unos pocos en perjuicio de los más.
Ni qué decir de las formas en que se maneja la ciencia y la tecnología donde quienes más las necesitan están obligados a pagar "royalties", "know how" y otras formas de acaparamiento para procurarse un camino más o menos expedito el crecimiento.
Y ni hablar del "financiamiento" que no es otra cosa que una suerte de maldición de Sísifo que se impone, vía la banca internacional, a todos quienes quieran hacerse de unos dólares para invertir en industrias de explotación de sus recursos naturales. Tampoco de las últimas denuncias que se han hecho públicas, como el espionaje internacional e indiscriminado por parte de EEUU que apenas si mella algo el cinismo de los que se creen dueños del planeta y de la vida.
Pero quienes escriben muchos libros, aparentemente, destinados a destruir esto o lo otro, no saben que sólo introducen más incógnitas en los lectores y que también nos ponen ante la disyuntiva de seguir creyendo o no en la inteligencia del hombre.
Porque, finalmente, la cuestión, como en las religiones, no es creer o no creer sino tener la convicción cierta de algo; por mucho que también la verdad se cuestiona desde una cómoda trinchera: Lo que te conviene a tí y no me conviene a mí; no es cierto.
Que existen conspiraciones en el mundo y en contra de la humanidad, es cierto; por lo tanto, existen también "conspiranoicos", aunque no sólo de este lado sino más bien del otro.
Para nada sirve contraponer lo que ha ocurrido realmente en la primera guerra mundial, en la segunda o, más recientemente, en la invasión a Irak, Afganistan o cualquiera de esas "guerritas" que se libran aparentemente por motivos raciales, como en Nigeria o el Congo o que se han dado en la América Latina para mantener el "orden", como los casos de Chile, la Argentina o Bolivia, para sólo citar unos cuantos.
Tampoco se dice nada sobre la manipulación de la economía mundial, donde a rajatabla y con la complicidad de "prestigiosas" universidades, se ha infestado el planeta con el neoliberalismo, pese a las tesis científicas, como la de Nash, que aseguraban que todo iría al fracaso y sólo serviría para mejorar la explotación de unos pocos en perjuicio de los más.
Ni qué decir de las formas en que se maneja la ciencia y la tecnología donde quienes más las necesitan están obligados a pagar "royalties", "know how" y otras formas de acaparamiento para procurarse un camino más o menos expedito el crecimiento.
Y ni hablar del "financiamiento" que no es otra cosa que una suerte de maldición de Sísifo que se impone, vía la banca internacional, a todos quienes quieran hacerse de unos dólares para invertir en industrias de explotación de sus recursos naturales. Tampoco de las últimas denuncias que se han hecho públicas, como el espionaje internacional e indiscriminado por parte de EEUU que apenas si mella algo el cinismo de los que se creen dueños del planeta y de la vida.
Pero quienes escriben muchos libros, aparentemente, destinados a destruir esto o lo otro, no saben que sólo introducen más incógnitas en los lectores y que también nos ponen ante la disyuntiva de seguir creyendo o no en la inteligencia del hombre.
Porque, finalmente, la cuestión, como en las religiones, no es creer o no creer sino tener la convicción cierta de algo; por mucho que también la verdad se cuestiona desde una cómoda trinchera: Lo que te conviene a tí y no me conviene a mí; no es cierto.
Que existen conspiraciones en el mundo y en contra de la humanidad, es cierto; por lo tanto, existen también "conspiranoicos", aunque no sólo de este lado sino más bien del otro.
martes, 8 de octubre de 2013
MÁS DE LO MISMO
A la mayoría de los ciudadanos residentes en Cochabamba, se nos ha obligado a ser espectadores del circo de la politiquería una vez más. Porque eso del paro y sus connotaciones está bien reflejado, aunque al parecer involuntariamente, en un título de El Diario que dice: "Contundente paro en Cochabamba..." y el subtítulo aclara(¿?) "Acataron paro cívico de 24 horas parcialmente en Cochabamba".
Y no es todo sino que, una diputada que apenas hace unos días criticaba al comité cívico su falta de representación y su errática conducta, apareció en las calles pretendiendo liderizar el acto y hasta enfrentándose físicamente con las personas que disentían; y no únicamente ellos sino hasta los que dijeron acatar la medida pues mientras unos aseguran que es por los curules, otros dicen que es por el presupuesto y, finalmente, los propios "cívicos" piden que "en compensación" se construya un hospital de tercer nivel.
Es pues un mundo de confundidos, para decir lo menos. Lo malo es que se hace en nombre de la democracia, de las reivindicaciones regionales o de la política; cuando lo que más nos hace falta desde hace tiempo es preocuparnos del bien común; que no sabe de sectarismos, de demagogia, de imposturas y si bien responde a la democracia es a la formal, no a la de mercado o a la sofística que empieza y termina en "boca de urna" con los derechos de los ciudadanos, como les gusta a los mercaderes, encuestadores y analistas.
Lo curioso es que hace décadas que venimos criticando no únicamente la asignación de curules sino la conducta de quienes los ocupan, a los que es corriente llamar sinvergüenzas, dieteros o vagabundos porque su accionar no está de acuerdo a la crisis ni a las soluciones estructurales que necesita la patria para crecer.
Lo mismo pasa con el presupuesto; sea que se acerque a un miserable 1,2 o 3 por ciento o, como venía sucediendo desde 1952, el 85% del gasto público sólo para un departamento so capa de "marcha al oriente".
No hay pues coherencia ni entre los que reclaman más curules o presupuestos o los que no saben qué hacer ni con los curules ni el presupuesto que se les asigna, aunque la redundancia misma es gráfica para ver el lío en que nos han metido.
Lo malo es que este teatro de pésima catadura amenaza con continuar porque se anuncian más medidas en el mismo tono: la confusión y la impostura.
La pregunta de dónde queda el bien común, es ya crónica.
Y no es todo sino que, una diputada que apenas hace unos días criticaba al comité cívico su falta de representación y su errática conducta, apareció en las calles pretendiendo liderizar el acto y hasta enfrentándose físicamente con las personas que disentían; y no únicamente ellos sino hasta los que dijeron acatar la medida pues mientras unos aseguran que es por los curules, otros dicen que es por el presupuesto y, finalmente, los propios "cívicos" piden que "en compensación" se construya un hospital de tercer nivel.
Es pues un mundo de confundidos, para decir lo menos. Lo malo es que se hace en nombre de la democracia, de las reivindicaciones regionales o de la política; cuando lo que más nos hace falta desde hace tiempo es preocuparnos del bien común; que no sabe de sectarismos, de demagogia, de imposturas y si bien responde a la democracia es a la formal, no a la de mercado o a la sofística que empieza y termina en "boca de urna" con los derechos de los ciudadanos, como les gusta a los mercaderes, encuestadores y analistas.
Lo curioso es que hace décadas que venimos criticando no únicamente la asignación de curules sino la conducta de quienes los ocupan, a los que es corriente llamar sinvergüenzas, dieteros o vagabundos porque su accionar no está de acuerdo a la crisis ni a las soluciones estructurales que necesita la patria para crecer.
Lo mismo pasa con el presupuesto; sea que se acerque a un miserable 1,2 o 3 por ciento o, como venía sucediendo desde 1952, el 85% del gasto público sólo para un departamento so capa de "marcha al oriente".
No hay pues coherencia ni entre los que reclaman más curules o presupuestos o los que no saben qué hacer ni con los curules ni el presupuesto que se les asigna, aunque la redundancia misma es gráfica para ver el lío en que nos han metido.
Lo malo es que este teatro de pésima catadura amenaza con continuar porque se anuncian más medidas en el mismo tono: la confusión y la impostura.
La pregunta de dónde queda el bien común, es ya crónica.
lunes, 7 de octubre de 2013
HABÍA UNA VEZ...
Muchas veces nos negamos a aceptar la sentencia que afirma que todo pasado fue mejor. Pero la realidad siempre nos dice que puede ser verdad en muchos más aspectos de los que creemos.
En la comida, verbigracia, no hay duda que antes se comía mejor, tal vez poco pero mejor y no había la denominada comida chatarra que se ha infiltrado hasta en las tradiciones de varios pueblos haciendo que los comilones opten por la cantidad y no por la calidad. Una "chanka" de pollo o de conejo, en el caso de Cochabamba, está a años luz de lo que era y de lo que es, lo mismo que la "jakalawa" o las papas o habas recién cosechadas y cocidas; ni qué decir de los huevos pasados.
Pero donde más de nota esta diferencia es en la industria. Vivimos la industria del desechable, se trate de electrodomésticos o ropa; ya no hay esas telas que eran toda una garantía de duración y elegancia o esas camisas que eran toda una prenda de comodidad. No, hoy es, de algún modo, basura que se debe usar una vez y tirar porque así como no se puede lavar, menos, se puede planchar.
Y lo mismo está pasando en instituciones que antes eran reconocidas y que hoy ya no se sabe dónde están o a qué pertenecen; es el caso de la policía donde han habido tantos casos de "policías y ladrones" que ya la gente desconfía y prefiere llamar a los vecinos que a los encargados de la seguridad y donde, infelizmente, se originan los linchamientos. Pero no sólo eso sino que en esa institución de "disciplina vertical" cuando se exige mejoras o presenta "reivindicaciones", no es por medio de sus mandos o superiores sino de sus mujeres, con quienes tienen que dialogar los "mandos superiores".
La tecnología de mercado ha hecho que sus productos sean tremendamente efímeros; sea teléfonos celulares, "tablets" o lo que fuera pues si no hay que renovarlos totalmente cada corto tiempo, hay que "actualizarlos", que es un nuevo y floreciente negocio que cambia simplemente algunas cosas y nos las presentan como innovaciones. Lo mismo pasa con los automotores, hay muchos de ellos pudriéndose en los talleres por falta de repuestos que ya no los fabrican o los han sustituido intencionalmente para que la opción sea: una nueva unidad.
De modo que eso de la ciencia y la tecnología, es un sofisma tan grande como eso del modernismo, "de moda" o "en boga" que no son sino los anzuelos para cazar tontos en el mercado.
Sí, todo pasado fue mejor, aunque aparezca relativo y hasta mentiroso, aunque no tomemos en cuenta los valores de antes y los disvalores actuales que suponen no sólo una discusión aparte sino hasta intrascendente, que es lo que hoy se usa.
En la comida, verbigracia, no hay duda que antes se comía mejor, tal vez poco pero mejor y no había la denominada comida chatarra que se ha infiltrado hasta en las tradiciones de varios pueblos haciendo que los comilones opten por la cantidad y no por la calidad. Una "chanka" de pollo o de conejo, en el caso de Cochabamba, está a años luz de lo que era y de lo que es, lo mismo que la "jakalawa" o las papas o habas recién cosechadas y cocidas; ni qué decir de los huevos pasados.
Pero donde más de nota esta diferencia es en la industria. Vivimos la industria del desechable, se trate de electrodomésticos o ropa; ya no hay esas telas que eran toda una garantía de duración y elegancia o esas camisas que eran toda una prenda de comodidad. No, hoy es, de algún modo, basura que se debe usar una vez y tirar porque así como no se puede lavar, menos, se puede planchar.
Y lo mismo está pasando en instituciones que antes eran reconocidas y que hoy ya no se sabe dónde están o a qué pertenecen; es el caso de la policía donde han habido tantos casos de "policías y ladrones" que ya la gente desconfía y prefiere llamar a los vecinos que a los encargados de la seguridad y donde, infelizmente, se originan los linchamientos. Pero no sólo eso sino que en esa institución de "disciplina vertical" cuando se exige mejoras o presenta "reivindicaciones", no es por medio de sus mandos o superiores sino de sus mujeres, con quienes tienen que dialogar los "mandos superiores".
La tecnología de mercado ha hecho que sus productos sean tremendamente efímeros; sea teléfonos celulares, "tablets" o lo que fuera pues si no hay que renovarlos totalmente cada corto tiempo, hay que "actualizarlos", que es un nuevo y floreciente negocio que cambia simplemente algunas cosas y nos las presentan como innovaciones. Lo mismo pasa con los automotores, hay muchos de ellos pudriéndose en los talleres por falta de repuestos que ya no los fabrican o los han sustituido intencionalmente para que la opción sea: una nueva unidad.
De modo que eso de la ciencia y la tecnología, es un sofisma tan grande como eso del modernismo, "de moda" o "en boga" que no son sino los anzuelos para cazar tontos en el mercado.
Sí, todo pasado fue mejor, aunque aparezca relativo y hasta mentiroso, aunque no tomemos en cuenta los valores de antes y los disvalores actuales que suponen no sólo una discusión aparte sino hasta intrascendente, que es lo que hoy se usa.
domingo, 6 de octubre de 2013
SOFISMAS REPETIDOS
El sofisma, como la mentira, necesita ser repetido hasta el cansancio para seguir como verdad, aunque mentirosa. La cuestión es cuánto cree la gente en esos sofismas y no es tampoco ninguna sorpresa que son más los que caen en la trampa que los que analizan la cuestión.
Un ejemplo de esto viene sucediendo con la cuestión de la legalización del aborto. Hace unos días estuvo en esta ciudad una representante de las mujeres que, como fortín inexpugnable, expuso la teoría de la independencia de la mujer y la libertad de hacer con su cuerpo lo que le venga en gana. Y hay muchísimos bemoles en el tema porque, primero, hay que preguntarse muy seriamente por qué las mujeres han delegado su representación, si es que lo han hecho, en las lesbianas; segundo, ¿no hay una manera menos vulgar de referirse al propio cuerpo y la libertad que confundirlo como mercancía sujeta a la ley de la oferta y la demanda? Tercero, ¿y qué del derecho ajeno?
Porque cuando se trata de la libertad de uno es lógico que sólo tenga que ver con ella el sujeto mismo; pero cuando se trata de otro, a quien se le quiere imponer el capricho o el libertinaje, es otro cantar. Y es esto lo que sucede con la prohibición o no del aborto; nadie puede decidir el derecho ajeno por mucho, o peor todavía, si como dicen las lesbianas, lo han parido (¿?); sea con alegría o con dolor.
El sofisma por muy repetido que se presente no pierde su condición de tal, sigue siendo sofisma. Pero no es el único caso en que se presenta un argumento falso para obtener beneficios sectarios o individuales y, las más de las veces, hasta las autoridades caen en el ardid.
Es lo que está sucediendo con el transporte público en varias ciudades donde, por los reclamos de la gente, se están presentando alternativas a futuro; pero no en función de los usuarios o de los que pagan el servicio sino tendentes a maximizar la ganancia. Se dice, verbigracia, que los nuevos vehículos tendrán combustibles más baratos, que podrán llevar más pasajeros y, a la par, no solo piden el financiamiento del gobierno sino que, igual, anuncian un incremento en los pasajes.
Vistos los prototipos comprobamos que varios de ellos sí llevarán más pasajeros; pero de pie, incómodos, inseguros y expuestos casi a las mismas condiciones que actualmente tienen que soportar a precios prohibitivos; es decir, es un sofisma más.
Lo mismo pasa con los problemas suscitados estos días en relación a los curules o los presupuesto, en un ambiente donde lo que más se critica es la falta de representatividad y la ineficiencia en la administración. Todo un sofisma.
Un ejemplo de esto viene sucediendo con la cuestión de la legalización del aborto. Hace unos días estuvo en esta ciudad una representante de las mujeres que, como fortín inexpugnable, expuso la teoría de la independencia de la mujer y la libertad de hacer con su cuerpo lo que le venga en gana. Y hay muchísimos bemoles en el tema porque, primero, hay que preguntarse muy seriamente por qué las mujeres han delegado su representación, si es que lo han hecho, en las lesbianas; segundo, ¿no hay una manera menos vulgar de referirse al propio cuerpo y la libertad que confundirlo como mercancía sujeta a la ley de la oferta y la demanda? Tercero, ¿y qué del derecho ajeno?
Porque cuando se trata de la libertad de uno es lógico que sólo tenga que ver con ella el sujeto mismo; pero cuando se trata de otro, a quien se le quiere imponer el capricho o el libertinaje, es otro cantar. Y es esto lo que sucede con la prohibición o no del aborto; nadie puede decidir el derecho ajeno por mucho, o peor todavía, si como dicen las lesbianas, lo han parido (¿?); sea con alegría o con dolor.
El sofisma por muy repetido que se presente no pierde su condición de tal, sigue siendo sofisma. Pero no es el único caso en que se presenta un argumento falso para obtener beneficios sectarios o individuales y, las más de las veces, hasta las autoridades caen en el ardid.
Es lo que está sucediendo con el transporte público en varias ciudades donde, por los reclamos de la gente, se están presentando alternativas a futuro; pero no en función de los usuarios o de los que pagan el servicio sino tendentes a maximizar la ganancia. Se dice, verbigracia, que los nuevos vehículos tendrán combustibles más baratos, que podrán llevar más pasajeros y, a la par, no solo piden el financiamiento del gobierno sino que, igual, anuncian un incremento en los pasajes.
Vistos los prototipos comprobamos que varios de ellos sí llevarán más pasajeros; pero de pie, incómodos, inseguros y expuestos casi a las mismas condiciones que actualmente tienen que soportar a precios prohibitivos; es decir, es un sofisma más.
Lo mismo pasa con los problemas suscitados estos días en relación a los curules o los presupuesto, en un ambiente donde lo que más se critica es la falta de representatividad y la ineficiencia en la administración. Todo un sofisma.
sábado, 5 de octubre de 2013
REPRESENTATIVIDAD
Una cosa que está poniendo muy de manifiesto la actual protesta o acatamiento a la distribución de escaños, es la falta de representatividad en que incurren tanto los parlamentarios, cuya disminución se reprocha, como los "cívicos" a los que se cuestiona muchas cosas.
Porque ni los unos ni los otros representan en verdad, las necesidades y aspiraciones del pueblo; ambos, por sectarismo o manipulación. Porque, infelizmente, los denominados "movimientos sociales", "indígena-originarios" o vulgares sindicalistas no están haciendo otra cosa que repetir los males de la defenestrada "clase política" y los comités cívicos debieran ya dejar de existir porque hace tiempo que no representan a nadie y porque la elección de los mandamases de turno no corresponde a ningún tipo de democracia.
De otro lado, incluso hay los que quieren hacer protagonismo para acceder al parlamento, que sin embargo critican, o quedarse con las dietas actuales, dejando todo nada más que como un acto del escenario de la politiquería que, pese a la falta de representación o de ejecución presupuestaria, pide lo mismo que critica o se conforma con la actual ineficiencia.
Lo malo es que esta actitud majadera se está contagiando al ciudadano común que cree que debe apoyar o no las medidas adoptadas por unos y otros, no de acuerdo a una razonamiento propio o analítico sino llevado por la información que se maneja por los diferentes medios, de acuerdo a sus propias conveniencias. O, lo que es peor, buscando el ocio prolongado.
Que los problemas que se confrontan iban a darse; no es ninguna novedad ni asunto de analistas y otras yerbas; es que la propia Constitución Política del Estado da para el desbarajuste porque tampoco ha podido recoger verazmente lo que el pueblo demandaba con la salida forzosa de los partidos que se habían entroncado al árbol de las peras, Por eso, es que una respuesta estructural debiera darse procediendo a la reforma de la CPE y haciéndola más realista, menos sectaria, más clara y menos ampulosa, confusa y contradictoria como actualmente se presenta.
Pero, hasta ahora, a nadie se le ha ocurrido presentar la moción de reforma porque se han embarcado prematuramente en la campaña electoral y lo que se persigue no es el bien común o la democracia sino los intereses partidistas, sectarios, familiares o personales.
Y así no vamos a ninguna parte ni aumentando los escaños o el presupuesto o los huelguistas de hambre y haciéndole juego simplemente a la impostura.
Porque ni los unos ni los otros representan en verdad, las necesidades y aspiraciones del pueblo; ambos, por sectarismo o manipulación. Porque, infelizmente, los denominados "movimientos sociales", "indígena-originarios" o vulgares sindicalistas no están haciendo otra cosa que repetir los males de la defenestrada "clase política" y los comités cívicos debieran ya dejar de existir porque hace tiempo que no representan a nadie y porque la elección de los mandamases de turno no corresponde a ningún tipo de democracia.
De otro lado, incluso hay los que quieren hacer protagonismo para acceder al parlamento, que sin embargo critican, o quedarse con las dietas actuales, dejando todo nada más que como un acto del escenario de la politiquería que, pese a la falta de representación o de ejecución presupuestaria, pide lo mismo que critica o se conforma con la actual ineficiencia.
Lo malo es que esta actitud majadera se está contagiando al ciudadano común que cree que debe apoyar o no las medidas adoptadas por unos y otros, no de acuerdo a una razonamiento propio o analítico sino llevado por la información que se maneja por los diferentes medios, de acuerdo a sus propias conveniencias. O, lo que es peor, buscando el ocio prolongado.
Que los problemas que se confrontan iban a darse; no es ninguna novedad ni asunto de analistas y otras yerbas; es que la propia Constitución Política del Estado da para el desbarajuste porque tampoco ha podido recoger verazmente lo que el pueblo demandaba con la salida forzosa de los partidos que se habían entroncado al árbol de las peras, Por eso, es que una respuesta estructural debiera darse procediendo a la reforma de la CPE y haciéndola más realista, menos sectaria, más clara y menos ampulosa, confusa y contradictoria como actualmente se presenta.
Pero, hasta ahora, a nadie se le ha ocurrido presentar la moción de reforma porque se han embarcado prematuramente en la campaña electoral y lo que se persigue no es el bien común o la democracia sino los intereses partidistas, sectarios, familiares o personales.
Y así no vamos a ninguna parte ni aumentando los escaños o el presupuesto o los huelguistas de hambre y haciéndole juego simplemente a la impostura.
viernes, 4 de octubre de 2013
ECOLOGÍA Y ECOLOGISTAS
Hay diversas definiciones de lo que es la ecología, desde aquella que, etimológicamente, habla del estudio de la casa, es decir de la vivienda, hasta la que dice que se preocupa por el ambiente y, por lo tanto, hay ecologistas y "ecologistas".
Vivimos en un mundo manejado por sofismas y eufemismos, como lo hemos dicho varias veces, no siempre la verdad corresponde a lo que se dice y, muchas veces, las mentiras convenientes determinan acciones que se siguen sin beneficio de inventario.
Se han creado varias guerras en torno a la explotación de recursos naturales; desde las piedras preciosas en el África hasta el petróleo en distintas partes del mundo; en muchas de estas ocasiones esos recursos estaban prohibidos y, por tanto, dizque, protegidos cuando los dueños de los mismos pretendían explotarlos; pero cuando eran las transnacionales que se hacían cargo de tales tareas no habían objeciones o se pasaba por encima de ellas. Ahí están los ejemplos de Nigeria e Irak, para no hacer una larga lista.
Existen pues muchos ecologistas que actúan de acuerdo a una concepción y mentalidad de interdependencia con la naturaleza y no se arredran ante las amenazas o los chantajes; pero hay otros que viven del ecologismo, es decir, perciben un salario por aparecer como defensores de árboles, de plantas o de animales; pero es como defender la hegemonía de los grandes para tener un arsenal nuclear y el control de los recursos naturales del mundo. Así nació esa izquierda, intermediaria de la derecha, que hizo época en nuestras democracias de mercado con el sofisma de los derechos de fulanos y zutanos y el desconocimiento de menganos.
Hay, como en la mitología, los ejemplos de pueblos que en realidad mueren al lado de sus ricos recursos naturales sometidos por las mentiras de los que quieren arrebatarles su propiedad; en las épocas en que cabalgaba el neoliberalismo en los palacios de gobierno, hemos visto cómo, los mandamases de turno, se dieron modos para burlar lo mismo que pregonaban o hacían pregonar, atentando contra la naturaleza y "compensando" por ello a las "etnias" con una cancha multifuncional, como sucedió en la amazonía boliviana y una de las minas del Goni. Esos "ecologistas" callaron por el salario.
Lo mismo ha pasado con reservas y parques naturales que, de la propiedad y protección nacional, pasaron a la explotación de las transnacionales sin que nadie se desgarre las vestiduras porque los verdaderos ecologistas fueron acallados y reprimidos.
Y así como podemos encontrar distintas definiciones de ecología, podemos también hallar ecologistas y "ecologistas", como vemos diariamente izquierdistas vendidos a la derecha o derechistas disfrazados de izquierdistas. La experiencia y la historia deben enseñarnos a discriminar entre unos y otros.
Vivimos en un mundo manejado por sofismas y eufemismos, como lo hemos dicho varias veces, no siempre la verdad corresponde a lo que se dice y, muchas veces, las mentiras convenientes determinan acciones que se siguen sin beneficio de inventario.
Se han creado varias guerras en torno a la explotación de recursos naturales; desde las piedras preciosas en el África hasta el petróleo en distintas partes del mundo; en muchas de estas ocasiones esos recursos estaban prohibidos y, por tanto, dizque, protegidos cuando los dueños de los mismos pretendían explotarlos; pero cuando eran las transnacionales que se hacían cargo de tales tareas no habían objeciones o se pasaba por encima de ellas. Ahí están los ejemplos de Nigeria e Irak, para no hacer una larga lista.
Existen pues muchos ecologistas que actúan de acuerdo a una concepción y mentalidad de interdependencia con la naturaleza y no se arredran ante las amenazas o los chantajes; pero hay otros que viven del ecologismo, es decir, perciben un salario por aparecer como defensores de árboles, de plantas o de animales; pero es como defender la hegemonía de los grandes para tener un arsenal nuclear y el control de los recursos naturales del mundo. Así nació esa izquierda, intermediaria de la derecha, que hizo época en nuestras democracias de mercado con el sofisma de los derechos de fulanos y zutanos y el desconocimiento de menganos.
Hay, como en la mitología, los ejemplos de pueblos que en realidad mueren al lado de sus ricos recursos naturales sometidos por las mentiras de los que quieren arrebatarles su propiedad; en las épocas en que cabalgaba el neoliberalismo en los palacios de gobierno, hemos visto cómo, los mandamases de turno, se dieron modos para burlar lo mismo que pregonaban o hacían pregonar, atentando contra la naturaleza y "compensando" por ello a las "etnias" con una cancha multifuncional, como sucedió en la amazonía boliviana y una de las minas del Goni. Esos "ecologistas" callaron por el salario.
Lo mismo ha pasado con reservas y parques naturales que, de la propiedad y protección nacional, pasaron a la explotación de las transnacionales sin que nadie se desgarre las vestiduras porque los verdaderos ecologistas fueron acallados y reprimidos.
Y así como podemos encontrar distintas definiciones de ecología, podemos también hallar ecologistas y "ecologistas", como vemos diariamente izquierdistas vendidos a la derecha o derechistas disfrazados de izquierdistas. La experiencia y la historia deben enseñarnos a discriminar entre unos y otros.
jueves, 3 de octubre de 2013
CONTUNDENTE - PARCIAL
Aunque parece una contradicción flagrante que, mientras unos califican los paros de las ciudades como contundentes, otros lo hagan como parciales o que mientras unos piden más sus parlamentarios dan todo por bien hecho en la asamblea legislativa; no lo es porque se trata de politiquería, que es la antiforma de la política.
Porque, además, no solo se da en ese aspecto o interpretación de los hechos, se da también de manera más dramática como, por ejemplo, en el caso del Parque Tunari de Cochabamba, que es un área verde que no sólo se quiere proteger sino mejorar para preservar "la clima", los acuíferos, el ambiente y que, aparentemente, está siendo invadido o destruido por quienes se anotan entre los seguidores de la Pachamama, de la madre tierra o los "indígena-originarios" que quieren ampliar la mancha urbana. Tampoco es una contradicción sino el resultado de la confusión o el engaño.
Confusión porque no saben ya lo que es el desarrollo, si tener dinero en el bolsillo para ser un buen militante del mercado consumista o tener las necesidades básicas satisfechas sin que medie otro factor que el trabajo honesto, que era la característica de la vida en épocas anteriores.
Engaño porque así como el marxismo o el comunismo, ya no sabemos si entrecomillarlo o no, porque hay tan pocos que realmente han entendido algo, les ofrecía el paraíso a los trabajadores, por mucho que su insurgencia haya significado la muerte de miles de campesinos, el liberalismo tampoco ha podido meter un duro en sus bolsillos.
Y esta es la característica general, tal vez, del mundo; por mucho que unos y otros se califiquen como cultos, desarrollados, del primer o del inframundo, porque la ignorancia si bien se puede disfrazar de cualquier manera, como dice el dicho, aunque se vista de seda, la mona, mona se queda.
Y si el planeta está en crisis es porque, aunque no lo admitamos, seguimos en la ignorancia y, como en el caso presente, en la contradicción. Sin saber si los paros fueron contundentes o parciales, si hay que ser seguidor de la madre tierra o del asfalto, del desarrollismo o del desarrollo.
Y, mientras tanto, viva la jauja para la politiquería, para el distraccionismo, para que ganen los analistas o los sofistas. ¿Qué es la realidad?
Porque, además, no solo se da en ese aspecto o interpretación de los hechos, se da también de manera más dramática como, por ejemplo, en el caso del Parque Tunari de Cochabamba, que es un área verde que no sólo se quiere proteger sino mejorar para preservar "la clima", los acuíferos, el ambiente y que, aparentemente, está siendo invadido o destruido por quienes se anotan entre los seguidores de la Pachamama, de la madre tierra o los "indígena-originarios" que quieren ampliar la mancha urbana. Tampoco es una contradicción sino el resultado de la confusión o el engaño.
Confusión porque no saben ya lo que es el desarrollo, si tener dinero en el bolsillo para ser un buen militante del mercado consumista o tener las necesidades básicas satisfechas sin que medie otro factor que el trabajo honesto, que era la característica de la vida en épocas anteriores.
Engaño porque así como el marxismo o el comunismo, ya no sabemos si entrecomillarlo o no, porque hay tan pocos que realmente han entendido algo, les ofrecía el paraíso a los trabajadores, por mucho que su insurgencia haya significado la muerte de miles de campesinos, el liberalismo tampoco ha podido meter un duro en sus bolsillos.
Y esta es la característica general, tal vez, del mundo; por mucho que unos y otros se califiquen como cultos, desarrollados, del primer o del inframundo, porque la ignorancia si bien se puede disfrazar de cualquier manera, como dice el dicho, aunque se vista de seda, la mona, mona se queda.
Y si el planeta está en crisis es porque, aunque no lo admitamos, seguimos en la ignorancia y, como en el caso presente, en la contradicción. Sin saber si los paros fueron contundentes o parciales, si hay que ser seguidor de la madre tierra o del asfalto, del desarrollismo o del desarrollo.
Y, mientras tanto, viva la jauja para la politiquería, para el distraccionismo, para que ganen los analistas o los sofistas. ¿Qué es la realidad?
miércoles, 2 de octubre de 2013
ACATAREMOS; PERO...
Es interesante, por decir lo menos, la posición que muchos ciudadanos e instituciones han asumido en torno al anuncio de paros cívicos. Así, en Potosí, mientras unos dicen que no acatarán, otros afirman que sí lo harán; pero no por la cuestión de escaños sino por un otro pliego que no se habría satisfecho; en Cochabamba, mientras los dirigentes fabriles se preguntan quién eligió a los del comité cívico y quiénes son, anuncian el acatamiento, pese a los cuestionamientos de la representatividad; otros ciudadanos, más cínicos, dicen que apoyarán el paro, porque así tendremos un largo fin de semana.
Racionalmente, un ciudadano en la sede del gobierno, al cuestionar el paro dice que no hay justificativo ni excusa para tal medida en vista de la inutilidad de los "sinvergüenzas" que componen el legislativo y que no desarrollan ningún papel benéfico a la sociedad en su conjunto.
Y esta es la realidad; si preguntásemos a los de a pie o en vehículo oficial, quiénes son los componentes actuales del parlamento, qué han hecho corporativamente para beneficiar las políticas nacionales o regionales, cómo justifican su salario y demás prebendas; nos quedaríamos en la luna de Babia, incluidos los miembros de los, dizque, comités cívicos.
Porque hace tiempo que la democracia no puede salir de la sofistería, del mercado, del eufemismo porque no logra asumir representatividad aunque sea del mismo partido con que intervino en las elecciones o del barrio que fuere, que no otra cosa es la circunscripción. Y esta ineficiencia es por la que se desgarran las vestiduras los hipócritas, los que se conforman con sus segundos de gloria en los canales de la televisión o los que no tienen otra cosa que hacer.
La misma democracia hace rato que nos viene exigiendo que mejoremos la representación y la representatividad; porque de nada vale tener cientos o miles de diputados, consejeros, concejales o cualquier otra yerba del estilo, si no tienen ni representación ni representatividad y se hace necesario el reiterarlo. ¿Importa el número? ¿No se debe privilegiar acaso la calidad? ¿Cómo justifican su salario? ¿Acaso cuando anuncian mejoras no los criticamos y hasta vilipendiamos, empezando por los cívicos?
Puede usted optar por apoyar, acatar o no hacerlo; lo que nada tiene que ver con la realidad, ni con la del país ni con la de la política.
Racionalmente, un ciudadano en la sede del gobierno, al cuestionar el paro dice que no hay justificativo ni excusa para tal medida en vista de la inutilidad de los "sinvergüenzas" que componen el legislativo y que no desarrollan ningún papel benéfico a la sociedad en su conjunto.
Y esta es la realidad; si preguntásemos a los de a pie o en vehículo oficial, quiénes son los componentes actuales del parlamento, qué han hecho corporativamente para beneficiar las políticas nacionales o regionales, cómo justifican su salario y demás prebendas; nos quedaríamos en la luna de Babia, incluidos los miembros de los, dizque, comités cívicos.
Porque hace tiempo que la democracia no puede salir de la sofistería, del mercado, del eufemismo porque no logra asumir representatividad aunque sea del mismo partido con que intervino en las elecciones o del barrio que fuere, que no otra cosa es la circunscripción. Y esta ineficiencia es por la que se desgarran las vestiduras los hipócritas, los que se conforman con sus segundos de gloria en los canales de la televisión o los que no tienen otra cosa que hacer.
La misma democracia hace rato que nos viene exigiendo que mejoremos la representación y la representatividad; porque de nada vale tener cientos o miles de diputados, consejeros, concejales o cualquier otra yerba del estilo, si no tienen ni representación ni representatividad y se hace necesario el reiterarlo. ¿Importa el número? ¿No se debe privilegiar acaso la calidad? ¿Cómo justifican su salario? ¿Acaso cuando anuncian mejoras no los criticamos y hasta vilipendiamos, empezando por los cívicos?
Puede usted optar por apoyar, acatar o no hacerlo; lo que nada tiene que ver con la realidad, ni con la del país ni con la de la política.
martes, 1 de octubre de 2013
DEPENDENCIA
Una de las peores cosas que le sucede a la humanidad, es la de la dependencia que, muchas veces, se transforma en colonialismo. Es lo que ha estado sucediendo en la economía en general ya sea a través de los organismos internacionales, el patrón de cambio o las inversiones; pero sucede también y quizá de modo más dramático cuando se trata de tecnología.
Es por eso que muchas empresas fracasan; desde las dedicadas a la explotación de recursos no renovables hasta las de las comunicaciones. En muchos países de América Latina, por ejemplo, lo que se conoce como banda ancha no es más que un remedo que escarnece la propia inteligencia; pero nada se puede hacer cuando los que dirigen las empresas se conforman con lo que tienen, no hacen nada ni siquiera para estar al nivel de los adelantos tecnológicos o no les importa más que el sueldo.
En el caso de las empresas de servicio de Internet son variados los reclamos, desde las pésimas condiciones técnicas hasta la indiferencia con que los funcionarios atienden los reclamos. Hasta ahora sólo son promesas de mejora que contrastan con una realidad que nos enfrenta a la dependencia y que, incluso, ni teniendo satélite propio se pueda solucionar porque se trata de estar de acuerdo al conocimiento y obrar en consecuencia.
Pero, además, existe tal ineficiencia burocrática en las empresas públicas o privadas que es difícil saber cuándo se trata de incapacidad y cuándo de sabotaje; porque tampoco somos tan tontos como para no darnos cuenta que, muchas veces, los intereses internacionales de hegemonía se sirven de la ineptitud de los entornos de gobierno de que se trate, para ejercitar sus tácticas de control y dominación.
El caso de las muchísimas guerras provocadas por cuestiones de interés hegemónico serían más que suficientes para demostrar el aserto; pero ahí están también los fracasos industriales en rubros donde la competencia es despiadada y encubierta, se trate de los automóviles, la farmacología o la explotación de hidrocarburos.
Lo que empeora este ambiente es la falta de información y hasta las restricciones que suelen imponer a la misma pues hasta se suele tachar de simple criticón o de majadero cuando se trata de descubrir estos actos de sabotaje. Ya veremos qué sucede con nuestro reclamo por las deficiencias de ENTEL, para seguir comentando el tema.
Es por eso que muchas empresas fracasan; desde las dedicadas a la explotación de recursos no renovables hasta las de las comunicaciones. En muchos países de América Latina, por ejemplo, lo que se conoce como banda ancha no es más que un remedo que escarnece la propia inteligencia; pero nada se puede hacer cuando los que dirigen las empresas se conforman con lo que tienen, no hacen nada ni siquiera para estar al nivel de los adelantos tecnológicos o no les importa más que el sueldo.
En el caso de las empresas de servicio de Internet son variados los reclamos, desde las pésimas condiciones técnicas hasta la indiferencia con que los funcionarios atienden los reclamos. Hasta ahora sólo son promesas de mejora que contrastan con una realidad que nos enfrenta a la dependencia y que, incluso, ni teniendo satélite propio se pueda solucionar porque se trata de estar de acuerdo al conocimiento y obrar en consecuencia.
Pero, además, existe tal ineficiencia burocrática en las empresas públicas o privadas que es difícil saber cuándo se trata de incapacidad y cuándo de sabotaje; porque tampoco somos tan tontos como para no darnos cuenta que, muchas veces, los intereses internacionales de hegemonía se sirven de la ineptitud de los entornos de gobierno de que se trate, para ejercitar sus tácticas de control y dominación.
El caso de las muchísimas guerras provocadas por cuestiones de interés hegemónico serían más que suficientes para demostrar el aserto; pero ahí están también los fracasos industriales en rubros donde la competencia es despiadada y encubierta, se trate de los automóviles, la farmacología o la explotación de hidrocarburos.
Lo que empeora este ambiente es la falta de información y hasta las restricciones que suelen imponer a la misma pues hasta se suele tachar de simple criticón o de majadero cuando se trata de descubrir estos actos de sabotaje. Ya veremos qué sucede con nuestro reclamo por las deficiencias de ENTEL, para seguir comentando el tema.
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